Un hecho luctuoso ensombreció por entonces la alegría de los campilleros. En el lugar denominado la Ceretilla se levantó, afortunadamente por última vez, la horca para ejecutar a una mujer llamada Josefa. Era natural de Antequera y había servido como niñera en Carratraca a los familiares de un destacado político malagueño.
Por divergencia con la familia abandonó dicha crianza, y al parecer pocos días después muerto el niño que había tenido a su cuidado se le inculpó de haberlo envenenado. Josefa fue conducida desde la cárcel por la calle Real hacia el lugar de la ejecución, entre el pesar de todos los vecinos que veían cómo iba a terminar aquella mujer joven y llena de vida. Según cuentan, sin que podamos asegurar si ello es leyenda o realidad, en el momento de ser ejecutada se le derramó la leche de sus pechos, y en el lugar donde se levantó el tablado fatídico, durante muchos años, no volvió a crecer hierba alguna. Años más tarde una persona en trance de muerte se confesó autora de aquel crimen, por lo cual no es de extrañar que la fantasía popular haya guardado y romanceado el recuerdo de estos hechos.
D. Baltasar Peña, había nacido en Campillos el 5 de marzo de 1906, por lo que esta historia le debió llegar por transmisión oral a través de su familia materna, originaria de Campillos, y más concretamente de su madre, María Josefa Hinojosa Carvajal, que cuando ocurrieron los hechos en Carratraca, tendría unos diez años.
Lo que sí quiero resaltar aquí, son los errores que se cometen en las historias transmitidas oralmente. Sé de muchas historias que han llegado a mis oídos, y que cuando he querido contrastarlas, no se parecen mucho a lo que fue la realidad. Una misma escena vivida por dos personas distintas, se recuerdan de manera distinta, porque la memoria, sin pretenderlo, manipula nuestros recuerdos y cuando los intentamos relatar, sin pretenderlo, los modificamos. La memoria es frágil y absolutamente subjetiva. A la historia transmitida de forma oral se le ha dado demasiada importancia, y sobre ella se han construido dogmas y medio-verdades que desgraciadamente han enraizado en la sociedad.
El pueblo de Carratraca pertenecía al partido judicial de Campillos, junto con Almargen, Ardales, Cañete la Real, Cuevas del Becerro, Peñarrubia, Sierra de Yeguas y Teba. Según el “Anuario-almanaque del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración” del año 1879, Carratraca era una localidad con 1.269 habitantes, situada a cuatro leguas de Campillos.
Tiene una mina de níquel que titulan “San José”. Los baños de su nombre gozan de fama justificada por el gran número de curaciones que en ellos se han obtenido, lo que ha dado lugar a que en la temporada de 15 de junio al 30 de septiembre, que están abiertos, acudan enfermos, tanto de España como del extranjero; sus aguas las han clasificado de sulfurosas cálcicas, variedad arsenical y seleniada.
Ya durante la época de los romanos y sobre todo los árabes, eran conocidos los poderes medicinales de las aguas sulfurosas que brotaban de sus manantiales. Su fama se extendió a partir del siglo XVIII, pero fue a partir del siglo XIX, cuando se puso de moda Carratraca entre la burguesía y las personas con una situación económica desahogada, al reconocerse las numerosas propiedades de sus aguas para tratar ciertas dolencias, ya que ejercían efectos antiinflamatorios, cicatrizantes, sedantes, antisépticas, etc.
El impulso definitivo se dio cuando en abril de 1852, se cedió a una sociedad privada, la gestión de las aguas del balneario. Esta sociedad construyó el actual edificio, cuya inauguración se llevó a cabo el 29 de junio de 1855. Con el tiempo se convirtió en uno de los balnearios más representativos de la región andaluza.
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Balneario de Carratraca en 1902 |
Josefa Ortiz Ponce, era una joven de Casarabonela de unos 24 años de edad, que tenía una hija de tres meses, a la que amamantaba. Fue contratada en Carratraca para que se encargase de cuidar, y amamantar también, a un niño de tres meses, cuya madre no podía criarlo. El bebé se llamaba Ildefonso del Castillo, era hijo de don Emilio del Castillo, farmacéutico de Carratraca. La joven nodriza, de buen aspecto y de presencia humilde, se trasladó con su familia desde Casarabonela a Carratraca, donde empezó a ejercer sus funciones el día 10 de octubre de 1873. El bebé presentaba un mal estado de salud y "lo recibió enfermo con grandes fatigas y vómitos".
Casarabonela, situada en el extremo noreste de la sierra de las Nieves, perteneciente al partido judicial de Álora, contaba por aquellas fechas, según el Anuario que antes he mencionado, con 4.018 habitantes, y dista de Carratraca unos catorce kilómetros en línea recta, atravesando el valle del Guadalhorce
Pero antes de seguir adelante con el relato, veamos el contexto histórico en el que se desarrollaron estos hechos. Hacía ocho meses que se había proclamado por las Cortes la Primera República española, concretamente el 11 de febrero de 1873, tras la renuncia al trono del rey Amadeo I de Saboya.
