La anterior Crónica «BALTASAR PEÑA HINOJOSA. 1937 – 1939», la terminaba con Baltasar Peña, con tan solo tenía treinta y tres años, siendo vicepresidente de la Diputación Provincial y presidente de la Cámara Oficial Agrícola de la provincia de Málaga.
https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2025/06/baltasar-pena-hinojosa-1937-1939.html
Finalizada la Guerra civil, España se encontraba en unas condiciones calamitosas, necesitando comenzar una reconstrucción económica y social, tanto para el país, como para los ciudadanos y para las empresas que habían visto gravemente disminuidas sus capacidades por causa del conflicto bélico.
El gobierno del general Franco quería conseguir una pronta recuperación de la normalidad económica, y utilizó para ello un alto grado de intervencionismo por parte del Estado.
Se decretaron una serie de órdenes gubernativas, con carácter de urgencia, que se habrían de llevarse a cabo por parte de las autoridades militares, poniendo el principal acento en la reactivación de los sectores productivos. Organismos ya existentes como el “Instituto de Reforma Agraria” (IRA), el “Instituto Nacional de Previsión” y los de nueva creación, como la “Comisión de Reconstrucción”, primero y el “Instituto Nacional de Industria” (INI), a partir del 1941, fueron decisivos en la nueva puesta en marcha de la economía nacional.
En ese sentido, el 16 de marzo de 1939 se creó el “Instituto de Crédito para la Reconstrucción Nacional” (ICRN) (BOE del 22 de marzo). Su reglamento de aprobó por un decreto del 27 de julio (BOE del 28 de julio de 1939)
Según
la ley, la finalidad del ICRN era facilitar anticipos o préstamos a las
entidades, empresas o particulares, con destino a la reparación de los daños
sufridos como consecuencia directa de la guerra, con tal que se concretaran
dichos daños a bienes inmuebles u otros elementos y efectos propios para la
vida y la producción.
Por
Decreto del 16 de mayo se estableció también la Prestación Personal a favor del
Estado para ser utilizada en la reconstrucción nacional en obras a cargo del
Estado, la provincia o el municipio. El 4 de julio se aprobaba el Reglamento
para esta Prestación Personal (BOE del 29 de julio de 1939). Era obligatoria para los varones de 18 a 50 años inclusive.
La prestación personal establecida, se considera como servicio a la
Patria, y, por tanto, su incumplimiento seria perseguido y sancionado con todo
rigor.
Según el reglamento, todos los trabajadores y empresarios debían inscribirse, antes del 31 de agosto, en el ayuntamiento de cuya jurisdicción fueran vecinos o que tuvieran en él su residencia, rellenando un impreso en el que constaran sus datos personales, su oficio y el jornal diario del trabajador. En caso de duda de la cantidad a satisfacer, se calculaba en base al valor del jornal medio de cada localidad, no superando las 25 pesetas diarias.
En todas las provincias se creó el cargo de Comisario-interventor de la prestación personal, para la gestión de los fondos y recursos destinados a la reconstrucción. El Comisario interventor, tenía la tarea de supervisar la inscripción de las personas en el censo de la prestación personal a favor del Estado en cada ayuntamiento, y de llevar la cuenta y razón de cada una de las recaudaciones de la provincia.
En la provincia de Málaga de Comisario-interventor fue nombrado Baltasar
Peña Hinojosa.
El alcalde Málaga, Enrique Gómez
Rodríguez, recibió ayer en su despacho oficial, la visita del Comisario Interventor
de la prestación personal del ICRN, don Baltasar Peña Hinojosa.
19390802 002 Boinas Rojas
Esta prestación personal duró escasos meses, ya
que se derogó por un Decreto del 5 de abril de 1940 (BOE del 11 de abril)
VUELVEN SUS PROBLEMAS CON EL RÉGIMEN
Baltasar Peña, a pesar de ser una de las
personas más relevantes en Málaga del nuevo régimen, no se vio libre de las
investigaciones sobre su pasado más inmediato. Ya vimos en la anterior Crónica «BALTASAR
PEÑA HINOJOSA. 1937 – 1939», como al pedir en agosto de 1938 un certificado de
buena conducta, la Delegación de Orden Público de Málaga, emitió un certificado
no muy favorable a su persona, que finalmente ante sus alegaciones, fue
corregido.
En
1940, en un informe elaborado por la Comisaría de Investigación y Vigilancia,
se decía sobre Baltasar Peña que:
El citado es de buena conducta pública y privada, y de creencias religiosas; persona vanidosa en grado sumo, más que normal, gustoso de popularidad y nombradía, criado en ambiente político de antaño; le es grata la influencia y la admiración, y toda su labor intelectual y política, a más de servir a sus creencias e intereses, estaba encaminada en parte a dar realidad al deseo excesivo de renombre en provecho de su vanidad y personalidad. […] Durante la dominación roja en esta capital, desempeñó el cargo de Juez Municipal del distrito de La Merced, de cuyo Juzgado era juez suplente, y en escaso tiempo que estuvo, pues fue detenido por los marxistas, logrando evadirse y refugiarse en el Consulado de Bolivia, en que permaneció hasta la liberación de Málaga.
Este
informe, con una primera parte muy subjetiva sobre la personalidad de Baltasar
Peña, tenía una segunda parte demoledora, haber sido juez municipal suplente
del distrito de la Merced, en el bando del Frente Popular. Esto le valió la
apertura de un sumario, el número 81 de 1940, en el Juzgado Militar nº 7.
Ese
hecho de ser juez suplente, ya lo recogí en mi Crónica «BALTASAR PEÑA HINOJOSA. REPÚBLICA Y
GUERRA CIVIL», cuando el día
20 de julio de 1936, acudió junto con su amigo Carlos Arias Navarro a la
Audiencia Provincial de Málaga. Allí le comunicaron que debía sustituir
temporalmente al titular del Juzgado de Instrucción del distrito de la Merced,
don Manuel Puertas Oliveros. El motivo de esta
designación temporal, y por solo dos días, lo ignoro. Lo cierto es que de las
actuaciones que realizó como juez esos dos días, tuvo que responder ante la
justicia militar franquista.
https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2025/05/baltasar-pena-hinojosa-republica-y.html
Ese día 20 de julio, Baltasar Peña se encontraba de guardia en el Juzgado, cuando se presentaron en el mismo, los miembros de una patrulla con el médico don Rafael Pérez Bryan (1880-1936) y con don Eduardo Díaz Murciano (1893-1983). Ambos estaban refugiados en el Consulado de Bélgica, casa de don Gastón Wells, situado en el barrio de Gamarra, por la carretera de Antequera.
Ese día se presentó en el
Consulado una patrulla que procedió a la detención de Rafael Pérez Bryan, y al
intervenir Eduardo Díaz Murciano para que no se lo llevaran, también lo
detuvieron, y se llevaron a ambos al Gobierno civil, y de allí al Juzgado de
guardia, que en ese momento desempeñaba la misión de Juez, Baltasar Peña
Hinojosa. Este libró un mandamiento para el ingreso de los dos detenidos en la
cárcel, acusados de desórdenes públicos.
En virtud del presente, el Director de
la Cárcel Pública de esta Ciudad, admitirá y tendrá en ella a disposición del
Juzgado de Instrucción del Distrito de Alameda a D. Rafael Pérez Bryan y a D.
Eduardo Díaz Murciano. Pues así lo he acordado en proveído de este día dictado
en diligencia de guardia, sobre desórdenes públicos.
Dado en Málaga a veinte de Julio de
1936.
