JOSÉ MARÍA HINOJOSA LASARTE. POETA

 

Los Hinojosa Casasola, eran una familia de terratenientes, acaudalada, con grandes propiedades agrícolas, conservadora y muy religiosa. Francisco Hinojosa Casasola (1829), casado con María Isabel Carvajal Vergara, de Pedrera (Sevilla), había sido alcalde de Campillos durante un periodo muy corto de tiempo, entre diciembre de 1868 y enero de 1869, además de senador electo por la provincia de Málaga en la legislatura 1872 – 1873, durante el reinado de Amadeo I.

Del matrimonio nacieron:

● José María Hinojosa Carvajal, casado con Ángela Lacarcel Carreras. Vivían en la calle Real nº 9. Fue alcalde de Campillos desde el 1 de junio de 1891 hasta el 1 de enero de 1894, por segunda vez del 1 de agosto de 1901 al 10 de febrero de 1908, y por tercera vez del 1 de abril de 1920 al 2 de octubre de 1923. Más de doce años de alcaldía. También fue Diputado provincial. Fueron sus hijos:

Isabel Hinojosa Lacarcel, casada con Juan Escobar Fernández, abogado

Victoria Hinojosa Lacarcel

Francisco Hinojosa Lacarcel, casado con Pilar Bohórquez Peñalver. Asesinado en Ronda el 26 de julio de 1936

José María Hinojosa Lacarcel, casado

Ángela Hinojosa Lacarcel, casada con Antonio Abril Solís

JOSÉ MARÍA HINOJOSA CARVAJAL


● Salvador Hinojosa Carvajal, casado con
Asunción Lasarte Xuárez de Figueroa. Vivían en la calle Santa Ana nº 2 (antes 4). Fue alcalde de Campillos del 10 de febrero de 1908 al 1 de enero de 1912, y posteriormente del 1 de enero de 1914 al 1 de abril de 1920. Más de diez años de alcalde. También fue Diputado Provincial a principio de los años veinte. Sobre él y su familia hablaré más adelante.

● Rosario Hinojosa Carvajal, casada con José Hinojosa Cuevas

● María Josefa Hinojosa Carvajal, casada con Francisco Peña Calvente, médico y natural de Parauta (Málaga). Francisco Peña, fue alcalde  de Campillos del 1 de julio de 1899 al 1 de agosto de 1901. Y posteriormente del 1 de enero de 1912 al 1 de enero del 1914. Vivían en la calle San Sebastián nº 9. Fueron sus hijos:

Baltasar Peña Hinojosa, casado con María Álvarez Gross

María Peña Hinojosa, casada con Francisco Blázquez Bores, médico

Rosario Peña Hinojosa, casada con Rafael Blázquez Bores, abogado

Isabel Peña Hinojosa, casada con Antonio Clavero Rodríguez

Ana Peña Hinojosa, casada con José Fernández Natera

● Carmen Hinojosa Carvajal. Fundó en Campillos el convento de las monjas de los Desamparados en la calle Lavados, que funcionó como asilo de ancianos hasta 1933 y como colegio religioso después.

Durante 24 años seguidos, desde el 1 de julio de 1899 hasta el 2 de octubre de 1923, la familia Hinojosa monopoliza la alcaldía de Campillos. Así lo refiere Baltasar Peña:

Años de tranquilo convivir tan sólo interrumpido por los periodos electorales. Los liberales, representados en nuestro pueblo por la familia de los Sres. Campos, y los republicanos, amparados en el Centro Obrero, presentaban en cada elección a sus candidatos sin conseguir votos suficientes para triunfar en ellas. La entrega de votos no se hacía, sin embargo, graciosamente. El político favorecido por ello tenía en reciprocidad que mantenerse en servicio constante hacia sus electores. Buena muestra de ello eran los recibos impagados de luz eléctrica en el negocio de los Sres. Hinojosa. Más de cincuentas familias recibían la luz gratis en correspondencia o recuerdo de favores electorales.

La luz eléctrica se había instalado en Campillos en 1904. Según Baltasar Peña, la fábrica de electricidad fue instalada por Francisco Hinojosa Casasola, en la carretera de El Saucejo. En la sesión municipal del 8 de abril de 1904 se acordó, instalar en las calles el fluido eléctrico ya que, hasta la fecha, se servían únicamente del aceite y petróleo. La electricidad se suministraba desde el toque de oración a la una de la madrugada, y para el alumbrado de la villa se señalaron sesenta y tres luces. Fue su hijo José María Hinojosa Carvajal el que estaría al frente de la fábrica.

LA FAMILIA HINOJOSA LASARTE

El 18 de septiembre de 1893, Salvador Hinojosa Carvajal (1860), natural de Campillos, hijo de Francisco Hinojosa Casasola y de María Isabel Carvajal Vergara, se casa en Estepa con Asunción Lasarte Xuárez de Figueroa (1862), natural de esa población, hija de José Lasarte y Andrés de la Cámara, y de María de la Asunción Xuárez de Figueroa y Vergara, ambos de Estepa.

La familia de la novia, tanto los Lasarte, como los Xuárez de Figueroa, son descendientes de los primeros nobles que conquistaron esas tierras sevillanas para el rey Fernando III.

Del matrimonio de Salvador Hinojosa y Asunción Lasarte, nacieron cinco hijos:

Isabel Hinojosa Lasarte (1897?) casada con José Lasarte Martín (1896-1937). Eran primos

Francisco Hinojosa Lasarte (1898) casado con Blanca Nagel Álvarez

José María Hinojosa Lasarte (1904) soltero

Pilar Hinojosa Lasarte (1912) casada con Adolfo Martos Crooke

Rosario Hinojosa Lasarte (1914), casada con José Ramón Conde y González-Tablas. Ingeniero.

El 17 octubre de 1904, nace en Campillos, José María Hinojosa Lasarte en la calle Santa Ana, nº 4; es el tercer hijo de Salvador Hinojosa y de Asunción Lasarte. Su tío José María Hinojosa Carvajal era alcalde de Campillos en esa fecha.


Como curiosidad comentaré, que en mayo de 1907, el padre de José María, tuvo un encuentro en el campo con «El Pernales», que era de Estepa. Debían conocerse, al ser la esposa del Salvador Hinojosa también de esa población.

El bandido «El Pernales», Francisco Ríos González, esquivando el encuentro con las numerosas fuerzas de la Guardia civil reconcentradas en las zonas de sus fechorías, ha abandonado aquellas, internándose en la provincia de Málaga, haciendo cínico alarde de su temeridad y burlándose de todas las precauciones y medidas adoptadas por el jefe encargado del servicio para su captura.

Al jefe de la línea de Alameda, primer teniente de la Guardia civil, D Alfonso García Rojas, se le presentó anteayer el rico propietario de Campillos D. Salvador Hinojosa que regresaba de Sierra Yeguas, manifestando que, hallándose recorriendo su cortijo «Los Jarales», se encontró con Pernales de manos a boca en la revuelta de un camino. El sitio del encuentro fue en límites del término de La Roda.

Montaba el bandolero una hermosa yegua negra, según manifestó el denunciante, e iba provisto de su inseparable rifle norteamericano. A unos diez metros del célebre salteador observó el Sr. Hinojosa que se hallaban ocultos entre unos matorrales otros bandoleros a caballo.