El problema más urgente que tuvo que atender el primer Gobierno de la República, presidido por Estanislao Figueras, fue restablecer el orden que estaba siendo alterado por los republicanos federales más radicales. Estos habían entendido la proclamación de la República como una nueva revolución. Se habían hecho, por la fuerza, con el poder en muchos lugares, donde habían formado «juntas revolucionarias» que no reconocían al gobierno de Figueras, porque, según decían, era un gobierno de coalición con los antiguos monárquicos.
El Gobierno convocó elecciones a Cortes Constituyentes, que tuvieron lugar los días 10, 11, 12 y 13 de mayo de 1873, obteniendo los republicanos federales 343 escaños, y el resto de fuerzas políticas, 31. La primera sesión de las Cortes Constituyentes, se produjo el 1 de junio.
En cuanto se reunieron las nuevas Cortes, Estanislao Figueras devolvió sus poderes a la Cámara y propuso que se nombrara nuevo presidente del Gobierno a su ministro de Gobernación, Francisco Pi y Margall.
En el programa de gobierno que presentó Pi y Margall a las Cortes, se señaló como una de sus prioridades, la aprobación de una Constitución de la República, por lo que inmediatamente se eligió una comisión de veinticinco miembros encargada de redactar el proyecto. Uno de sus integrantes, el moderado Emilio Castelar, presentó en veinticuatro horas un proyecto constitucional que sería asumido por el conjunto de la comisión, siendo presentado a las Cortes para su debate.
Su artículo más discutido, al que se presentaron la mayoría de las enmiendas, fue el primero, donde se establecía la división territorial de España. A las regiones se les definía como Estados, y se incluía entre ellos a Cuba y a Puerto Rico, como una forma de intentar resolver el problema colonial.
Componen la Nación Española los Estados de Andalucía Alta, Andalucía Baja, Aragón, Asturias, Baleares, Canarias, Castilla la Nueva, Castilla la Vieja, Cataluña, Cuba, Extremadura, Galicia, Murcia, Navarra, Puerto Rico, Valencia, Regiones Vascongadas. Los Estados podrán conservar las actuales provincias o modificarlas, según sus necesidades territoriales.
Los republicanos federales más radicales, que querían instaurar inmediatamente una República Federal, sin esperar a que las Cortes Constituyentes aprobaran la nueva Constitución, tal y como defendía el presidente Francisco Pi y Margall, iniciaron el 12 de julio de 1873, en Cartagena, la conocida rebelión cantonal.
Durante los días siguientes se sucedieron enfrentamientos entre distintas facciones, hasta que las tropas del general Pavía entraron en la ciudad sin ninguna oposición, poniendo fin al cantón malagueño el 19 de septiembre de 1873. La independencia de Málaga apenas duró dos meses.
1.- EL ENVENENAMIENTO. 13 DE OCTUBRE DE 1873
Tres semanas después del fin de esta independencia malagueña, ocurrieron los sucesos de Carratraca. Para describirlos, me voy a limitar a transcribir los artículos de prensa que he encontrado hablando sobre ello.
Un crimen tan horrible como poco común en los fastos judiciarios de nuestro país, se ha cometido en Carratraca, según cuentan los diarios malagueños.Una familia acomodada de aquella población contrató una nodriza para que se encargase de un niño de tres meses, cuya madre no podía criarlo; la nodriza era natural de Casarabonela, joven de buen aspecto y presencia humilde, y cuando convinieron en las condiciones de su ocupación, se trasladó con su familia desde dicha villa a la población de Carratraca, donde empezó a ejercer sus funciones el día 10 del actual.Nada ocurrió hasta la noche del 12 en que la madre de la criatura oyó que esta lloraba con suma frecuencia, y asistiéndola de continuo, no podía calcular lo que la aquejaba, si bien atribuía aquel malestar a alguno de los muchos e inexplicables padecimientos propios de esta edad tan tierna.Así las cosas, la madre tuvo necesidad de salir a las ocho de la mañana, le dejó encomendado el cuidado del niño a la nodriza; esta a su vez, y mientras almorzaba, se la encomendó a la criada; pero de repente, esta empezó a dar gritos llamando a la familia y diciendo que la criatura echaba humo y fuego por la boca.La escena que se siguió a este aviso no puede describirse. La llegada de la madre, enterada del suceso, su alarma, su llanto, sus gritos desgarradores y la acumulación de muchas personas en la casa consternaban a todos.La nodriza había acudido instantáneamente y se empeñaba en hacer mamar al niño a la fuerza; pero arrancándoselo de los brazos las personas presentes y abriéndole la boca con el auxilio de los dedos, le hicieron vomitar, arrojando gran cantidad de cabezas de fósforo, algunas duras aún, pero que todas producían gran humareda.El facultativo de Málaga D. Miguel Uriarte, que se halla en aquella población, se presentó inmediatamente y en unión del padre del niño, facultativo también, dispuso lo conveniente para atajar los progresos del daño causado a la infeliz criatura.Todavía, sin embargo, la criminal nodriza pugnaba por darle el pecho; pero el Sr. Uriarte y el teniente cura de la parroquia, la condujeron a otra habitación, donde empleando toda clase de medios y arguyéndola con sus contradicciones, lograron una declaración horrible, sin nombre, una declaración que espanta al ánimo más tranquilo; la declaración de que le había dado fósforos porque no la dejaba dormir, y que toda la noche había ido alimentando el numero de ellos, asombrándose de que al amanecer viviese el niño todavía...El pueblo está indignado: el monstruoso hecho referido es objeto de todas las más calurosas conversaciones y de los más irritantes comentarios; la reo se halla en poder de los tribunales y el niño, confiado a los Sres. Uriarte y Linares, médico de la población, sigue en peligro de muerte, sin una segura esperanza de salvación.18731018 02 y 03 El Avisador Malagueño.18731018 02 La Correspondencia de España.18731019 03 La Época.18731020 02 El Imparcial18731020 04 La Esperanza.18731020 04 La Igualdad
