1930, LAS HUELGAS CAMPESINAS EN CAMPILLOS Y ANTEQUERA, Y OTRAS HISTORIAS

 

El general Primo de Rivera y el general Berenguer, flanqueando al rey Alfonso XIII

LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA

Una de las primeras medidas que tomó el general Miguel Primo de Rivera, al dar el golpe de estado el 13 de septiembre de 1923, fue declarar el Estado de Guerra en toda España, además de suspender las garantías constitucionales, ilegalizar los partidos políticos y suspender los derechos de reunión y asociación.

Mediante el Real Decreto de 30 de septiembre (Gaceta del 1 de octubre), cesaron a todos los concejales de los ayuntamientos de España, sustituyéndolos por juntas de vocales, según se decía en el preámbulo del decreto, en base a los anhelos del pueblo de “ver sustituidos en las Corporaciones municipales a los hombres, a la vez semilla y fruto de la política partidista y caciquil, que con poca eficacia y escrúpulo venían entorpeciendo la vida administrativa de los pueblos”. Estas juntas serían las encargadas de elegir al alcalde y al resto de cargos municipales, entre personas alejadas de los movimientos caciquiles.

En Campillos, el 2 de octubre, es nombrado alcalde D. Juan Moreno Cuellar. Con su nombramiento, se puso el final a las alcaldías de la familia Hinojosa Carvajal, que estuvo al frente de la corporación local casi un cuarto de siglo. El nuevo alcalde, D. Juan Moreno, solo duraría en el cargo cinco meses.

A los pocos días, el 2 de octubre de 1923, ante la presidencia del capitán de la Guardia Civil, Don Antonio Fernández Álvarez, toma posesión de nuestra Alcaldía Don Juan Moreno Cuellar. (Baltasar Peña Hinojosa – «Pequeña Historia de la villa de Campillos» - Página 115)

Durante la dictadura de Primo de Rivera, las actividades sindicales obreras quedaron en un estado de letargo. La CNT y el PCE se opusieron frontalmente a dicha dictadura y fueron prohibidos. Sin embargo la UGT y el PSOE condenaron el golpe de estado, pero renunciaron al enfrentamiento directo con el dictador.

Como ya vimos en la Crónica «EL CACIQUISMO Y LOS MOVIMIENTOS OBREROS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX. SEGUNDA PARTE», Primo de Rivera consiguió atraer a la Unión General de Trabajadores a la dictadura, dándole cierto margen de actuación al sindicato, aunque este perdió casi una cuarta parte de sus afiliados. Francisco Largo Caballero, secretario general de UGT y miembro de la Ejecutiva del PSOE, aceptó en octubre de 1924 el nombramiento de vocal obrero del Consejo de Estado.

El apartamiento de las tareas municipales de las personas que hasta esta fecha se ocuparon de la política local, motivó en un principio una cierta hostilidad hacia el nuevo régimen, por parte de todos aquellos que se sentían desplazados del mando; por el contrario el elemento obrero, agrupado compactamente en el centro socialista «El 1º de Mayo», acogió con agrado esta modificación.
No se perturbó con ello la pacífica y rutinaria vida de los campilleros. El mantenimiento del principio de autoridad y el inflexible respeto a la Ley que preconizaba el nuevo régimen, dio como consecuencia inmediata una garantía esperanzadora, que pronto habría de ser confirmada en la mayor seguridad y tranquilidad en el campo.

A nivel nacional, y desde el punto de vista político y social, Primo de Rivera consiguió el fin de la guerra en el norte de África, el restablecimiento del orden público y la integración en la labor de la Dictadura del partido socialista. Todo ello acompañado de medidas favorables a los obreros, tales como casas baratas, subsidios, seguros de maternidad y accidentes, jubilación, dotaciones sanitarias y escolares, etc.

A las cuestiones políticas hemos de añadir las de carácter económico, que se vieron beneficiadas por la bonanza de los felices años veinte, aprovechándose de la favorable coyuntura internacional de dicho periodo, durante el cual hubo un notable crecimiento económico.

Sin embargo, hubo problemas que no se abordaron, como el problema agrario que siguió vigente; las oligarquías políticas no se sanearon, y los caciques, aunque en menor medida, continuaron controlando los resortes del poder local.

El 26 de febrero de 1924, el gobernador militar de Málaga, general de Brigada D. Enrique Cano Ortega, visita Campillos (era gobernador civil y militar):


Málaga 26, 5 tarde. El gobernador militar, ha estado en el pueblo de Campillos, visitando el Ayuntamiento. Lo esperaban numerosas personas de todas las clases sociales.
El gobernador pronunció un discurso, en que dirigió un llamamiento a los hombres amantes de la justicia, de la moral y del orden, diciendo que están obligados a cooperar a la actuación del Directorio.
Anunció la creación de Juntas o Asociaciones patrióticas, del seno de las cuales saldrán los encargados de la administración provincial y local, siempre que sean honrados y amantes del orden.
Dijo también que tendrán protección todos los intereses sociales.
19240227 014 ABC

Pocos días después de la visita del gobernador militar, se vuelve a producir un nuevo cambio en la alcaldía de Campillos, pasando a presidirla D. Antonio Palop Campos. Así lo cuenta Baltasar Peña en la página 116 de su libro:

El 8 de marzo de 1924 y ante el Delegado Gubernativo, Don José María Picatoste y Vega, que luego durante muchos años ostentaría la Jefatura de Frontera en la Línea de la Concepción, ocupaba la Alcaldía Don Antonio Palop Campos, cuya gestión nada tuvo que destacar.

El 11 de marzo de 1924, los afiliados del Centro Obrero «El 1º de Mayo», publicaron el siguiente manifiesto:

D. Marcelino Gallardo Valencia como Presidente en funciones del Centro Obrero «El 1º de Mayo» de esta Villa, manifiesta el incondicional apoyo a la corporación para el buen gobernar, y pide se transmita al Sr. Gobernador estos términos, así como la satisfacción por ser una Corporación que los aleja del temor de intromisión caciquil.
MISCELÁNEA CAMPILLERA – Página 342 – Ildefonso Felguera

El Centro Obrero «El 1º de Mayo», había sido fundado el 20 de mayo de 1918, y a finales de 1919 contaba con 1.100 afiliados.