Pernales pidió al Sr. Hinojosa le socorriese con alguna cantidad, respondiéndole el labrador que le era imposible complacerle en sus deseos, por no llevar encima cantidad alguna. Pernales no insistió, y haciendo una seña a los que se encontraban ocultos en el monte, que eran tres, marchó acompañado de aquellos en dirección á la aldea de Corcoya, anexa a Badolatosa.

El citado oficial, al tener conocimiento de la presencia del Pernales en la demarcación de su mando, salió con toda la fuerza en su persecución, enterándose a las pocas horas de que los fugitivos habían atravesado el río Genil por las inmediaciones de Palenciana, internándose precipitadamente en los montes de San Miguel, en dirección a Lucena.

En esta última excursión se sabe que ha aumentado Pernales su cuadrilla con otro bandolero que se ignora quién sea. El nuevo compañero caminaba con ellos montado a ancas, pero al ir a vadear el Genil encontraron a un sujeto llamado Francisco González, a quien robaron el caballo que montaba, para que en él pudiera cabalgar el compañero.

Estos últimos datos fueron facilitados a la benemérita por un hombre que se hallaba pescando en el río Genil, en las proximidades del vado que atravesaron los bandoleros. La Guardia civil que los persigue ha seguido durante gran trecho las huellas de los caballos sin darles alcance. La cuadrilla de bandoleros se encontraba el domingo (26 de mayo) entre Lucena y Puente Genil, sableando a los propietarios de aquellos términos.

19070529 002 El País

19070530 001 Diario de Córdoba

«El Pernales» falleció tres meses más tarde, a finales de agosto de 1907, con solo 28 años, en un enfrentamiento con la Guardia civil en Albacete, en la sierra de Alcaraz, junto con «El Niño del Arahal».


Según cuenta Baltasar Peña, en su libro «Pequeña Historia de la Villa de Campillos», (pág. 106), esta foto de «El Pernales», fue hecha en la cárcel de Campillos, por nuestro paisano Juan Campos, aficionado pionero a la fotografía, cuando el bandido allí se encontraba por el hurto de unas ovejas en Martín de la Jara, .

Hacia 1910, siendo Salvador Hinojosa alcalde de Campillos, la familia se traslada a vivir a Alameda, en donde tenían importantes propiedades agrícolas. José María Hinojosa, pasó esa primera infancia en dicho pueblo. La casa, concebida para una función agrícola, está situada a las afueras, y en su parte trasera se extiende una gran huerta y el campo. La estancia en Alameda, marcó su iniciación a la vida en el momento decisivo del desarrollo de su personalidad. De ahí le vino su amor por el campo. Aunque había nacido en Campillos, en el año 1925, José María confesaba que se sentía más de Alameda que de Campillos.

En 1914 vuelven a Campillos, donde el padre había sido elegido de nuevo alcalde.

Ese mismo año, con diez años, José María Hinojosa se traslada a Málaga, al colegio San Fernando, donde ingresa como interno para estudiar el Bachillerato, que duraba seis años. Era el mismo colegio en donde su hermano Francisco había acabado el Bachillerato el curso anterior. Ese curso el número de internos rondaba los 45. Era un muchacho muy aplicado, sacando buenas notas. Le gustaba mucho leer.

Este colegio particular, se encontraba en la calle Victoria n° 9. Fue fundado en 1840 y sus propietarios era la familia  Fernández del Villar, dirigiéndolo por aquellos años Manuel Fernández del Villar Arjona (1878). No era un colegio oficial, y sus alumnos se matriculaban y se examinaban en el Instituto General y Técnico, de la calle Gaona, como alumnos libres.

Los veranos los pasaba en Alameda, según Baltasar Peña “paseando por la amplia huerta aneja a su casa, pues nunca fue dado a muchas amistades, sino a pocos e íntimos amigos. […] Se aislaba en su cuarto y leía, leía cuanto llegaba a sus manos […] Fue desde pequeño un muchacho serio, retraído, aficionado a leer y guardar libros, buen estudiante, amable y de gustos, para la familia, extravagantes”

De esta época en el Colegio, arranca la amistad de José María con Francisco García Lorca (1902), hermano de Federico (1898). El primer contacto entre ellos, tendría lugar durante los veranos de 1917 y 1918, que los pasaron ambas familias en Málaga. La de García Lorca veraneaba en el hotel Hernán Cortés, que desde 1925 sería el hotel Caleta Palace. Esa amistad se afianzó, cuando entre 1921 y 1923 José María Hinojosa se trasladó a Granada para estudiar Derecho. Federico era seis años mayor que José María.


A finales de 1918 la familia Hinojosa se traslada a vivir a Málaga, a un piso de alquiler situado en calle Larios nº 1. Según manifiesta su hermana Isabel Hinojosa, en una entrevista que le hizo  Alfonso Sánchez Rodríguez: “Al principio solo íbamos a Málaga de tiempo en tiempo. Pero cuando empezaron a surgir los problemas con los trabajadores en las tierras nos fuimos todos a vivir a Málaga”.

Recordemos, porque ya lo escribí en la Crónica «LA HUELGA DE 1919 EN TEBA Y CAMPILLOS», que entre mayo de 1918 y junio de 1920, bajo la sombra de la Revolución rusa de 1917, se produjeron unos movimiento huelguísticos en la provincia de Málaga de extraordinaria intensidad, orientados a la consecución de mejoras en las condiciones de trabajo y el nivel de vida de los obreros, como las que hubo en Antequera de septiembre a noviembre de 1918 y posteriormente en enero de 1919; o las de Campillos y Teba en junio de 1919.

https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2023/08/la-huelga-de-1919-en-teba-y-campillos.html

Quizás influyera también en el cambio de domicilio, la epidemia de gripe que tantas vidas se llevó por delante entre abril de 1918 y abril de 1919. Murieron más de 1.500 malagueños, y más de 200.000 españoles. El inicio del curso escolar 1918-1919 se suspendió por este motivo, y no comenzó hasta enero de 1919.

 Al vivir en el domicilio familiar, José María abandonó el internado del Colegio San Fernando y se matriculó en el Instituto General y Técnico, donde curso los dos últimos años de Bachiller.

Finalizado el bachillerato, José María se traslada a Granada, donde cursa los Estudios Preparatorios y los dos primeros años de licenciatura de Derecho en la Universidad granadina, donde coincide con los malagueños Manuel Altolaguirre (1905) y José María Souvirón (1904), a los que ya conocía con anterioridad durante su estancia en Málaga.

Así lo cuenta Manuel Altolaguirre: «Es curioso hacer notar que los poetas que formaron mi generación [...] fueron casi todos amigos de la infancia y tuvieron en Málaga ocasión de convivir, sin sospechar la obra en común en que participarían en el futuro». Entre ellos, también estaba Rafael Alberti (1902), que era sobrino del cura de la parroquia de San Juan de Málaga.

En Granada, José María entra en contacto con el ambiente cultural granadino en las tertulias del Café Alameda. A través de los hermanos García Lorca (Federico y Francisco), conoce a un Manuel de Falla (1876) ya en su madurez, y al pintor Manuel Ángeles Ortiz (1895).

En junio de 1922 se celebró el histórico «Concurso de Cante Jondo» de Granada, auspiciado por Federico García Lorca, Manuel de Falla y otros artistas e intelectuales. Fue Manuel Ángeles Ortiz quien pintó el cartel anunciador.