La misma persona que nos comunicó el horrendo crimen cometido en Carratraca por una nodriza con un niño de tres meses, a quien durante una noche estuvo suministrando fósforos, nos dice en carta del 20 que después de siete días de una agonía terrible, en que los mayores padecimientos se han significado en dicha criatura por el lamentable estado en que tiene los labios, lengua y toda la boca, a consecuencia de la actividad fosfórica, han experimentado sus padres el indecible dolor de que se le reviente un ojo. Las consecuencias de este inaudito crimen son acerbas ahora, por lo mismo que ha causado terribles destrozos en la economía y el organismo del desgraciado niño.18731025 04 La Época.18731029 03 La Discusión.
Parece que la causa que debió verse el lunes ante el Jurado de Málaga, que es la instruida contra la nodriza que en Carratraca envenenó al niño que lactaba, se suspendió hasta nuevo señalamiento por haberse observado vicios muy graves en la sustanciación.18741204 03 La Iberia
El 9 de julio de 1875, la Sala de lo criminal de la Audiencia de Granada, calificó los hechos ocurridos en Carratraca, como delito de asesinato, cometido por medio del veneno, del que era autora la procesada Josefa Ortiz Ponce, con las circunstancias agravantes de abuso de confianza, y de haberlo ejecutado con "ofensa del respeto que por su inocencia y debilidad merecía el niño". En la sentencia se le condenó a la pena de muerte.
Los abogados defensores, presentaron ante el Tribunal Supremo, recurso de casación por infracción de ley, contra la sentencia pronunciada por la Audiencia de Granada, el cual fue admitido.
En la sentencia dictada por el Tribunal Supremo el 3 de septiembre de 1875, se dice que se aceptan los hechos expuestos en la causa seguida en el Juzgado de primera instancia de Campillos, y en la Sala de lo criminal de la Audiencia de Granada, contra Josefa Ortiz Ponce, natural y vecina de Casarabonela, residente en Carratraca, de 27 años, soltera, ama de cría, presa, procesada por asesinato por envenenamiento del niño Ildefonso del Castillo, concurriendo la circunstancia agravante de abuso de confianza, por ser la nodriza encargada de la nutrición y alimentación del niño, y no concurriendo ninguna circunstancia atenuante, por lo que: "Fallamos que debemos condenar y condenamos a Josefa Ortiz Ponce a la pena de muerte, que se ejecutará en la forma prevista por la ley y en lugar adecuado y próximo a la Cárcel del partido de Campillos".
El Tribunal Supremo ha aprobado la sentencia de muerte impuesta a una nodriza que dio muerte en Carratraca a una criatura que amamantaba.18750908 01 La Correspondencia de España.
La mañana del día 13 de octubre, en ocasión que le entregó Josefa Ortiz por unos momentos al niño a la criada, que se hallaba enfermo y vomitaba, advirtió esta que exhalaba olor a fósforos, lo que participó a su padre, que al momento dio aviso al Juez municipal y llamó a un facultativo, que diagnosticó la enfermedad del niño, como envenenamiento con aquella sustancia, prescribiendo los remedios oportunos.A pesar de estos, la dolencia continuó en curso, falleciendo el niño a los seis días, y practicada la autopsia de su cadáver, se notaron señales evidentes de la intoxicación por el fósforo, y aún algunos filamentos de las cerillas, haciéndose constar que el análisis de cierta porción de los vómitos, que contenían efectivamente alguna pequeña cantidad de la expresada sustancia.Concebidas sospechas contra el ama de cría Josefa Ortiz Ponce, en cuya habitación se encontraron varias cerillas con las cabezas cortadas, fue interrogada por el padre del niño a presencia del facultativo don Miguel Uriarte, y de su tío don Manuel Salado, Presbítero, y si bien al principio negó, acabó por confesar que ella había dado los fósforos a la criatura; manifestando igualmente al ser indagada por el Juez municipal de Carratraca, que cansada de los malos ratos que le daba el niño y conociendo su mal estado de salud, pues lo recibió enfermo con grandes fatigas y vómitos, al darle de mamar en la mañana del trece de octubre, le introdujo en la boca dos cabezas de fósforos que chupó con la lactancia; mas al ser examinada por el juez de primera instancia, se retractó de la confesión prestada, atribuyéndola a violencias y amenazas que le hizo el padre del niño, sin acreditarse estos particulares, y suponiendo que los vómitos de este último eran debidos a cierta bebida que le dio su padre.