El 21 de diciembre de 1924, hay de nuevo renovación en la alcaldía de Campillos, siendo nombrado D. Juan Gallegos Cuellar. Sobre su labor al frente del Ayuntamiento, ya escribí la Crónica «LA OBRA DE JUAN GALLEGOS CUELLAR»

https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2022/08/la-obra-de-juan-gallegos-cuellar.html

La mayor parte del equipo gobernante en el ayuntamiento de Campillos, estaba afiliado al partido «Unión Patriótica», creado desde el poder por Primo de Rivera, y por tanto estaban alineados con las políticas que el Directorio militar estaba realizando. Como ya dije en la Crónica sobre el Grupo Escolar, «Unión Patriótica» era una fuerza política que se hizo cargo de la administración del Estado llevando a la práctica el lema de “menos política, más administración”.

«Unión Patriótica» había arraigado fuertemente en Campillos, con más de mil afiliados. Su directiva, estaba compuesta por los principales cargos municipales, siendo D. Federico Manzano Jiménez el jefe local del partido.

MÁLAGA. —Con extraordinaria animación y entusiasmo se ha celebrado en Campillos, en su local social, la elección para el nombramiento de jefe local de la “Unión Patriótica” y de su Junta asesora.
Han tomado parte en la elección 1.055 afiliados al partido, y hecho el escrutinio han resultado elegidos por unanimidad los señores siguientes:
Jefe local, D. Federico Manzano Jiménez.
Vocales asesores: Don Antonio Palop Casasola, D. Juan Gallegos Cuellar y don Diego Duran Cuellar.
19270907 006 La Nación (Madrid)

Muestra de esta devoción por Miguel Primo de Revira, en 1926, a la calle Real le cambiaron el nombre, pasando a llamarse “General Primo de Rivera”. Cinco años más tarde pasó a llamarse “Carlos Marx”, y otros cinco años más tarde “Generalísimo Franco”. Una muestra de lo convulso de aquellos tiempos.

El sindicato socialista «El 1º de Mayo», fiel colaborador con la dictadura de Primo de Rivera, pidió como contrapartida, que a Pablo Iglesias, el fundador del PSOE, también se le pusiera una calle.

El Ayuntamiento de Campillos en virtud de la petición hecha por el Centro obrero denominado Primero de Mayo, ha acordado dar el nombre de Pablo Iglesias a una calle de dicha población. El alcalde apoyó la moción.
19260924 015 La Vanguardia

A raíz de este acuerdo, la calle Silla, pasó en 1926 a llamarse “Pablo Iglesias”. Diez años más tarde, volvió a cambiar el nombre, pasando a llamarse “General Mola”. Este es el juego del cambio del nombre de las calles por el poder político, que en nombre de cierta “Memoria”, aún continúa.

Cuando a España llegaron los efectos de la crisis mundial de 1929, los problemas antiguos reaparecieron. En octubre de ese año, cae la bolsa de Nueva York, la peseta se hunde, hay inflación y crisis. Las protestas obreras y las huelgas aumentan. Los anarquistas, organizados en la clandestinidad, fundan la FAI (Federación Anarquista Ibérica) partidaria de la acción violenta. Los socialistas, aliados en principio con el régimen, le vuelven la espalda.

Cansado, abandonado y enfermo, sin apoyo de los militares, el general Primo de Rivera presenta su dimisión al rey el 28 de enero de 1930, quien se apresura a aceptarla. La dimisión de Primo de Rivera, no sólo supuso el fin de una dictadura que duró siete años, sino que va a acelerar la caída de la monarquía, a la que se acusa de haber apoyado al dictador. Salvador de Madariaga comentó “Roto el pararrayos, la torre tuvo que aguantar las descargas de la tormenta”.

Primo de Rivera a las puertas de Palacio, tras presentar su dimisión a Alfonso XIII

Primo de Rivera, se exilió en París, donde falleció siete semanas más tarde, el 16 de marzo de 1930. Tenía un problema grave de diabetes, que se le complicó con una gripe severa.

LA «DICTABLANDA» DEL GENERAL BERENGUER

Desde ese momento y hasta el 14 de abril de 1931, Alfonso XIII intentaría, en vano, mantenerse en el trono apelando a la vuelta a la situación previa a septiembre de 1923, inicio de la dictadura de Primo de Rivera. 

Con este objetivo, la misma noche del 28 de enero de 1930, encarga al general Dámaso Berenguer, jefe de su Casa Militar, la formación de un nuevo ejecutivo que tendría como objetivo prioritario el restablecimiento de las garantías constitucionales con el retorno a la Constitución de 1876. Se iniciaba un periodo conocido como la «Dictablanda», en contraposición al nombre de Dictadura de Primo de Rivera.

El general Berenguer tuvo muchos problemas para conformar su gobierno, porque los partidos dinásticos, el partido Liberal y el partido Conservador, después de seis años de dictadura habían dejado de existir, ya que nunca fueron verdaderos partidos políticos, sino redes clientelares cuyo único fin era ocupar el poder cada cierto tiempo. Republicanos, socialistas, anarquistas y nacionalistas, todos se opusieron al nuevo régimen.

A pesar de la creciente oposición, el general Berenguer, y en sintonía con su programa político, inició una serie de reformas encaminadas a normalizar la vida política. Berenguer se comprometió “…a restablecer las libertades hasta la muy deseada normalidad jurídica y constitucional, y convocar elecciones legislativas en las cuales la Nación pueda manifestar su voluntad... España va a volver dentro de poco a la Constitución de 1876... Autorízanse otras ideas políticas…”.

Ello va a provocar el renacimiento de los partidos políticos y sindicatos, pero no se logrará evitar el clima político de oposición a la monarquía. Los políticos republicanos y los «monárquicos sin rey», así como muchos juristas, denunciaron que la vuelta a esa «normalidad constitucional» era imposible.

La Constitución de 1876, aunque no formalmente, en la realidad llevaba ya seis años abolida, porque desde 1923 Alfonso XIII se había convertido en un «rey sin Constitución», y su poder durante ese tiempo no había estado legitimado por ella, sino por el golpe de Estado que el rey aceptó. La monarquía se había vinculado a la dictadura, y ahora pretendía sobrevivir cuando la dictadura había caído.

General Dámaso Berenguer

Poco a poco, el gobierno fue aprobando medidas liberalizadoras, restableció parcialmente las libertades públicas, autorizó el retorno de los exiliados políticos, toleró la actividad de los partidos republicanos, de las centrales sindicales y del partido Socialista, pero mantuvo todo el rigor prohibitivo contra el Partido Comunista de España.