En sus regresos vacacionales a Málaga, José María Hinojosa, junto con Manuel Altolaguirre y José María Souvirón, comienzan a relacionarse con la bohemia artística malagueña, que se reunía en las tertulias del Café Inglés en calle Larios, nº 4. Tenía entonces 18 años.

El 8 de febrero de 1923, se casa su hermano Francisco Hinojosa Lasarte (1898) con Blanca Nagel Álvarez-Net (1902) en la iglesia de los Santos Mártires. La novia era hija de Enrique Nagel Disdier, empresario y pintor. El nuevo matrimonio fijó su residencia en la casa familiar de los Hinojosa, por lo que es más que probable que por esas fechas ya estuvieran viviendo en Villa Cele-María, en La Caleta, en Paseo de Sancha, nº 44 (antes 40), un edificio de estilo neo-mudéjar.

Villa Cele-María

Cuando con 18 años, José María empieza a escribir poesía, sus padres no se lo tomaron en serio. No les gustó, no entendían aquellas cosas tan raras que escribía, si bien lo toleraron aunque con un cierto recelo, considerando que atravesaba una etapa de locuras de juventud.

El antequerano José Antonio Muñoz Rojas, en su libro «Amigos y maestros», evocaría la incomprensión que la juvenil afición poética de José María despertó en su entorno familiar:

«Sabía yo de sus andanzas poéticas, a través de relaciones familiares, andanzas que, como las mías después, no se acababan de tomar demasiado en serio, en nuestros comunes contornos labradores. Más bien se toleraban con una mezcla de curiosidad y recelo, sin saber en lo que aquello podía venir a parar, y que diera en algo más que en chifladuras juveniles»

Los padres de José María le mantienen con bastante suficiencia económica, que él la maneja libremente. Ese apoyo económico de su padre, no le faltó ni cuando más poeta surrealista y más estrafalario en el vestir era.

Muy pronto dispuso de coche propio. Manuel Altolaguirre, lo cuenta así:

«Hinojosa y yo éramos muy amigos. Yo tenía los libros de la biblioteca de mi padre (Manuel Altolaguirre Álvarez, fallecido en 1919), y ambos teníamos la influencia de un poeta algo mayor que nosotros, Emilio Prados (1899), nuestro maestro de literatura. Nos enseñaba en el café, en los paseos, en la playa»

«Quien nos reunía a todos en nuestra juventud era José María Hinojosa, que por tener automóvil en él nos paseaba, llevándonos al campo. Unas veces a sus fincas y otras veces a lugares pintorescos de nuestra provincia. En esos paseos, Federico García Lorca, recitaba versos que luego formaron parte de sus libros y otras composiciones no menos hermosas que se perdieron para siempre»

«Era el más alegre de todos. Nos llevaba en su coche a los merenderos cerca de la playa, recintos cercados con cañas y enredaderas, con mesas y sillas incomodas, donde el vino era bueno y nuestros ojos, congestionados por la risa y el llanto, siempre encontraban mar y cielo entre las rendijas. Hinojosa, pagaba».

En febrero de 1923 José María Hinojosa, con solo dieciocho años, financia la edición del primer libro de José María Souvirón, el poemario «Gárgola».

Un mes más tarde, edita, junto a sus compañeros de universidad Manuel Altolaguirre y José María Souvirón, la revista literaria «Ambos» con un escaso presupuesto, con un papel de escasa calidad, en un formato cuadrado de 18 x 18. Era un grupo de jóvenes que comenzaban a relacionarse con la literatura, dispuestos a compartir y a difundir en su entrono el fervor de las nuevas vanguardias. Ninguno de los tres había cumplido aún los veinte años.

Solo se publicaron cuatro números de la revista. En ella se encierra muchas de las claves de lo que sería su trayectoria futura. Une poesía, relatos, dibujos, pintura, traducciones, crítica literaria y partituras de música. En ella colaboraron, entre otros, Picasso, García Lorca, Gómez de la Serna y Emilio Prados.

En el primer ejemplar de la revista, José María publica el relato titulado «Parrito» basado en una leyenda oral. En el del mes de mayo, publica sus dos primeros poemas: «Sementera» y «Poema de invierno» (Ambos, n° 3). Y en el último, en el mes de agosto publica el relato titulado «EI Reloj» inspirado en el padre Cristóbal, sacerdote de Alameda.

Los problemas económicos de la revista, el fallecimiento del padre de José María Souvirón, en septiembre de 1923, y la marcha en octubre de José María Hinojosa a Madrid, principal mecenas, hace que la revista desaparezca. Fue el germen de lo que luego sería la revista literaria «Litoral» (1926–1929).

Para situarnos en el contexto histórico en el que estamos, el 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, da un golpe de estado. El gobierno del general, abre un periodo marcado por la suspensión de la Constitución de 1876, la disolución de las diputaciones provinciales y la censura de prensa. Fue un régimen autoritario que gobernó el país con el consentimiento del rey Alfonso XIII, hasta el 28 de enero de 1930, cuando el general, que había perdido apoyos, se vio forzado a dimitir. El rey nombró en su lugar a Dámaso Berenguer, jefe de la Casa Militar del Rey. Poco después, unas elecciones municipales derivaron en la proclamación de la Segunda República y el fin de la monarquía el 14 de abril de 1931.

Con la llegada del gobierno de Primo de Rivera, el 2 de octubre de 1923, es nombrado alcalde de Campillos Juan Moreno Cuellar, rompiendo el monopolio que durante más de 24 años seguidos, la familia Hinojosa había tenido en la alcaldía del pueblo.

JOSE MARIA HINOJOSA EN MADRID

En octubre de 1923, con diecinueve años, se traslado a Madrid para continuar la licenciatura de Derecho. Vive en una pensión situada en la calle Imperial, cerca de la Plaza Mayor. Su deseo era haberse alojado en la «Residencia de Estudiantes», pero sus padres, en especial su madre, no se lo permitieron, por el carácter laico de esta. Ella la consideraba un semillero de ateísmo y blasfemia. No le regatearon dinero para su estancia en Madrid, para sus libros y sus viajes.

A pesar de la oposición materna, José María frecuentaba a menudo a los componentes de dicha Residencia, algunos de los cuales ya conocía de Málaga, como Emilio Prados y Federico García Lorca, que ejercerían de cicerones.


Hinojosa con el libro en la mano, Lorca en el centro y Emilio Prados con gafas

De esa manera entrará en contacto con los ambientes poéticos y pictóricos de la capital, y se convertirá en protagonista y testigo de las vanguardias de aquellos años. Hace amistad con: José Moreno Villa (1887), José María Chacón (1892), José Bergamín Gutiérrez (1895), Luis Buñuel (1900), Rafael Alberti (1902), Salvador Dalí (1904), José Bello (1904)… A pesar de la diferencia de edad, 17 años, fue el malagueño José Moreno Villa uno de los más cercanos a José María Hinojosa, manteniendo ambos una gran amistad.

El hermano de José Bergamín, Fabio Bergamín y su padre, Francisco Bergamín García, habían sido diputados a Cortes por Campillos de forma casi ininterrumpida desde 1886 hasta 1923, por lo que les unía una gran amistad con la familia Hinojosa.

https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2023/03/francisco-bergamin-y-garcia-diputado.html

La condición social de José María Hinojosa hizo que le vieran como un joven rico con aficiones poéticas. Según Manuel Altolaguirre “El que fuera un poeta rico le perjudicaba y el que fuera, además, generoso motivaba las más violentas envidias”. Debido a esto no lo tomaron del todo en serio. Su obra siempre, fue recibida por parte de un amplio sector de sus coetáneos, con una actitud de indiferencia; algunos le tildaban de snob cuando no de intruso en el mundo literario. De un “bohemio con cuenta corriente”.