El Secretario Judicial P.H. Luis Calvo
Rubricado Baltasar Peña
A
consecuencia de haber realizado determinadas gestiones a su favor, Eduardo Díaz
Murciano logró la libertad. Sin embargo Rafael Pérez Bryan, el día 22 de agosto
fue sacado de la Prisión Provincial por miembros del Comité de Salud Pública, y
asesinado en las tapias del Cementerio de San Rafael. Ese día sacaron también, y
asesinaron a cuarenta y seis personas, entre ellas a Salvador Hinojosa Carvajal
y a sus hijos Francisco y José María Hinojosa Lasarte.
https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2024/08/detencion-y-asesinato-de-jose-maria.html
DECLARACIÓN DE EDUARDO DÍAZ MURCIANO
En los primeros días del Alzamiento,
se refugió con su familia en el Consulado accidental de Bélgica que estaba
contiguo a su casa en el carril de Gamarra. También lo hizo con su mujer e
hijos el médico D. Rafael Pérez Bryan.
A pesar de haber sido invitado para
tal hecho, el ambiente en la casa respecto a los dueños de la misma, no era muy
grato porque casi a las claras manifestaban su deseo que se marchasen.
Cierto día, el 20 de julio, por la
mañana llegan unos patrulleros al Consulado y empiezan a interrogar a los allí
refugiados.
El señor Pérez Bryan al preguntarle,
da su nombre y apellidos, y esto motiva que los mismos hablaran de que era un fascista
elemento peligroso y deciden detenerlo. Interviene el declarante para ver si
puede salvar la situación, y en vista que el dueño de la casa, cónsul de
Bélgica no intervenía para garantizarlos, esto da lugar a que se lo llevan
detenido con D. Rafael Pérez Bryan al Gobierno civil.
En dicho lugar hay un ambiente
desfavorable que teme atenten contra ellos. A pesar de dichos temores, le toman
las huellas dactilares y los conducen en un coche a la Audiencia en donde pasan
a presencia del entonces Juez de Instrucción, en unión de otros detenidos que
fueron conducidos a aquel lugar.
Desempeñaba el cargo interinamente el
señor Peña Hinojosa. Primero pasa el señor Pérez Bryan y después lo hace el
declarante. Dicho señor Peña les dice que aún sintiéndolo mucho los tiene que
mandar a la cárcel, y al ver el efecto que dicha determinación producía en
ellos, muestra al que habla una denuncia por el Guardia (Forte) en la que se
les hacía el cargo de haber disparado desde el Consulado de Bélgica; les
reciben declaración y en la misma hace constar el dicente la falsedad de la
acusación.
Insiste el señor Peña en que tiene que
mandarlo a la cárcel, añadiendo que creía con ello hacerle un favor, por la
inseguridad que había en la calle y además que aquello sería cuestión de pocos
días.
El testigo le contestó que él
cumpliera con su obligación, pero que no pretendiese ningún agradecimiento por
su determinación.
Que el señor Peña, por referencia de
amigos, sabe que era algo liberal en su ideología, no conociendo de ciencia propia
ningún caso concreto de manifestación contraria a la ideología de orden. Y
respecto al tiempo de la época marxista, tiene entendido que se tuvo que quitar
de en medio por ser perseguido. Se trata de persona de muy buena posición, que
resultaría perjudicado por la implantación de los regímenes extremistas.
DECLARACIÓN DE MANUEL PÉREZ BRYAN
– Hermano de Rafael y Presidente de la Diputación entre 5/12/1939 y 29/9/1941
Que en los primeros días del
Alzamiento Nacional, buscó el declarante refugio en el Hotel Vasconia, pues le
habían quemado su domicilio. Allí llegó también a las pocas horas Baltasar
Peña, que según se decía estaba actuando interinamente de Juez de Instrucción.
A los dos días siguientes, como el que
declara había tenido noticias de que se encontraba detenido un hermano suyo, le
pregunta al mismo de quien se trataba, le manifiesta que su hermano Rafael, y a
continuación ante la súplica del testigo de que lo pusiese en libertad, le
expresó el señor Peña su vivo deseo de realizarlo, añadiendo las dificultades
para encontrar refugio seguro para poder llevarlo, dada las circunstancias con
que se tropezaba en aquellos días.
Dada la amistad que unía al señor Peña
con su hermano Rafael y con los demás familiares, cree que la actuación que
ocurriese en dicho suceso, sería obligado por las circunstancias difíciles que
se atravesaban, que en opinión del declarante quizá serían un obstáculo para
que pudiese cumplir el ofrecimiento que había hecho.
Estuvo el señor Peña actuando algún
tiempo de Juez de Instrucción, después se refugió en un Consulado por ser
perseguido, considerándolo como persona de orden que rechazaba las actuaciones
y métodos que se empleaban en aquella época.
En
base a ambas declaraciones exculpatorias, la causa fue sobreseida por el Juzgado
Militar nº 7, “por haberse desvanecido
los cargos que contra él mismo aparecían, conforme a los dispuesto en el
artículo 536, caso tercero del Código de Justicia Militar”
LOS PRIMEROS AÑOS DE LA POSGUERRA
Finalizada la guerra, Baltasar Peña vuelve al
cuidado y laboreo de sus tierras en Campillos. Ya vimos que durante la Segunda
República, la mitad del cortijo de la Cuesta, unas cuatrocientas fanegas, se
las arrendó al sindicato de obreros “1º de Mayo”, por una renta de cuatro mil
quinientas pesetas. La otra mitad la llevaba Antonio Mesa Gallardo en
arrendamiento desde 1932.
En sus memorias “Reencuentros conmigo mismo”,
escribe en 1976
Después
del Movimiento el arrendamiento lo convertí en un contrato de sociedad con
todos los hermanos Mesa al 50% y cobrando yo como propietario una renta que se
detraía de los gastos comunes de la explotación.
Poco a
poco se fue ensanchando la explotación. Primero explotamos también en Sociedad
unas fincas en Osuna de la familia Oriol que dio pingües ganancias, pero cuyo
arrendamiento no duró más de seis años.
Más
adelante compré la finca de Corona que se agregó a la Cuesta. Se ampliaron
grandemente las explotaciones ganaderas de ganado de cerda y ovino, y
finalmente hace unos tres años se unió también la finca del Álamo comprada por
mí.
En todo
este lapso de tiempo, Antonio Mesa y sus hermanos adquirieron también nuevas
fincas y elementos ganaderos hasta el punto de que hoy nos superan no sólo en
ganadería, sino en tierras propias.
No se me
podía a mí haber ocurrido mejor manera de llevar el campo que el elegido.
Llevo
más de cuarenta años en sociedad en diversas explotaciones agrarias. Empezamos
solo con el cortijo de la Cuesta, y hoy son ya tres los cortijos que labramos
En el
transcurso de estos últimos treinta años, se han modificado las estructuras
agrarias de todas las fincas, convirtiéndolas en ganaderas con rentables
explotaciones, mejorando sus cultivos, establecidos nuevos regadíos, etc.
El 7 de
agosto de 1940, nace su cuarto hijo, Francisco Peña Álvarez, el primer varón
tras Maruja (1932), Cristina (1936) y Pilar (1938).
