LA CANTINA ESCOLAR

 

Durante la Segunda República, muchas familias no disponían de los recursos suficientes para alimentar y vestir dignamente a sus hijos. Ante la observación reiterada por parte de las autoridades escolares, de las deficientes condiciones materiales en que los escolares asistían a la escuela, desde el Ministerio de Instrucción Pública, se quiso ayudar a los padres a cubrir estas necesidades creando servicios como la Cantina (comedor) escolar e incluso el Ropero (vestimenta) escolar. Pensaron además, que esto sería un aliciente adicional para que los niños y niñas pudieran acudir a la escuela, y que disminuyera la necesidad familiar de ponerlos a trabajar en tareas remuneradas.

Los roperos tenían una función de asistencia social, suministrando a los alumnos más necesitados, las prendas de abrigo y calzado que resolviera a los padres el problema de no poder asistir sus hijos a la escuela por no tener ropa para hacerlo, especialmente en invierno. La difusión que tuvieron los roperos escolares fue menor que la de los comedores o cantinas escolares

Las cantinas o comedores escolares, las colonias vacacionales y los roperos, ya gozaban de cierta implantación en los centros escolares con anterioridad a la llegada de la Segunda República. Pero fue durante el régimen republicano cuando recibieron un mayor impulso gracias a una mayor dotación presupuestaria. Eran una competencia eminentemente municipal, que se debía presupuestar anualmente, pero desde el Ministerio ayudaron económicamente para que consiguieran una mayor difusión.

Para subvenciones a cantinas y roperos, en 1931 habían sido presupuestadas 200.000 pesetas, mientras que en los primeros presupuestos de la Segunda República fueron destinadas 500.000 pesetas para cantinas y 100.000 para roperos.

Para que las subvenciones llegaran al mayor número posible de escuelas, se creó en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes una Comisión Central de Colonias, Cantinas y Roperos Escolares, encargada de la distribución del presupuesto, de regular la concesión de ayudas y de inspeccionar que cumplieran su «alta función educadora».

La importancia que el Gobierno republicano concedió a las cantinas y roperos queda reflejada en las palabras de Rodolfo Llopis, «una escuela no es completa si no tiene la cantina y el ropero que el alumno necesita».

En esta Crónica, solo voy a ocuparme de la Cantina que se creó en el Grupo Escolar «Federico Manzano Jiménez». 

Sobre la creación de una Colonia escolar en dicho centro, se llevó por parte del concejal D. Benito Luna Anoría, un ruego al pleno del 2 de enero de 1932, pero se quedó solo en eso.

El Sr. Luna ruega al vocal del Consejo Escolar Sr. Velasco que dicho organismo se preocupe de organizar colonias escolares, y dicho señor ofrece tratar de este asunto en la próxima reunión del Consejo.

Y sobre el Ropero, encontramos una pregunta en el pleno del 12 de marzo de 1932, realizada por D. Pedro Velasco Olmo, miembro por parte del Ayuntamiento del Consejo escolar, al alcalde D. Cristóbal Barquero Reina.

El Sr. Velasco (D. Pedro) pregunta en qué fecha se podrá librar lo consignado para el ropero escolar y contesta la Presidencia que cuando esté puesto al cobro el reparto, que será aproximadamente en mayo.

Desconozco, por carecer de más información, si el Ropero llegó a funcionar.

CANTINA ESCOLAR

En la GACETA DE MADRID del 29 de agosto de 1931, el Ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes, D. Marcelino Domingo y Sanjuán, publica el siguiente Decreto:

La función social de la Escuela, encuentra, quizá, su mejor exponente en las cantinas escolares. Aunque en España existen ya muchas Escuelas que cuentan con sus comedores escolares, urge organizar las cosas de modo tal que todas las Escuelas puedan ofrecer a los niños, instituciones de esta naturaleza. La cantina, en ese caso fundamentalmente, integrará la obra educativa de la Escuela.

Los Consejos escolares y los Ayuntamientos  habrán de considerar como deber principal fundarla, organizarla y dirigirla. Deber del Estado, que se impone desde este momento, es después de definir la función y determinar el órgano, contribuir con asistencia económica y vigilancia a que estas instituciones cumplan su fin.