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Sentencia del Tribunal Supremo |
Ayer ha sido presentada al señor ministro de Gracia y Justicia, con gran recomendación, una instancia de indulto a favor de una mujer sentenciada a la ultima pena en Campillos, provincia de Málaga, y contra la cual existe ya la circunstancia de haber opinado el Tribunal Supremo que debe ejecutoriarse la sentencia.El señor ministro se ocupará con perentoriedad de este asunto. No creemos que sea esta la resolución de carácter personal por la cual espera un periódico de hoy que un infeliz será objeto de cierta gracia inestimable.18751013 06 La Correspondencia de España.18751013 02 El Siglo Futuro
Está pendiente de informe del Consejo de Estado el expediente de indulto de Josefa Ortiz Ponce, condenada a la última pena por la Audiencia de Granada18751013 03 La Correspondencia de España.18751014 02 El Siglo Futuro
Con la intención de robar, Gregorio Maldonado Muñoz (34 años) y Vicente Martínez Guillén (44), en compañía de Antonio Urbano Lucena (21), y de Miguel Sánchez Membrado, el 26 de marzo de 1872, sobre las nueve de la noche, se introdujeron en el domicilio de D. José Roldán, una persona de edad avanzada, que vivía con su mujer, en el número 24 de la calle Cister de Málaga. Los cuatro delincuentes iban enmascarados, y estaban en complot con Juan Carmona Palomo (39 años), que trabajaba de criado de la familia, y que fue el inductor del acto.
Ante los gritos de las víctimas, y de la presencia de un sobrino adolescente, que se encontraba en la parte alta de la vivienda, y que con pistola en mano, bajó y disparó contra los agresores, estos huyeron de la casa por los tejados, pero fueron atrapados por la Guardia civil, que ante el alboroto provocado, acudió rápidamente al lugar, al encontrarse el cuartel en la misma calle del Cister. Uno de ellos, Miguel Sánchez, en la huida, al arrojarse a un patio de una casa vecina, cayó de mala manera, produciéndose graves heridas por las que falleció a los nueve días. Los cuatro restantes, fueron detenidos e ingresados en la cárcel.
En el juicio que se celebró, los cuatro fueron condenados a la muerte por garrote vil. Antonio Urbano, desconocedor de los propósitos que llevaban sus compañeros al entrar en la casa a robar, también fue condenado a muerte, pero poco antes de la ejecución, fue indultado. Dicha ejecución se realizó cuatro años más tarde.
El sábado 5 de febrero, en el tren correo procedente de Granada, llegó a Málaga el verdugo de la audiencia del territorio. Ocupaba el último coche de 3ª con la escolta de la Guardia civil que le acompañaba. En la estación le esperaba una sección de dieciocho guardias municipales armados y varios agentes de orden público y de policía, marchando inmediatamente a pie hacia la cárcel en medio de una multitud de curiosos, ávida de conocer al siniestro personaje, que ha sustituido al que otras veces ha venido a Málaga.
Es un hombre de aspecto muy vulgar, bajo de cuerpo, cargado de espaldas, con gran bigote y como de unos cuarenta y cinco años de edad. Viste con descuido, aunque no humildemente, y en el trayecto de la estación a la cárcel, donde ha quedado hospedado, se le vio conducir el horrible saquillo donde lleva los instrumentos de su repugnante profesión. Llevaba además un revólver al cinto.
Tenemos pues en Málaga el ejecutor de la justicia, y regularmente el martes día 8, deberá ejercer su terrible ministerio en los tres reos sentenciados a muerte, Juan Carmona Palomo, Gregorio Maldonado Muñoz y Vicente Martínez Guillén.
18760206 03 El Avisador Malagueño
18760210 02 El Pueblo Español
Aunque con repugnancia, volvemos a ocuparnos del ejecutor de la justicia, para dar a nuestros lectores una cabal idea de este sombrío personaje. Según noticias que se nos han comunicado por un amigo que ha tenido el mal gusto de hablar con el verdugo, parece ser hombre de unos cuarenta y cinco años. Se llama Ildefonso González, es natural de Pontevedra, y criado en una aldea de Galicia.
En 1868 vino a Málaga con su Batallón Cazadores de Barbastro. Estuvo en la guerra de África, donde vio caer muerto a sus pies a su Jefe, del que conserva como una reliquia, un vaso de cuero que aquel usaba en campaña.
Ya licenciado, se dedicó al contrabando, siendo delatado por su mujer, de la que juró vengarse, si no podía matarla, tomando el oficio más denigrante que pudiera, y en efecto, al salir de la cárcel, se hizo ayudante del verdugo de Granada, al que sustituyó a su muerte.