Así mismo, anunció su propósito de convocar elecciones legislativas, retornando a las normas constitucionales. Pero estas medidas no habían de zanjar la crisis política que se desarrollaba en España. Esta alcanzaba de lleno a la monarquía.

En la Gaceta del 17 de febrero de 1930, apareció un Real Decreto diciendo que el día 25 de ese mes, cesarían “en sus funciones, finalizando su cometido todos los Alcaldes, Tenientes de Alcalde y Concejales de los Ayuntamientos de la nación”. La sustitución de las corporaciones municipales de Primo de Rivera, se haría “…de modo automático buscando la ponderación de sus elementos componentes sin atender a partidismos, cuidando tan solo de que sean personas de solvencia, de prestigio, y hasta de cierta tradición democrática por su antiguo nombramiento”.

Para el reemplazo de estos cargos municipales, en el mismo Real Decreto se disponía, que la mitad de los nuevos concejales serían designados entre los mayores contribuyentes del municipio, y los restantes entre los concejales elegidos en las tres últimas corporaciones anteriores al golpe de estado de Primo de Rivera, correspondientes a las convocatorias electorales de 1917, 1920 y 1922, y que mayor votación hubiesen obtenido en los distritos de cada Ayuntamiento. La oposición republicana decidió no colaborar, y que los ex concejales republicanos debían abstenerse de aceptar los cargos que se les ofrecían.

Los concejales del nuevo Ayuntamiento de Campillos, fueron:

D. Diego Muñoz Clavijo

D. Cristóbal Pérez Sánchez

D. Blas Martínez Álvarez

D. Alonso Padilla Sánchez

D. Francisco Espinosa Morales

D. Alonso Padilla Espinosa

D. Diego Escribano Gallegos

D. Enrique Molina Clavijo

D. Antonio Campos Pérez

D. Francisco Barrón Ramírez

D. Francisco Avilés Casasola


En base a este Real Decreto, al ser Campillos una población superior a los 5.000 habitantes, el alcalde era elegido por el Gobernador civil, y no tenía por qué ser uno de los concejales. 

El 21 de marzo de 1930, fue designado alcalde, D. Antonio Avilés Fontalba, que sustituiría a D. Juan Gallegos Cuellar, que había ocupado la alcaldía desde el 21 de diciembre de 1924, prácticamente todo el periodo de la dictadura de Primo de Rivera.

El Gobernador civil de Málaga era, desde hacía un mes (15 de febrero), D. Alfredo Queipo de Llano y Sierra, hermano del general D. Gonzalo Queipo de Llano, por aquellas fechas un ferviente republicano, contrario a la monarquía de Alfonso XIII.

Terminó la Dictadura, y el 21 de marzo de 1930 se posesionó de la Alcaldía Don Antonio Avilés Fontalva, sin que se tome otro acuerdo de importancia más que el de proponer se denomine el nuevo grupo escolar "Reina Victoria". 
Baltasar Peña Hinojosa, página 119.

 


Vemos que Baltasar Peña se confunde en su libro, porque el nombre que se le quería dar al Grupo Escolar era "Reina María Cristina", la madre del rey Alfonso XIII, fallecida un año antes, el 6 de febrero de 1929.

LA CRISIS ECONÓMICA

Como ya he comentado con anterioridad, el 24 de octubre de 1929 se produjo la caída de la Bolsa de Nueva York. El mayor mercado de valores del mundo se hundió, y arrastró a la ruina a miles de inversores, desatando una crisis que condujo a la depresión de los años treinta, una recesión económica sin precedentes, la mayor que haya sufrido el sistema capitalista a lo largo de su historia.

En los años treinta, España era un país fundamentalmente agrario. Dicha actividad era el elemento principal de la estructura socioeconómica española. En 1930 el 45,3% de la población activa trabajaba en la agricultura, frente al 26% en la industria y al 28% que lo hacía en el sector de servicios. Cerca de las tres cuartas partes de las exportaciones eran productos agrarios.

A mediados de 1930, ya se empezaron a sentir en España las consecuencias de la crisis económica mundial. Los sectores más afectados eran la agricultura y la industria extractiva, que trabajaban, en gran medida, para la exportación. Al mismo tiempo se agravaba la situación de las finanzas del país, agotadas ya por la dictadura. La baja de la peseta adquirió caracteres alarmantes.

La situación de la población trabajadora empeoró, sobre todo el campesino. Aumentó el paro, se acentuó la carestía de los alimentos de primera necesidad. La crisis económica mundial agravó estos males, actuando de acelerador de la revolución. El movimiento obrero pasó a la ofensiva; las manifestaciones económicas dominantes al principio, fueron cediendo el paso a las manifestaciones políticas antimonárquicas.


LA FEDERACIÓN NACIONAL DE TRABAJADORES DE LA TIERRA (FNTT)

El clima de movilización social y de efervescencia política generado por la caída de la Dictadura de Primo de Rivera, repercutió de inmediato en la expansión del movimiento social agrario de la UGT.

Ya vimos en la Crónica «EL CACIQUISMO Y LOS MOVIMIENTOS OBREROS A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX. SEGUNDA PARTE», como el socialismo, en su afán por incorporar al campesino al movimiento socialista, impulsó la creación de las Federaciones Agrícolas Provinciales, que sirvieran para unificar las reclamaciones de los trabajadores ante los patronos y ante el poder público.


Así la Federación Agrícola Provincial de Málaga, celebró su Congreso constituyente en marzo de 1919, asistiendo al mismo 31 delegados de distintas localidades de la provincia, quienes en representación de 7.854 afiliados, acordaron por unanimidad que la nueva Federación ingresara en la UGT. Una de las sociedades más importantes que participaron en el Congreso, fue «El 1º de Mayo» de Campillos, que con 1.100 afiliados, y estuvo representada por Francisco Raya Bermúdez (aunque en la prensa aparece como apellido Raya, pienso que es Royán).

El segundo congreso de la Federación Agrícola de la Provincia de Málaga, se celebró entre el 20 y el 24 de marzo de 1920, asistieron 37 localidades con 7.700 federados, entre las que no pudo estar “El 1º de Mayo” de Campillos por tener el Centro obrero clausurado desde hacía más de un año.

Fue un mes más tarde, el 18 de abril 1920, cuando el Comité nacional de la UGT tomó la iniciativa de organizar un Congreso en el que participarían conjuntamente las sociedades agrarias de Andalucía y Extremadura. El Congreso se celebró en Jaén el 14 y 15 de octubre de 1920, estando representadas en el mismo seis provincias (las extremeñas y cuatro andaluzas) y ochenta mil campesinos. Estuvo presente Largo Caballero en nombre de la UGT. Dicho Congreso, se manifestó en favor de la creación de una Federación Nacional de Sociedades agrícolas de España.