Con el rango de caballero, ingresa en la «Orden de Toledo», fundada por Luis Buñuel en marzo de 1923. Estaba formada por un grupo de amigos jóvenes, por aquel entonces desconocidos, que marchaban el fin de semana a Toledo para evadirse, soñar, crear, divertirse, y, sobre todo, disfrutar. Sus preceptos básicos eran: acudir a la ciudad una vez al año; amar a Toledo por encima de todas las cosas; vagar durante toda una noche por Toledo, borracho y en completa soledad; no lavarse durante la estancia; velar el sepulcro del cardenal Tavera.

Luis Buñuel se nombró condestable de la Orden. En un segundo orden jerárquico se encontraban los fundadores, de entre los que estaban Federico García Lorca y su hermano Francisco. Luego venían los caballeros, entre los que figuraban Salvador Dalí, Rafael Alberti, María Teresa León, José María Hinojosa y Jeanne, la esposa de Buñuel. Por debajo de estos se encontraban los escuderos, y por debajo los invitados de los escuderos, cuyo jefe era José Moreno Villa.

Se alojaban por lo general en la famosa «Posada de la Sangre», cuyo grado de higiene determinaba la regla de no lavarse. Comían en tascas, siendo su predilecta la «Venta de Aires». Tras comer, era obligado ir a ver la tumba del cardenal Tavera, con unos minutos de recogimiento delante de la estatua yacente del cardenal muerto.

Para mejor conocimiento de ver el artículo “La orden de Toledo. Las juergas de Buñuel, Lorca, Dalí y cía en Toledo que se convirtieron en leyenda” (ABC 7 de diciembre de 2015)

https://www.abc.es/espana/castilla-la-mancha/toledo/ciudad/abci-orden-toledo-juergas-bunuel-lorca-dali-y-toledo-convirtieron-leyenda-201512071832_noticia.html




En junio de 1925, ve la luz el primer libro de poesía de José María Hinojosa, Poema del campo, (125 ejemplares) en el que se aprecia la influencia del campo y las leyendas orales, con ilustraciones de Salvador Dalí, entre ellas un retrato de Hinojosa. Los poemas tratan de captar ante todo la luz y el paisaje agrario en que trascurre su infancia. La publicación no despertó ningún interés. Es el mismo año de la publicación de Marinero en tierra de Rafael Alberti y Versos humanos de Gerardo Diego.

Dibujo de Salvador Dalí

JOSE MARIA HINOJOSA EN PARIS

El 20 julio de 1925 viaja José María Hinojosa de Madrid a París, siguiendo los pasos de Luis Buñuel que estaba en la ciudad del Sena desde primeros de año. Se hospeda en el hotel St. Pierre, un alojamiento modesto en el barrio Latino, el mismo sitio en que se hospedaba su amigo. Asiste a clase de francés por las tardes en el Instituto del Panteón (Liceo Henri IV en el barrio Latino). Pretendía mejorar su conocimiento del idioma, ya que pensaba realizar la carrera de diplomático.

A través de Buñuel, contacta con el grupo de pintores cubistas españoles allí residentes, que buscan la libertad de expresión de las nuevas tendencias estéticas. Con ellos comparte tertulias y discusiones en el café La Rotonde. Entre ellos estaba Joaquín Ruiz-Peinado de Ronda, seis años mayor que José María. Ya debían conocerse, gracias a las relaciones que sus respectivas familias mantenían como productores y comerciantes de productos agrícolas de la comarca de Ronda y Campillos; productos que tenían uno de sus principales puntos de venta en el comercio del padre de Joaquín en Ronda. La amistad se consolidaría en las estancias estivales que ambos pasaban en Málaga, y perduraría gracias a aficiones comunes. Una de estas fue la de los toros, que hizo germinar amistades comunes como la del torero rondeño Cayetano Ordóñez «Niño de la Palma».

En París, acude a la Sorbona, visita cabarets, frecuenta museos y exposiciones. Se pone al día en las novedades de la vanguardia francesa. Entra en contacto con el movimiento surrealista. Conoce a André Bretón y al grupo de artistas, escritores y poetas que Bretón encabeza. El impacto que le producen los escritores surrealistas, provocara un cambio en su obra poética.

Desde finales de octubre de 1925, y todo el mes de noviembre, acompañado por diversos miembros de su familia, desde París, José María viaja a Italia, Suiza, Holanda y Bélgica. A finales de noviembre llega a Barcelona, y tras pasar allí unos días, regresa a París, a primeros de diciembre de 1925.

El 15 marzo de 1926, se imprime en París Poesía de perfil (300 ejemplares), pero no se distribuirá hasta junio de 1927. Fue costeado por el padre de José María Hinojosa. Ilustrado con un retrato y cuatro dibujos por Manuel Ángeles Ortiz, a quién había conocido en Granada.

En el libro se observa una mayor madurez, y se aprecian muchas influencias del tiempo vivido en París. De estilo clásico, respetando la rima y la estrofa, con un esbozo de surrealismo. Muestra un mundo interior real y fantástico a un tiempo. La bella “Poesía de Perfil” permanecerá como su yo más auténtico. Los sueños puestos en verso son muy bonitos

En la contraportada anuncia dos obras en preparación: La Rosa de los Vientos (poesía) y El aviador y el buzo (teatro). De esta obra de teatro nada se supo, y es casi seguro que el original se perdió en el saqueo e incendio de su casa en julio de 1936.

REGRESA A ESPAÑA

A principios de abril de 1926, Hinojosa regresa a España. Ha estado diez meses en París. Vuelve muy cambiado, con un aspecto totalmente distinto, contagiado por las tendencias surrealistas. Vestía muy estrafalariamente, con corbatas de vivos colores, un bastón, la pipa siempre en la boca y un sombrero negro de ala ancha. París lo ha convertido en una persona diferente, Pero esta ruptura con lo convencional, sería efímera. La nueva estética no es tomada en serio, seguía siendo considerado por sus compañeros un señorito y no como un poeta.

José María Souvirón, en un artículo de la revista Poesía Española (1964), reivindica la figura de su amigo.

Volvía Hinojosa de París, importando consigo las más nuevas y atrevidas teorías surrealistas, y su poesía, campesina y telúrica antes de su viaje, retornaba con un tono avanzado que aireó e impregnó a mucha parte de la lírica entonces naciente.

José María Hinojosa, pasa el verano de 1926 en Málaga, frecuentando algunas estancias en Campillos.

Por su parte, su amigo Emilio Prados, tras varios intentos fallidos por encauzar sus estudios, le propuso a su padre Emilio Prados Naveros, la adquisición de una imprenta que le permitiera desarrollar una actividad profesional de acuerdo con sus aficiones. Así se fundó la «Imprenta Sur». En ella se imprimió, en noviembre de 1926, el primer número de la revista literaria «Litoral». Sus fundadores fueron Emilio Prados y Manuel Altolaguirre. En éste primer número hay un poema de José María Hinojosa.