Lleva seis años de ejercer su horrible oficio, al que parece tiene gran apego, llevando sobre sí, según nos ha asegurado, un certificado de haber dado garrote en Sevilla a un reo por pura afición. Lleva hechas cuarenta y cinco ejecuciones, y con las tres que ahora va a llevar a cabo, serán cuarenta y ocho.
Al oírse silbar y apostrofar por la multitud que acudió a la estación a su llegada, se le oyeron ciertas expresiones, que manifiestan un alma de condenado.
Uno de los aparatos que ha traído a esta, sirvió para la ejecución de la infeliz Mariana Pineda, y que está en servicio desde el año 1777, cuya fecha lleva grabada.
18760206 03 El Avisador Malagueño
18760208 03 El Avisador Malagueño
«Abstraída,
nuestra atención por el triste acontecimiento que tuvo lugar el martes en esta
capital, hablamos ligeramente de un detalle relacionado con este hecho, cual es
el haberse usado para estas ejecuciones del instrumento fatal que puso fin a la
vida de la liberal víctima de Granada, Doña Mariana Pineda. Parece mentira que
en una población, donde se rinde tal culto a su memoria, que hasta tiene
erigido un monumento en una de sus mejores plazas, no se alce un grito de indignación
al ver profanado un objeto que debiera conservarse como recuerdo histórico en un
museo nacional, viéndolo aplicado a criminales vulgares, como si el Ayuntamiento
de Granada no pudiese disponer de los fondos suficientes, que deben ser insignificantes,
para proporcionar al ejecutor otros útiles de su repugnante oficio, en vez de dejar en su poder el de que hablamos».
18760212 03 El Avisador Malagueño
La ejecución a garrote de los tres reos en Málaga, se llevó a cabo la mañana del 8 de febrero, junto a las tapias del callejón de Nájera, donde se había levantado el patíbulo. Los reos fueron conducidos y ejecutados, de uno en uno, desde la cárcel al lugar del patíbulo en un carro cubierto de bayeta negra, acompañado de dos sacerdotes y del verdugo. Las últimas ejecuciones realizadas en Málaga, hasta esa fecha, ocurrieron en mayo de 1867 y junio de 1868.
Los tres fueron sepultados, cada uno en una zanja particular, propiedad de la Hermandad de la Santa Caridad de N.S.J.C. Dicha Hermandad, en su iglesia de San Julián, celebró varias misas en sufragio por las almas de los tres ajusticiados, a la par que realizó una colecta para las familias.
El producto de lo recaudado por los hermanos de la Caridad, a favor de los desgraciados que fueron ejecutados el martes, asciende a 1.100 reales.Dios se lo pague a las benéficas almas que han contribuido con su óbolo a endulzar en lo posible la amarga situación en que quedan las familias de los reos.18760211 03 El Avisador Malagueño.
El día 9 a las cinco y media de la mañana, regresó a Granada el ejecutor de la justicia, acompañado de un piquete, y hasta la estación, de la Guardia municipal armada.18760210 03 El Avisador Malagueño.
Aunque en el periódico anunciaba que el verdugo regresaba a Granada, realmente no fue así. Tomó el tren de Granada, pero se bajó en la estación de Bobadilla para ir a continuación a Campillos, para realizar un nuevo ajusticiamiento.
3.- LA EJECUCIÓN. 15 DE FEBRERO DE 1876Parece que el ejecutor de justicia, que acaba de ejercer en Málaga su ministerio, pasará desde allí a Campillos, donde debe sufrir la pena capital la nodriza que envenenó en Carratraca al niño que lactaba.18760211 03 El Imparcial18760211 03 El Siglo Futuro
Parece que el ejecutor de justicia que en Málaga acaba de ejercer su terrible oficio, hubo de ser convenientemente custodiado durante su permanencia en aquella ciudad con motivo de la efervescencia hostil que contra él se notaba, y escoltado también ha tenido que marchar a Campillos, donde es probable que mañana de garrote a la nodriza infanticida de que hemos hablado.Pero no es esto solo; pues según el periódico “Mediodía”, se ha dado el caso de que al llegar el ejecutor a Bobadilla de paso para Campillos, le fue imposible hallar acémila que le condujese, por lo que ordenó el Jefe de la escolta que se le comprase un burro, y como tampoco hubiera quien se prestase a vendérselo, ha tenido que recorrer a pie el camino.18760215 03 El Imparcial
https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2022/07/la-llegada-del-ferrocarril-campillos.html
Un diario de Málaga dice que, al llegar a Bobadilla el verdugo con el objeto de que le trasladara a Campillos a donde va a desempeñar su ministerio, quiso alquilar una bestia de las muchas que sirven en la estación para llevar los viajeros que se dirigen a los pueblos cercanos. Enterados los dueños de quién era la persona que tal cosa deseaba, negáronse todos a la vez a hacerlo, sin que tuviesen mejor aceptación las ofertas de compra que el ejecutor les hizo, prefiriendo quizá los pobres arrieros no comer aquel día a satisfacer los deseos del verdugo. Por último, en vista de que todo era nulo para vencer la repugnancia de aquellos hombres, decidió marchar a pie hasta Campillos en unión de la fuerza de Guardia civil que le custodiaba.18760216 03 El Globo
La llegada del
ejecutor de justicia a Campillos, provocó una gran conmoción en el pueblo, haciendo
que todas las mujeres del pueblo empezasen a cerrar las puertas de las casas, y
dieran gritos desconsoladores.