Pero no fue hasta 1930, con la «Dictablanda» del general Berenguer, cuando se produjo el renacer del movimiento agrario con la creación de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (FNTT).

Al Congreso constituyente, celebrado en Madrid el 7 y 8 de abril, acudieron 235 delegados de 157 poblaciones de toda España, que representaban a 27.340 afiliados. De nuestra comarca, estuvieron representados la sociedad “La Sabora” (300 afiliados) de Cañete la Real, “La Convencedora” (200) de Cuevas del Becerro, “La Moral Obrera” (96) de Peñarrubia, “Adelante” (150) de Teba y “El 1º de Mayo” de Campillos (800), que estuvo representada en el Congreso por D. Francisco Oliva González.

Francisco Oliva González

El periódico «El Socialista» veía el Congreso como el “despertar” de los trabajadores de la tierra, a los que auguraba un prometedor futuro dentro de la organización socialista, toda vez que veía cercano el día en que se convertirían en “el núcleo más poderoso” de la misma.

EL PROBLEMA AGRARIO

La naturaleza y características de los cultivos predominantes en Campillos y su comarca, convertían al trabajo agrícola en una actividad temporal, que alcanzaba su momento de máxima ocupación en algunos momentos del invierno, con la recogida de la aceituna, y del verano, con la recolección de los cereales. En condiciones normales, esos meses, ni siquiera los tres mil quinientos jornaleros que había en todo el partido judicial de Campillos eran suficientes para atender las tareas de recolección, siendo necesario la llegada al pueblo de asalariados forasteros.

Lo malo llegaba en el otoño y en parte de la primavera, cuando el trabajo escaseaba, y los obreros agrícolas tenían que emplearse en cualquier ocupación imaginable: servicio doméstico, construcción, obras públicas, etc. Era entonces cuando las plazas de los pueblos, como Campillos se llenaban de jornaleros en paro, mostrando en público su miseria y esperando ser contratados, por los encargados, aperadores o manigeros de los cortijos de los "señoritos".

Debido a las inclemencias meteorológicas, el año agrícola 1930-1931 resultó catastrófico para el campo andaluz, por lo que las etapas de paro estacional a que estaban sometidos los campesinos, revistieron caracteres de extremada gravedad por su persistencia y generalización.

En 1930, apenas concluida la recolección de los cereales, el fantasma del paro rural asoló la comarca, al hundirse la tabla de salvamento que para el campesino constituía la recolección de la aceituna en invierno. 

Los temporales del mes de junio de 1930, como ya veremos, dieron como resultado una cosecha de aceituna prácticamente nula, y la sequía posterior, que duró hasta finales de noviembre, cuarteó de tal forma los campos que impidió la realización en su momento de las labores de siembra del cereal. Este retraso de la sementera, no auguraba nada bueno para la cosecha del verano de 1931, como así ocurrió.

El paro se vio agravado con la depresión económica mundial, que, aunque no afectó a España como a otros países, implicó el cierre de la válvula de escape que era la emigración exterior, y también la caída de los precios del cereal y otros productos agrarios. A lo que hay que sumar el creciente retorno al mundo rural de muchos jornaleros y pequeños artesanos que emigraron a las ciudades en el inicio de la Dictadura de Primo de Rivera.

A todo esto, en nuestra comarca hay que añadir, la suspensión, debido a la crisis económica, de la mayor parte de las obras del ferrocarril Jerez-Almargen, que estaba absorbiendo una gran cantidad de mano de obra. Las obras se habían iniciado en agosto de 1926, pero jamás se concluyeron, excepto el tramo entre Jerez y Arcos de la Frontera.


HUELGA CAMPESINA DE CAMPILLOS DE JUNIO DE 1930

Una vez acabada la Dictadura de Primo de Rivera, la clase obrera volvió en 1930 a la lucha. La crisis económica había conducido a un notable incremento del paro en Campillos.

El 15 de mayo de 1930, se cumplían las Bases que los obreros tenían firmadas con la patronal, para la temporada de invierno. La Sociedad de Obreros Agrícolas “El 1º de Mayo”, había presentado el 3 de mayo ante la clase patronal, unas nuevas Bases de trabajo para la próxima recolección de cereales. Pedían la supresión de los destajos en la siega y en la recolección de cereales, un aumento del jornal y una disminución de la jornada, y que los obreros que fueran admitidos al trabajo, debían ser individuos afiliados al Sindicato.


MÁLAGA, 28.- Según referencias particulares, en Campillos existe algún malestar entre los obreros agrícolas. Parece que estos reclaman aumento de salario, reducción de la jornada de trabajo y otras mejoras. Los patronos se niegan a esas peticiones fundadas en que los gastos son ya tan excesivos, que apenas obtienen beneficios de sus tierras, y de acceder a las peticiones obreras, el negocio sería ruinoso. Es de temer que si no se llega a una solución armónica, se declaren en huelga, lo que determinaría una situación dificilísima.
19300528 03 La Opinión

Después de algunas negociaciones, los obreros agrícolas, en vista de que los patronos no aceptaban las mejoras que pedían, a finales de mayo se declararon en huelga. Fue una huelga pacífica, sin alteraciones del orden público.

Los patronos presentaron unas nuevas bases concediendo algunas mejoras en el jornal, pero manteniendo la jornada de trabajo que había. Los obreros tampoco aceptaron las nuevas bases formuladas por los patronos.

Para mediar en el conflicto planteado por los obreros agrícolas, estuvo en Campillos el Delegado provincial de Trabajo D. Francisco Verge Sánchez, que reunió en el Ayuntamiento a representantes de la patronal y del sindicato “El 1º de mayo”, y en la que D. Francisco Verge y el alcalde D. Antonio Avilés, no pudieron conseguir conciliar las posiciones enfrentadas de ambas clases sociales.

El domingo 1 de junio, el sindicato UGT, nombró a D. Francisco Zafra Contreras, delegado para mediar en la huelga de agricultores declarada en Campillos.