En esta primera etapa de la revista, se publicaron siete números, que fueron costeados en su totalidad por el padre de Emilio Prados. En ella colaboraron Federico García Lorca, José Bergamín, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Ramón Gómez de la Serna, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre, entre otros. En «Litoral» se empieza a configurar lo que pronto comenzaría a llamarse la Generación del 27.

Aunque no estaba en la dirección de la revista, José María Hinojosa se siente muy ligado a la misma. Gran parte de los dibujos que aparecen en estos primeros números provienen del círculo de artistas con los que Hinojosa se relacionaba en París.

El 1 febrero de 1927, ingresa como soldado de cuota en la Brigada Obrera y Topográfica del Estado Mayor, en Madrid. Durante ese tiempo se hospedaba en el Hotel Majestic, y se presentaba en el cuartel todas las mañanas,

El 20 mayo se imprime en la «Imprenta Sur» La Rosa de los Vientosilustrado por Francisco Bores, apareciendo como el séptimo suplemento de la revista «Litoral». Es su libro más breve, que pasó prácticamente desapercibido. Una viaje onírico por el mundo siguiendo el rumbo de las puntas de la rosa de los vientos. En él hay una mayor carga de surrealismo.

El verano de ese año lo dedicará a una de sus grandes pasiones, la fiesta de los toros. Al disfrutar de un permiso militar atraviesa, con su primo Baltasar Peña Hinojosa, las provincias de Málaga, Cádiz, Sevilla y Córdoba siguiendo en su Chrysler descapotable las faenas del todavía novillero Francisco Vega de los Reyes «Gitanillo de Triana».

En 1927 se celebraba el tercer centenario de la muerte de otro bien conocido poeta, Luis de Góngora, que falleció el 23 de mayo de 1627 en su ciudad natal, Córdoba. Con motivo de este aniversario, el Ateneo de Sevilla le rindió un homenaje. Este encuentro tuvo lugar los días 16 y 17 de diciembre de 1927, y contó con un importante nombre propio: el del torero y escritor sevillano Ignacio Sánchez Mejías, quien fue impulsor del acto.

A aquel homenaje acudieron, entre otros, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Dámaso Alonso, José Bergamín, Jorge Guillén y Gerardo Diego. A estos poetas se les puede ver en una famosa fotografía que se tomó aquellos días. Este homenaje a Góngora, es considerado el acto fundacional de la Generación del 27.


Al acto no fue invitado José María Hinojosa, que no gozaba precisamente de las simpatías del grupo. La incomprensión de estos poetas de su generación, y el aislamiento al que lo sometieron, era por ser un hombre adinerado que viajaba por Europa, coleccionaba pintura moderna, jugaba al tenis y al golf, montaba a caballo, y disponía de un Chrysler descapotable.

Según Vicente Aleixandre “los poetas de la generación de 1927 nunca lo tomamos muy en serio como poeta”. Moreno Villa escribió en 1944 “del pobre José María Hinojosa, que en verdad era un poeta pardillo deslumbrado por una larga instancia en París”.

Lo caricaturizaban sin piedad; su acento y en su mala dicción era motivo de continuas chanzas. José María Hinojosa leía muy mal sus poemas, y al terminar añadía: “ya está”. Esto llevó a que los amigos le llamaran el poeta “ya está”

El 30 diciembre, José María Hinojosa, concluye el servicio militar, y el 9 enero de 1928 obtiene su título de licenciado en Derecho por la Universidad Central de Madrid. Se instala en Málaga, pasando largas temporadas en Campillos, desde donde empieza a seguir de cerca la explotación de las propiedades familiares.

La familia se había trasladado a vivir a La Caleta, primero en “Villa Cele-María” (Paseo de Sancha, 44 antes 40), un edificio de estilo neo-mudéjar, y luego a “Villa Mar” (Paseo de Sancha, 20 antes 16). La familia Hinojosa vivía en “Villa Mar” de alquiler, la propiedad era de Enrique Nagel Álvarez, hermano de Blanca Nagel, la esposa de Francisco Hinojosa Lasarte.

Enrique Nagel Álvarez, coincidió con José María Hinojosa en la Prisión Provincial de Málaga, siendo asesinado en la saca de la noche del 30 al 31 de agosto de 1936, ocho días después que José María y su cuñado, Francisco Hinojosa, que murieron el día 22 de agosto.

VILLA MAR

A ellas se llevó José María, su colección de dibujos con los que había ilustrado sus libros, y los que había comprado a sus amigos pintores vanguardistas en París. Según su hermana Isabel: “José María era muy amigo de los pintores y tenía toda la casa de La Caleta llena de cuadros horribles: con ojos en la frente y cosas así”. (Entrevista de Alfonso Sánchez)

El 10 marzo de 1928, se imprime en la «Imprenta Sur» su cuarto libro, Orillas de la luz que contiene unos bellos dibujos de Benjamín Palencia. Es el libro que más eco tuvo de los publicados por José María Hinojosa, con un lenguaje más elaborado, y donde se encuentran sus poemas más conseguidos, aunque los juicios de la crítica fueron bastante desiguales.

El escritor César Muñoz Arconada, publica en «La Gaceta Literaria» esta reseña de Orillas de la luz:

Su poesía tiene el defecto de su misma virtud. Corrientemente, el escritor peca por aquello que posee. Se entrega a ello—como ruta fácil— y suele terminar en víctima de sus propios medios. Debemos vigilar precisamente aquello que trata de desbocarse. Dominarlo, antes que nos domine. Encauzarlo, antes que nos desbaste.

Hinojosa tiene una admirable fantasía. Sus poemas son un vivo juego de disparidades. Casi podría decirse que hace bella la incongruencia. Mueve la baraja de cosas—palabras, imágenes—disímiles. Con todos estos elementos extraños entre sí, Hinojosa obtiene en sus versos una simpática viveza. Aunque no tuviese otras buenas cualidades, a mí me complace mucho el dinamismo de su fantasía, algo pictórica y picassiana.

“Orillas de la luz” tiene probablemente defectos de ligereza—defecto común en todos los intuitivos—, pero a su vez tiene cualidades excelentes, personales, simpáticas. Hinojosa podrá ser un poeta poco perfecto, pero va camino de ser—entre nosotros, aquí—un poeta personal. Mientras casi todos tratan en mirarse en espejo común, Hinojosa—cualidad de viajero—-se deslinda, se desmanda, buscando expresión propia. Acaso le falte mucho para lograrla; pero a mí me agrada su camino de independencia.

19280515 05 La Gaceta literaria

Un mes más tarde, el 12 de abril de 1928 se imprime en «Imprenta Sur», su quinta obra La flor de Californía, con cinco ilustraciones de Joaquín Ruiz-Peinado, de Ronda, y una carta en el prologo de José Moreno Villa, que lo califica de "un delicioso viaje imaginativo". La obra representa uno de los hitos más significativos del surrealismo poético español, y el primer libro surrealista que se edita en España. Sin embargo, en ese momento apenas encuentra resonancia. Es notorio que el surrealismo de Hinojosa se adelanta a Lorca (Poeta en Nueva York) y Alberti (Sobre los ángeles).

De hecho, cuando sus compañeros de generación conocen el libro de Hinojosa, es cuando Lorca escribe sus narraciones surrealistas, Alberti el libro “Sobre los ángeles” y Aleixandre comienza a configurar su libro, también surrealista, “Pasión de la Tierra”.

