LA PRIMAVERA TRÁGICA DE 1936
A pesar de reformas tan decididas que realizaba el gobierno del Frente Popular, la alteración del orden público seguía siendo un fenómeno incontrolable. Día tras día, las huelgas y manifestaciones violentas, la quema de iglesias, las ocupaciones de fincas y los enfrentamientos armados entre milicias de signo contrario, a pesar de la censura, copaban las páginas de los periódicos. Sin embargo, la respuesta del gobierno, difícilmente podía ser más tibia y sectaria.
El gobierno era víctima de una terrible contradicción: para continuar en el poder, necesitaba contar en las Cortes con el voto de los partidos obreros, pero, para conservarlo, debía abstenerse de reprimir unos desórdenes que se debían, en lo esencial, a la impaciencia de las bases de esos mismos partidos. Pero si no lo hacía, y dejaba que la violencia creciera sin control alguno, como de hecho estaba sucediendo, la derecha contaría con argumentos cada vez más convincentes para atraerse las simpatías de las clases medias, temerosas de la inminencia de una revolución.
Dicha revolución, en su camino para implantar la dictadura del proletariado, estaba liquidando a la República y amenazando a sectores completos de la población, que se habían visto obligados a plantearse la necesidad de defenderse frente a un ataque que procedía de las más altas instancias del Estado y de sus bases políticas, un ataque en el que no sólo peligrarían sus propiedades, sino también sus vidas.
14 DE MARZO. ILEGALIZACIÓN DE FALANGE ESPAÑOLA
Al triunfar el Frente Popular en las elecciones del 16 febrero de 1936, el gobierno de Manuel Azaña, cuatro días más tarde, puso al frente de la Dirección General de Seguridad (DGS) a un correligionario suyo, José Alonso Mallol, el cual, tras los graves sucesos ocurridos en toda España durante la primera quincena del mes de marzo, que ya describí en una Crónica anterior, el día 14 de ese mes, ordena la detención de José Antonio Primo de Rivera y de otros dirigentes de Falange.
Ese día, de madrugada, con grandes precauciones, José Antonio es detenido en su propio domicilio, pasando varias horas en los sótanos de la DGS. El inspector de policía que registró su detención puso como causa, literalmente: “detenido por fascista”; cuando de acuerdo con la legislación vigente, no era más delito ser fascista que ser socialista, que comunista o anarquista. El mismo día eran también apresados los miembros de la Junta Política de Falange, y otros muchos falangistas fichados por la Policía. También en provincias comenzó la redada de jefes provinciales y de los militantes más destacados.
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Estando en los calabozos de la Dirección General de Seguridad, ese mismo día 14, escribió un manifiesto titulado “La voz del Jefe desde el calabozo”
Tras pasar unas horas en la cárcel y tomarles declaración, fueron enviados a la Cárcel Modelo, poniendo a los detenidos a disposición del juez Gómez Carbajo, con un oficio, en el que se les acusaba de asociación ilícita. Entre otras cosas decía:
El juez a quien fue sometido el asunto, dictó el procesamiento de José Antonio y sus camaradas. El fundamento de hecho de aquella pieza judicial era básicamente, que en el programa de la asociación Falange Española de las J. O. N. S., sus veintisiete puntos, estaban en contradicción con los fines atribuidos a la misma entidad en los Estatutos, de donde se sacaba la consecuencia de que era una Asociación con fines ocultos delictivos, y que debía ser declarada ilegal y disuelta.
Tres días más tarde de su detención, el Juzgado de Instrucción número 3 de Madrid, que se había hecho cargo de la instrucción del sumario, acordó “la suspensión de las funciones propias de la asociación Falange Española”. Esta suspensión era de carácter temporal, hasta que se resolviese el juicio al que debían enfrentarse sus dirigentes.
En la disposición que declaraba ilegal el partido, ordenaba la clausura de sus centros, prohibía su propaganda, consideraba delito todo acto que tendiera a propagar las ideas sustentadas por la organización.
15 DE MARZO. LAS PROTESTAS DE LA IGLESIA
El 15 de marzo de 1936, el cardenal Francisco Vidal y Barraquer, arzobispo de Tarragona, como cardenal español más antiguo, dirigía una carta a Manuel Azaña, presidente del Consejo de Ministros de la República, protestando por los incendios de iglesias y conventos, denunciando la negligencia y la pasividad de las autoridades, y quejándose de la política sectaria que ponía en peligro la paz de España.
Estas palabras, de haber salido de la pluma de un prelado con una trayectoria antirrepublicana, habrían sonado a una clara amenaza al Estado, pero se trataba de Vidal y Barraquer, que había trabajado mucho porque la República y los católicos convivieran pacíficamente.
15 DE MARZO. SESIÓN PREPARATORIA DE LAS CORTES
El domingo 15 de marzo tiene lugar la sesión preparatoria de las Cortes, presidida por el diputado de más edad, que resultó ser el monárquico Ramón de Carranza, y que concluyó con los diputados socialistas y comunistas cantando “La Internacional” y saludando puño en alto.
Al día siguiente se celebra la primera sesión ordinaria, siendo elegido presidente de las mismas, Diego Martínez Barrio. El 17 se constituye la "Comisión de Actas", presidida por Indalecio Prieto y con mayoría de la izquierda, encargada de “redondear” la mayoría del Frente Popular. Sobre dicha Comisión ya hablé en la Crónica “LA VICTORIA DEL FRENTE POPULAR EN MÁLAGA”
18 DE MARZO, SE CONVOCAN ELECCIONES MUNICIPALES
Recordemos que una vez posesionado el Frente Popular, el 18 de febrero de 1936, del gobierno de España, desde los gobiernos civiles, se cursaron oficios para la restitución de todos los ayuntamientos de elección popular que se habían formado en abril de 1931.
Sin embargo, el ministro de la Gobernación, Amos Salvador a primeros de marzo, informaba en el Consejo de Ministros, que la restitución de los ayuntamientos de elección popular presentaba muchas dificultades. Razonaba esta afirmación diciendo que «unas veces los Ayuntamientos elegidos representan corrientes contrarias al régimen y en otros casos, ha habido fallecimientos, dimisiones, etc.». (19360304 01 El Debate).
En esos cinco años de República, los partidos republicanos se habían reconvertido, y exceptuando los socialistas, los demás partidos unos habían desaparecido, otros se habían refundado con otras siglas, en otros se habían producido escisiones, por lo que era muy difícil determinar a quién correspondían las actas de concejal de los ayuntamientos de abril de 1931.
La realidad política de marzo de 1936, era muy distinta. En el Frente Popular también se incluían otras fuerzas de izquierdas: comunistas y sindicalistas, que terminarían reclamando su lugar en los ayuntamientos, sobre todo en aquellos donde, por distintos motivos, quedaban vacantes los puestos de concejales.
Esto hizo que el gobierno se planteara la celebración de nuevas elecciones municipales, que además le habrían permitido, dada la enorme presión de las masas obreras y la tolerancia de las fuerzas de orden público con los abusos de las organizaciones de izquierda, hacerse con la mayoría de los ayuntamientos.
Así, en la Gaceta de Madrid del 18 de marzo de 1936, se publica un Decreto del ministerio de la Gobernación, disponiendo que se convoquen elecciones generales de Ayuntamientos para la renovación de sus componentes. Las elecciones son convocadas para el 12 de abril, fecha emblemática, quinto aniversario de las elecciones municipales que trajeron la Segunda República. La segunda vuelta para los ayuntamientos en que fuera necesario, sería el 26 de abril. En el preámbulo del Decreto se decía:
Y es que en los cinco años de República, nunca se habían celebrado elecciones municipales generales. Las del 12 de abril de 1931, fueron previas a su llegada, y desde entonces los ayuntamientos se habían regido por esa corporación electa, o bien por Comisiones gestoras nombradas por los gobernadores civiles. La ley Municipal determinaba que las corporaciones debían renovarse por mitades cada dos años, cosa que ningún gobierno había realizado.
En el Boletín Oficial de la Provincia de Málaga del 22 de marzo, el gobernador civil, Enrique Balmaseda, daba las directrices para la realización de las mismas:
A Campillos, por su población, le correspondía elegir trece concejales, nueve para la mayoría y cuatro para la minoría.
En un principio parecía que el Frente Popular repetiría una lista conjunta de las organizaciones que la conformaban en cada municipio. Lo cierto es que la coalición estaba muy desgastada, y el auge de los seguidores de Largo Caballero, dentro del PSOE, era importante, y pedían un mayor protagonismo para los socialistas, amenazando con romper la coalición. Para ellos, conservar el control de los municipios era conservar el control de la República.
El domingo 22 de marzo, empezaba el período electoral, y dos semanas después, el domingo 5 de abril, debía ser la proclamación de candidatos. Pero dos días antes, el 3 de abril, el gobierno suspendió las elecciones.
“El debate sostenido esta tarde en la Cámara, cuya importancia y trascendencia es de todos conocida”, era, nada más y nada menos, que el propósito de destitución del Presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora.
De esta manera, al no celebrarse elecciones municipales, allí donde quedaban concejalías vacantes, fueron dadas a los representantes de las otras organizaciones que conformaban el Frente Popular. Eso explica la entrada de comunistas y anarquistas a partir de marzo y abril en los ayuntamientos.
Antes de cerrar este capítulo de las elecciones municipales, quiero exponer un documento muy interesante sobre estas elecciones en Campillos.
Para ser proclamado candidato a las elecciones municipales, una de las posibilidades era haber sido con anterioridad concejal por el mismo término municipal, durante los últimos veinte años. Otra posibilidad era ser propuesto por dos concejales o ex concejales. Y otra si se es propuesto por la vigésima parte del número total de electores del distrito en el que se presente.
La ley decía que el certificado de los concejales que en los últimos veinte años habían pertenecido al ayuntamiento, procedentes de elecciones populares, debía ser expuesto en el tablón de anuncios de la Casa consistorial, para posibles reclamaciones. Este es el certificado que se expuso en Campillos:
El documento está firmado por el secretario y por el alcalde Francisco Oliva.
7 DE ABRIL DE 1936. DESTITUCIÓN DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
Como ya he dejado apuntado con anterioridad, el 3 de abril, socialistas y comunistas presentaban en el Congreso una proposición pidiendo que se declarase, a los efectos del artículo 81 de la Constitución, que la última disolución de las Cortes era la segunda de las decretadas durante el mandato presidencial de Alcalá Zamora. Según dicho artículo:
Alcalá-Zamora había intentado frenar algunas de las medidas planteadas desde el Gobierno de Manuel Azaña. Pensaba que la nueva administración no estaba sirviéndose del Estado de Alarma y de la supresión parcial de las garantías constitucionales, para mantener el orden público, consintiendo los desmanes de las fuerzas de izquierdas.
Además, Alcalá-Zamora poseía el poder constitucional requerido para destituir al Gobierno, aunque éste tuviera el apoyo de la mayoría parlamentaria, y sustituirlo por un gobierno de minoría capaz de celebrar nuevas elecciones y reconducir la situación. El Frente Popular había decidido no correr riesgos y destituirlo.