Recordemos que en febrero de 1937,
cuando los nacionales conquistaron Málaga, había sido nombrado secretario del
Juzgado Militar nº 10, en el que era instructor Carlos Arias Navarro, para lo
cual se le nombró oficial tercero honorífico del Cuerpo Jurídico Militar del
Ejército. Causó baja en dicho Cuerpo el 16 de enero de 1941 (BOE del 24 de
enero de 1941)
ORDEN de 16 de enero de 1941 por la
que causan baja en el Cuerpo Jurídico Militar los Oficiales honoríficos del
citado Cuerpo que se relacionan. En cumplimiento a lo dispuesto en la Orden de
23 de octubre último, («D. O.» número 239), causan baja en el Cuerpo Jurídico
Militar, y pasan a la situación militar que les corresponda, los Oficiales
honoríficos del citado Cuerpo que a continuación se relacionan: […] Oficiales
Terceros Baltasar Peña Hinojosa
El
27 de junio de 1941 fallecía en Córdoba su hermana Ana Peña Hinojosa, con 39 años,
estaba casada con José Fernández Natera, Ingeniero Agrónomo.
En 1942 nace su quinto hijo, Carlos Peña Álvarez.
En la prensa escrita, encontramos información
sobre su tarea como Presidente de la Cámara
Oficial Agrícola de la provincia de Málaga.
Málaga
27. A las diez y media de la mañana, en el salón de actos del Ayuntamiento,
adornado con banderas nacionales y del Movimiento, retratos del Caudillo, y de
José Antonio, y perfectamente acondicionado para su cometido, se ha celebrado
la sesión inaugural del primer Congreso Agropecuario. El delegado provincial
sindical pronunció unas palabras en las que explicó el alcance de éste primer
Congreso Agropecuario, y a continuación se declaró inaugurado.
A
continuación, hizo uso de la palabra el camarada Baltasar Peña, jefe provincial
de Política Agraria, para pedir que se solicite del ministerio de Agricultura
el nombramiento de técnicos agrícolas con residencia en los pueblos de mayor
importancia agraria.
19420428
016 ABC
El 12 de julio de 1944, el ministerio de
Agricultura concede a Baltasar Peña la condecoración de la “Orden Civil del
Mérito Agrícola” (BOE del 15 de julio de 1944). El ministro de Agricultura era
Miguel Primo de Rivera.
Unos días más tarde, el 20 de julio, era nombrado ministro de ese ramo, el malagueño Carlos Rein Segura (1897-1992), ingeniero agrónomo y miembro del Cuerpo Nacional de Ingenieros Agrónomos del Ministerio de Hacienda.
Málaga,
3. — El ministro de Agricultura, don Carlos Rein, ha visitado la Jefatura
Agronómica Provincial y la Cámara Oficial Agrícola, con motivo de imponer la
Encomienda de la Orden Civil del Mérito Agrícola al ingeniero jefe de la
Jefatura Agronómica Provincial, don Antonio Díaz Gómez y al presidente de la Cámara
Oficial Agrícola, don Baltasar Peña.
El
ministro, después del acto de imposición de las condecoraciones, elogió la
labor realizada por estos señores. Después recorrió las dependencias de los
citados organismos.
19450804
003 La Vanguardia
19450804
004 ABC
PRESIDENTE DE LA «DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE MÁLAGA»
Es a partir de febrero de 1946, al ser nombrado
presidente de la Diputación Provincial de Málaga, cuando la presencia de
Baltasar Peña en las instituciones y su protagonismo en la vida pública
malagueña se acrecienta. Habían pasado nueve años de la entrada de las tropas
nacionales en Málaga, y aunque ya había desempeñado cargos de cierta
relevancia, es en ese momento cuando Baltasar Peña se convierte en una de las
personas más relevantes e importantes en el ámbito político y cultural de toda
la provincia.
El 15 de octubre de 1945, el sevillano Manuel
García del Olmo fue nombrado Gobernador civil de la provincia de Málaga, en
sustitución de Emilio Lamo de Espinosa.
No sé
por qué fui a saludarle a los pocos días de su toma de posesión, y me habló de
que había cursado la carrera de Derecho en Sevilla. Aunque unos años mayor que
yo, también yo había estado en aquella Universidad, tal vez en primero de
Derecho cuando él cursaba los últimos, y entretuvimos el rato hablando de
nuestros mutuos profesores y de comunes amigos.
A los
pocos días, me llama al Gobierno y sin preámbulo me dice: “Quiero que vengas a
ayudarme y ocupes la Presidencia de la Diputación”
Yo ya
había pertenecido a la Diputación como Vicepresidente en el mismo año de la
liberación, pero en verdad, no esperaba tan halagüeño ofrecimiento. Y como soy,
he sido, y seré siempre claro en mis explicaciones, le contesté sencillamente;
“Pues encantado”.
La
Diputación Provincial es el cargo más apetitoso que podrías ofrecerme, ya que
soy de la provincia, y trabajar por ella es mi gran deseo.
A los
pocos días ocupaba este cargo, que se me entregaba de las manos de Urbano
Diéguez Igea, Abogado del Estado, desde entonces fidelísimo amigo, y hoy
entrañable y queridísimo, quien me entregó una Corporación admirablemente
administrada, con sus obligaciones al día, sin imprevistos engorrosos que pagar
y con unas posibilidades infinitas, ya que desgraciadamente en aquellos
momentos y por las circunstancias de guerra que se vivían, estaban muchas y muy
importantes cosas por hacer.
Pero no
fue solamente una Diputación bien administrada lo que se me entregó, sino
también unos establecimientos benéficos a los que siempre se les habían
dedicado especial atención, en pleno funcionamiento y rendimiento.
Tomó posesión del cargo de presidente de la
Diputación de Málaga el 23 de febrero de 1946.
Cogí, he
de decirlo, el cargo con la mayor satisfacción y entusiasmo. Desde el primer
día me dediqué en cuerpo y alma a las instituciones y deberes que se me
encomendaban y también desde el primer día, encontré en el Gobernador el mejor
aliado a mis afanes y deseos, y el mejor valedor para conseguir medios, que era
el punto más negro de la política de aquellos días, por la escasez de las
corporaciones, de recursos e impuestos.
![]() |
Diputados Provinciales |
Ocupado intensamente en los trabajos de la
Diputación, tuvo una escasa actividad como Procurador en las sesiones de las
Cortes. Solo he encontrado una participación suya en un Pleno. Ocurrió el lunes
15 de julio de 1946, cuando se discutió un proyecto de ley
concediendo mil millones de pesetas al Servicio Nacional de Crédito
Agrícola para préstamos a los agricultores.
Baltasar Peña intervino en defensa del dictamen
de la Comisión. Explicó
el alcance de la ley, las características de la misma, y las condiciones y
garantías con que se iba a llevar a cabo la entrega de dinero, mediante la
Banca y las Cajas de Ahorro. Analizó una por una las enmiendas presentadas al
proyecto de ley y expuso los argumentos para justificar por qué fueron
rechazadas unas y aceptadas otras.
Después de Baltasar Peña, pronunció un discurso el ministro de Agricultura Carlos Rein Segura. Puesto a votación el dictamen de la Comisión, quedó aprobado con el voto en contra de tres procuradores. La ley fue aprobada por las Cortes en la sesión del 17 de julio de 1946 (BOE 18/7/1946)
Su
labor al frente de la Diputación estuvo plagada de grandes dificultades
económicas. A finales de 1948 la situación era insostenible. Los abastecedores
imponían el pago por adelantado para entregar la mercancía a sus
establecimientos benéficos, teniendo que solicitar préstamos con la banca
particular. Hubo que suspender algunas obras que se estaban llevando a cabo. Según
palabras suyas, “había que sustituir
medios y posibilidades por buena voluntad y sacrificio”.
Ese
año, para pagar a los empleados de la Diputación su salario mensual, tuvo
Baltasar Peña que firmar personalmente en el Banco Hispano Americano una letra
de quinientas mil pesetas a sesenta días, y aceptada y avalada por él mismo.
Pero dos meses pasan pronto y el mismo
día en que vencía la letra nos encontramos que, aún cuando se habían recibido
algunas pequeñas cantidades, no se había liquidado aún la mayor cantidad de nuestros
atrasos.