D. Francisco Zafra Contreras, había nacido en Montilla el 19 de enero de 1881. Era campesino. Fue miembro fundador de la Agrupación Socialista de su pueblo en 1909. Participó en noviembre de 1919 en unos mítines que se celebraron en Teba, Campillos, Almargen, Cañete, Cuevas y Ronda. Fue alcalde de Montilla tras las elecciones municipales del 12 de abril de 1931. Elegido diputado del PSOE por Córdoba-provincia en las elecciones generales de 1931. Detenido, junto a otros campesinos, en Baena el 25 de julio de 1936, fue fusilado ese mismo día, en la plaza del pueblo.

 

Francisco Zafra Contreras

Según la prensa de los días 4 y 5 de junio: “Continua sin resolver la huelga de obreros agrícolas de Campillos que se mantienen en actitud correcta sin tratar de ejercer coacciones, pero firmes en su actitud. Los patronos han presentado unas nuevas bases de trabajo, concediendo algunas mejoras en el jornal, pero manteniendo la jornada de trabajo actual. Según referencias particulares, los obreros tampoco aceptan las nuevas bases formuladas por los patronos”.

Finalmente, el 5 de junio, “cuando el señor Queipo de Llano, conversaba con los periodistas en su despacho del Gobierno civil, fue llamado telefónicamente por el alcalde de Campillos, D. Antonio Avilés Fontalba, para comunicarle que en aquel momento, terminaba la reunión celebrada por la comisión de patronos y obreros agrícolas, habiéndose llegado a un acuerdo para la solución de la huelga planteada”.

El gobernador dirigió poco después un telegrama de felicitación al alcalde de Campillos, que había intervenido activamente en la solución del conflicto, y también a los ministros de la Gobernación y Trabajo, dándole cuenta de la satisfactoria resolución que ha tenido el conflicto obrero.

Campillos, 6.- Después de siete días de huelga, los obreros agrícolas han vuelto al trabajo. El conflicto se ha solucionado favorablemente mediante la intervención del compañero Zafra, de Montilla, en representación de la UGT.
Con tal motivo reina grandísimo entusiasmo entre la población obrera.
19300607 01 El Socialista

Después de una laboriosa gestación, ha quedado resuelto el conflicto obrero satisfactoriamente para ambas partes.
La oportuna intervención del delegado de la UGT, señor Zafra, llegando a ésta población el domingo (1 de junio), hizo que cambiara el aspecto de la lucha, y que los trabajadores modificasen sus peticiones en el sentido de eliminar algunas de éstas, originarias de resistencias por parte de la clase patronal, y que ésta a su vez, y después de largas entrevistas cediera también, conviniéndose en su consecuencia, bases de trabajo para ésta recolección.
Hemos de hacer constar a fuer de imparciales espectadores, que en este conflicto no ha habido ni más, ni menos intransigencias que en otro cualquiera análogo, pudiendo asegurar que no ha habido, a pesar del número considerable de obreros en huelga, el menor motivo de intervención por parte de las autoridades, ni la más leve alteración de orden público.
19300607 05 La Unión Mercantil

LAS LLUVIAS TORRENCIALES DE JUNIO DE 1930

Mientras en Campillos se negociaba en los primeros día de junio, unas nuevas Bases para la recolección de los cereales, en la mayor parte de las provincias de España, principalmente en el sur y en la zona centro, se desató un temporal de lluvias torrenciales que provocó abundantes inundaciones en pueblos, daños materiales en viviendas, en cosechas, carreteras, vías ferroviarias, e incluso pérdida de vidas humanas. El temporal duró una semana.

Los ríos aumentaron considerablemente su caudal. Los campos de labor semejaban lagunas. Las faenas del campo se paralizaron, por lo que la crisis de trabajo se agudizó en términos alarmantes, pereciendo abundante ganado de todas las especies.

La cosecha de cereales, que se presentaba en general muy buena, en algunas comarcas se vio mermada debido al daño tan enorme que el agua le produjo. En otras muchas comarcas las cosechas de trigo, cebada y garbanzos se perdieron totalmente. Algunos labradores quedaron en la ruina.

En Málaga, se desbordó el río Guadalhorce por diferentes puntos. Las aguas desbordadas, arrasaron las cosechas de cereales y legumbres, ocasionando en la vega baja, pérdidas de varios millones de pesetas. El rio Guadalmedina también tuvo una gran crecida.

En la zona oriental de la provincia, también se desbordaron varios arroyos, inundando las tierras ribereñas, ocasionando diversos cortes en el ferrocarril suburbano de la línea costera de Málaga a Vélez-Málaga. Por esta causa se vio afectada la circulación ferroviaria, quedando el servicio reducido a la mitad, efectuándose el mismo mediante transbordos.

Quedó interrumpida la carretera de Málaga a Almería en las proximidades de Nerja, a causa de desprendimientos de tierras. Los corrimientos de tierras provocó también el corte de varias carreteras, quedando aislados algunos pueblos.

Se vieron interrumpidas las líneas férreas de Bobadilla a Algeciras, de Sevilla a Cádiz y de Sevilla a Málaga.

En Antequera, las lluvias torrenciales de la última semana han agravado considerablemente la crisis obrera con la suspensión de todas las faenas agrícolas. El sábado (7) una comisión de obreros sin trabajo visitó en demanda de trabajo y auxilios al Alcalde, de quien no obtuvo una acogida a tono con las circunstancias; tanto, que ayer domingo, grupos de 20 y 30 obreros recorrieron las calles e invadieron las tahonas de grado o por fuerza, y se llevaron dos panes cada uno.
Un tahonero reclamó el auxilio de la guardia civil, que justamente se negó a intervenir por no existir alteración alguna del orden público. La actitud de los obreros es pacifica pero decidida a que termine el conflicto provocado por el Ayuntamiento con motivo de la paralización total de las obras que ha dejado sin pan a muchos obreros.
19300609 Diario de Málaga

Un mes más tarde, encontramos una nota en la prensa referente a la crisis existente en Campillos:

En Campillos, más de 1.000 obreros imploran la caridad en las calles.
19300719 El Orzán

LA LOTERÍA

Pero no todo iba a ser desgracias. En ese año de 1930, Campillos fue muy agraciado en los sorteos de la Lotería Nacional. Hasta cinco veces cayó la lotería ese año. Un décimo solía costar tres pesetas.

En el sorteo del 21 de enero, dos quintos premios cayeron en Campillos en los números 7402 y 14985, premiados con 3.000 pesetas cada uno.

En el sorteo del 1 de marzo, otro quinto premio cayó en Campillos en el número 23216, con 1.500 pesetas.

En el sorteo del 1 de agosto, cayó otro quinto premio, en el número 31192, con 1.500 pesetas.