Como ya
comenté, Josefa Ortiz era desconocedora de su sentencia a muerte, e ignoraba la
suerte que le esperaba. Dentro de la prisión estaba criando a su hija, que aún
lactaba y que ya tenía dos años y medio de edad. Con más alegría que nunca, desde
la calle se le oía cantar con la esperanza de recobrar pronto su libertad y
contraer matrimonio con el padre de aquella criatura, que era de raza gitana.
El 13 de febrero (domingo), quedó instalada la Capilla en el Juzgado municipal, haciendo todo lo posible para que reuniese el local las condiciones necesarias al triste objeto a que se dedicaba, y en el mismo día se organizó una hermandad de Caridad por los señores sacerdotes don Gerónimo Becerra y D.Eduardo(Isidoro) Sánchez, formada de las principales personas de esta villa, entre las cuales figuran el diputado provincial D. Antonio Campos Aciego, D. Antonio Gallegos Rivas, médico que ha prestado toda clase de auxilios a la reo, D. José Hinojosa, D. Manuel Pardillo, facultativo titular, don Rafael Casasola y otros, no cediendo en sentimientos humanitarios las señoras que también han organizado una Junta bajo la presidencia de la presidenta de la "Hermandad de S. Vicente de Paul", doña Catalina Aciego Casasola, todos dispuestos a hacer menos amargos los últimos instantes de la infeliz condenada.18760216 02 El Avisador Malagueño
El Juzgado municipal, se
encontraba en la planta alta del edificio donde se localizaba el Ayuntamiento y también la cárcel, en la esquina de la plaza de la Constitución que da con la calle
Real.
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Ayuntamiento y calle Real |
Las “Conferencias de San Vicente de Paul”, fundada en 1849 en Madrid, eran, y siguen siendo, grupos de personas laicas católicas, generalmente mujeres, comprometidas con el servicio a los más necesitados. En 1931, seguía existiendo dicha organización en Campillos. Se dedicaban a ayudar en todo lo relacionado con la parroquia, preparar a las jóvenes para la comunión, organizar fiestas religiosas como la de la Inmaculada, y a practicar la beneficencia y caridad, así como a difundir los evangelios.
A las ocho en punto de esta mañana (lunes 14), le ha sido leída la sentencia por el escribano Sr. D. Francisco de Paula Cuellar, con asistencia de varias personas, en un salón al lado de la capilla. La reo oyó el fallo de la justicia sin darse cuenta de lo que significaba, y a las ocho y cinco minutos, con paso seguro, se dirigió a la capilla donde la esperaban el clero y tres conferentes de S. Vicente de Paul.El aspecto de la capilla le impresionó vivamente y sin darse quizás cuenta de por qué lo hacía, comenzó a dar voces pidiendo le llevaran a su hija y prorrumpiendo al par en lastimeros ¡ayes!, sin embargo de que todavía la infeliz no sabía el fin que le aguardaba.Los sacerdotes que se encontraban en la sala y todos los demás presentes comenzaron a consolarla; y habiéndola pulsado a las ocho y media el Dr. D. Antonio Gallegos, que en unión de los titulares D. Manuel Pardillo y D. Juan Moreno, se encontraban desde el principio preparados de éter y otros medicamentos para prestarle sus auxilios, encontraron a la Ortiz 124 pulsaciones y el pulso contraído.A las nueve, el párroco D. Isidoro Sánchez le impuso el escapulario de la Virgen del Carmen, el que recibió con toda veneración, haciendo derramar muchas lagrimas a los que se hallaban en la capilla; en todo este tiempo no había asomado ni una lagrima a sus ojos; solo se lamentaba de no poder abrazar a su hija, que es su principal deseo.A las nueve y media la inteligencia de la condenada se aclaró, y comenzó a comprender el fin que la esperaba; entonces sus ¡ayes! iban mezclados con algunas lágrimas, lamentándose de su suerte, y todos los que la rodeaban hacían grandes esfuerzos para consolarla, cuando en realidad todos necesitaban de consuelo.A las diez tomó, a fuerza de instancias, un antiespasmódico que le propinó el Dr. Gallegos, negándose a tomar lo demás, pues decía que era una bebida para que se insultara.A las once del día ya iba persuadiéndose de que la muerte la aguardaba, mostrando más resignación, y a las once y media se dispuso mandar por el señor Alcalde un telegrama a los diputados señores Marqués de Casa Loring, Juan Clavijo, Manuel Casado, José Alarcón y otros, pidiendo el indulto, cuyo parte salió a poner en Bobadilla y Antequera el Sr D. Antonio Aguilar y Cano. También se dirigió otro telegrama a la señora doña Amelia Heredia de Loring para que se intercediese con igual fin.18760216 02 El Avisador Malagueño
Por esas fechas, era alcalde de
Campillos, D. Diego Rueda Moreno. El señor D. Antonio Aguilar y Cano, que en
aquel momento tenía 28 años, era el Registrador de la Propiedad, y en al año
1890, publicaría el libro “Apuntes
históricos de la Villa de Campillos”. En él no cuenta nada sobre esta
ejecución a garrote, aunque la vivió en primera persona.