Para seguir ese camino, tenían que demostrar que la disolución de las Cortes Constituyentes de 1931, debía computarse como la primera llevada a cabo por el Presidente de la República, y declarar que las Cortes elegidas en noviembre de 1933, cuya disolución habían pedido tan reiteradamente las fuerzas republicanas de izquierda, habían sido mal disueltas. Poco importaba que las mismas izquierdas que ahora querían destituirlo, hubieran pedido dos años antes al presidente que disolviera la Cámara para evitar que gobernara la derecha.
Nadie en el Parlamento se movió para defender al presidente, y al dictaminar que la disolución de las Cortes llevada a cabo en 1936 era la segunda, dejó abierto el camino para usar la vía más fácil de entre las previstas en la Constitución para destituirlo. Dicha destitución se sometió a votación en el Congreso el 7 de abril de 1936. Por 238 votos a favor y solo 5 en contra, las Cortes aprueban la destitución de Niceto Alcalá-Zamora como presidente de la República.
Si la destitución de Alcalá-Zamora puede considerarse acertada desde el punto de vista de la legitimidad jurídica, carece con certeza de legitimidad moral. La tesis de que el Decreto de disolución de las Cortes era innecesario, lo aprobaron los mismos partidos que antes se habían manifestado a favor de dicha disolución.
Por una paradoja de la historia, Alcalá-Zamora se veía expulsado de la vida política por sus compañeros de conspiración contra la monarquía de 1930 y 1931, y sobre la base del acto suyo que, precisamente, les había abierto el camino hacia el poder en febrero de 1936.
Diego Martínez Barrio, según el artículo 74 de la Constitución, como presidente del Congreso, fue designado para presidir, interinamente, la República española, hasta las elecciones presidenciales planeadas para el mes siguiente.
SUCESOS DEL 14 DE ABRIL DE 1936
El martes 14 de abril, se celebró en la capital de España el quinto aniversario de la llegada de la Segunda República. Dentro de los actos conmemorativos, se desarrolló un desfile militar por el Paseo de la Castellana en el que ocurrieron algunos altercados. El más grave sucedió en la plaza de Colón, cuando desfilaban cuatro compañías de la Benemérita, con uniforme de gala, y un grupo de personas, jóvenes en su mayoría, y posiblemente anarquistas, la abuchearon, levantando los puños, dando mueras al cuerpo y vivas a Rusia, y lanzando el grito insistente de «UHP», el grito revolucionario de octubre del 1934.
Entre los espectadores se encontraba, vestido de paisano, el alférez de la Guardia civil, Anastasio de los Reyes López, que junto a otros cuatro guardias civiles, también de paisano, habían ido a ver el desfile. No estaban de servicio. Dichos guardias intentaron enfrentarse con los alborotadores para afearles los abucheos e insultos, pero los alborotadores salieron huyendo.
Los guardias volvieron a su sitio a seguir viendo el desfile. Transcurridos unos pocos minutos, y de forma imprevista, suenan siete u ocho disparos. Uno de ellos, se ha hecho a bocajarro por la espalda al alférez De los Reyes, que cae al suelo herido de muerte. También resultan heridos dos de los Guardia Civiles que le acompañaban, Emeterio Moreno Morate, con un balazo en el vientre, que se calificó de gravísimo e hizo necesario su traslado al Equipo Quirúrgico del distrito Centro, y Antonio García García, con dos balazos en la espalda. Los agresores huyeron a la carrera del lugar de los hechos.
En el entierro del alférez Anastasio de los Reyes, el 16 de abril, volvieron a repetirse sucesos gravísimos. Desde distintos puntos del Paseo de la Castellana, se realizaron disparos contra la comitiva fúnebre, que produjeron seis muertos y más de treinta heridos. Entre los muertos había varios falangistas, uno de ellos Andrés Sáenz de Heredia y Arteta, primo de José Antonio Primo de Rivera.
El gobierno culpó de los sucesos a la actitud de algunos militares que asistieron al entierro del alférez de la Guardia civil, y a miembros de Falange. En definitiva, quién sufrió la agresión era el culpable de la misma.
De este suceso y de los que se desencadenaron posteriormente de resultas del mismo, que culminaron con el asesinato del líder de Renovación Española, José Calvo Sotelo, me ocuparé en la próxima Crónica.
15 DE ABRIL. DISCURSOS DE CALVO SOTELO Y GIL ROBLES EN LAS CORTES
Sometida la prensa a la censura por el Estado de Alarma, y a un régimen de multas y suspensiones totalmente arbitrarias, sólo las intervenciones de los diputados en el Parlamento podían ser publicadas en su integridad, y a través de ellas, los ciudadanos podían saber lo que ocurría en España. Y tanto Calvo Sotelo como Gil Robles, supieron utilizar ese resquicio para trasladar a la opinión pública el estado de cosas que el Gobierno callaba. El Parlamento se convirtió, entonces, en el mejor altavoz de las derechas para denunciar el deterioro del orden público en todo el país.
La tarde del 15 de abril de 1936, tras una intervención del presidente del Consejo de ministros, Manuel Azaña, en la que hizo la presentación de su programa de gobierno, se produjo un debate parlamentario sobre Orden Público, en el curso del cual, José Calvo Sotelo, formula graves acusaciones contra el Gobierno del Frente Popular.
El discurso que he resumido, no queda completo sin las interrupciones, exabruptos y llamadas al orden del presidente del Congreso, Jiménez de Asúa. En el Diario de Sesiones de ese día, se registran veintiuna llamadas al orden por parte del Presidente (en ocasiones agitando la campanilla) treinta y ocho interrupciones, y numerosas frases que, cuando menos, se deben calificar de inconvenientes y escasamente parlamentarias.
Unos acusaban a Calvo Sotelo de estar detrás de los atentados falangistas: «Vosotros sois los empresarios de los pistoleros», «¿Cuánto habéis tenido que pagar a los asesinos?». Otros le recordaban la represión sufrida por los revolucionarios de Asturias. La comunista Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, le dijo: «Id a decir esas cosas en Asturias», mientras que la socialista Margarita Nelken le espetó: «Vamos a traer aquí a todos los que han quedado inútiles en Asturias». En el momento en que Calvo Sotelo aludió a los conventos que ardieron en Jerez, hay un diputado que dice «¡Para la falta que hacían!». Tal era el clima que dominaba el Congreso de los Diputados.
Tal como dijo en el discurso Calvo Sotelo, en el Diario de Sesiones de ese día, en las páginas que van de la 324 a la 334, aparece el documento que entregó para su inclusión en dicho diario “Resumen de los sucesos acaecidos en España desde el 16 de Febrero de 1936 hasta el 2 de Abril del mismo año”. Dicho documento lo he transcrito y lo incorporo a mi Blog en éste enlace:
Por Málaga provincia, a la que le correspondían ocho compromisarios, uno de los que salió elegido como compromisario, fue el socialista Cristóbal Moreno Verdugo, que era alcalde de Teba, y del que ya he hablado en anteriores Crónicas.
30 DE ABRIL. FALANGE DECLARADA LEGAL
El día 30 de abril se vio la causa ante el Tribunal de Urgencia, de Madrid, compuesto por tres magistrados, por la ilegalización de Falange. Ante él informó el fiscal y los defensores don José María Arellano y el propio jefe de la Falange, José Antonio Primo de Rivera. El Tribunal dictó sentencia, en que se decía que no ha lugar a la disolución de la asociación Falange Española:
Contra esta sentencia del Tribunal de Urgencia, el ministerio fiscal presentó recurso ante el Tribunal Supremo. La mañana del 3 de junio, se vio en la Sala Segunda del Tribunal Supremo el recurso interpuesto por el ministerio fiscal contra la sentencia dictada por el Tribunal de Urgencia absolviendo a los dirigentes de Falange Española y declarando legal dicha organización política. Contra el citado recurso, interpuesto por el representante del Ministerio público, volvieron a actuar en la defensa José María Arellano y José Antonio Primo de Rivera.
Finalmente, el día 8 de junio, el Tribunal Supremo declaró la legalidad de Falange.
Todos los falangistas que estaban en prisión fueron puestos en libertad. No así, José Antonio Primo de Rivera, que tres días antes, había sido trasladado a la prisión de Alicante, acusado ahora de tenencia ilícita de armas.
El 20 de mayo de 1936, ya sabida la sentencia del Tribunal de Urgencia absolutoria para Falange, se empezó a publicar un boletín clandestino, llamado “NO IMPORTA”, con el subtítulo de “Boletín de los días de persecución”.
7 DE MAYO. ESCRITO DE JOSÉ CALVO SOTELO A LA MESA DEL CONGRESO
Casi un mes más tarde del debate celebrado el 15 de abril sobre orden público, el 7 de mayo, de nuevo en las Cortes, José Calvo Sotelo, completó los datos que había presentado aquel día, y que ya hemos visto, añadiendo en otro escrito lo ocurrido entre el 1 de abril y el 4 de mayo.
Largo Caballero no creía en la república burguesa, ni deseaba que se consolidara. En su opinión, cuanto antes fracasara el experimento de colaboración de los socialistas con la izquierda burguesa, antes se produciría el triunfo de la revolución marxista. Si Prieto deseaba presidir el gobierno, no tendría otra opción que romper el partido. Y Prieto, leal al PSOE, no quiso romperlo.
De haber aceptado la presidencia de gobierno, quizás hubiera podido salvar a España de la Guerra civil. Dice Stanley Payne sobre Prieto que, «su buen sentido y su patriotismo habían atraído la atención de otros líderes en el centro e incluso en la derecha moderada». Indalecio Prieto y José Antonio Primo de Rivera, sentían entre ellos una mutua admiración.
Finalmente, ante la negativa de Prieto a formar gobierno, Manuel Azaña encomendó esa misión a Santiago Casares Quiroga, de Izquierda Republicana, el partido de Azaña, que aceptaría el encargo «por lealtad». El 13 de mayo, forma un nuevo Gobierno, en el que al cargo de presidente, también uniría el de ministro de la Guerra.
15 DE MAYO. INCIDENTES EN ALCALÁ DE HENARES
El 15 de mayo, un oficial que paseaba por Alcalá de Henares ve a dos muchachos maltratando a unos niños, y les afea la conducta. Los chavales se le enfrentan y, en poco tiempo, algunos adultos se suman al grupo, apelando al militar de fascista.
A pesar de la llegada de un compañero, el capitán Rubio del regimiento Calatrava, cada vez se va haciendo más difícil contener a la masa. Finalmente, ambos militares salen corriendo, siendo perseguido el capitán Rubio a pedradas hasta su casa, donde se refugia. Los perseguidores queman con gasolina la puerta de la casa, y el capitán debe escabullirse por la puerta de atrás con su mujer y sus tres hijos pequeños. Los oficiales que regresaban esa tarde de Madrid, en autobús de línea regular, son rodeados y apedreados por una multitud, lo que les obliga a abrirse paso a tiros hasta su cuartel. El general Manuel del Alcázar, como medida preventiva, prohíbe a los militares salir a la calle vestido de uniforme.
Ese día, en la Casa del Pueblo se celebró una reunión en la que se acuerda exigir al gobierno el traslado de los dos Regimientos con sede en Alcalá de Henares. El 17 de mayo, el ejecutivo de Casares comunica a las autoridades militares que tienen 48 horas para trasladar el regimiento “Villarrobledo” a Palencia, y el “Calatrava” a Salamanca.