Fundado en estas consideraciones, el Gobierno de la República, y a propuesta del Ministro de Instrucción pública y Bellas Artes, decreta:

Artículo 1.° Los Consejos locales de Primera enseñanza dispondrán la creación de cantinas escolares en cuantas Escuelas sea posible establecerlas, procurando que gocen de sus beneficio la mayor cantidad de alumnos.

Artículo 2.º Las cantinas escolares se sostendrán con las subvenciones del Estado, con las del Municipio, donativos, colectas y suscripciones. Administrará estos fondos el Depositario del Consejo escolar, quien dará cuenta al Consejo mensualmente del estado de Ingresos y gastos.

Dado en Madrid a veintiocho de Agosto de mil novecientos treinta y uno.

El 10 de septiembre, el Alcalde de Campillos D. Cristóbal Barquero Reina, dirigía una carta al Ministerio de Instrucción Pública, solicitando una subvención para la Cantina del Grupo Escolar de Campillos, en base al artículo 2º del anterior Decreto.

Según dicho Decreto, el Consejo Local de Primera Enseñanza debía ser el que se encargara del funcionamiento de la Cantina, para ello contaría con el dinero que en el presupuesto anual el Ayuntamiento destine a tal fin, además de la subvención que otorgue el Estado, y de otras aportaciones, tales como colectas, donativos, etc. Dentro del Consejo, sería el Tesorero el que rindiea cuenta justificada de los ingresos y gastos realizados.

De los Consejos locales de Primera enseñanza, ya hablé en la Crónica LOS AÑOS DE LA SEGUNDA REPÚBLICA EN EL «MANZANO JIMÉNEZ»

https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2023/10/los-anos-de-la-segunda-republica-en-el.html

El 13 de octubre de 1931, se constituyó el Consejo Local de Primera Enseñanza de Campillos, cuyo Presidente era el maestro D. Federico Manzano Sancho y el Tesorero-Depositario era el concejal D. Pedro Velasco Olmo. La composición completa era la siguiente:

En la reunión de la Corporación municipal del 5 de diciembre, da cuenta el Alcalde D. Cristóbal Barquero que por el Ministerio de Instrucción Pública, y en virtud de orden recibida por conducto de la Dirección General de 1ª Enseñanza, se ha concedido una subvención de mil pesetas para la cantina escolar que organiza este Ayuntamiento. Se acordó quedar enterados, y que se comunique al Consejo Escolar las cantidades disponibles para la organización de la cantina a fin de que proponga la clase de desayuno y forma de darlo.

En la reunión del 2 de enero de 1932, D. Pedro Velasco, representante del Ayuntamiento en el Consejo Escolar, da cuenta a la Corporación de los acuerdos adoptados por dicho Consejo relativos a la organización de la cantina, facilitando un desayuno en frío a los escolares, y ruega a la Alcaldía que pida precios a fábricas de chocolate y a los panaderos de esta villa para las cuatrocientas unidades diarias que aproximadamente se necesitan. La Presidencia ofrece pedir presupuestos y comunicarlos al Consejo Escolar.

En el presupuesto municipal de 1932, se asignaron siete mil pesetas para el sostenimiento de la Cantina escolar.

En la sesión del 9 de enero, se acordó que dicha cantidad de siete mil pesetas, se librara al Consejo Escolar, que era el encargado de organizar la Cantina, por novenas partes (777,77 pesetas), y en los meses de enero a junio y de octubre a diciembre inclusive. Al finalizar el año, el tesorero debería rendir cuenta justificada de su inversión. También propuso la Presidencia que las mil pesetas concedidas por el Estado como subvención a la cantina, se entregaran igualmente al Consejo Escolar para su inversión.

En la reunión del consistorio celebrada el 23 de abril, se dio lectura a las cuentas justificativas de cómo se había invertido la subvención de mil pesetas del Ministerio de Instrucción Pública que fueron entregadas al Consejo Local de 1ª Enseñanza para la cantina escolar. El documento viene firmado por el depositario D. Pedro Velasco, y la secretaria Doña Antonia Serra, con el visto bueno del presidente del Consejo D. Federico Manzano Sancho. El periodo fue desde el 10 de febrero al 27 de febrero de 1932

Según dice el acta de la reunión, “examinada detenidamente resulta, que con una diferencia de cuatro céntimos, concuerda el cargo con la data y todas las partidas aparecen debidamente justificadas, por lo cual el Ayuntamiento acordó aprobarla en todas sus partes”.