Muchos de los poemas de Hinojosa se inspiraron en cuadros surrealistas. Decía José Moreno Villa, en el prólogo de la obra:

“He simpatizado de golpe con esa técnica porque ya la pintura gemela me tenía preparado. Y recuerdo que comprendí mejor los cuadros de Bores o de Miró cuando leí tus narraciones y que, también estas se me iluminaron al ver aquellos”

Es lo más personal y logrado de la obra poética de José María Hinojosa, con un fantástico universo creativo. No volvería a publicar nada más hasta tres años después, en enero de 1931.

VIAJE A LONDRES Y A RUSIA

Una vez publicada esa obra, en mayo de 1928 se marcha de nuevo a Paris, y tras una corta estancia allí, a primero de junio marcha a Londres, donde permanece alojado en el Royal Stuart Hotel, hasta el 26 de julio cuando regresa de nuevo a Paris.

El 2 de agosto de 1928, inicia desde el puerto de Le Havre (Francia), un crucero en el transatlántico de lujo «Cap Polonio» por el mar Báltico y por Rusia, junto con José Bergamín y Rosario Arniches Moltó, hija de Carlos Arniches, que estaban en su viaje de recién casados. Visitan, entre otros sitios, Hamburgo, Copenhague, Oslo, Estocolmo, Helsinki, Leningrado y Moscú. Era la primera visita turística que las autoridades soviéticas permitían desde la revolución de octubre de 1917.

Una de las noches de la travesía, se celebró en el barco una fiesta de disfraces, para la cual, Hinojosa se vistió de torero, con un traje que sus padres le habían enviado a Londres. El 4 de septiembre estaban de regreso en España.

El viaje realizado a Rusia, desilusionó a José María y le hizo cambiar su forma de pensar en muchas cosas. Abandonó las locuras juveniles y a los 24 años empezó a “sentar cabeza”. La destrucción llevada a cabo por el comunismo le hace implicarse de una forma decidida en actividades anticomunistas en España.

Su hermana Isabel le cuenta en la entrevista que le hizo Alfonso Sánchez: “Vuelve del viaje a Rusia totalmente decepcionado, desengañado, contando que todo lo que le habían dicho era mentira; que aquello era deprimente y muy triste. Había mucha miseria”.

Se aleja de sus amigos y del ambiente poético de Madrid, y vuelve a residir en Málaga, al calor del tradicional ambiente familiar. Trata de ordenar su inquieta vida y comienza a inclinarse por volver a la educación recibida de su familia, al ambiente en que había nacido y se había criado.

En la primavera de 1929, José María Hinojosa se asocia con Emilio Prados y apoya económicamente la publicación de nuevo de la revista literaria «Litoral», con la idea de reflotarla, tras año y medio de silencio, para lo cual entra en la dirección. Manuel Altolaguirre, uno de sus fundadores, había abandonado el proyecto.

La revista reaparece con el número 8, en una nueva etapa, muy breve y efímera, pues acabaría ese mismo año 1929 con el número 9. En los dos números editados la revista toma una orientación surrealista por la influencia de Hinojosa.

ANA FREÜLLER VALLS

A principios de 1930, se enamora de Ana Freüller Valls (1909–1995) a la que había conocido por su amigo José Luis Barrionuevo España. Perteneciente a la alta burguesía malagueña, era nieta de José Freüller y Alcalá-Galiano, marqués de la Paniega.

José Freüller Valls, el hermano de Ana, había heredado el título de marqués de la Paniega, en noviembre de 1927. Vivía en el Paseo del Limonar, nº 11. Licenciado en Ingeniería por el ICAI, diseñó y construyó en los años treinta, tres modelos de avioneta muy interesantes y poco conocidos, debido sobre todo a su prematura muerte en la guerra civil (fue asesinado el 3 de febrero de 1937), hecho que truncó una carrera aeronáutica indudablemente prometedora. Las pruebas de vuelo son efectuadas por Joaquín García Morato, gran amigo del diseñador, y el avión responde perfectamente a las expectativas. Además, también lo vuela Carlos Haya, cuñado de García Morato, y también amigo de José Freüller. Su hermana Ana, a veces le ayuda como navegante de vuelo.

José María se ha enamorado, aunque con poca fortuna porque su amada no valora su poesía, y parece exigirle, si alguna esperanza quiere de conquistarla, un modo de vida en consonancia con el modelo de sociedad a la que pertenecen.

En una entrevista muy esclarecedora, que le hizo Alfonso Sánchez Rodríguez en agosto de 1993, Ana Freüller describe a José María Hinojosa de la siguiente forma:

José María, empieza el “ataque” en el 30. […] José María era un hijo de papá. Escribía poemas, libros y me los mandaba. Sin embargo, yo apreciaba el valor personal. Su plan fue siempre el mismo: el que la persigue la mata. Él era muy amigo de mi madre y de mi hermano. Venía a casa a diario, y se pasaban las horas hablando de política, y a mí la política nunca me ha gustado; es todo mentira...

[…]

Él era así… Entretenido, culto, buen conversador, pero, sobre todo, tenaz, insistente […] Un día me contó que su madre estaba muy contenta: Gracias a tu amistad he quitado el desnudo femenino (surrealista) que había en mi cuarto. Ella no entraba allí y ahora ya entra.

[…]

Así que como José María estaba dale que te pego, me encariñé con José María. Pero no fuimos novios; muy amigos, sí, pero no novios. Yo le decía siempre: “Mira, José María, seremos novios sólo dos meses antes de casarnos”. De todas formas, aquello fue como un noviazgo. José María insistía e insistía; iba a verme diariamente a casa. Yo le hice daño, pero es que él era muy idealista y yo no; yo siempre he sido realista. Yo no quería que él abandonase la literatura; lo que no me gustaba era que me mandara versos a mí. Los versos no me gustan, ni las novelas. A mí me gusta la Historia, lo real. Quizá le hice daño... Una vez me dijo: “Hay que sufrir para poder escribir...” Sí. Él cambió, y desgraciadamente fue mi culpa. Por eso, ustedes y sus amigos a lo mejor no me lo perdonan. Pero no hable mal de mí, por favor...

[…]

Con José María, y con mi madre, claro, pues de otra manera era imposible, iba al cine. Sí, nos gustaba ir. También jugábamos al golf. Cuando fundaron el Club de Campo Málaga de Golf, entre los jóvenes que empezaron a practicarlo estábamos José María y yo, y José Luis Barrionuevo, Maruja Pérez del Pulgar, Pilar Hinojosa, etcétera. También practicamos juntos deportes ecuestres. Una vez, después le enseñaré una foto, en la Plaza de Toros, José María y yo formamos pareja. Describíamos una especie de carrusel a caballo, como un ocho, a galope. Yo iba de amazona en una yegua que él me hizo traer desde Campillos, en tren. Siempre me ha gustado practicar deportes...

[…]

En el 37 íbamos a casarnos José María y yo. Creo que su amistad con mi madre y con mi hermano le perjudicó... Es que él vivía a expensas de su familia, y yo quería que fuese independiente de sus padres; por eso le insistía: “Trabaja en algo”. Y dejó de escribir. Por mi culpa. Encima del restorán “La Alegría” puso un despacho de abogado. Ésas eran las condiciones de nuestro casamiento: “Trabaja”. Él quería que, ya casados, nos fuéramos a vivir con su familia, pero yo me negaba e insistía: “Me conformo con lo que sea. Un piso de dos habitaciones me basta, pero para ti y para mí”.