El general Alcázar encuentra resistencias en la oficialidad, que considera que hace falta más tiempo para los traslados de sus familias, y que no pueden dejarlas solas en Alcalá, en un ambiente tan hostil.
El gobierno, en la persona de su presidente Casares Quiroga, que también era ministro de la Guerra, estimó que eso equivalía a una actitud de insumisión, y envió al general Cristóbal Peña, jefe de la División, que ordena la detención de los coroneles Plácido Gete y Victoriano Moreno, jefes de los Regimientos, y a la mayoría de los oficiales, que son enviados a la prisión militar de Guadalajara.
El Gobierno publicó una nota condenando las agresiones al Ejército, pero al mismo tiempo no lo respaldó en los incidentes de Alcalá. Desde el punto de vista de los militares, esto equivalía a complicidad con el asalto revolucionario al Ejército.
El 24 de mayo se celebra un Consejo de Guerra, en el que el coronel Plácido Gete fue condenado a 12 años por insubordinación y el resto a penas menores.
Estos incidentes contribuyeron a la polarización de la opinión en las guarniciones, y convenció a muchos oficiales de que la primera víctima del estallido revolucionario sería el Ejército, lo que aumentó el clima de tensión entre las fuerzas armadas y algunos sectores de izquierdas.
A nivel popular, estos hechos produjeron un gran escándalo, hasta el punto de ser objeto de una interpelación parlamentaria del diputado de Renovación Española, José Calvo Sotelo en la sesión de las Cortes que tuvo lugar el 16 de junio.
28 Y 29 DE MAYO. CAMPILLOS
Por seguir un orden cronológico, el 28 y 29 de mayo se produjeron en Campillos los incidentes que ya describí en la primera Crónica que escribí en mi Blog, y que tuvieron como consecuencia un muerto y muchos detenidos.
https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2022/06/sucesos-ocurridos-en-campillos-los-dias.html
29 DE MAYO. YESTE
Yeste es un pueblo albaceteño, situado en la parte occidental de la Sierra de Segura. En 1936, contaba con unos diez mil habitantes, si bien la mayoría de la población vivía diseminada en pequeñas pedanías y cortijos. Al encontrarse en un terreno muy escarpado, era muy difícil la comunicación con los distintos núcleos de población que lo rodeaban.
Los habitantes del pueblo y sus aldeas vivían desahogadamente, dedicándose a dos trabajos principales: el agrícola, que le proporcionaba las huertas a orillas del río Segura, y el que le proporcionaban los montes, en su mayoría del Estado, que daban trabajo a los leñadores y conductores de pinos que por vía fluvial los conducían hasta la vega de Murcia.
La construcción por parte de la Confederación del Segura del pantano de Fuensanta, entre los años 1929 y 1933, provocó la inundación de las tierras con la que los habitantes del municipio se ganaban la vida. Durante la construcción, las obras mantuvieron ocupados a los obreros dedicados a la corta de pinos, y hasta los paisanos que habían emigrado a Francia fueron llamados por sus familias, y todos encontraron empleo en la construcción de la presa.
Los propietarios de los terrenos recibieron tras la construcción del pantano, el dinero por su expropiación. Pero los campesinos que trabajaban en esos terrenos, ahora anegados de agua, no recibieron indemnización alguna, y quedaron desamparados, no teniendo con que ganarse la vida y poder subsistir en esos tiempos difíciles.
Este pantano, creado para regar los campos murcianos, degradó gravemente la forma de vida en el pueblo. Al inundarse el terreno y desaparecer el río, desaparecieron también las huertas, y el transporte por tierra de los pinos, al ser complicado y muy costoso, provocó que al final se abandonara la explotación de los mismos.
Muchas familias sin recursos agravaron la pobreza en el lugar, campando el hambre a sus anchas en los hogares de Yeste.
El general de la Guardia Civil Francisco Aguado Sánchez, cuenta en su libro de 1985, Historia de la Guardia Civil, lo siguiente:
El teniente de la Guardia civil, don Joaquín Gracia, autorizado por sus jefes, realizó al periódico “La Vanguardia” las manifestaciones siguientes:
A la mañana siguiente (29), a las ocho de la mañana, salieron de La Graya los diecisiete guardias civiles conduciendo andando a los seis presos hacia Yeste, población distante unos doce kilómetros, ocho de ellos, por una mala carretera, y los restantes en medio del monte, entre piedras y matojos. La comitiva fue rodeada a lo largo del trayecto por un gran número de gente de la pedanía, que se fue incrementando a lo largo del recorrido, y que con una actitud amenazadora, pedían la libertad de los presos.
Mientras, en Yeste, el presidente de la Comisión Gestora, el socialista Germán González, realizó una gestión mediadora ante el teniente de la Guardia Civil. En ella puso de relieve lo imprevisible de la situación, por lo que era conveniente la puesta en libertad de los detenidos, haciéndose responsable y comprometiéndose a acompañarlos ante el juez. Accedió el oficial a soltarlos, y mandó a un brigada y a tres guardias, acompañados dos gestores municipales, con el objeto de calmar los ánimos y soltar a los presos.
Estos se dirigieron al encuentro de los detenidos y cuando llegaron, el brigada ordenó soltar a los presos. Se produjeron gritos de alegría entre la muchedumbre, pero la tensión acumulada hizo que entre algunos guardias y paisanos, algunos de los cuales llevaban palos, pinchos, hachas o navajas, se entrecruzaran insultos y agresiones mutuas.
En ese momento saltó la chispa, y uno de los campesinos, golpea al guardia Pedro Domínguez Requena, con un gancho pinero que perforó la cabeza del guardia civil, siendo rematado, ya tirado en el suelo, por un tiro con su propio revólver.
Se inició una lucha cuerpo a cuerpo. Algunos guardias civiles son golpeados, tirados por los suelos, y se les despoja de sus armas reglamentarias. Cuatro de los guardias civiles las conservan y disparan sobre la muchedumbre, provocando el pánico y la huida de los campesinos al monte. Varios de los guardias caídos, logran rehacerse, recuperar sus armas y apoyar la acción de sus compañeros. La Guardia Civil dominó la situación y persiguió a los que huían, disparando sobre ellos.
Alejados los agresores del lugar, recogen el cadáver de su compañero muerto, auxilian a los heridos, varios de ellos graves, y prosiguen su camino hacia Yeste.
La lucha duró hora y media, desde las diez y media hasta cerca de las doce. Entre los habitantes del pueblo, hubo diecisiete muertos, entre ellos el primer teniente de Alcalde, Andrés Martínez Muñoz, y treinta y cinco heridos. La guardia civil tuvo un muerto, el guardia Pedro Domínguez, y quince heridos.
A las tres de la tarde se dejan de oír disparos. Los habitantes de Yeste se encierran en sus casas, y ya no se atreven a salir hasta el día siguiente, que llegan desde Albacete, nuevas fuerzas de orden al pueblo, y un representante gubernativo. Se hicieron más detenidos.
Aquí, en ésta Crónica, solo quiero hacer el apunte de dicha huelga campesina de la cual me ocuparé en pocas semanas.
De lo ocurrido en esa huelga en Campillos, llegó a hablarse en una Sesión de las Cortes, pocos días después.
10 Y 11 DE JUNIO. ASESINATOS EN MÁLAGA
De este relato, también me ocuparé en una próxima Crónica
11 DE JUNIO. PRORROGA DEL ESTADO DE ALARMA
Mediante sucesivas prórrogas, desde el 17 de febrero de 1936, un día después de las elecciones generales, estaba declarado en todo el territorio nacional el Estado de Alarma en base a la Ley de Orden Público de 28 de julio de 1933.
Recordemos, porque ya lo he referido en otras Crónicas, que durante los Estados de Alarma, los artículos 40 a 43 de la Ley de Orden Público permitían a la autoridad civil, incluyendo a los alcaldes, ordenar detenciones preventivas, imponer el cambio de domicilio o el destierro forzoso a personas que considerasen «peligrosas» o contra las que existieran «sospechas de participación en actos contra el orden público», así como decretar registros sin mandamiento judicial. La proclamación del Estado de Alarma, restringía la libertad de prensa, imponía la censura de la misma y el derecho de reunión.
Este Estado de Alarma, a pesar que se habló inicialmente de limitarlo a solo ocho días, mediante sucesivas prórrogas, se mantendría vigente durante casi tres años, cubriendo casi en su totalidad la duración de la Guerra civil. Esta persistencia del Estado de Alarma, habla por sí misma de la calidad democrática de la democracia republicana.
El 11 de junio de 1936, el gobierno de Casares Quiroga, llevó al Parlamento una propuesta para prorrogar por otros treinta días, dicho Estado de Alarma. Ese día tomó la palabra el diputado de la CEDA, Geminiano Carrascal, para justificar la negativa de su grupo a conceder dicha prórroga:
16 DE JUNIO. INTERVENCIÓN DE GIL ROBLES Y CALVO SOTELO EN EL PARLAMENTO
El 11 de junio de 1936, treinta y cuatro diputados de la CEDA, presentaron en la Mesa del Congreso una proposición no de ley, en la que pedían al gobierno “la rápida adopción de las medidas necesarias para poner fin al estado de subversión en que vive España”.
En el pleno del 16 de junio, Gil Robles defendió la proposición, denunciando ante las Cortes la situación del país tras la llegada del Frente Popular al gobierno. Lo que paso a describir, es un extracto de lo que está recogido en el Diario de Sesiones de ese día, entre las páginas 1372 a 1412.
Julián Zugazagoitia, en referencia a la intervención de Gil Robles, testimoniaría años después, en su libro “Guerra y vicisitudes de los españoles”, tomo 1, página 25:
Estando en los calabozos de la Dirección General de Seguridad, ese mismo día 14, escribió un manifiesto titulado “La voz del Jefe desde el calabozo”
Tras pasar unas horas en la cárcel y tomarles declaración, fueron enviados a la Cárcel Modelo, poniendo a los detenidos a disposición del juez Gómez Carbajo, con un oficio, en el que se les acusaba de asociación ilícita. Entre otras cosas decía:
“Del conjunto de esta información recogida se aprecia la existencia muy acusada de actividades punibles contra la Constitución del Estado y contra Corporaciones oficiales, incluyendo el Ejército, de quien dice la propaganda fascista acompañada, que hay que devolverle toda la dignidad que merece, lo que da a entender que la ha perdido”
El juez a quien fue sometido el asunto, dictó el procesamiento de José Antonio y sus camaradas. El fundamento de hecho de aquella pieza judicial era básicamente, que en el programa de la asociación Falange Española de las J. O. N. S., sus veintisiete puntos, estaban en contradicción con los fines atribuidos a la misma entidad en los Estatutos, de donde se sacaba la consecuencia de que era una Asociación con fines ocultos delictivos, y que debía ser declarada ilegal y disuelta.