De ambos telegramas he logrado copia; dicen así: «Alcalde de Campillos (Málaga) al señor don Juan Clavijo Royan, Diputado a Cortes. El pueblo entero de Campillos, profundamente conmovido, ruega a V. por mi conducto, que en unión de sus compañeros todos, especialmente de los señores Robledo, Alarcón, Loring, Aurioles, Lafuente, Casado, y demás diputados andaluces, a quienes se servirá trasmitir esta súplica, que en celebridad al día de mañana, se dignen interceder cerca de S. M. por la vida de la desgraciada Josefa Ortiz Ponce, madre de una niña de 18 meses, que a las ocho de la mañana, ha sido puesta en capilla y debe ser ejecutada mañana».El otro dice: «Alcalde Campillos a la Sra. Dª. Amalia Heredia, esposa de D. Jorge Loring. Este pueblo, extraordinariamente afectado y conocedor de los bondadosos sentimientos de V. se atreve a suplicarle fervientemente por mi conducto, se digne influir con su poderoso apoyo para el indulto de la desgraciada Josefa Ortiz Ponce, madre de una tierna criatura, que se halla en capilla y ha de ser ejecutada mañana a las ocho en garrote».
A las doce y media escribió la reo, por mano del Sr. Cura, una carta a sus padres, despidiéndose de ellos, y a la una fue pulsada nuevamente por el médico D. Manuel Padilla, encontrándole 116 pulsaciones y el pulso muy contraído.A las doce y media confesó con bastaste dolor y arrepentimiento, con el Sr. Cura D. Isidoro Sánchez, rezando después el rosario con dicho señor de rodillas y con la mayor devoción.A las cinco tomó un poco de pechuga de perdiz a fuerza de ruegos y dándoselo a mano; a las 7 y media fue acometida de un ataque epiléptico que le duró un cuarto de hora, ataque que le repitió a las ocho y media, durándole unos veinte minutos, permaneciendo así hasta las nueve, hora en que cayó en un letargo profundo del que despertó con una fuerte convulsión.La ejecución tendrá lugar en el sitio llamado de la Ceretilla, en el camino que conduce a Sierra de Yeguas, mañana a las ocho de la misma.Todas las autoridades y particulares, han rivalizado en la caritativa obra de contribuir a aliviar la desgraciada suerte de la infeliz Josefa Ortiz Ponce, distinguiéndose los Sres. Juez de primera instancia, Alcalde y el Dr. D. Antonio Gallegos, que como facultativo y como hermano de la Caridad no se aparta un solo momento del lado de la reo.Una de las medidas adoptadas por el señor Alcalde, ha sido la de que en el sitio de la ejecución y durante el acto no se permita que concurran los vendedores con sus mercancías.Por último, diré que el verdugo es objeto de todas las conversaciones del pueblo; hay quien le ha oído exclamar que su oficio es tan decente como otro cualquiera, pues gana honradamente la vida, pero poco lucrativo.18760216 02 El Avisador Malagueño
El Código Penal de 1848 (artículos 89 y 90) establecía que la ejecución en garrote se debía realizar sobre un tablado, y que se verificaría de día en el lugar generalmente destinado para este efecto, y con publicidad. Normalmente se realizaba fuera de la población, pero en un sitio cercano a ella, y dimensionado para muchos espectadores. El Código Penal prohibía que se ejecutara en días de fiesta religiosa o nacional.
También establecía que el sentenciado a la pena de muerte debía ser conducido al patíbulo en caballería o carro, con hopa negra. La hopa era una especie de túnica o sotana cerrada que se les ponía a los ajusticiados. La caballería o carro era conducido por el verdugo. Durante el trayecto, el pregonero publicaba en alta voz, la sentencia en los lugares del tránsito que el Juez señalara.Al presentarse
en la capilla el ejecutor con objeto de colocarle la hopa a Josefa Ortiz, esta empezó
a gritar: “¡No; por Dios, tened piedad de mi!”, cayendo desmayada y
perdiendo por completo el conocimiento. Era su estado tal, que hubo que colocar un colchón en el carro que la
condujo al patíbulo, y tenderla en él.
Entre los rezos
y exhortaciones de los sacerdotes, y de las señoras de las conferencias de San
Vicente de Paul, que procuraban levantar el abatido espíritu de la desgraciada,
a las diez y media, entregó su alma a Dios. Un clamor inmenso siguió a este
momento.