La presión familiar seria una de las causas del cambio de rumbo que le daría a su vida. El 30 marzo de 1930 asiste con su padre a unos ejercicios espirituales dirigido por los jesuitas, que duran hasta el 6 de abril.

José María Hinojosa va paulatinamente, todavía acuciado por tremendas dudas y cavilaciones, renunciando a la poesía y asumiendo el papel que su familia había soñado para él. Se recluye en el seno familiar, recupera unas costumbres sociales que había dejado de lado, cuida de las rentas familiares, asiste a misa, hace ejercicios espirituales, corteja a una chica de familia acomodada.

Interrumpe su vuelo surrealista para poner los pies en la tierra. Se convierte así, entre la abogacía, la política, el amor y la religión, en un gran defensor de los valores tradicionales y de los intereses de la clase a la que pertenece.

Ana Freüller se casó en 1940 con Luis Poggio Monteverde, de origen canario, y tuvieron seis hijos.

DALÍ EN TORREMOLINOS

A mediados de abril de 1930, en las vacaciones de Semana Santa, Salvador Dalí y Gala Eluard llegan en tren a Málaga desde Barcelona, en un viaje de tres días. Gala estaba recién operada de un cáncer de útero. Ella tenía 34 años y Dalí 26.

José María Hinojosa le costeaba la estancia en el hotel Santa Clara de Torremolinos, entre La Carihuela y el Bajondillo, a cambio Dalí le prometió darle un cuadro. Desde el hotel había una veredita que bajaba hasta el mar. José María, que pagó su factura, no recibió a cambio el cuadro que Dalí le había prometido.

La visita de Dalí no llegó en el momento más oportuno. Hinojosa había cambiado, se había alejado de la literatura, acababa de realizar unos ejercicios espirituales, y pretendía a una chica de la alta sociedad malagueña que no quería oír hablar de poesía o surrealismo. Se relacionaba con gente de su clase social y económica, identificada dentro del conservadurismo más tradicional.

Salvador Dalí y Gala mantenían un comportamiento en público muy provocador para la época, paseando con los torsos desnudos por Torremolinos. Gala se bañaba desnuda en la playa. Decía Dalí:

Gala, con estructura de chico, tostada por el sol, se paseaba por el pueblo con los pechos desnudos, y yo volvía a exhibir mi collar. […]

Apenas quisieron salir de Torremolinos, donde estuvieron hasta el mes de mayo. José María los paseaba por el campo en el Chrysler descapotable, semidesnudos, con un José María muy violento, porque en Málaga lo conocía todo el mundo.

Dalí estuvo pintando en Torremolinos su cuadro El hombre invisible, que lo había comenzado a pintar en el invierno de 1929.

LA LLEGADA DE LA SEGUNDA REPÚBLICA

El 5 de enero de 1931, se casa su primo Baltasar Peña Hinojosa (1906) en la Basílica de Nª Sª de la Victoria de Málaga, con María Álvarez Gross (1908)

El 14 enero se imprime en la Imprenta Sur La sangre en libertad (167 ejemplares), con un retrato del autor realizado por José Moreno Villa. En su momento, el libro pasó prácticamente desapercibido. El contenido seguía siendo surrealista y reflejaba su inestabilidad amorosa, con presencia continua de la mujer amada. Como en La flor de Californía se trata de una mezcla de surrealismo y religión. Une planteamientos, dudas e imágenes religiosas, de forma mucho más acusada que en el libro anterior.

De este libro proceden los versos de José María Hinojosa que figuran en la lápida que se encuentra en el cementerio de Campillos, en homenaje A TODOS SUS MUERTOS EN LA GUERRA DE 1936-39  

¿Por qué evitó tu mano unirse con mi mano

y por qué en nuestros labios no cuajaron panales?

Por todos los caminos he sido viajero

y he encontrado tan solo fuentes de soledades

Subía a mi garganta este gusto a jengibre

cuando en mi cuerpo ardían los muros de mi cárcel

y ahora mi cuerpo es fuente por sus cuatro costados

de donde brota el agua y manan libertades

Son los dos últimos versos del poema LIBERACIÓN. En la lápida aparecen dichos versos recortados y mutilados.

La proclamación de la Segunda República, en abril de 1931, despierta en José María Hinojosa dudas sobre el nuevo régimen. El 10, 11 y 12 de mayo, se producen disturbios y quema de conventos y edificios religiosos en Málaga, y otras ciudades.

Ejerce la abogacía y administra la explotación de las tierras familiares en Campillos. Abandona por completo su vocación literaria y entregándose a la política con la misma pasión y entereza que antes lo había hecho con la poesía. Su vocación literaria hay que entenderla como una aventura personal que empieza con 18 años y la finaliza con 26.

El 7 junio de 1931 José María Hinojosa Lasarte, es nombrado Juez de Primera Instancia de Campillos.

CONSIDERACIÓN FINAL SOBRE EL HINOJOSA POETA

Después de su muerte, el 22 de agosto de 1936, sus obras fueron olvidadas casi por completo. Un motivo importante para que esto ocurriera, fue la reducida tirada de sus libros, que apenas alcanzaron difusión. En cierta forma, la actitud de José María con su desapego voluntario a la poesía, ayudó a que se le relegara a la letra menuda del pie de página de la historia de nuestra literatura.

En ambos bandos, fue un “poeta ignorado”. Para los republicanos, su vida y muerte tenía un paralelismo muy simétrico con la de Federico García Lorca, y podría haber perjudicado la exaltación del destino de Lorca como causa antifranquista. Sus antiguos compañeros, contaron historias de un codicioso terrateniente burgués.Rafael Albertí llegó a decir que lo ajusticiaron sus propios campesinos, aspecto que es totalmente falso, dando a entender con ello que su asesinato fue un ajuste de cuentas. José Bergamín, que había viajado con él a Rusia, negó haberlo conocido.

A pesar de ser un poeta asesinado por el bando republicano, no fue ensalzado tampoco por los vencedores de la guerra; es más, apenas si apareció algún poema suyo durante veinticinco años en ninguna publicación periódica. Su poesía estaba muy alejada de las tendencias de la posguerra, y aunque “Caído por Dios y por España” quedó fuera de la exaltación. Solo muy esporádicamente, aparecieron algunos poemas suyos en algunas antologías, y su nombre solo de tarde en tarde, era mencionado en la prensa especializada.

En 1961, Ediciones «El Guadalhorce» inició la publicación de los «Cuadernos de María Cristina»; se trata de una colección de veinte cuadernos numerados, cuyo objetivo fue dar a conocer la obra de diversos poetas. En 1962 publicó una antología de la obra de José María Hinojosa.

Pero fue en febrero de 1974, cuando su primo Baltasar Peña Hinojosa, promovió la publicación de las «Obras Completas» (1.000 ejemplares), aprovechando su puesto en la Diputación Provincial de Málaga. En dicha obra se reunieron los seis libros que publicó entre 1926 y 1931.

En la “Nota previa” del libro, dice Baltasar Peña:

Yo he de confesar, que a pesar de ser primo suyo, de haber compartido sus inquietudes literarias, de haber convivido íntimamente con él hasta semanas antes de su muerte, tampoco concedí extraordinario interés y menos permanencia a su producción poética.