Madrid 14. —La Policía practicó durante la noche y la madrugada muchas detenciones de individuos de una y otra ideología extremista, tanto de derecha como de izquierda, individuos también que tomaron parte en los incendios desarrollados ayer.También ha sido detenida parte de la Directiva de Falange Española, entre la que se encuentran los señores Primo de Rivera, Ruiz de Alda, Fernández-Cuesta y Barrado.Estas detenciones se han fundamentado en el funcionamiento ilegal de la entidad, pues en los registros practicados en los Centros de Falange no se ha encontrado libros de contabilidad, ficheros, ni libros de socios, así como otros documentos que exige la vigente ley de Asociaciones.[…]Respecto a las detenciones de Falange, y algunas otras de aquellos a quienes no se encontraron armas, parece que no serán mantenidas, limitándose a imponer las sanciones de multas y otras que la ley dispone.19360315 001 El Liberal
MÁLAGA. 17.- La Policía penetró en un café de la calle de Tomás de Heredia y procedió a la detención de Manuel Atienza, de 31 años, natural de Madrid, soltero y viajante; Vicente Pérez Fernández, de 35 años, casado y jornalero, y Antonio Lora Luque de Heredia, de 40 años, casado, agente de seguros.Les fueron ocupadas camisas del fascio, sellos de cotización, y al tercero le fue ocupada, además, una pistola, dos cargadores y 13 cápsulas.Vicente Pérez y Manuel Atienza dormían en el domicilio de Antonio Pérez. Los detenidos ingresaron en la cárcel a disposición de la autoridad gubernativa.19360318 027 La Vanguardia
MÁLAGA, 20.- Han sido detenidos significados elementos de derecha, entre ellos Domingo Lozano Molina, presidente provincial de Falange Española y José María Salas Guirior, hijo de la marquesa de Guirior. El primero quedó a disposición del gobernador y el segundo fue libertado.19360321 027 La Vanguardia
Tres días más tarde de su detención, el Juzgado de Instrucción número 3 de Madrid, que se había hecho cargo de la instrucción del sumario, acordó “la suspensión de las funciones propias de la asociación Falange Española”. Esta suspensión era de carácter temporal, hasta que se resolviese el juicio al que debían enfrentarse sus dirigentes.
En la disposición que declaraba ilegal el partido, ordenaba la clausura de sus centros, prohibía su propaganda, consideraba delito todo acto que tendiera a propagar las ideas sustentadas por la organización.
15 DE MARZO. LAS PROTESTAS DE LA IGLESIA
El 15 de marzo de 1936, el cardenal Francisco Vidal y Barraquer, arzobispo de Tarragona, como cardenal español más antiguo, dirigía una carta a Manuel Azaña, presidente del Consejo de Ministros de la República, protestando por los incendios de iglesias y conventos, denunciando la negligencia y la pasividad de las autoridades, y quejándose de la política sectaria que ponía en peligro la paz de España.
Tarragona 15 de marzo de 1936Excmo. Sr. D. Manuel Azaña.Presidente del Consejo de Ministros. MadridRespetable Sr. Presidente:Son tan graves las noticias que me llegan; no ya por la prensa, sino por informaciones autorizadas de carácter reservado, relativas a incendios de iglesias, contra personas y cosas sagradas, que, como cardenal español más antiguo, no puede silenciar ya ante V. E. la más enérgica y amarga protesta de la Iglesia, que vuelve a ser la víctima inocente de bárbaras violencias y desenfrenadas acometidas, tanto más graves e injustas cuanto a ellas no son ajenas las iniciativas públicas de las propagandas disolventes, y tanto más de sentir cuanto aparece visible la pasividad y negligencia en prevenirlas y reprimirlas por parte de quienes tienen el deber de garantizar el orden público y salvaguardar la seguridad, la libertad y el honor de los ciudadanos e instituciones nacionales. Nada ha contenido el furor de tales vandalismos, ni el sagrado de los templos, ni el respeto a la libertad de las creencias y a la dignidad de las personas, ni aún a la venerada atención a los tesoros monumentales del país, cuya pérdida afrenta con el peor de los estigmas a todo pueblo y poder que la consiente.Bien consta a V. E. cuanto ha hecho la Iglesia para coadyuvar a la paz social y civil de la nación y como, fuera y por encima de todo partidismo político, ha sido respetuosa con los poderes constituidos, no dejando de laborar su Episcopado, fiel a la suprema inspiración del Papa, para una decorosa y digna armonía entre ella y el Estado, a pesar de no haber recibido de éste la debida correspondencia con su legislación injusta y vejatoria. Si todo Gobierno no debe jamás dejar abandonada la defensa de los derechos naturales y políticos, esenciales a todos los ciudadanos, mucho menos puede desatender la legítima y obligada salvaguarda de instituciones que, como la Iglesia, están asistidas por supremos títulos de derecho espiritual y las normas jurídicas de la civilización y que, aún dentro de los límites estrechos de la legalidad española, ha sabido mostrarse paciente, patriótica y generosa para aportar su máximo esfuerzo a los fines del consorcio civil y al levantamiento moral de la nación con ejemplaridad y perseverancia merecedoras de otro trato que el incendio de sus templos, mansiones de oración, y la persecución de sus obras, instrumentos tácticos del bien social.Temo, Sr. Presidente, y hasta comprenderá la amargura con que se lo manifiesto, que de seguir las cosas por estos rumbos, se va a la anulación del poder público por la dejación de sus atributos en manos de la violencia agresora y de la reacción defensiva de la ciudadanía que nunca pierde su derecho natural de existir con seguridad y dignidad, y se va a la misma ruina de España, cuya vida y civilización no pueden subsistir sin la paz espiritual y civil que han de ser plenamente garantizadas por sus órganos estatales, atentos sólo a los fines de justicia y equidad inexorablemente impuestos por el supremo bien del país.A tales fines cooperará siempre la Iglesia de España, firme y perseverante en sus deberes en bien de las almas y de la misma sociedad política, de la que sus fieles han de ser ciudadanos respetados y sus obras, instituciones en derecho garantizadas.En prueba de tal espíritu, reciba Sr. Presidente esta mi protesta sentidísima y enérgica, a la cual, en mi deseo de no dificultar la actuación reparadora del Gobierno para el mantenimiento de la paz pública, ha creído por el momento no dar exterioridad, protesta justificadísima que está en la conciencia de todos los obispos y católicos españoles.Con todo respeto y consideración se despide de V.E. att. ss. ss.Firma: F. Card. Vidal y Barraquer.“ASALTO A LA REPÚBLICA”, Alcalá-Zamora, páginas 448 y 449.
Estas palabras, de haber salido de la pluma de un prelado con una trayectoria antirrepublicana, habrían sonado a una clara amenaza al Estado, pero se trataba de Vidal y Barraquer, que había trabajado mucho porque la República y los católicos convivieran pacíficamente.
15 DE MARZO. SESIÓN PREPARATORIA DE LAS CORTES
El domingo 15 de marzo tiene lugar la sesión preparatoria de las Cortes, presidida por el diputado de más edad, que resultó ser el monárquico Ramón de Carranza, y que concluyó con los diputados socialistas y comunistas cantando “La Internacional” y saludando puño en alto.
Al día siguiente se celebra la primera sesión ordinaria, siendo elegido presidente de las mismas, Diego Martínez Barrio. El 17 se constituye la "Comisión de Actas", presidida por Indalecio Prieto y con mayoría de la izquierda, encargada de “redondear” la mayoría del Frente Popular. Sobre dicha Comisión ya hablé en la Crónica “LA VICTORIA DEL FRENTE POPULAR EN MÁLAGA”
18 DE MARZO, SE CONVOCAN ELECCIONES MUNICIPALES
Recordemos que una vez posesionado el Frente Popular, el 18 de febrero de 1936, del gobierno de España, desde los gobiernos civiles, se cursaron oficios para la restitución de todos los ayuntamientos de elección popular que se habían formado en abril de 1931.
Sin embargo, el ministro de la Gobernación, Amos Salvador a primeros de marzo, informaba en el Consejo de Ministros, que la restitución de los ayuntamientos de elección popular presentaba muchas dificultades. Razonaba esta afirmación diciendo que «unas veces los Ayuntamientos elegidos representan corrientes contrarias al régimen y en otros casos, ha habido fallecimientos, dimisiones, etc.». (19360304 01 El Debate).
En esos cinco años de República, los partidos republicanos se habían reconvertido, y exceptuando los socialistas, los demás partidos unos habían desaparecido, otros se habían refundado con otras siglas, en otros se habían producido escisiones, por lo que era muy difícil determinar a quién correspondían las actas de concejal de los ayuntamientos de abril de 1931.
La realidad política de marzo de 1936, era muy distinta. En el Frente Popular también se incluían otras fuerzas de izquierdas: comunistas y sindicalistas, que terminarían reclamando su lugar en los ayuntamientos, sobre todo en aquellos donde, por distintos motivos, quedaban vacantes los puestos de concejales.
Esto hizo que el gobierno se planteara la celebración de nuevas elecciones municipales, que además le habrían permitido, dada la enorme presión de las masas obreras y la tolerancia de las fuerzas de orden público con los abusos de las organizaciones de izquierda, hacerse con la mayoría de los ayuntamientos.
Así, en la Gaceta de Madrid del 18 de marzo de 1936, se publica un Decreto del ministerio de la Gobernación, disponiendo que se convoquen elecciones generales de Ayuntamientos para la renovación de sus componentes. Las elecciones son convocadas para el 12 de abril, fecha emblemática, quinto aniversario de las elecciones municipales que trajeron la Segunda República. La segunda vuelta para los ayuntamientos en que fuera necesario, sería el 26 de abril. En el preámbulo del Decreto se decía:
La notoria anormalidad en que se encuentran los Municipios españoles, debida a múltiples causas que han dado por resultado la falta de renovación normal, correspondiente a los meses de Noviembre de 1933 y 1935; la larga suspensión de funciones que ha pesado sobre los Ayuntamientos elegidos el 12 de Abril de 1931 y la necesidad de acudir ya con urgencia a remediar los males que todo ello supone, de una parte, y de otra el debido cumplimiento de las disposiciones de la ley Municipal vigente que, mientras otra cosa no acuerden las Cortes en cuanto a su posible reforma, es necesario entren en vigor, imponen al Gobierno la obligación de convocar, por modo excepcional y extraordinario, a elecciones para Concejales, con el fin de renovar, en su totalidad, los actuales Ayuntamientos y proceder a la constitución de éstos y de los Concejos abiertos, con la máxima urgencia que permite la legislación aplicable.
Y es que en los cinco años de República, nunca se habían celebrado elecciones municipales generales. Las del 12 de abril de 1931, fueron previas a su llegada, y desde entonces los ayuntamientos se habían regido por esa corporación electa, o bien por Comisiones gestoras nombradas por los gobernadores civiles. La ley Municipal determinaba que las corporaciones debían renovarse por mitades cada dos años, cosa que ningún gobierno había realizado.
En el Boletín Oficial de la Provincia de Málaga del 22 de marzo, el gobernador civil, Enrique Balmaseda, daba las directrices para la realización de las mismas:
El largo período durante el cual las Corporaciones municipales han venido funcionando anormalmente. bien en forma de Comisiones gestoras o Ayuntamientos interinos, la gravedad de los problemas que en el día de hoy pesan sobre las mismas y la trascendencia de la obra que deben de acometer por imperio de la ley al cumplir los fines que les está encomendados, acrecienta en forma extraordinaria la importancia de las elecciones convocadas y la necesidad de llamar la atención del Cuerpo electoral y de todos los que de un modo activo han de intervenir en las operaciones para que se verifiquen dentro de las normas jurídicas establecidas, por ser propósito del Gobierno que la voluntad popular se manifieste libremente sin presión alguna ni otro estímulo que el de llevar a las Corporaciones municipales aquellas personas que considere más aptas y capacitadas para regir y administrar los intereses locales.