Al ser conducida la reo en el carro donde entró engañada, pues no conservaba casi memoria de que se le hubiese leído la sentencia, tal era el estado de perturbación de su espíritu, volvió a sufrir dos accidentes, siendo necesario disponer en el fatal vehículo unos colchones donde fue recostada, y de esta suerte llegó al pie del patíbulo, en medio de los lamentos de la multitud que acudía de los pueblos circunvecinos hasta el número de más de tres mil almas, no acostumbradas a presenciar tan horrible espectáculo.Ya en aquel sitio, se la vio con sorpresa saltar del carro y subir con agilidad las gradas del cadalso, movida sin duda a impulsos de una extremada fiebre nerviosa, sentándose en el banquillo con presteza donde a poco dejo de existir.En Campillos ha quedado una compañía de guardia civil hasta que se le diera sepultura al cadáver.El ejecutor sale hoy de regreso para Granada custodiado por fuerzas del mismo instituto.Campillos está aterrado después de presenciar esta ejecución. Dios haya perdonado a esta infeliz.18760216 03 El Avisador Malagueño
Según el artículo 92 de dicho Código Penal, el cadáver del ejecutado debía quedar expuesto en el patíbulo, hasta una hora antes de oscurecer, hora en la que sería sepultado, entregándolo a sus parientes o amigos para este efecto, si lo solicitaban.
De pueblos de
cinco leguas a la redonda, había acudido gente a presenciar aquella ejecución. Hacía
treinta y seis años que en Campillos no se verificaba ninguna.
No quiero cerrar esta Crónica, sin dar mi modesta
opinión sobre este suceso. Pienso en una muchacha joven, que nunca ha salido de su
pueblo, analfabeta, y que de buenas a primeras se encuentra en un pueblo
extraño, dentro de una farmacia con muchos cacharros raros que ella no sabe
para qué sirven, y criando a dos bebés, el suyo y el de la "señora", que se encontraba enfermo con vómitos.
Su declaración de culpabilidad, fue forzada por la presión a que fue sometida a los pocos minutos del suceso por el médico, el sacerdote y el padre de la criatura, sin ninguna garantía legal. Ella, muy nerviosa, intentaba darle el pecho al bebé para calmarle, cuando la condujeron a otra habitación, y si bien al principio lo negó, “empleando toda clase de medios y arguyéndola con sus contradicciones, lograron una declaración horrible”. Más tarde, al ser preguntada por el Juez de primera instancia de Campillos, se retractó de aquella afirmación, atribuyéndola a violencias y amenazas que le hizo el padre del niño.
La segunda parte, es la repugnancia que produce la
condena a muerte de una madre que en ese momento tenía 27 años, y que estaba
amamantando aún, a una niña pequeñita de dos años y medio. Las dos, madre e
hija, llevaban en la cárcel de Campillos más de dos años, y se habían ganado el
cariño de toda la población. La escena en que la madre pide llorando, ver a su hija
para abrazarla, cosa que no le dejaron, debió ser de romper el corazón.
Una justicia que toma la decisión de quitar la vida a
una joven mujer de esta manera, no merece llevar ese nombre. Muy fuerte con el
débil, muy débil con el fuerte.
En el libro de Baltasar Peña, se dice que: “Josefa fue conducida desde la cárcel por la calle Real hacia el lugar de la ejecución, entre el pesar de todos los vecinos que veían cómo iba a terminar aquella mujer joven y llena de vida. Según cuentan, sin que podamos asegurar si ello es leyenda o realidad, en el momento de ser ejecutada se le derramó la leche de sus pechos, y en el lugar donde se levantó el tablado fatídico, durante muchos años, no volvió a crecer hierba alguna. Años más tarde una persona en trance de muerte se confesó autora de aquel crimen, por lo cual no es de extrañar que la fantasía popular haya guardado y romanceado el recuerdo de estos hechos”
Vemos como de nuevo la tradición oral, vuelve a fantasear con esta historia. Lo de la leche que se derrama de sus pechos es un final romántico bonito para terminar una historia triste, y lo de la mujer que se inculpó en el lecho de muerte, es una forma de manifestar que el pueblo estaba en contra de la ejecución de la mujer, y encuentra en ello un recurso para demostrar la inocencia de la pobre muchacha.
Aunque quizás pudiera ser cierto.... ¡quién sabe!
Qué historia tan dura y triste. Muy bien documentada. Gracias
ResponderEliminarBuenas noches. Este lugar del que hablas en esta historia es el bombe. Más tarde se construyó allí la cooperativa de las bacas.
ResponderEliminarEsta historia me la contó mi abuela cuando yo era niña, Pero ella me decía que la que había envenenado al niño era una mujer que trabajaba como criada en la casa del farmacéutico tal y como contaba Baltasar Peña, confesó estando enferma de muerte .
La hija de Josefa murió poco tiempo después que ajusticiado a la madre
Muchas gracias por tu comentario. No sé que edad tendría tu abuela, pero teniendo en cuenta que la ejecución fue en 1876, con toda seguridad, lo que ella te relató fue lo que a ella le habían transmitido sus antepasados.
EliminarLa información sobre la muerte de su hija es muy importante, porque quiere decir que no hay descendientes actuales de la victima