Fui al Banco el mismo día que vencía
la letra sobre las diez de la mañana, con la seguridad de que se me atendería
mi demanda de renovar la misma por otros dos meses y seguir trampeando como
hasta ahora, pero me quedé como una pieza cuando el director me anunció que no
podía renovarla y tenía orden de que si no se pagaba tendría que protestarla.
Eran las once de la mañana y la letra
vencía a las doce.
Desolado se fui al Gobierno Civil a
comentarle al Gobernador (Manuel García del Olmo) lo sucedido y con una sonrisa
me tranquilizó diciendo:
- No te apures, acabo de recibir una
importante cantidad de dinero para el paro que no se ha de gastar hasta dentro
de unos meses, te la anticiparé a la Diputación las quinientas mil pesetas que
necesitas y asunto terminado.
Le di las gracias y vi el cielo
abierto. El cheque se lo pedí del Banco Hispano dónde tenía la letra pendiente.
Llegue a la ventanilla del Banco un
cuarto de hora antes de las doce. Me acerqué y le di el cheque con el ruego que
me lo despacharan lo antes posible.
- En dinero metálico y la mayor
cantidad posible en moneda fraccionaria.
Por otra ventanilla pedí me trajera
una letra con vencimiento de hoy para hacerla efectiva antes de su vencimiento.
Me trajeron el importe del cheque, la
mayor parte en duros, pesetas y una importante cantidad en moneda fraccionaria.
Le dije al empleado que perdonara lo
que iba a hacer pero que ya se lo explicaría después, y rompí todos los
paquetes de monedas que me iban entregando.
Me trajeron la letra y revolviendo las
monedas entregadas, le rogué dijera al Director de mi parte que hicieran el
favor de venir varios empleados a contar otra vez las quinientas mil pesetas
para ver si estaba completa la cantidad que adeudaba.
Bajó el Director, se sorprendió de lo
que pasaba, me quise dar explicaciones, pero terminé diciéndole:
- Haga el favor de liquidarme hasta el
último céntimo la cuenta que la Diputación y alguna de sus establecimientos
benéficos tenían en este Banco, ya que si el Banco no se ha fiado de la
Diputación de Málaga para prorrogarle un crédito, además avalado por mí,
tampoco la Diputación ni yo nos fiamos de entregarle nuestro dinero a tan
desconfiada entidad.
PRESIDENTE
DE LA «SOCIEDAD ECONÓMICA AMIGOS DEL PAÍS»
La aprobación por parte del rey Carlos IV, llegaría en enero de 1789, aunque hasta agosto no se celebraría la primera Junta. Ya en la siguiente sesión, en diciembre, se presentaron los estatutos de la Sociedad, organizados en 17 capítulos que regulaban la organización y las actividades a realizar.
Fueron muchos los temas tratados en sus reuniones, que generaron distintos informes o memorias: se preocuparon del entorno urbano malagueño, analizando soluciones para potenciar la limpieza y embellecimiento de la ciudad, proponiendo entre otras cosas el empedrado de calles.
La agricultura fue otro de los sectores que acaparó mayor atención, con numerosas solicitudes de informes por parte de la Corona, interesada en conocer los cultivos, las formas de potenciarlos, el estado de los colonos y de la población en general, los montes y las especies vegetales que los componían.
El desarrollo de la cultura y la educación fueron los aspectos en el que se consiguieron los mayores desarrollos. Se crearon escuelas donde los jóvenes aprendían labores y oficios, y se les proporcionaban las herramientas y materias para el aprendizaje, solicitando, sin mucho éxito, para su mantenimiento alguna asignación anual de las ganancias de la lotería en la ciudad.
Entre 1790 y 1795 la Sociedad alcanzó su máximo apogeo, pero poco a poco sus sesiones fueron languideciendo hasta la última de 1797.
En el siglo XIX tuvo varios momentos de reactivación, seguidos de otros de decaimiento y olvido. Fue con la llegada del siglo XX cuando de nuevo la “Sociedad Económica de Amigos del País”, volvió a tener presencia y protagonismo en el ámbito cultural malagueño.
Entre 1906 y 1926, bajo la dirección de Pedro Gómez Chaix, y desde 1927 a 1936 con Emilio Baeza Medina, que fue el primer alcalde de Málaga de la Segunda República, se desarrollaron numerosos proyectos «en pro de la cultura popular»: se dieron clases nocturnas gratuitas por profesores y miembros de la Sociedad, así como conferencias sobre extensión universitaria en la Sociedad y en centros obreros, así como certámenes escolares y exposiciones. Durante la República, se impulsaron las conferencias de destacadas personalidades de la vida española, que convirtieron a la Sociedad Económica en el más relevante foco cultural de la ciudad, y un notorio centro republicano, desde donde se editaba el periódico El Popular.
Dice Baltasar Peña:
La Económica en tiempos de la República, fue el más importante fortín de los radicales-socialistas, presididos por el Sr. Baeza Medina, presidente a su vez de la Sociedad Económica. Su actuación al frente de esta Sociedad fue brillantísima, trajo excelentes oradores y conferenciantes, organizó exposiciones y congresos, pero todos ellos con un evidente matiz partidista.
Tras la ocupación de Málaga por las fuerzas franquistas, la Sociedad Económica entró en decadencia, hasta que en 1946, el gobernador civil Manuel García del Olmo, le pidió a Baltasar Peña que se hiciera cargo de ella.
Por iniciativa del entonces, Gobernador Civil Manuel García del Olmo, me hice cargo de ella, con la facilidad que me proporcionaba el ser Presidente de la Diputación, y de las ayudas oficiales que necesitaba para su puesta en marcha y desenvolvimiento.
Los últimos años de la Sociedad Económica, habían sido desastrosos. Abandonada por todos y tras unas presidencias accidentales que nada hicieron por conservarla, me la entregaron, en estado casi ruinoso el edificio (Casa del Consulado), saqueada su biblioteca por unos y otros, embargados hasta los bancos del salón de sesiones por una deuda de luz eléctrica (con Hidroeléctrica del Chorro), con otras muchas deudas, sin crédito, sin dinero, etc. etc. Era verdaderamente lamentable que una Sociedad que había tenido tanto interés político y cultural durante los años de la República, ya que fue plataforma de Baeza Medina, su último presidente, que la cuidó, mimó y enalteció, en nuestras circunstancias se hubiera dejado perder, en perjuicio de nuestra cultura, a pesar de su abolengo y larga vida.Conté desde el principio con la eficaz ayuda del Gobernador, que me anticipó, creo, un donativo de veinte y cinco mil pesetas, para ponerla en marcha. La primera reunión para ello, la tuve el 19 de enero de 1947, en que el Gobernador nos reunió en su despacho, dándonos posesión a la Junta directiva, que hoy, en el mes agosto de 1975, continúa casi intacta, sin más variaciones que los muertos o los ausentes.Se procedió, en cuanto nos hicimos cargo de la entidad, a limpiar y desinfectar la biblioteca, comida de insectos y a confeccionar el inventario de lo que se conservaba. Abierta nuevamente al público, pasaron de cinco mil quinientos los lectores que concurrieron a la misma.Se gestionaron importantes donativos de libros y se formalizó la suscripción de una docena de periódicos y revistas. En cuanto a reparaciones del edificio social, la casa del Consulado, propiedad del Estado y cedida desde el siglo XIX a la Sociedad Económica, se repararon las zonas más dañadas en el edificio, se pintó en su totalidad, se embutió la red eléctrica, se tapizaron sus muebles, se dotaron de dos tapices su entrada. En una palabra, se remozó como en sus mejores tiempos. Se inauguró este curso con una conferencia-concierto, a cargo de José Cubiles, que constituyó un verdadero acontecimiento musical.