A Campillos, por su población, le correspondía elegir trece concejales, nueve para la mayoría y cuatro para la minoría.
En un principio parecía que el Frente Popular repetiría una lista conjunta de las organizaciones que la conformaban en cada municipio. Lo cierto es que la coalición estaba muy desgastada, y el auge de los seguidores de Largo Caballero, dentro del PSOE, era importante, y pedían un mayor protagonismo para los socialistas, amenazando con romper la coalición. Para ellos, conservar el control de los municipios era conservar el control de la República.
El domingo 22 de marzo, empezaba el período electoral, y dos semanas después, el domingo 5 de abril, debía ser la proclamación de candidatos. Pero dos días antes, el 3 de abril, el gobierno suspendió las elecciones.
De acuerdo con el Consejo de Ministros y a propuesta del de la Gobernación,Vengo en decretar lo siguiente:Artículo único. Se suspenden las elecciones municipales convocadas por Decreto de 17 de marzo último, quedando sin efecto todas las operaciones electorales practicadas como consecuencia de dicha convocatoria.Dado en Madrid a tres de Abril de mil novecientos treinta y seis.Gaceta de Madrid del 5 de abril de 1936
Después de las once y media de la noche, el Sr. Azaña abandonó el Congreso y dijo a los periodistas:—Han sido aplazadas las elecciones municipales. Mañana publicará el decreto la Gaceta. La suspensión es indefinida. Hizo una pausa el jefe del Gobierno y añadió:—Se trata de evitar que fenómenos políticos de importancia puedan coincidir con la ausencia de los diputados que se hubieran dedicado a la propaganda electoral. Este aplazamiento es consecuencia del debate sostenido esta tarde en la Cámara, cuya importancia y trascendencia es de todos conocida.19360404 01 EL SOL
“El debate sostenido esta tarde en la Cámara, cuya importancia y trascendencia es de todos conocida”, era, nada más y nada menos, que el propósito de destitución del Presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora.
Los socialistas defendieron una proposición, que fue aprobada, sobre la conveniencia de que el Parlamento examine la disolución de las dos Cortes de la RepúblicaSe promueve un largo debate, donde quedan marcados los criterios sobre la prerrogativa presidencial. El próximo martes (7) quedará fallado el primer acto político de estas Cortes19360404 03 EL SOL
De esta manera, al no celebrarse elecciones municipales, allí donde quedaban concejalías vacantes, fueron dadas a los representantes de las otras organizaciones que conformaban el Frente Popular. Eso explica la entrada de comunistas y anarquistas a partir de marzo y abril en los ayuntamientos.
Antes de cerrar este capítulo de las elecciones municipales, quiero exponer un documento muy interesante sobre estas elecciones en Campillos.
Para ser proclamado candidato a las elecciones municipales, una de las posibilidades era haber sido con anterioridad concejal por el mismo término municipal, durante los últimos veinte años. Otra posibilidad era ser propuesto por dos concejales o ex concejales. Y otra si se es propuesto por la vigésima parte del número total de electores del distrito en el que se presente.
La ley decía que el certificado de los concejales que en los últimos veinte años habían pertenecido al ayuntamiento, procedentes de elecciones populares, debía ser expuesto en el tablón de anuncios de la Casa consistorial, para posibles reclamaciones. Este es el certificado que se expuso en Campillos:
Como ya he dejado apuntado con anterioridad, el 3 de abril, socialistas y comunistas presentaban en el Congreso una proposición pidiendo que se declarase, a los efectos del artículo 81 de la Constitución, que la última disolución de las Cortes era la segunda de las decretadas durante el mandato presidencial de Alcalá Zamora. Según dicho artículo:
En el caso de segunda disolución, el primer acto de las nuevas Cortes será examinar y resolver la necesidad del decreto de disolución de las anteriores. El voto desfavorable de la mayoría absoluta de las Cortes llevará aneja la destitución del Presidente.
Alcalá-Zamora había intentado frenar algunas de las medidas planteadas desde el Gobierno de Manuel Azaña. Pensaba que la nueva administración no estaba sirviéndose del Estado de Alarma y de la supresión parcial de las garantías constitucionales, para mantener el orden público, consintiendo los desmanes de las fuerzas de izquierdas.
Además, Alcalá-Zamora poseía el poder constitucional requerido para destituir al Gobierno, aunque éste tuviera el apoyo de la mayoría parlamentaria, y sustituirlo por un gobierno de minoría capaz de celebrar nuevas elecciones y reconducir la situación. El Frente Popular había decidido no correr riesgos y destituirlo.
Para seguir ese camino, tenían que demostrar que la disolución de las Cortes Constituyentes de 1931, debía computarse como la primera llevada a cabo por el Presidente de la República, y declarar que las Cortes elegidas en noviembre de 1933, cuya disolución habían pedido tan reiteradamente las fuerzas republicanas de izquierda, habían sido mal disueltas. Poco importaba que las mismas izquierdas que ahora querían destituirlo, hubieran pedido dos años antes al presidente que disolviera la Cámara para evitar que gobernara la derecha.
Nadie en el Parlamento se movió para defender al presidente, y al dictaminar que la disolución de las Cortes llevada a cabo en 1936 era la segunda, dejó abierto el camino para usar la vía más fácil de entre las previstas en la Constitución para destituirlo. Dicha destitución se sometió a votación en el Congreso el 7 de abril de 1936. Por 238 votos a favor y solo 5 en contra, las Cortes aprueban la destitución de Niceto Alcalá-Zamora como presidente de la República.
Artículo 82.- La iniciativa de destitución se tomará a propuesta de las tres quintas partes de los miembros que compongan el Congreso, y desde este instante el Presidente no podrá ejercer sus funciones.
Si la destitución de Alcalá-Zamora puede considerarse acertada desde el punto de vista de la legitimidad jurídica, carece con certeza de legitimidad moral. La tesis de que el Decreto de disolución de las Cortes era innecesario, lo aprobaron los mismos partidos que antes se habían manifestado a favor de dicha disolución.
Por una paradoja de la historia, Alcalá-Zamora se veía expulsado de la vida política por sus compañeros de conspiración contra la monarquía de 1930 y 1931, y sobre la base del acto suyo que, precisamente, les había abierto el camino hacia el poder en febrero de 1936.
Diego Martínez Barrio, según el artículo 74 de la Constitución, como presidente del Congreso, fue designado para presidir, interinamente, la República española, hasta las elecciones presidenciales planeadas para el mes siguiente.
SUCESOS DEL 14 DE ABRIL DE 1936
El martes 14 de abril, se celebró en la capital de España el quinto aniversario de la llegada de la Segunda República. Dentro de los actos conmemorativos, se desarrolló un desfile militar por el Paseo de la Castellana en el que ocurrieron algunos altercados. El más grave sucedió en la plaza de Colón, cuando desfilaban cuatro compañías de la Benemérita, con uniforme de gala, y un grupo de personas, jóvenes en su mayoría, y posiblemente anarquistas, la abuchearon, levantando los puños, dando mueras al cuerpo y vivas a Rusia, y lanzando el grito insistente de «UHP», el grito revolucionario de octubre del 1934.
Entre los espectadores se encontraba, vestido de paisano, el alférez de la Guardia civil, Anastasio de los Reyes López, que junto a otros cuatro guardias civiles, también de paisano, habían ido a ver el desfile. No estaban de servicio. Dichos guardias intentaron enfrentarse con los alborotadores para afearles los abucheos e insultos, pero los alborotadores salieron huyendo.
Los guardias volvieron a su sitio a seguir viendo el desfile. Transcurridos unos pocos minutos, y de forma imprevista, suenan siete u ocho disparos. Uno de ellos, se ha hecho a bocajarro por la espalda al alférez De los Reyes, que cae al suelo herido de muerte. También resultan heridos dos de los Guardia Civiles que le acompañaban, Emeterio Moreno Morate, con un balazo en el vientre, que se calificó de gravísimo e hizo necesario su traslado al Equipo Quirúrgico del distrito Centro, y Antonio García García, con dos balazos en la espalda. Los agresores huyeron a la carrera del lugar de los hechos.
En el entierro del alférez Anastasio de los Reyes, el 16 de abril, volvieron a repetirse sucesos gravísimos. Desde distintos puntos del Paseo de la Castellana, se realizaron disparos contra la comitiva fúnebre, que produjeron seis muertos y más de treinta heridos. Entre los muertos había varios falangistas, uno de ellos Andrés Sáenz de Heredia y Arteta, primo de José Antonio Primo de Rivera.
El gobierno culpó de los sucesos a la actitud de algunos militares que asistieron al entierro del alférez de la Guardia civil, y a miembros de Falange. En definitiva, quién sufrió la agresión era el culpable de la misma.
El Gobierno ha tenido informes fidedignos en el sentido de que en esa manifestación hubo numerosos jefes y oficiales, a los que se sumaron extensos núcleos fascistas que no se portaron con la corrección obligada. Por parte del elemento oficial que asistía al acto, hubo también un exceso de nerviosismo, que en buena parte contribuyó a que se produjeran los incidentes. […]El examen de estos hechos ha llevado al Consejo de ministros al planteamiento de un problema que ya en alguna otra ocasión había sido analizado por el Gobierno. Hay muchos elementos en el Ejército, en la Guardia civil y en los Cuerpos de Vigilancia y Seguridad, que según el propio Gobierno, no actúan con la adhesión y con el entusiasmo que les impone a unos el uniforme y a otros la significación de su propio cargo.19360418 022 La Vanguardia
De este suceso y de los que se desencadenaron posteriormente de resultas del mismo, que culminaron con el asesinato del líder de Renovación Española, José Calvo Sotelo, me ocuparé en la próxima Crónica.
15 DE ABRIL. DISCURSOS DE CALVO SOTELO Y GIL ROBLES EN LAS CORTES
Sometida la prensa a la censura por el Estado de Alarma, y a un régimen de multas y suspensiones totalmente arbitrarias, sólo las intervenciones de los diputados en el Parlamento podían ser publicadas en su integridad, y a través de ellas, los ciudadanos podían saber lo que ocurría en España. Y tanto Calvo Sotelo como Gil Robles, supieron utilizar ese resquicio para trasladar a la opinión pública el estado de cosas que el Gobierno callaba. El Parlamento se convirtió, entonces, en el mejor altavoz de las derechas para denunciar el deterioro del orden público en todo el país.
La tarde del 15 de abril de 1936, tras una intervención del presidente del Consejo de ministros, Manuel Azaña, en la que hizo la presentación de su programa de gobierno, se produjo un debate parlamentario sobre Orden Público, en el curso del cual, José Calvo Sotelo, formula graves acusaciones contra el Gobierno del Frente Popular.