En el sorteo del 11 de agosto, fue un cuarto premio el que cayó en el número 7712, con 10.000 pesetas.

En el sorteo del 3 de noviembre, fue otra vez un quinto premio, en el número 16677, con 1.500 pesetas.



Pero es que en el año 1929 había tocado cuatro veces, en los números 32157 (1500 pesetas) 1 de abril – 17389 (15.000) 1 de octubre – 10366 (1.500) 1 de julio – 2304 (1.500) 1 de septiembre

Y en el año 1931 tocó tres veces, en los números 16723 (1.500) 1 de octubre – 19560 (1.500) 1 de junio – 31457 (80.000 pesetas) 21 de noviembre, este último un segundo premio.



El administrador de Lotería de Campillos en 1930, era Diego Durán Cuellar de 60 años de edad. Vivía en la calle San Benito, número 9. Era padre de Carlota, Felisa y Juan Durán Molina de 23, 21 y 19 años, respectivamente. Durante la alcaldía de D. José Hinojosa Carvajal, de 1901 a 1908, fue teniente de alcalde. Formó parte de la Comisión gestora que, junto con los socialistas Benito Luna Anoría y Juan Velasco Olmo, gobernó durante un mes Campillos, a la llegada de la Segunda República.

Su hijo Juan Durán, fue alcalde de Campillos durante la Segunda República, entre el 30 de marzo de 1935 y el 8 de enero de 1936, durante el bienio radical-cedista. Fue de los pocos que, cuando entraron las tropas franquistas, se quedó en el pueblo para defenderlo, encontrando la muerte. Tenía 25 años cuando falleció.

Su hija Carlota Durán estaba casada con Tomás Palop Campos, que fue el primer alcalde nombrado por las tropas de Queipo de Llano, cuando entraron en Campillos el 13 de septiembre de 1936, curiosamente, el mismo día de la muerte de su cuñado Juan.

 SEMANARIO «LA RAZÓN»


El 30 de agosto de 1930, apareció en Antequera, el primer número del semanario «La Razón». Se definía por el “Órgano de la Agrupación Socialista y Sociedades Obreras. Defensor de los intereses del pueblo”. Estaba dirigido por Antonio García Prieto, presidente de la Agrupación Socialista de Antequera.



El semanario, se convirtió en un elemento fundamental para la comunicación y la reivindicación del socialismo en la comarca. Unos ejemplos:

A LOS TRABAJADORES DE TEBA.
Compañeros: Desde las columnas del periódico “La Razón”, órgano de la Agrupación Socialista de Antequera, os llamo la atención para que meditéis acerca de la situación tan crítica que estamos soportando con la crisis de trabajo que nos sume en la miseria y, lo que es más de lamentar, que estos trabajadores han caído en un escepticismo de abandono para la organización. Os apartáis de ella con grave perjuicio para la clase obrera.
Ya está hecha la recolección; ya los patronos han encerrado sus cereales en los graneros, y nos lanzan a engrosar las filas de los sin trabajo, y a los que utilizan en las faenas les dan siete reales de jornal a cambio de una jornada agotadora. Y es más de lamentar que este pueblo, compuesto de siete mil almas y un número de obreros de mil quinientos, sólo trabajen en la actualidad la mitad escasa, quedando sometidos, por lo tanto, la otra mitad a ofrecer sus brazos por lo que les quieran dar, quedando obligados a mendigar el trabajo.
CRISTÓBAL MORENO.
19300925 04 La Razón

CAMPILLOS.- Los caciques de este sufrido pueblo, y principalmente el señor Alcalde feudal del mismo, nos amenazaron cuando la huelga pasada de que terminarían con la Sociedad Obrera y Agrupación Socialista, y si no llega a ser por la entereza y entusiasmo de que estamos dando prueba los trabajadores, a buen seguro que lo hubieran conseguido ya, pues todo son atropellos y no permitir siquiera que nos reunamos, cosa que está dentro de la ley.
Y llegan con su soberbia y sus animales instintos, a negarles el trabajo a algunos compañeros por el sólo hecho de estar asociados; solo que en vez de mermar nuestro entusiasmo lo que consiguen es elevarlo más, pues sabemos positivamente que su feudalismo terminará el día de las elecciones, o será muy probable que antes de esa fecha, España se tomara por su mano la justicia que hoy le niegan. 
UN OBRERO.
19301023 04 La Razón

En este semanario antequerano, escribió muchos artículos Benito Luna Anoría, con el seudónimo de "Heráclito el Joven", principalmente sobre el socialismo y temas agrarios. Tengo pendiente una Crónica sobre Benito Luna, que espero publicar en pocos meses.

LA HUELGA DE NOVIEMBRE EN ANTEQUERA

Hacía unos meses que había caducado el acuerdo que regía para los contratos de trabajo entre patronos y obreros agrícolas de Antequera. Al no haberse hallado una solución, a finales de octubre de 1930, los obreros amenazaron con una huelga.

Además de la falta de acuerdo, en Antequera como en toda la provincia, debido a la crisis económica, había un exceso de mano de obra en paro, que al no haber una protección social por parte del Estado, como ocurre hoy día, se hacía recaer sobre los empresarios y propietarios la responsabilidad de dar trabajo a todos.

Durante el verano último, se solucionó el problema provisionalmente, con el reparto forzoso del personal parado entre los propietarios de tierras, en las labores de recolección del cereal. Pero ésta solución no se podía perpetuar, por cuanto a los propietarios y labradores se les imponía la carga de un personal que sobrepasaba en número a sus necesidades, y que las más de las veces, no podían darle una ocupación en sus fincas.

La mañana del sábado 1 de noviembre, los obreros agrícolas hicieron entrega al alcalde D. Santiago Vidaurreta Palma, del pliego de las Bases de trabajo que querían que aprobaran los patronos, pidiendo una respuesta en el plazo de 24 horas.

Santiago Vidaurreta Palma

Las bases, contenían catorce reivindicaciones, destacando entre ellas, la fijación de un jornal mínimo de 4,50 pesetas desde el 1 de noviembre hasta el 1 de mayo de 1931, prohibición del trabajo a destajo en todas las faenas agrícolas, y que los patronos estaban obligados a no contratar a obreros de otras localidades, mientras hubiera obreros parados de la sociedad obrera.