Se celebraron exposiciones tan importantes como las del granadino Gabriel Morcillo y el británico George O. Wynne Apperley, y de los más importantes pintores malagueños del XIX. Se dieron conferencias, se organizaron cursillos como los del Obispo Herrera Oria sobre la cuestión agrícola. Se creó en ella la Cátedra San Martín con conferencias de destacadas personalidades argentinas.
HIJO PREDILECTO DE LA VILLA DE CAMPILLOS
El 31 de enero de 1949, siendo alcalde de Campillos Francisco Ruiz
Acedo, fue nombrado por la Corporación Municipal “Hijo Predilecto de la
Villa de Campillos”.
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Francisco Ruiz Acedo |
CREACIÓN DE LA «CAJA DE AHORROS PROVINCIAL DE MÁLAGA»
Ya
en mayo de 1940, la Diputación Provincial de Málaga, que presidía en ese
momento Manuel Pérez Bryan, acordó crear una Caja de Ahorros «para llenar en la Capital y Provincia la
función social que estas instituciones desarrollaban». Pero al no conseguir
dotarla del capital fundacional de un millón de pesetas que el Ministerio de
Trabajo exigía para crearla, el proyecto quedó adormecido durante seis años.
En marzo de 1946, la Diputación que ya presidía
Baltasar Peña, retomó el tema y aprobó un presupuesto extraordinario en el que
incluía un millón de pesetas para la creación de la Caja de Ahorros Provincial
de Ahorros de Málaga. La Diputación pasó todo el año 1947, enviando y
rectificando Estatutos, ya que en la Junta Consultiva de Cajas de Ahorro, “contábamos con una enemiga casi completa de
las existentes, azuzada por las dos ya instaladas en nuestra provincia”.
Desde el momento que mostramos nuestro deseo de instaurar la Caja de Ahorros, tuvimos la más completa oposición por parte de la Confederación, que seguramente por influencia de las cajas ya establecidas, nos negó reiteradamente esta posibilidad al informar desfavorablemente la petición, con el argumento de que la provincia estaba ya bien servida en sus necesidades crediticias con la de Ronda y Antequera en funcionamiento.
Como en esos años las Cajas dependían del Ministerio de Trabajo, me dirigí a José Antonio Girón para que apoyara mi petición, y con su decisión maravillosa, a pesar del informe contrario del organismo rector de las Cajas, autorizó a la Diputación de Málaga su instalación.
Creada la Caja por la Diputación, parecía natural que su presidente fuera a su vez el de la Caja, y también un número de diputados, a fin de que se expresara de esta forma la lógica subordinación y consideración entre las institución fundadora y la fundada
SU SEGUNDO LIBRO DE POESÍAS
El
27 de enero de 1950, es padre de dos gemelos María Victoria y Baltasar Peña
Álvarez
Liberada
Málaga y por contacto con José Luís Estrada, (José María) Souvirón y otros más,
comenzó mi musa a hacer nuevos pinitos, si bien en esta época derivada hacia
versos familiares, religiosos o patrióticos que los avatares pasados me
inspiraban, y las circunstancias de entonces, imponían.
Y en el
año 1950 publiqué mi segundo libro “Rutas Íntimas”. De corte clásico y de
íntimo acento. Fue una edición que no llevé a las librerías, sino que repartí
entre mis amistades, como un íntimo desahogo de mis sentimientos de aquellos
momentos.
FUNDACIÓN DEL «INSTITUTO DE ESTUDIOS MALAGUEÑOS»
Cuando estaba en la presidencia de la Diputación, bajo el
patronato del «Consejo Superior de Investigaciones Científicas», con la
colaboración de todas las entidades culturales de Málaga, se fundó el
«Instituto de Estudios Malagueños», siendo Baltasar Peña su primer presidente.
El Instituto publicó la revista “Gibralfaro”, apareciendo su primer
número en 1951, y el último, el número 30, en el año 1981.
Cuando
estaba en la presidencia de la Diputación, se creó el Instituto de Estudios
Malagueños, con la colaboración de todas las entidades culturales bajo el
patronato del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Se
comenzó con mucho gas, se creó la revista “Gibralfaro”, se organizaron cursos
de conferencias, exposiciones, concursos, etc.
LE OFRECEN LA ALCALDÍA DE MÁLAGA
En enero de 1952, al presentar su dimisión como
alcalde de Málaga José Luis Estrada Segalerva, por desacuerdos con el
gobernador civil Manuel García del Olmo, este le propuso a Baltasar Peña su
nombramiento como alcalde de la capital, pero este rechazó el ofrecimiento,
“En
primer lugar, porque no quería sustituir a un amigo, argumento que convenció al
Gobernador, y en segundo lugar porque de haberlo aceptado hubiera podido creer
el alcalde cesante, que yo le había recomendado la dimisión para sustituirle en
el cargo.”
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Carta desde Madrid del gobernador civil de Málaga a Baltasar Peña, ofreciéndole el cargo de alcalde, en la que habla de la conformidad del ministro de la Gobernación Blas Pérez González con la propuesta |
Perdí la
oportunidad de ser Alcalde de Málaga, cosa que en otro momento me hubiera tal
vez llenado de satisfacción, pero gané la de no serlo. Y al cabo de los años no
me he arrepentido de aquella determinación. Primero y principal por las
circunstancias de ser José Luis mí antecesor y las que rodearon su dimisión,
que yo mismo aconsejé, porque tenía el convencimiento de que el Gobernador
estaba dispuesto a removerlo de un día a otro y consideré, y creo que no me
equivoqué, que su situación política ganaba dimitiendo por un disgusto con el
Gobernador que no le dejaba comunicarse por la prensa, y segundo porque también
me evité muchos disgustos y muchos quebraderos de cabeza.
En ese momento, era Presidente de la Diputación, y según sus palabras “el trueque sería en términos taurinos, cambiar la seda por el percal”. En aquellos momentos el Ayuntamiento tenía problemas tan fundamentales como el suministro de agua y los transportes, los cuales sin una decidida y amplia ayuda estatal, no tenían solución.
UNA REPRESENTACIÓN DE LA PROVINCIA DE MÁLAGA VISITA A FRANCO
El 4 de febrero de 1953, una comisión formada por diversas
autoridades de Málaga, visitan al general Franco en el Palacio del Pardo. Entre
ellos iba Baltasar Peña
Málaga,
2.—En el expreso ha salido para Madrid la representación de esta provincia que
el miércoles 4, será recibida en audiencia por Su Excelencia el Jefe del
Estado, a quien harán entrega de las conclusiones del pasado Pleno del Consejo
Económico Sindical celebrado recientemente en Málaga bajo la presidencia del
delegado nacional de Sindicatos.
La
Comisión va presidida por el consejero del Reino y delegado nacional de
Sindicatos, señor José Solís Ruiz, y la integran el gobernador civil y jefe
provincial del Movimiento, señor Manuel García del Olmo; presidente de la
Diputación, don Baltasar Peña; alcalde, señor Pedro L. Alonso Jiménez; obispo
de la diócesis, doctor don Ángel Herrera Oria; procuradores en Cortes, don
Modesto Escobar y don Francisco Ruiz; delegado provincial de Sindicatos, don
Elíseo Sastre […]
Además
la Comisión visitará a los ministros de Trabajo, Agricultura, Obras Públicas,
Comercio, Industria y Hacienda y al presidente del Instituto Nacional de
Industria, y mañana por la tarde será recibida por el ministro secretario
general del Movimiento.