Desde el 16 de Febrero hasta el 2 de Abril, mis datos no alcanzan al periodo posterior, ha habido lo siguientes asaltos y destrozos: en Centros políticos, 58; en establecimientos públicos y privados, 72; en domicilios particulares, 33; en iglesias, 36. Incendios, en Centros políticos, 12; en establecimientos públicos y privados, 45; en domicilios particulares, 15; en iglesias, 106, de las cuales 56 quedaron completamente destrozadas; huelgas generales, 11; tiroteos, 39; agresiones, 65; atracos, 24; heridos, 345; muertos, 74. […] Sr. Presidente, con su venia entregaré a la Redacción del Diario de Sesiones los datos cuya lectura omito para no prolongar mi intervención. […]Grandes son las pérdidas que ha experimentado el arte español, y yo supongo que al margen de la religión, el arte os interesara a todos.Esculturas de Salzillo, magníficos retablos de Juan de Juanes, lienzos de Tiziano, tallas policromadas, obras que habían sido declaradas monumentos nacionales, como la iglesia de Santa María, en Elche, han ardido en medio del abandono, cuando no con la protección cómplice de los representantes de la autoridad pública. […]Ahora bien; Sr. Azaña, los sucesos más graves han ocurrido cuando su señoría llevaba ya al frente del Gobierno, no días, sino semanas; si fue el 19 de Febrero cuando su señoría tomó posesión de la Presidencia, y era ya el 13 de Marzo cuando ardía, a doscientos pasos del Ministerio de la Gobernación, la iglesia de San Luis.¿Sabéis lo que ha ocurrido ayer y lo que está ocurriendo hoy en Jerez? Pues en Jerez, según parece, han ardido esta noche varios conventos, un periódico y un centro político; en tanto la fuerza pública está recluida porque el representante de la autoridad le prohíbe salir a la calle. Los edificios que han incendiado o intentado incendiar en Jerez, Sr. Presidente del Consejo, los leeré para que S.S. tenga noticia detallada, son: convento de San Francisco, de Santo Domingo, de las Mínimas, de las Reparadoras, del periódico "Guadalete" y de un centro de derechas.Pero, ¿quién quema? Voy a emplear textos vuestros a ver si rendís crédito a lo que dicen Diputados que se sientan en esos bancos o personas que comulgan en vuestras ideas. ¿Quién quemó el periódico “La Nación”? Lo dijo el representante socialista Sr. Álvarez del Vayo.El Sr. Álvarez del Vayo, Diputado socialista, dijo en un mitin en Barcelona, hace quince días, que los incendios producidos, así en “La Nación” como en las iglesias de San Ignacio y de San Luis, eran debidos a que el pueblo de Madrid quería hacer una protesta ante el ritmo lento con que el Gobierno desarrollaba el programa del Frente Popular.
El discurso que he resumido, no queda completo sin las interrupciones, exabruptos y llamadas al orden del presidente del Congreso, Jiménez de Asúa. En el Diario de Sesiones de ese día, se registran veintiuna llamadas al orden por parte del Presidente (en ocasiones agitando la campanilla) treinta y ocho interrupciones, y numerosas frases que, cuando menos, se deben calificar de inconvenientes y escasamente parlamentarias.
Unos acusaban a Calvo Sotelo de estar detrás de los atentados falangistas: «Vosotros sois los empresarios de los pistoleros», «¿Cuánto habéis tenido que pagar a los asesinos?». Otros le recordaban la represión sufrida por los revolucionarios de Asturias. La comunista Dolores Ibárruri “La Pasionaria”, le dijo: «Id a decir esas cosas en Asturias», mientras que la socialista Margarita Nelken le espetó: «Vamos a traer aquí a todos los que han quedado inútiles en Asturias». En el momento en que Calvo Sotelo aludió a los conventos que ardieron en Jerez, hay un diputado que dice «¡Para la falta que hacían!». Tal era el clima que dominaba el Congreso de los Diputados.
Tal como dijo en el discurso Calvo Sotelo, en el Diario de Sesiones de ese día, en las páginas que van de la 324 a la 334, aparece el documento que entregó para su inclusión en dicho diario “Resumen de los sucesos acaecidos en España desde el 16 de Febrero de 1936 hasta el 2 de Abril del mismo año”. Dicho documento lo he transcrito y lo incorporo a mi Blog en éste enlace:
https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2024/04/diario-de-sesiones-del-congreso-del-15.html
Siguió a Calvo Sotelo en el uso de la palabra José María Gil Robles, que dijo unas frases muy premonitorias:
Siguió a Calvo Sotelo en el uso de la palabra José María Gil Robles, que dijo unas frases muy premonitorias:
Desengañaos, señores Diputados; una masa considerable de opinión española que, por lo menos, es la mitad de la Nación, no se resigna implacablemente a morir; yo os lo aseguro. Si no puede defenderse por un camino, se defenderá por otro. Frente a la violencia que allí se propugna, surgirá la violencia por otro lado y el poder público tendrá el triste papel de espectador de una contienda ciudadana en la que se va a arruinar, material y espiritualmente, la Nación. La guerra civil la impulsan, por una parte, la violencia de aquellos que quieren ir a la conquista del poder por el camino de la revolución; por otra, la está minando, sosteniendo y cuidando la apatía de un Gobierno que no se atreve a volverse contra sus auxiliares, que tan cara le están pasando la factura de la ayuda que le dan. Su señoría, como le recordaba el Sr. Calvo Sotelo, va a traer unos proyectos que significan el responso del sistema parlamentario. Yo creo que S. S. va a tener dentro de la República, quizá, otro sino más triste, que es el de presidir la liquidación de la República democrática. Si no se rectifica rápidamente el camino, en España no quedará más solución que la violencia, o la dictadura roja que aquellos señores propugnan, o una defensa enérgica de los ciudadanos que no se dejan atropellar; por ninguno de los dos caminos, la farsa de un sistema parlamentario que sirva, pura y exclusivamente, de trampolín para el asalto revolucionario de los grupos obreristas. […]…y cuando la guerra civil estalle en España, que se sepa que las armas las ha cargado la incuria de un Gobierno que no ha sabido cumplir con su deber frente a los grupos que se han mantenido dentro de la más estricta legalidad. Ahora, si su señoría pretende establecer una norma de convivencia, los hechos lo dirán muy pronto. Han pasado unos meses de anarquía. Su señoría no se podrá quitar jamás de encima esa mancha; quizá pueda atenuarla con una actuación en el futuro. Que para entonces es necesaria una convivencia, ¡ah!, nosotros estamos dispuestos a ella, no por su señoría ni por los partidos que le siguen, sino por un ideal supremo, que es el interés de esa Patria que dice su señoría que siente tan profundamente y que nosotros, aunque no lo digamos a todas horas, la sentimos y practicamos. Por esa Patria, lo que sea necesario, incluso nuestra desaparición si los grandes intereses nacionales lo exigieran; pero no una desaparición cobarde, entregando el cuello al enemigo; es preferible saber morir en la calle a ser atropellado por cobardía
El socialista Rodolfo Llopis, contestó desde la tribuna que “no está en la tradición socialista, aunque sí lo está en la tradición popular española, el quemar iglesias. Lo que pasa es que la Iglesia ha sido beligerante en esta lucha. Más que en esta lucha, desde que hay lucha de clases, la Iglesia, para su desgracia, se ha puesto del lado de una de las clases sociales, de la clase enemiga de los trabajadores, de la clase proletaria. Pero no contenta con tener esta tradición, de haber sido siempre el auxiliar y el instrumento más eficaz de la burguesía, desde hace algún tiempo, desde que se ha proclamado la República, la Iglesia no ha dejado ni ha desperdiciado ocasión para zaherir a los que sienten de verdad las ideas republicanas”. Llopis, además, quiso “dejar constancia de que todos los hechos, todos, han sido réplica o respuesta a provocaciones de que han sido objeto quienes hayan realizado o cometido esos actos”.
También José Díaz Ramos, secretario general del Partido Comunista, se refirió a la “quema de iglesias y otras cosas que han podido realizar los obreros, siempre en contestación a las provocaciones de las derechas”. Pero su discurso fue mucho más allá. Refiriéndose a la frase del líder de la CEDA de que era preferible morir en la calle a ser atropellado por cobardía, Díaz Ramos dijo “Yo no sé cómo va a morir el señor Gil Robles”, momento en el que el Diario de Sesiones registra la interrupción de un diputado que dice: “En la horca”. El orador sigue acusando al anterior gobierno, del que formaba parte el señor Gil Robles, de dar orden de matar a varios de sus compañeros y pronuncia unas palabras: “No puedo asegurar cómo va a morir el Sr. Gil Robles, pero si puedo afirmar…”, que suscitan tales protestas, que el presidente de la Cámara ruega a Díaz Ramos que sea prudente en sus expresiones. El presidente dispone que aquellas palabras, no consten en el Diario de Sesiones. No constan, en efecto, en el Diario de Sesiones, pero las podemos leer en la prensa y en numerosos testimonios. Lo que dijo ese día José Díaz Ramos fue lo siguiente: “No puedo asegurar cómo va a morir el señor Gil Robles, pero sí puedo afirmar que si se cumple la justicia del pueblo, morirá con los zapatos puestos”. (Zugazagoitia, Guerra y vicisitudes de los españoles, Librería Española, Paris, 1968, p. 37).
Jiménez de Asúa insistió varias veces más en que esas palabras no constaran en el Diario de Sesiones, y cuando varios diputados dicen “eso no basta”, la señora Dolores Ibárruri contesta: “Si os molesta eso, le quitaremos los zapatos y le pondremos las botas”. La réplica de Gil Robles está también en el Diario de Sesiones: “Os va a costar trabajo, con botas o sin ellas, porque me sé defender […] Que conste que no soy asesino como vosotros”.
26 DE ABRIL. ELECCIÓN DE LOS COMPROMISARIOS QUE DEBÍAN ELEGIR AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
Tras la destitución, el 7 de abril, por las Cortes del presidente de la República, don Niceto Alcalá Zamora, según lo dispuesto en los artículos 68 y 82 de la Constitución de 1931, el nuevo presidente de la República debía ser elegido conjuntamente por las Cortes y por un número de compromisarios igual al de diputados. Los compromisarios debían ser elegidos por sufragio universal, de forma análoga a la elección de diputados.
Los partidos de derechas (CEDA, Agrarios y Tradicionalistas) se abstuvieron de participar en las elecciones porque las consideraban una farsa hipócrita, que servía en exclusiva a los intereses del gobierno y los partidos que le apoyaban. Las izquierdas se presentaron unidas formando el Bloque Popular, apoyando la candidatura de Manuel Azaña.
La elección en toda España se realizó el 26 de abril. En Campillos la candidatura de Bloque Popular, formado por el PSOE, Unión Republicana e Izquierda Republicana, obtuvo poco más de dos mil votos, mientras que otras candidaturas como el partido Federal y el Sindicalista obtuvieron 180 votos. La participación local fue del 57%, inferior al 79% que hubo en las elecciones generales celebradas dos meses antes.
26 DE ABRIL. ELECCIÓN DE LOS COMPROMISARIOS QUE DEBÍAN ELEGIR AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
Tras la destitución, el 7 de abril, por las Cortes del presidente de la República, don Niceto Alcalá Zamora, según lo dispuesto en los artículos 68 y 82 de la Constitución de 1931, el nuevo presidente de la República debía ser elegido conjuntamente por las Cortes y por un número de compromisarios igual al de diputados. Los compromisarios debían ser elegidos por sufragio universal, de forma análoga a la elección de diputados.