LOS OBREROS AGRICULTORES HAN DECLARADO LA HUELGA
La Sociedad de obreros agricultores, antes de que terminaran las bases del 31 de Octubre, envió para su estudio y aprobación a la clase patronal nuevas bases de trabajo, con tiempo más que suficiente para solucionarlas.
Y los señores patronos, con un desacato impropio de quienes tanto alardean de caridad y altruismo, no se reúnen ni quieren intervención con la comisión obrera y, por tanto, los trabajadores en uso de su perfecto derecho y para obligar a que se les atienda como merecen, han declarado la huelga, que creemos se solucionará satisfactoriamente, pues las peticiones que hacen no pueden ser más justas.
Además, deben tener en cuenta las autoridades y los patronos que hoy día, estando como están todos los gremios de la localidad y pueblos del distrito dispuestos a prestar su concurso al gremio que se declare en huelga, es contraproducente obrar como ellos lo están haciendo.
Desearemos que el conflicto se solucione lo más satisfactoriamente posible y que de la entrevista que la comisión obrera ha tenido con el Gobernador salga la solución de la huelga.
Para intervenir en dicha solución ha venido a ésta el delegado de la Unión General de Trabajadores, compañero Zafra.
19301106 03 La Razón

La tarde de ese 1 de noviembre, el alcalde convocó a una reunión a la patronal, y en la cual, se nombró una comisión integrada por la directiva del “Sindicato Católico Agrario”, y por otros propietarios no sindicados. A dicha comisión, el alcalde les entregó las bases elaboradas por los obreros para su estudio.

El domingo día 2, a las dos de la tarde, la sociedad obrera presentó un oficio con la declaración de huelga, por no haber contestado los patronos en el plazo de las veinticuatro horas que los obreros le habían dado de plazo. La huelga fue seguida por unos 1.800 obreros agrícolas, inicialmente de forma pacífica.

El lunes 3, los patronos, después de estudiar el documento presentado, exigieron la retirada de las bases que afectaban a la libertad de trabajo para contratar obreros asociados o no, así como la relativa al trabajo a destajo.

La noche del viernes 7, el alcalde citó a la comisión de patronos y a la de obreros en huelga. En la reunión, los obreros aceptaron retirar las bases conflictivas, excepto la relativa al contrato de obreros forasteros, en la que aceptaban el derecho de los patronos a colocar personal asociado o no a la organización local, siempre que se encontrara una fórmula para garantizar el trabajo a todos los obreros de Antequera. Finalmente no hubo acuerdo entre las partes, y la huelga siguió adelante.

Además de los obreros agrícolas, en solidaridad con ellos, también se pusieron en huelga los albañiles, encaladores, picapedreros y-otros oficios no asociados, como los metalúrgicos y carpinteros de “obra gruesa”.

También presentaron un oficio de huelga los obreros de la lana, que debían comenzar el paro el lunes 17, y los panaderos, cuyo plazo legal de cinco días cumplía el 19 de noviembre. Para el caso de que se llegara a declarar esta huelga del pan, el gobernador civil se había dirigido al militar, para que el abastecimiento del mismo al vecindario, se hiciera por medio de soldados de Intendencia.

La huelga entró en un punto muerto, hasta la mañana de viernes día 14, cuando comenzaron a reunirse los huelguistas en las calles principales de Antequera, creciendo su número por momentos. Así lo cuenta «El Sol de Antequera»:

Los piquetes, se dirigieron a las tiendas, invitando a cerrarlas, así como a dejar el trabajo a los dependientes y operarios de algunas industrias, y a los chóferes de las paradas de taxis. También detuvieron la circulación de vehículos de transporte que procedían de la estación de ferrocarril. La manifestación era imponente en la calle Estepa, y las coacciones se ejercían sin que la autoridad hiciera acto de presencia para impedirlas.

Sobre las diez y media, en vista del cariz que tomaba el conflicto, el capitán de la Guardia civil, D. José Mª de la Herrán, a requerimiento del señor alcalde, ordenó la salida de la fuerza, para disolver la manifestación. Como hasta entonces los huelguistas habían campado por sus respetos, recibieron mal la llegada de los guardias, y aunque la mayoría comenzaron a retirarse precipitadamente por las bocacalles que afluyen a la calle Estepa, algunos grupos apedrearon a los individuos del benemérito instituto, alcanzando las piedras a dos de ellos y a los caballos que montaban.

Frente a la puerta de nuestra Redacción, y desde el zaguán de la fonda «La Corona», donde se había refugiado un grupo de obreros, salieron piedras que hicieron blanco en uno de los caballos y en las maderas de nuestra puerta, donde han quedado las huellas de esos «proyectiles». Los guardias cargaron sobre dichos refugiados, y uno de a pie les disparó, sin consecuencias, afortunadamente. En breves momentos quedó despejada la calle Estepa, siendo perseguidos los manifestantes por las demás calles.

En la plaza de Abastos hubo también alguna resistencia, resultando herido uno de los que apedreaban a los guardias, que se hallaba parapetado en un urinario. Por la tarde fueron los guardias a disolver los grupos que había en la Glorieta y alrededor del campo de deportes, haciendo unos disparos para amedrentarlos.

Disuelta la manifestación, se estableció vigilancia en sitios estratégicos, y se tomaron otras a en previsión de desórdenes y resistencias, así cómo se clausuraron los centros obreros.

En vista de que renacía la tranquilidad y para evitar el efecto moral que causara el cierre de los establecimientos, el señor Vidaurreta, secundado por otras autoridades y jefe de Policía señor Morente, estuvieron personalmente invitando a abrir aquéllos, cumpliéndose por todos la orden, aunque hubo algunas excepciones lamentables.

En previsión de nuevos sucesos, llegaron en el tren de las siete de la tarde del viernes, el teniente coronel de la Comandancia de la Guardia civil de Málaga, D. Agustín Piñol Riera, y veinticinco guardias de Infantería. La tarde de ese día, así como la del sábado día 15, transcurrieron sin novedad, siendo normal el aspecto de las calles.

Hubo dos guardias civiles heridos, uno de ellos llamado Pedro Carrasco Gallardo, que tiene una herida en la cabeza; y otro, Francisco López Gutiérrez, que sufre otra en la mandíbula izquierda. También fue asistido José Montesino Macías, obrero del campo, que presentaba una profunda herida de sable en el maxilar inferior y cuello, que le fueron producidas en la plaza de Abastos.