19530203
004 El Adelantado
Madrid.-
Esta mañana en el palacio de El Pardo, Su Excelencia el Jefe del
Estado recibió a la Comisión permanente del Consejo Económico Sindical de
Málaga, presidida por el ministro secretario general del Movimiento (Raimundo
Fernández Cuesta), y de la que formaban parte, entre otras personalidades, el
delegado nacional de Sindicatos, vicesecretario nacional de Ordenación
económica, Obispo, gobernador civil, presidente de la Diputación y alcalde de
Málaga, además de empresarios, técnicos y trabajadores, quienes, hicieron entrega
al Caudillo de las conclusiones del Consejo, todas ellas trascendentales para
el futuro económico de aquella provincia.
En el
acto hicieron uso de la palabra el vicesecretario nacional de Ordenación Económica,
obispo de Málaga, doctor Herrera Oria, y. el gobernador civil, interesándose
por los graves problemas que tiene planteados la provincia.
Su
Excelencia les contestó mostrándoles el interés de su Gobierno por cuanto afecta
a los problemas sociales y económicos de Málaga y su provincia, que pondrán a
contribución todo su buen deseo e inquietud, ya que no olvida en ningún
instante su importancia y trascendencia para el desarrollo y elevación del
nivel de vida de aquella comarca.
Añadió
que podían contar siempre con su más completo apoyo para la realización de los
planes encaminados a la resolución de estos problemas y, finalmente, se
interesó de modo especial por el desarrollo de las iniciativas y fórmulas
gubernamentales que se están llevando a la práctica.
19530205
001 El Adelantado
LE OTORGAN LA «GRAN CRUZ DE LA ORDEN DEL MÉRITO CIVIL»
Con ocasión del XVIII aniversario del Alzamiento
Nacional le fue concedida a Baltasar Peña la condecoración de la “Gran Cruz de
la Orden del Mérito Civil”
En
atención a las circunstancias que concurren en don Baltasar Peña Hinojosa,
Vengo en
concederle la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil.
Así lo
dispongo por el presente Decreto, dado en el Palacio de El Pardo, a dieciocho
de Julio de mil novecientos cincuenta y cuatro.
FRANCISCO
FRANCO
BOE 19 de julio de 1954
ABANDONA LA PRESIDENCIA DE LA DIPUTACIÓN
A finales de julio de 1954, el gobernador civil de
Málaga, Manuel García del Olmo, fue sustituido por el turolense Luis Julve
Ceperuelo. Ese mismo día, este último, es nombrado Jefe Provincial de Falange
(BOE del 24 de julio de 1954)
Me
pareció prudente, en la primera visita que hice a Julve, poner a su disposición
mi cargo de Presidente de la Diputación, rogándome continuara por ahora
Entre sus obras está la creación de la Escuela de Enfermería y las dependencias para la Escuela de Matronas. También la construcción de viviendas para funcionarios provinciales, la Maternidad Gálvez Ginachero, la dotación de quirófanos al Hospital Civil, distintas obras provinciales, etc.
Respecto a otras obras de beneficencia, cabe destacar la compra de unos terrenos de la antigua Huerta Ortega, donde se levantó la Casa Cuna de San José para niños huérfanos. El objetivo del centro era favorecer la adopción de esos niños.
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Firma de las escrituras |
El cargo de Presidente de la Diputación, ha sido para mí la mejor medicina a una inquietud que a los treinta años me desazonaba, y ha cubierto por sí solo todas mis apetencias políticas.
También abandona por esas fechas la presidencia de la «Caja de Ahorros Provincial de Málaga», aunque permanece como Consejero de la misma.
DELEGADO PROVINCIAL DEL INSTITUTO NACIONAL DE LA VIVIENDA
A primeros de agosto de 1955 es nombrado
Delegado Provincial del Instituto Nacional de la Vivienda. (BOE 5 de septiembre
de 1955), cargo que desempeñó hasta 1962.
A las
pocos días de cesar yo como Presidente de la Diputación, encontrándome en Campillos
de veraneo, me llama Luis Julve para decirme que le habían pedido el nombre de
una persona prestigiosa de Málaga, para un cargo de algo de la Vivienda, y que
había dado mi nombre, queriendo consultarme si yo accedería a ello.
Le di las gracias, y le contesté afirmativamente. Días después me nombraron Delegado Provincial del Instituto Provincial de la Vivienda, cargo de nueva creación por desdoble de los Delegados Regionales en Provinciales.
A finales de ese año, en diciembre de 1955, dejaba también la presidencia de la Cámara Oficial Sindical Agraria, siendo sustituido por don Andrés Peralta España.
1956 – 1976
El 5 de marzo de 1956, Baltasar Peña cumple los
cincuenta años. Ha dejado atrás una década, quizás la época más intensa y relevante
de su vida política e institucional, en la que fue presidente de la Diputación de
Málaga; miembro
fundador en 1949, y primer presidente de la «Caja de Ahorros Provincial», y Procurador
en las Cortes españolas por la provincia malagueña.
Un año antes, en 1955, Baltasar Peña fue nombrado Cónsul de Perú
en Málaga, cargo en el que estuvo hasta 1980.
En ese momento, se aleja de la primera línea
institucional y se dedica a su familia. Tiene siete hijos, la mayor Maruja con
veintitrés años, y los dos menores los mellizos Victoria y Baltasar con seis, y
entre medias Cristina, Pilar, Francisco y Carlos.
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Con su esposa y sus hijos Pilar, Victoria y Francisco |
La Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, fue fundada por un Real Decreto de 31 de octubre de 1849. Su principal tarea, en su inicio, fue la organización de la Escuela de Bellas Artes, que fue inaugurada a principios de 1851, siendo su primer presidente don José Freüller Alcalá-Galiano, marqués de la Paniega.
Su denominación es de
1883, y la propuso el marqués de la Paniega, por encontrarse instalada la
Academia en ese momento, en el Colegio de San Telmo, en unas habitaciones del
segundo piso.
https://www.realacademiasantelmo.org/
Continúa también en la presidencia del "Instituto de Estudios
Malagueños":
Cuando
yo dejé la Diputación, la mayoría de los ofrecimientos económicos se vinieron
abajo y a trancas y barrancas he mantenido “Gibralfaro” durante más de treinta
años, y el Instituto que todavía mantiene su apariencia jurídica, ha quedado
reducido, perdonad la inmodestia, pero así es, a mi propia persona.
Yo soy
el director, redactor, corrector, administrador y repartidor de Gibralfaro, yo
mantengo su apariencia legal, celebrando juntas y reuniones a las que si bien
voy yo solo, comparecen siempre un nutrido grupo de mis colaboradores.
Y yo
asisto cada año a las reuniones del Patronato para evitar se extinga un
organismo que a nadie molesta ni a nadie saquea, pero goza de local, la “Sociedad
Económica” que yo también presido, y con la que me pasa lo mismo que con el
Instituto, una pequeña subvención anual que yo administro y una colaboración
estos últimos años del Instituto de Cultura de la Diputación que derivó a
número extraordinarios de "Gibralfaro".
Una satisfacción nos ha producido este pequeño trabajo, que creemos nadie nos negará: haber contribuido como buenos hijos a conservar y divulgar las ejecutorias de nuestra patria chica.
En el año 1962, cuando dejó de ser Delegado Provincial del Instituto Provincial de la Vivienda, ingresó por oposición en el Cuerpo General Técnico de la Administración Civil del Estado, actuando como secretario en la Delegación Provincial del Ministerio de la Vivienda de Málaga, hasta que se jubiló en 1976 con setenta años. Era un cargo puramente administrativo
Como
Secretario de la Delegación Provincial de la Vivienda, he tenido durante más de
veinte años que redactar las cartas de la Comisión Provincial de la Vivienda.