Los partidos de derechas (CEDA, Agrarios y Tradicionalistas) se abstuvieron de participar en las elecciones porque las consideraban una farsa hipócrita, que servía en exclusiva a los intereses del gobierno y los partidos que le apoyaban. Las izquierdas se presentaron unidas formando el Bloque Popular, apoyando la candidatura de Manuel Azaña.
La elección en toda España se realizó el 26 de abril. En Campillos la candidatura de Bloque Popular, formado por el PSOE, Unión Republicana e Izquierda Republicana, obtuvo poco más de dos mil votos, mientras que otras candidaturas como el partido Federal y el Sindicalista obtuvieron 180 votos. La participación local fue del 57%, inferior al 79% que hubo en las elecciones generales celebradas dos meses antes.
Por Málaga provincia, a la que le correspondían ocho compromisarios, uno de los que salió elegido como compromisario, fue el socialista Cristóbal Moreno Verdugo, que era alcalde de Teba, y del que ya he hablado en anteriores Crónicas.
30 DE ABRIL. FALANGE DECLARADA LEGAL
El día 30 de abril se vio la causa ante el Tribunal de Urgencia, de Madrid, compuesto por tres magistrados, por la ilegalización de Falange. Ante él informó el fiscal y los defensores don José María Arellano y el propio jefe de la Falange, José Antonio Primo de Rivera. El Tribunal dictó sentencia, en que se decía que no ha lugar a la disolución de la asociación Falange Española:
Ante el Tribunal de Urgencia, se vio esta mañana la causa seguida contra José Antonio Primo de Rivera y otros afiliados a Falange Española, acusados de reunión ilícita.En las conclusiones del fiscal se consignaba que aunque Falange Española se había inscrito en la Dirección de Seguridad como organización política, se ocultaba su verdadero carácter y finalidad, que en el manifiesto publicado con los 27 puntos de la organización, aparecía como defensor del principio revolucionario. Solicitaba el fiscal la pena de un año para cada uno de los procesados y la disolución de Falange Española. […] La Sala absolvió a los procesados, declarando que no había lugar para la disolución de Falange Española.
Considerando que de los hechos probados no se deduce le perpetración por parte de los acusados del delito que se les inculpa por el Ministerio Fiscal, ya que el ideario político de la Asociación, contenido en los Estatutos aceptados legalmente, no ha sido alterado en su esencia, orientación ni procedimiento por el documento impreso del folio seis del sumario ... fallamos: que debemos absolver y absolvemos del delito de que son acusados a los procesados don José Antonio Primo de Rivera, don Augusto Barrado, don Julio Ruiz de Alda, don Raimundo Fernández-Cuesta, ... igualmente, y en virtud de la anterior absolución, debemos declarar y declaramos no haber lugar a la disolución de la asociación Falange Española de las J.O.N.S.
Contra esta sentencia del Tribunal de Urgencia, el ministerio fiscal presentó recurso ante el Tribunal Supremo. La mañana del 3 de junio, se vio en la Sala Segunda del Tribunal Supremo el recurso interpuesto por el ministerio fiscal contra la sentencia dictada por el Tribunal de Urgencia absolviendo a los dirigentes de Falange Española y declarando legal dicha organización política. Contra el citado recurso, interpuesto por el representante del Ministerio público, volvieron a actuar en la defensa José María Arellano y José Antonio Primo de Rivera.
Finalmente, el día 8 de junio, el Tribunal Supremo declaró la legalidad de Falange.
El Tribunal Supremo, ante quien había recurrido Falange Española, organización fascista que dirige don José Antonio Primo de Rivera, actualmente cumpliendo una sentencia en la Cárcel Modelo de Madrid, contra una disposición del Ministro de la Gobernación que declaraba ilegal el partido, ordenaba la clausura de sus centros, prohibía su propaganda, consideraba delictuoso todo acto que tendiera a propagar las ideas sustentadas por la organización, acaba de dictar un fallo admitiendo el recurso y declarando que Falange Española es una asociación legalmente constituida.El fallo del Supremo, que declara tácitamente arbitraria la disposición gubernamental, ha sido muy bien recibido en los centros derechistas, sobre todo porque el más alto Tribunal de la Nación muestra su disconformidad con el gobierno e invalida sus disposiciones en momentos en que se discute en las Cortes un provecto de Ley del Ministro de Justicia en virtud del cual se crea un tribunal especial, compuesto de jueces de hecho y jueces de derecho, encargado de depurar las responsabilidades de los jueces y magistrados que no apliquen las leyes con el grado de rigor que el gobierno crea que deben aplicarse.19360610 001 Diario de la Marina (La Habana)
Todos los falangistas que estaban en prisión fueron puestos en libertad. No así, José Antonio Primo de Rivera, que tres días antes, había sido trasladado a la prisión de Alicante, acusado ahora de tenencia ilícita de armas.
El 20 de mayo de 1936, ya sabida la sentencia del Tribunal de Urgencia absolutoria para Falange, se empezó a publicar un boletín clandestino, llamado “NO IMPORTA”, con el subtítulo de “Boletín de los días de persecución”.
En el número 3 del 20 de junio de 1936 se decía:
LA FALANGE LÍCITA. EL GOBIERNO, FACCIOSO Y COBARDEEl Tribunal Supremo, confirmando la resolución de la Audiencia de Madrid, ha declarado lícita la Falange. Pero todo es inútil; el Gobierno, abusivo y cobarde, tras de impedir por medio de la censura que se conozca el fallo de la justicia, retiene en la cárcel contra todo derecho a millares de afiliados a la Falange, mantiene la clausura de sus centros e impide su vida legal.Ya, por embustero que sea el Gobierno, no podrá decir que al obrar así cumple la ley; viola abiertamente la ley y menosprecia al Tribunal Supremo. Ahora las cosas están claras: la única ley que rige para el Gobierno es la de la destrucción de España al servicio de todas las fuerzas enemigas suyas. Por eso trata de aniquilar a cuanto puede ser reserva para la Patria: Ejército, Marina, Guardia Civil... y Falange. El Gobierno se ha declarado beligerante contra España. Pero la Falange, que además de tener a su lado la justicia de la Historia tiene la justicia de los Tribunales, atropellada por un Gobierno faccioso, acepta el reto con su grito sereno y seguro: ¡Arriba España!
7 DE MAYO. ESCRITO DE JOSÉ CALVO SOTELO A LA MESA DEL CONGRESO
Casi un mes más tarde del debate celebrado el 15 de abril sobre orden público, el 7 de mayo, de nuevo en las Cortes, José Calvo Sotelo, completó los datos que había presentado aquel día, y que ya hemos visto, añadiendo en otro escrito lo ocurrido entre el 1 de abril y el 4 de mayo.
El Diputado que suscribe tiene el honor de someter a la Mesa de la Cámara el siguiente ruego: La situación del orden público se ha venido agravando en España durante las últimas semanas. Ello se acredita con la siguiente relación de los sucesos, perturbaciones y desórdenes públicos acaecidos en España desde el día 1 de Abril hasta el 4 de Mayo de 1936: […]
Ante la gravedad crónica y progresiva de esta situación, el Diputado que suscribe ruega a la Mesa se sirva transmitir al jefe del Gobierno la relación que precede, a fin de que sin demora adopte las medidas conducentes al restablecimiento de la paz ciudadana y de las garantías individuales, hoy en suspenso.
Acompaño, en otro enlace, la transcripción de dicho documento que aparece en el Diario de Sesiones del 7 de mayo de 1936, páginas 630 a 638).
https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2024/04/diario-de-sesiones-del-congreso-del-7.html
10 DE MAYO. MANUEL AZAÑA ELEGIDO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA
De acuerdo con el artículo 68 de la Constitución, la elección de Presidente de la República, debía realizarla una asamblea integrada por los Diputados a Cortes, y por un número igual de Compromisarios elegidos por sufragio universal, directo y secreto. De esta elección ya hablé anteriormente.
El 10 de mayo, se celebró en el Palacio de Cristal del Retiro madrileño, la Asamblea conjunta de Compromisarios y Diputados, siendo elegido nuevo Presidente de la República don Manuel Azaña Díaz.
Indalecio Prieto, creía en la opción reformista que el Frente Popular representaba, y podía haber salvado a la República, encauzando su política hacia una serie de reformas compatibles con una defensa decidida del orden público. Pero Prieto no era quien mandaba en el PSOE. Su ala izquierdista, encabezada por Largo Caballero, jamás habría tolerado el acceso de su rival a la presidencia del gobierno, y menos aún la realización de una política que supusiera algún tipo de freno a la actividad de las bases socialistas más revolucionarias.
Unos días más tarde, el 24 de mayo, Largo Caballero decía en un mitin en Cádiz:
De acuerdo con el artículo 68 de la Constitución, la elección de Presidente de la República, debía realizarla una asamblea integrada por los Diputados a Cortes, y por un número igual de Compromisarios elegidos por sufragio universal, directo y secreto. De esta elección ya hablé anteriormente.
El 10 de mayo, se celebró en el Palacio de Cristal del Retiro madrileño, la Asamblea conjunta de Compromisarios y Diputados, siendo elegido nuevo Presidente de la República don Manuel Azaña Díaz.
Palacio de Cristal |
En el acto de elección, dos destacados periodistas del partido socialista, Luis Araquistaín (“Claridad” afín a Largo Caballero) y Julián Zugazagoitia (“El Socialista” afín a Indalecio Prieto), se enzarzaron en una pelea en los jardines del palacio. Era la expresión de la guerra civil particular que el socialismo español mantenía entre sus facciones. Largo Caballero propugnaba terminar lo que se empezó en la revolución de octubre de 1934, mientras que Prieto era más partidario de colaborar con los partidos republicanos de izquierda.
Azaña prometiendo el cargo de Presidente de la República |
El 12 mayo 1936, Manuel Azaña, ya como presidente, encarga a Indalecio Prieto formar gobierno, pero Prieto hubo de declinar el encargo por la cerrada oposición de los extremistas de su partido, seguidores de Largo Caballero, que le vetaron.
Indalecio Prieto, creía en la opción reformista que el Frente Popular representaba, y podía haber salvado a la República, encauzando su política hacia una serie de reformas compatibles con una defensa decidida del orden público. Pero Prieto no era quien mandaba en el PSOE. Su ala izquierdista, encabezada por Largo Caballero, jamás habría tolerado el acceso de su rival a la presidencia del gobierno, y menos aún la realización de una política que supusiera algún tipo de freno a la actividad de las bases socialistas más revolucionarias.
Unos días más tarde, el 24 de mayo, Largo Caballero decía en un mitin en Cádiz:
Cuando el Frente Popular se derrumbe, como se derrumbará sin duda, el triunfo del proletariado será indiscutible. Entonces estableceremos la dictadura del proletariado, lo que…quiere decir la represión…de las clases capitalistas y burguesas.19360526 El Socialista
Largo Caballero no creía en la república burguesa, ni deseaba que se consolidara. En su opinión, cuanto antes fracasara el experimento de colaboración de los socialistas con la izquierda burguesa, antes se produciría el triunfo de la revolución marxista. Si Prieto deseaba presidir el gobierno, no tendría otra opción que romper el partido. Y Prieto, leal al PSOE, no quiso romperlo.