Málaga 14, 12 noche. Se ha agravado la situación creada por la huelga de obreros agrícolas de Antequera. Además de haberse solidarizado con los huelguistas los obreros metalúrgicos, carpinteros y albañiles, se reunieron, acordando secundar el paro, los trabajadores fabriles del ramo de tejidos y los panaderos.
Desde las nueve de la mañana empezaron a formarse grupos de huelguistas en la calle Infante, llegando a alcanzar a varios centenares el número de aquellos. Poco después, los grupos recorrieron diversas calles, obligando a cerrar cuantos establecimientos de comercio encontraban a su paso, empleando todo género de coacciones para conseguir el cierre total del comercio, apedreando a los que permanecieron abiertos.
Ante la actitud francamente hostil de los huelguistas intervino la fuerza pública, que logró disolver los grupos; pero éstos se rehicieron seguidamente, lanzando algunas piedras contra los guardias, uno de los cuales resultó herido en la cabeza levemente. Se dio una carga, que ahuyentó a los huelguistas.
Un grupo de huelguistas se internó en la fonda denominada La Corona, donde se hizo fuerte. De allí partieron algunas piedras contra la Benemérita, la cual, para desalojar a los obreros del improvisado baluarte, tuvo que hacer varios disparos al aire. Se practicaron algunas detenciones.
Al propio tiempo que se desarrollaban estos sucesos, en la plaza de Abastos promovieron algunos incidentes otros grupos de huelguistas, de los que resultó herido un guardia.
Ha quedado interrumpida la circulación de automóviles del servicio público y los particulares en su mayoría.
19301115 035 ABC
19301115 004 El Imparcial

Fueron detenidos por la Benemérita, y puestos a disposición de la autoridad, como presuntos agresores de los guardias, a catorce individuos.

El lunes día 17, marcharon a Madrid, para intentar hablar con el ministro del Trabajo, el presidente y el secretario de la Sociedad de obreros agrícolas, acompañados de Francisco Zafra Contreras, delegado en Andalucía de la Unión General de Trabajadores, que había tomado parte en las interrumpidas negociaciones entre patronos y obreros.

En la noche del martes (18) se celebró en el Ayuntamiento, una reunión de las representaciones patronal y obrera, bajo la presidencia del alcalde señor Vidaurreta, durando la reunión más de dos horas. Después de prolongadas discusiones, y al examinar la petición de jornal mínimo que fijaban los obreros en 4,50 pesetas, y cuya cuantía rebajaron a 3,75, los patronos mantuvieron su oferta de 3,25 pesetas, precio existente en los pueblos inmediatos.

El alcalde, que con la mejor voluntad trabajó por llegar a una avenencia, reunió por separado a ambas representaciones, tratando de conciliarlos en el precio medio de catorce reales (3,50). Las negociaciones terminaron sin haber llegado a un arreglo.

A las diez de la mañana del miércoles (19) previa autorización, se celebró una asamblea en el salón Rodas, dando cuenta los representantes obreros a sus asociados del resultado negativo de su gestión. En vista de ello, por unanimidad, se dio por terminada la huelga, con el natural disgusto para cuantos a ella fueron creyendo que obtendrían mejoras.


Finalizada la huelga de los agricultores, y como ya no tenía objeto la que por solidaridad mantenían los demás gremios, se reintegraron todos al trabajo, retirando también los panaderos el oficio de huelga que vencía aquel mismo día, con lo que se evitó un conflicto de mayor importancia por afectar al abastecimiento de pan al vecindario.

La directiva del “Sindicato Católico Agrícola” y la comisión de patronos libres, dirigieron a los patronos agricultores la siguiente carta:

«Antequera 20 Noviembre de 1930:
Muy señor nuestro y distinguido amigo: Habiéndose terminado la huelga sin llevar a efecto contrato de trabajo, esta Comisión ruega a usted muy encarecidamente dé ocupación a la mayor cantidad posible de obreros de esta localidad, durante ésta y las demás varadas, al precio mínimo de tres pesetas cincuenta céntimos, y aunque nuestro ruego representa para usted sacrificio, por la escasez de faenas agrícolas que motiva la sequía y a más la falta de cosecha de aceitunas, no dudamos lo atenderá en la seguridad de que con ello contribuye a evitar paros forzosos, siempre de solución difícil y perjudicial para todos, y a que se lleve a efecto nuestro deseo de que las presentes circunstancias no sean motivos para que el obrero de Antequera perciba jornal inferior al que, como mínimo, teníamos estipulado»

La huelga tuvo una duración de 18 días. En “El Sol de Antequera” se decía:

Según nuestras noticias, en los últimos días han salido numerosos obreros para trabajar por el jornal de catorce y quince reales, más el premio de herramienta que se convenga en cada caso, y la impresión existente es que los obreros que queden parados serán repartidos y ganarán un real menos del jornal que rija en la finca adonde vayan destinados.

El semanario "La Razón", órgano de la Agrupación Socialista de Antequera, y uno de los impulsores de la huelga, fue suspendido por la autoridad gubernamental. El último número salió el 4 de diciembre, y permaneció cerrado hasta el 10 de mayo de 1931, una vez establecida la Segunda República.

PERIÓDICO SUSPENDIDO
En Antequera acaba de ser suspendido el semanario LA RAZON, órgano de la Agrupación Socialista y Sociedades obreras de la localidad.
Este querido colega, al que se le siguen cinco procesos por presuntos delitos de imprenta, ha venido sufriendo con serenidad y valentía los ataques de la clerigalla desatada y hostil a cuanto signifique libertad y democracia.
El ataque cara a cara no ha dado el resultado apetecido por estos elementos, y recurriendo al fin a su sistema jesuítico de captación laberíntica han logrado que se nombre un juez especial, quien además de recoger la última tirada del periódico, ha decretado la suspensión.
No es ésta la única muestra de la libertad gozada en Antequera, sino que se cerraron los Centros Obreros a raíz de la huelga de agricultores; el tiempo transcurre, las reclamaciones para que se levante su clausura se pierden en el vacío y la organización obrera ve que sin motivo legal que lo justifique, no puede realizar normalmente su vida y desarrollar sus actividades legítimas.
19301220 03 El Socialista

Su director D. Antonio García Prieto, fue procesado, por decir en el periódico que las «monarquías semiabsolutas, sostenidas por “militarotes lacayunos”, deshonran a los pueblos que las soportan»

Unas semanas después, el 12 de diciembre de 1930 se produjo un intento de golpe de Estado contra la monarquía que se inició en Jaca (Huesca), pero sobre ello y sus consecuencias en Campillos y en Teba, hablaré en la próxima Crónica.

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