El 18 de marzo de 1971, con sesenta y cinco
años, tuvo que ser operado de una úlcera de duodeno por el doctor Pascual López
Magaña. Durante 32 días estuvo ingresado en
el Hospital. Según cuenta Baltasar “antes de la operación pesaba 87 kilos y
después de la operación me había quedado por debajo de 67”..
MUSEO DE ARTES Y COSTUMBRES POPULARES
A principios de los años sesenta del siglo pasado, Baltasar Peña, junto con Julio Caro Baroja y Juan Temboury Álvarez, realizaron una visita a la “Posada de la Victoria”, una de los edificios más antiguos de Málaga, construido en 1632.Y allá
fuimos los tres, por la angosta calle de Camas, hasta el callejón de la
Victoria, en cuyo primer recodo se alzaba la fachada principal del Mesón de la
Victoria.
Entramos
en él y en el centro del patio, un gran hueco servía de sumidero para todas la
aguas sucias de los numerosos vecinos, quizá más de treinta. Estaba convertido
en un verdadero patio de vecindad, con algunas habitaciones arrendadas como
almacenes. Unos coches de caballos en la puerta, y bajo los arcos de sus
patios, lebrillos de lavar, fogones viejos y niños en amorosa mezcolanza.
Julio
nos indicó el interés y la necesidad de que Málaga recobrara y restaurara este
edificio, que significaba una curiosa e interesante muestra de arquitectura
popular.
Pasaron
los años, y un buen día me enteré que la posada de la Victoria, había sido
vendida a unos señores con el fin de derribarla y construir en su solar un
gigantesco bloque, teniendo en cuenta que su fachada al pasillo de Santa Isabel,
le daba ocasión para elevar en aquella fachada, no menos de quince como se
había hecho ya en una construcción vecina.
Me
aterrorizó el destino de nuestro Mesón, y puse en movimiento la Caja de Ahorros
Provincial, para hiciera las gestiones necesarias para adquirirla y a la par
envié a la Academia de Bellas Artes de San Temo, una moción pidiendo la
declaración de Monumento artístico de interés local, la citada posada para
evitar su demolición.
Le
recomendé el asunto a Julio Caro, poco ya por entonces Académico de la Real
Académico de la Historia, y en pocos meses logramos la declaración deseada.
Con ello
habíamos cubierto felizmente la primera etapa, y nos facilitaba grandemente la
segunda, la de su adquisición, pues esta declaración mermaba como era lógico, las
comprensibles aspiraciones de sus propietarios de explotar su solar al máximo.
Al poco tiempo, y tras laboriosas gestiones, […] se logró comprar el edificio.
Y ya
contábamos con la materia prima para pensar en instalar en ella un museo.
Era un edificio propiedad de diez o doce
personas, abandonado y en estado de ruina, que fue declarado monumento histórico-artístico
de interés local para evitar que sus propietarios especularan con el solar,
hasta que finalmente fue adquirido por la Caja Provincial en 1974.
Se
comenzó a restaurar el edificio para lo cual escogí como director a Enrique
Atencia Molina.
Llevaba
la Caja muchos años, tal vez por la afición que a ello teníamos Enrique García-
Herrera y yo, adquiriendo objetos artísticos malagueños, papeles y recuerdos
que acumulábamos sin prever su cometido.
El
archivo Díaz Escobar y una segunda entrega de papeles y libros del sobrino de
D. Narciso, pasaron a nuestro poder, y con ello no solamente un gran número de
legajos con toda la historia de Málaga, sino también documentos auténticos y de
primera mano, cuya exhibición constituía sin duda un material perfectamente
aprovechable para futuras iniciativas museísticas.
Enrique García-Herrera, primer director-gerente
de la Caja de Ahorros, tenía avisados a todos los directores de las oficinas de
los pueblos, para que buscasen o rastreasen para su compra todo aquel material
etnográfico o popular que se considerase de interés.
Cuando se inauguró el museo, el 23 de octubre de
1976, ya se contaba con muchas piezas valiosas para su exposición en el mismo. Baltasar
Peña, fue su primer director.
Tengo
verdadera ilusión con esta obra. Aunque al leer esto alguien me tache de
vanidoso, es una de las obras más personales que he emprendido, no ya sólo por
lo laborioso que resultó su declaración de interés artístico, su compra, su
desalojo, sus obras y su montaje, sino porque, en todos estos momentos mi labor
personal ha resultado decisiva. Claro es que ello no significa dejar de
reconocer la extraordinaria ayuda que en todo momento he tenido de Enrique
García-Herrera.
Creo que
hemos proporcionado a Málaga una institución de indudable valor artístico y con
unas inmensas posibilidades para el mañana. Su contenido, no tendrá nunca meta
afortunadamente, pues siempre podremos encontrar nuevas piezas que la
enriquezcan.
Allí se
van a conservar, porque yo lo he donado con la mayor satisfacción, recuerdos de
mi casa de Campillos, vinculados a mi niñez que ya constituyen casi piezas de
Museo.
Allí van
a estar el sillón donde mi madre me dio a luz. Allí las sillas y los sillones
de la vieja cocina de la casa de mis padres, y en su propio archivo, quiero
conservar los legajos de mis recuerdos, guardados avaramente a través de
cincuenta años, y que algún día tal vez pueda servir a algún estudioso para
tejer una tesis o adobar un artículo con materiales de primera mano.
https://www.fundacionunicaja.com/museoartespopulares/
Su
libro inédito “Reencuentros conmigo mismo”
lo empezó a escribir el 21 de febrero de 1976, dos semanas antes de su
jubilación como funcionario, la cual se produjo el 5 de marzo al cumplir los 70
años de edad.
Se proponía
dedicar “todos los días algunos minutos
para recoger en unas modestas memorias el quehacer diario, entremezclándolas
con algunos recuerdos de mi vida pasada. […] Con la seguridad de que me ha de
servir de recreo para mí mismo, y para distraer los forzados ocios de un mañana
sin obligaciones perentorias, ni quehaceres urgentes”.
Mi condición de jubilado me concede
desde ahora días y días, y Dios quiera que años, para ir volcando en estas
memorias mis impresiones, mis ansiedades, mis alegrías, mis penas y mis
recuerdos, que tal vez no vayan a servir para nada el día de mañana, pero que
al fin y al cabo, me sirven en estos momentos en que los escribo para una
íntima satisfacción con el pasado, con el presente incluso, con el porvenir que
me aguarde.
Dichas
memorias las tuvo que comenzar con un réquiem por su íntimo amigo José Luis
Estrada Segalerva, que falleció dos días más tarde, el 23 de febrero. Una amistad de cincuenta años, fraternal,
afectuosa, casi familiar. […] Cincuenta años con casi idénticas aficiones
artísticas, literarias, políticas… y sin embargo, con unos temperamentos
esencialmente distintos.
![]() |
José Luis Estrada Segalerva |
Como su sustituto al frente de la Academia, el Ministerio de
Educación y Ciencia designó a Baltasar Peña, el cual fue su presidente de la
misma desde finales de marzo de 1976 hasta 1986. Posteriormente, hasta su
muerte en 1992, ocuparía la presidencia honorífica.
Yo, y
perdonadme que tenga que hablar en primera persona, he llegado a la presidencia
en otros momentos, con otras perspectivas, y en distintas circunstancias [...]