Como vemos, el desayuno consistía en un panecillo y una onza de chocolate de 25 gramos, lo que en mi niñez le llamábamos una jícara. Hubo días que se dieron 433 desayunos.

Los panecillos eran de las tahonas de Juan Vázquez Peral y de Florentino Gallardo Escribano, y costaba 9 céntimos la unidad. El chocolate se compraba fuera a 7,7 céntimos la onza, y venía en tren. Vemos también que se pagaba dos pesetas por el acarreo del chocolate desde la estación al colegio.

En dicha reunión del Consistorio del 23 de abril, también fue aprobada la cuenta de ingresos y gastos que presentaron el secretario y el depositario del Consejo Escolar de 1ª Enseñanza, referente a las 777’77 pesetas del presupuesto municipal que fueron entregadas para la cantina escolar.

En el año 1933, la subvención para la Cantina escolar, que dio el Ministerio de Instrucción Pública, fue de dos mil pesetas, que el Consejo Escolar presidido por D, Federico Manzano Sancho y el Alcalde, que por esas fechas era D. Pedro Velasco Olmo, justificaron de la siguiente manera:

En la carta vemos que ha cambiado el tipo de desayuno que se da a los alumnos, consistiendo ahora en café con leche y una torta de aceite.

Los proveedores eran Antonio Florido Guillén, las tortas de aceite, Francisco Gallardo Berdún, la leche de vaca, y José Morillo Mendoza, que proporcionaba el café y cocía la leche. Para tomar el desayuno cada niño debía venir desde casa con su jarrita.

Durante esos veinticinco días, sale una media de 458 tortas de aceite por día a cinco céntimos cada una, 60 litros de café a 68 céntimos el litro y 20 litros de leche de vaca a 70 céntimos el litro. A esto había que sumar las dos pesetas diarias que costaba calentar la leche en el café de Morillo.

En el año 1935, estando de alcalde D. Juan Durán Molina, la subvención para la Cantina escolar, que dio la Dirección General de Primera Enseñanza, fue de 1.974 pesetas. El presidente del Consejo Escolar era D. Antonio Avilés Fontalva

El desglose de los gastos realizados con esas 1974 pesetas fue:


En el justificante de dicha subvención, vemos que se ha diversificado el suministro de panecillos, haciéndolo ahora cinco panaderos, siendo dos los principales, Eduardo Martín Torres y Juan Vázquez Peral. El precio seguía siendo a 60 céntimos la pieza.

Pero en el anterior documento hay algo más, y es la intención que existía por parte del Consejo escolar y del Ayuntamiento de habilitar un sitio para cocina y un comedor para los alumnos. Para ello se compraron cuatro mesas, ocho bancas y un armario, además de útiles para cocina y comedor.

Este comedor escolar, debió funcionar durante el curso 1935 – 1936, aunque no poseo la información suficiente.

A estos gastos correspondientes a las subvenciones que anualmente entregaba el Ministerio, hay que añadir los que en los presupuestos anuales propios aprobaba el Ayuntamiento, y que ya vimos que en el año 1932 fue de 7.000 pesetas.

Para complementar toda esta información que he recopilado, sería necesario acceder al Archivo Histórico de Campillos, y consultar toda la información existente sobre el Grupo Escolar, y las Actas de las reuniones municipales de esos años, pero hoy, desgraciadamente ese Archivo no está accesible.

Quiero finalizar esta pequeña Crónica con la relación de los nombre de los niños y niñas que en al año 1935, se beneficiaron de la Cantina Escolar. Hoy día, si vivieran, rondarían la centena de años.

Podemos ver en el documento, que en julio de 1935, el Director de la Graduada de niños ya no era D. Federico Manzano Jiménez, que lo había sido desde el 17 de junio de 1916, sino su hermano D. Miguel Manzano Jiménez

También se puede ver el relevo que se había producido en la Dirección de la Graduada de niñas. Doña María Teresa Granja Lanchas había sustituido el 30 de mayo de 1935 a María F. Dérqui Godoy, que lo había sido desde el 4 de diciembre de 1926.


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