AGRADECIMIENTOS

Estas crónicas que escribo, no hubieran sido posible sin mi buen amigo Alfonso Ruiz Padilla. Él fue quien me metió en esta aventura.

Todo empezó cuando hace más de diez años, dando ambos un paseo por el parque de Campillos, una noche de verano, el me enseñó tres o cuatro folios que contenían unas fotocopias del diario de Federico Manzano Sancho. En él describía con realismo los sucesos ocurridos en Campillos en el verano de 1936.

Los españoles que rondamos los setenta años; todos aquellos que venimos de las escuelas de Franco y que nos educaron en la historia del “Alzamiento Nacional”, siempre supimos que había otra historia de la guerra civil. Una historia que nunca nuestros mayores nos quisieron contar. Los suyos, fueron años de dolor, miedo, silencio y olvido. Aquellas hojas, daban parte de la respuesta a muchas de las preguntas que no quisieron respondernos.

Desde aquel momento ambos nos pusimos a profundizar en aquella historia. Compartimos libros, archivos y toda nueva información que llegaba a nosotros.

Alfonso pronto se atrevió y escribió dos libros, en los que me honró al pedirme que se los prologara: “Campillos, 1936” e “Historia de pueblos del norte de Málaga durante la Guerra Civil”, imprescindibles para conocer la historia reciente de Campillos y su comarca.

También quiero agradecer a Francisco Guerrero Berdún, el tío Frasco, desgraciadamente recién fallecido, con quien eché muchas horas hablando sobre estos temas. Siempre que yo iba a Campillos, hacía por verlo, y bien en el bar o en su casa echábamos nuestras parrafadas. A pesar de sus noventa y nueve años, conservaba una mente prodigiosa, una alegría y un duende que le hacía ser siempre el centro de cualquier reunión. Y así, entre chascarrillo inventado o alguna coplilla que siempre nos cantaba, sacaba a paseo sus recuerdos e historias, que yo siempre intentaba guardar en mi memoria. Muchas veces le he consultado mis dudas, incluso por teléfono, y siempre me respondía con mucha sapiencia.

Descanse en paz el tío Frasco, al que siempre le profesé un gran cariño, y con quien, a pesar de la diferencia de edad, mantuve una gran amistad.

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