He sido nombrado coincidiendo con mi jubilación, lo que me ha dado ocasión para
dedicarle todas las horas del día que necesite y más. [...] En su desarrollo le
falta uno de los resortes más importantes para que hoy y siempre, pueda marchar
cualquier asunto humano. Y son los medios económicos. La Academia, con su
mermado presupuesto, obtenido de limosnas del Estado o de las Corporaciones
locales, apenas dispone de lo suficiente para presentarla con una decorada
pobreza y sencillez.
Creo sin
vanidad, que la Academia está tomando un carácter de
seriedad que necesitaba y que con poco esfuerzo se puede convertir en lo que
debería ser en el ámbito cultural de Málaga. La Corporación más considerada y
respetada, aunque siempre tengamos la lógica enemistad de una juventud que nos
pueda tachar de antediluvianos.
El proyecto de escribir su diario y sus memorias, fue efímero ya
que al año de iniciarlas las dio por acabadas:
Empecé a escribir este
modesto diario de un jubilado el 21 de febrero de 1976, semanas antes de
cumplir los setenta años y poder por tanto ostentar con rigor este título.
Tenía la intención de ir eslabonando poco a poco mis impresiones diarias de los
días que aun tuviera Dios la bondad de concederme, mezclando con ellas
recuerdos, anécdotas, sucedidos, etc. Pero al tener ya cercano el primer
aniversario de esta iniciativa me encuentro con un cúmulo de cuartillas
escritas, deshilvanadas muchas de ellas, poco interesantes las más y sobre
todo, un poco cansado de la carga que yo mismo me impuse. Y como todo tiene
solución en este mundo, también las van a tener estas memorias haciendo punto
final cuando se cumpla el año de su iniciación.
Creo que ya está bien con
lo conseguido, y que ahora debo dedicar algunos meses a ponerlas en limpio,
corregirlas, y hasta hacerlas legibles ya que por haber sido escritas a vuela
máquina, se impone lógicamente su corrección y su legibilidad.
Aunque no me he atrevido a contarlas, seguramente son más de mil las cuartillas emborronadas, suficientes y sobradas si algún día expurgándolas de la paja abundante de mi prosa, quisiera reducirlas a un modesto libro de memorias.
Ese año de su jubilación seguía siendo
presidente del «Instituto de Estudios Malagueños», era director del «Museo de Artes y Costumbres Populares» de Málaga,
presidía la «Real
Academia de Bellas Artes de San Telmo», y era Consejero de Caja de Ahorros
Provincial de Málaga
El 30 de octubre de 1980, fallece su hijo Carlos Peña Álvarez con treinta y ocho años de edad, a causa de un cáncer linfático. Estaba casado con Pilar Díaz Rivas, tenía un hijo y una hija.
![]() |
Carlos Peña Álvarez |
Unos meses más tarde, el 18 de diciembre de 1981, Baltasar Peña recibió un homenaje de la Caja de Ahorros Provincial de Málaga, de la cual había sido su fundador. Al mismo asistieron las máximas autoridades locales provinciales.
En el acto se descubrió un busto suyo en bronce,
realizado por el malagueño Jaime Fernández Pimentel, que se encontraba en el
patio de operaciones de la sede central de la Caja de Ahorros.
Recibió también la medalla al Mérito en el Ahorro
de manos del Director General de la Confederación Española de Cajas, Miguel
Allué Escudero, y una placa que le fue entregada en nombre del
Ayuntamiento de Campillos por su alcalde Fernando Parejo.
![]() |
Miguel Allué colocando la medalla a Baltasar Peña |
![]() |
Fernando Parejo, alcalde de Campillos, aparece en la foto detrás de Baltasar Peña |
En 1986, con ochenta años, dejó de ser presidente de la «Real Academia de Bellas Artes de San Telmo». Hasta su muerte en 1992, ocuparía la presidencia honorífica.
De él dijo
su sucesor, Alfonso Canales Pérez
Baltasar
Peña, expertísimo en pintura del siglo XIX y de los inicios del XX, poeta con
soltura y gracejo, político honrado y eficaz, fue mi predecesor en la dirección
de esta Academia, y supo hacer de ella un laboratorio efectivo en el estudio de
nuestra cultura y de nuestro arte. Merced al giro que imprimió a nuestra
institución, no tuve, cuando le sucedí, sino poner mi empeño en continuar su
obra.
Aunque vivía en Málaga en La Caleta en el Paseo de Sancha (Villa San Carlos), siempre añoró su casa de Campillos en
la calle San Sebastián:
Y mi
casa de Campillos, que guardo como un verdadero relicario familiar, y en la que
tanto disfruto cuando allí estoy, aún cuando no sé por qué, cada día se van
espaciando más mis visitas y estancias en ella. Pero a pesar de ello su
recuerdo si lo llevo siempre dentro de mí.
Alguna
vez he pensado si no debería yo pasar mis últimos años en el mismo pueblo y en
la misma casa donde pasé los primeros, pero a medida que pasa el tiempo me voy
dando más cabal cuenta que ello ya no es posible, que yo no puedo aislarme sólo
en ella y yo tampoco tengo derecho a enclaustrar a los que no sienten, no
tienen por qué sentir como yo.
Pero basta con esto, con el recuerdo. Estos minutos en que he escrito esta cuartilla, en espíritu, sin estarlo, estaba realmente entre los muros de mi casa de Campillos y tal vez la propia evocación, tenga algunas veces más fuerza que la propia presencia en ella.
En sus “Reencuentros
conmigo mismo” habla de sus vivencias políticas:
A través de mis 70 años
yo he visto en España, Monarquía, con la que ya empecé a actuar aunque en
minúsculo grado. Dictadura, de la que tuve exento no ya por mi edad, sino por
la repulsa de mi familia, de viejo abolengo político conservador, que nunca
vieron con buenos ojos a D. Miguel.
República, que me gustó
a su llegada pero que a los pocos meses consideré desbordada y sectaria, y a la
que no me uní, tal vez por respeto a las viejas creencias de mi madre, por la
posición política y económica de mi familia o por la poca categoría de sus
seguidores, algunos de los cuales fueron amigos míos.
Época roja, luego, en la
que solo tuve que huir y procurar la sobrevivencia, y en la que las
circunstancias no me forzaron a tomar decisión alguna sino solo la de
esconderme.
El Movimiento que me ha
dado cargos y prebendas y en el cual a pesar de la enemiga desde el primer día
de la Falange, he tenido buenos amigos, buenos valedores y cargos con
suficiente relevancia en el ámbito provincial e incluso nacional, pues fui
Procurador en Cortes nueve años consecutivos.
Después he vivido estos
últimos años. La desaparición de Franco, el Gobierno de Arias y... lo que
venga.
Su memoria se guarda en el callejero
de Campillos, cuando se le dio su nombre a la calle prolongación del Parque
José María Hinojosa, sentido avenida Santa María del Reposo.
También en Málaga, en el año 2003, a
petición de su hija Cristina, se dio su nombre a una calle situada en la zona de
expansión de “Colinas del Limonar”.
María (Maruja) Peña Álvarez (13/09/1932)
Cristina Peña Álvarez (09/07/1936–15/01/2024) casada con Juan José Sanz Villegas (1924-2003)
Pilar Peña Álvarez (12/08/1938) casada con Eusebio Villegas Lozano, médico (falleció en octubre de 2017)
Francisco Peña Álvarez (07/08/1940) casado con Alicia Betes Cuadras
Carlos Peña Álvarez (1942 - 30/10/1980) casado con Pilar Díaz Rivas
Mª Victoria Peña Álvarez (27/01/1950) casada con Ángel A. Moreno Bernabéu
Baltasar Peña Álvarez (27/01/1950) casado con Begoña Manrique de Lara Linares (fallecida el 14/10/2024)
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