[…]

Si se hubiera tratado de un poeta exiliado. O caído en zona diferente, no es aventurado afirmar que otro gallo le cantaría a su recuerdo literario.

[...]

El Hinojosa liberal, incluso comunistoide, más tarde agrario y tradicionalista, no significan un zigzagueo por un dirección averiada, sino un lógico patinar sobre el suelo resbaladizo que le tocó vivir. Variaba su geografía y con ella sus amistades, sus costumbres, su manera de ver la vida.

A principios de 1976, un grupo de escritores malagueños, entre los que estaban Baltasar Peña y Ángel Caffarena, constituyeron una comisión para organizar un homenaje a José María Hinojosa. Abrieron una suscripción para recaudar fondos con los que costear un monumento en su honor. El bronce que habría de perpetuar la memoria del poeta se encargó al escultor antequerano Jesús Martínez Labrador (1950), y aunque este acabó su obra, la misma no fue erigida en sitio alguno.

En 1977, Julio Neira Jiménez (1953-2015), que fue catedrático de Literatura Española y Teoría de la Literatura de la UNED, lanzó una campaña para reivindicar la figura de José María Hinojosa. Así tanto en su memoria de licenciatura, como en su tesis doctoral de 1981, como en los numerosos trabajos publicados sobre Hinojosa, demostró una serie de hechos indiscutibles: primero, que Hinojosa es un poeta de la Generación del 27, y segundo, que es además, y en un sentido cronológico, el primero de nuestros poetas surrealistas.

Una reedición facsímil en 1983 de su obra, organizada en dos volúmenes de «Litoral», gracias al esfuerzo de Julio Neira, contribuyó al proceso de reconocimiento. En esa década, Hinojosa se estaba abriendo paso gradualmente en enciclopedias, publicaciones periódicas, libros de texto, etc. y 1995 trajo otra tesis doctoral sobre la poesía de José María Hinojosa, la de Alfonso Sánchez Rodríguez (1958).

El «Diario Sur» publicó una reseña biográfica el 23 de agosto de 1986: “Ayer se cumplieron cincuenta años de la muerte del poeta José María Hinojosa”.

Desde entonces, su presencia en la historia de la literatura española, se considera obligatoria, basada principalmente en su consideración del primer surrealista español. Sin embargo, en algunos sitios aún se le niega su pertenecía a la Generación del 27.

En 1997, la editorial «Fundación Genesian» inauguró la colección «Hojas de Hipnos» con el Epistolario (1922-1936) de José María Hinojosa. Cartas que fueron reunidas gracias al trabajo de Julio Neira y Alfonso Sánchez.

Al año siguiente esa misma editorial, y dentro de la misma colección publica, su Obra Completa. El volumen reúne los seis libros publicados en vida por Hinojosa, mas una colección de textos dispersos, algunos de los cuales aparecieron en revistas literarias de la época, otros quedaron inéditos y aparecen en este libro juntos por primera vez. La edición del libro es gracias al trabajo de Alfonso Sánchez Rodríguez, que también escribe el prólogo.

En 1998, José María Hinojosa fue declarado por la Diputación de Málaga «Hijo Predilecto» de la provincia, junto a Manuel Altolaguirre, José Moreno Villa, José Antonio Muñoz Rojas y Emilio Prados Such.

En el año 2004, conmemorando el centenario de su nacimiento, se publica por el Centro Cultural Generación del 27, del que era director Julio Neira, el libro José María Hinojosa. Entre dos luces, como parte del Congreso Internacional que se celebró sobre su figura entre los días 19 y 22 de octubre de 2004 en dicho Centro Cultural malagueño.

En la calle Héroes de Sestoa de Málaga, hay un Colegio de educación Infantil y Primaria que lleva su nombre, y cerca del Hospital Clínico y de la Ciudad Universitaria hay una calle con el nombre de José María Hinojosa.

CAMPILLOS

Campillos tuvo un poco olvidado a su poeta. El primer intento, aunque inútil, fue la pretensión de ponerle su nombre al Instituto de Bachillerato

Hay que citar un modesto cuadernillo, editado en mayo de 1986 por el entonces Seminario de Lengua y Literatura Española del I.B. “Camilo José Cela”, elaborado por los profesores y alumnos de Lengua, dirigido por la Catedrática de Lengua y Literatura Española Cristina Ruiz, con dibujos originales de Antonio Leal. Su título era «J.M. Hinojosa, rescatado del recuerdo»

Unos años después, en Campillos se constituyó una Asociación Cultural con el nombre de “Poeta Hinojosa Lasarte”, cuyo acto de presentación tuvo lugar el 29 de diciembre de 1989, con una conferencia del profesor de la Universidad de Málaga D. Antonio A. Gómez Yebra, que versó sobre la “Vida y Obra del Poeta”. A continuación se realizó un recital poético por Isidro Carbonero Bermudo, acompañado por la guitarra de Juan José Escobar.

En 2004, coincidiendo con el centenario de su nacimiento, se presentó una Moción en el Ayuntamiento por el Grupo municipal PSOE-A de Campillos, en la que se pedía:

1º. - Colocación de un recordatorio en la casa que le vio nacer.

2º. - Erigir un busto del poeta en un lugar preeminente y la rotulación de una plaza o calle con su nombre.

En Campillos, 11 de febrero de 2004

El Portavoz del Grupo Municipal PSOE-A

Fdo.: Jesús M. Galeote Albarrán

La placa está colocada en la fachada de la casa en que nació, Santa Ana nº 4. Del busto nada se sabe.

La Biblioteca Pública Municipal de Campillos, lleva el nombre de «Poeta José María Hinojosa Lasarte».



La memoria de José María Hinojosa permanece cargada de su historia política. Algunos abordan el paralelismo Hinojosa-Lorca declarando que ambos fueron víctimas del odio irracional producido por una guerra absurda, pero entre los innumerables libros que discuten el terror de la guerra civil, casi todos mencionan a Federico García Lorca, y casi ninguno menciona a José María Hinojosa Lasarte. 
Es inútil buscar rastros de su vida en cualquier libro de Literatura de los que manejan los estudiantes actuales.

Fue detenido, junto con su padre y hermano, por las milicias del Frente Popular por ser fascista. Para sus compañeros de generación literaria era un señorito andaluz, un enemigo de clase. Serían asesinados en las tapias del cementerio de San Rafael de Málaga, un 22 de agosto de 1936. Al contrario que a Lorca, nadie intentó salvarle porque para ellos no era más que un enemigo de la revolución.

José María Hinojosa no cuenta para la memoria histórica. Nada quedó de él, salvo sus libros de poesía publicados. Su casa, sus libros, sus archivos, las cartas… fueron pasto de las llamas. Obras pérdidas para siempre en el fuego de los milicianos que arrimaron la tea a los libros y a los cuadros de tantos artistas que tenía en su casa de Paseo de Sancha.

En una próxima Crónica hablaré del JOSÉ MARÍA HINOJOSA LASARTE, POLÍTICO

https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2024/08/jose-maria-hinojosa-lasarte-politico.html


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Casa de José María Hinojosa Carvajal en la calle Real de Campillos

Casa de Salvador Hinojosa Carvajal, padre del poeta José María Hinojosa Lasarte, en la calle Santa Ana de Campillos

Casa de Salvador Hinojosa Carvajal en Alameda

Casa de Baltasar Peña Calvente, casado con María Josefa Hinojosa Carvajal, en la calle San Sebastián de Campillos



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