De haber aceptado la presidencia de gobierno, quizás hubiera podido salvar a España de la Guerra civil. Dice Stanley Payne sobre Prieto que, «su buen sentido y su patriotismo habían atraído la atención de otros líderes en el centro e incluso en la derecha moderada». Indalecio Prieto y José Antonio Primo de Rivera, sentían entre ellos una mutua admiración.
Finalmente, ante la negativa de Prieto a formar gobierno, Manuel Azaña encomendó esa misión a Santiago Casares Quiroga, de Izquierda Republicana, el partido de Azaña, que aceptaría el encargo «por lealtad». El 13 de mayo, forma un nuevo Gobierno, en el que al cargo de presidente, también uniría el de ministro de la Guerra.
15 DE MAYO. INCIDENTES EN ALCALÁ DE HENARES
El 15 de mayo, un oficial que paseaba por Alcalá de Henares ve a dos muchachos maltratando a unos niños, y les afea la conducta. Los chavales se le enfrentan y, en poco tiempo, algunos adultos se suman al grupo, apelando al militar de fascista.
A pesar de la llegada de un compañero, el capitán Rubio del regimiento Calatrava, cada vez se va haciendo más difícil contener a la masa. Finalmente, ambos militares salen corriendo, siendo perseguido el capitán Rubio a pedradas hasta su casa, donde se refugia. Los perseguidores queman con gasolina la puerta de la casa, y el capitán debe escabullirse por la puerta de atrás con su mujer y sus tres hijos pequeños. Los oficiales que regresaban esa tarde de Madrid, en autobús de línea regular, son rodeados y apedreados por una multitud, lo que les obliga a abrirse paso a tiros hasta su cuartel. El general Manuel del Alcázar, como medida preventiva, prohíbe a los militares salir a la calle vestido de uniforme.
Ese día, en la Casa del Pueblo se celebró una reunión en la que se acuerda exigir al gobierno el traslado de los dos Regimientos con sede en Alcalá de Henares. El 17 de mayo, el ejecutivo de Casares comunica a las autoridades militares que tienen 48 horas para trasladar el regimiento “Villarrobledo” a Palencia, y el “Calatrava” a Salamanca.
El general Alcázar encuentra resistencias en la oficialidad, que considera que hace falta más tiempo para los traslados de sus familias, y que no pueden dejarlas solas en Alcalá, en un ambiente tan hostil.
El gobierno, en la persona de su presidente Casares Quiroga, que también era ministro de la Guerra, estimó que eso equivalía a una actitud de insumisión, y envió al general Cristóbal Peña, jefe de la División, que ordena la detención de los coroneles Plácido Gete y Victoriano Moreno, jefes de los Regimientos, y a la mayoría de los oficiales, que son enviados a la prisión militar de Guadalajara.
El Gobierno publicó una nota condenando las agresiones al Ejército, pero al mismo tiempo no lo respaldó en los incidentes de Alcalá. Desde el punto de vista de los militares, esto equivalía a complicidad con el asalto revolucionario al Ejército.
El 24 de mayo se celebra un Consejo de Guerra, en el que el coronel Plácido Gete fue condenado a 12 años por insubordinación y el resto a penas menores.
Estos incidentes contribuyeron a la polarización de la opinión en las guarniciones, y convenció a muchos oficiales de que la primera víctima del estallido revolucionario sería el Ejército, lo que aumentó el clima de tensión entre las fuerzas armadas y algunos sectores de izquierdas.
A nivel popular, estos hechos produjeron un gran escándalo, hasta el punto de ser objeto de una interpelación parlamentaria del diputado de Renovación Española, José Calvo Sotelo en la sesión de las Cortes que tuvo lugar el 16 de junio.
28 Y 29 DE MAYO. CAMPILLOS
Por seguir un orden cronológico, el 28 y 29 de mayo se produjeron en Campillos los incidentes que ya describí en la primera Crónica que escribí en mi Blog, y que tuvieron como consecuencia un muerto y muchos detenidos.
https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2022/06/sucesos-ocurridos-en-campillos-los-dias.html
29 DE MAYO. YESTE
Yeste es un pueblo albaceteño, situado en la parte occidental de la Sierra de Segura. En 1936, contaba con unos diez mil habitantes, si bien la mayoría de la población vivía diseminada en pequeñas pedanías y cortijos. Al encontrarse en un terreno muy escarpado, era muy difícil la comunicación con los distintos núcleos de población que lo rodeaban.
Los habitantes del pueblo y sus aldeas vivían desahogadamente, dedicándose a dos trabajos principales: el agrícola, que le proporcionaba las huertas a orillas del río Segura, y el que le proporcionaban los montes, en su mayoría del Estado, que daban trabajo a los leñadores y conductores de pinos que por vía fluvial los conducían hasta la vega de Murcia.
La construcción por parte de la Confederación del Segura del pantano de Fuensanta, entre los años 1929 y 1933, provocó la inundación de las tierras con la que los habitantes del municipio se ganaban la vida. Durante la construcción, las obras mantuvieron ocupados a los obreros dedicados a la corta de pinos, y hasta los paisanos que habían emigrado a Francia fueron llamados por sus familias, y todos encontraron empleo en la construcción de la presa.
Los propietarios de los terrenos recibieron tras la construcción del pantano, el dinero por su expropiación. Pero los campesinos que trabajaban en esos terrenos, ahora anegados de agua, no recibieron indemnización alguna, y quedaron desamparados, no teniendo con que ganarse la vida y poder subsistir en esos tiempos difíciles.
Este pantano, creado para regar los campos murcianos, degradó gravemente la forma de vida en el pueblo. Al inundarse el terreno y desaparecer el río, desaparecieron también las huertas, y el transporte por tierra de los pinos, al ser complicado y muy costoso, provocó que al final se abandonara la explotación de los mismos.
Muchas familias sin recursos agravaron la pobreza en el lugar, campando el hambre a sus anchas en los hogares de Yeste.
El general de la Guardia Civil Francisco Aguado Sánchez, cuenta en su libro de 1985, Historia de la Guardia Civil, lo siguiente:
Poco después del triunfo en las urnas del Frente Popular, y tratando de encontrar alguna solución, fue nombrada una comisión gestora que tomó, como primera medida, aunque carecía de atribuciones legales para ello, la de la corta de árboles y roturación de un monte público llamado Dehesa de Tus, para convertirlo en tierra de labor. Haciéndose partícipes de las determinaciones de la gestora, los vecinos de La Graya, pedanía de Yeste, roturaron por su cuenta y riesgo otro monte comunal llamado La Solana, en el que abatieron aproximadamente 9.000 pinos. Después pretendieron continuar la tala en otros montes de propiedad privada, cuyos dueños y arrendatarios requirieron de la autoridad gubernativa el auxilio y protección de la fuerza pública para poner coto al desmán.
El teniente de la Guardia civil, don Joaquín Gracia, autorizado por sus jefes, realizó al periódico “La Vanguardia” las manifestaciones siguientes:
«En Yeste me informé de lo que ocurría en La Graya, y se mandó allí un destacamento de catorce guardias, dos cabos y un sargento, con la orden de restablecer la normalidad en aquella pedanía. La presencia de las fuerzas fue bastante para que volviera la tranquilidad aparente.El jueves (28 de mayo), los guardias, después de realizar un recorrido, se reunieron a cenar en una casa de La Graya. En la calle algunos grupos de vecinos discutían acaloradamente. Cuando los guardias terminaban la comida, observaron que un grupo discutía con los guardias que se hallaban de vigilancia a la puerta y pretendían penetrar en la casa. Los guardias pretendían disuadirlos, pero de pronto escucharon que uno de los sujetos decía: «¡Vamos a por ellos!» Entonces los guardias que acababan de cenar salieron a la puerta, disolviéndose los grupos, pero seis vecinos que habían penetrado ya en el zaguán quedaron detenidos».19360603 025 La Vanguardia
A la mañana siguiente (29), a las ocho de la mañana, salieron de La Graya los diecisiete guardias civiles conduciendo andando a los seis presos hacia Yeste, población distante unos doce kilómetros, ocho de ellos, por una mala carretera, y los restantes en medio del monte, entre piedras y matojos. La comitiva fue rodeada a lo largo del trayecto por un gran número de gente de la pedanía, que se fue incrementando a lo largo del recorrido, y que con una actitud amenazadora, pedían la libertad de los presos.
Mientras, en Yeste, el presidente de la Comisión Gestora, el socialista Germán González, realizó una gestión mediadora ante el teniente de la Guardia Civil. En ella puso de relieve lo imprevisible de la situación, por lo que era conveniente la puesta en libertad de los detenidos, haciéndose responsable y comprometiéndose a acompañarlos ante el juez. Accedió el oficial a soltarlos, y mandó a un brigada y a tres guardias, acompañados dos gestores municipales, con el objeto de calmar los ánimos y soltar a los presos.
Estos se dirigieron al encuentro de los detenidos y cuando llegaron, el brigada ordenó soltar a los presos. Se produjeron gritos de alegría entre la muchedumbre, pero la tensión acumulada hizo que entre algunos guardias y paisanos, algunos de los cuales llevaban palos, pinchos, hachas o navajas, se entrecruzaran insultos y agresiones mutuas.
En ese momento saltó la chispa, y uno de los campesinos, golpea al guardia Pedro Domínguez Requena, con un gancho pinero que perforó la cabeza del guardia civil, siendo rematado, ya tirado en el suelo, por un tiro con su propio revólver.
Se inició una lucha cuerpo a cuerpo. Algunos guardias civiles son golpeados, tirados por los suelos, y se les despoja de sus armas reglamentarias. Cuatro de los guardias civiles las conservan y disparan sobre la muchedumbre, provocando el pánico y la huida de los campesinos al monte. Varios de los guardias caídos, logran rehacerse, recuperar sus armas y apoyar la acción de sus compañeros. La Guardia Civil dominó la situación y persiguió a los que huían, disparando sobre ellos.
Alejados los agresores del lugar, recogen el cadáver de su compañero muerto, auxilian a los heridos, varios de ellos graves, y prosiguen su camino hacia Yeste.
La lucha duró hora y media, desde las diez y media hasta cerca de las doce. Entre los habitantes del pueblo, hubo diecisiete muertos, entre ellos el primer teniente de Alcalde, Andrés Martínez Muñoz, y treinta y cinco heridos. La guardia civil tuvo un muerto, el guardia Pedro Domínguez, y quince heridos.
A las tres de la tarde se dejan de oír disparos. Los habitantes de Yeste se encierran en sus casas, y ya no se atreven a salir hasta el día siguiente, que llegan desde Albacete, nuevas fuerzas de orden al pueblo, y un representante gubernativo. Se hicieron más detenidos.
Quince diputados socialistas y comunistas presentaron ante las Cortes una proposición no de ley, instando al Gobierno a que informase sobre lo acontecido en Yeste y las medidas adoptadas. La cuestión fue debatida en el hemiciclo el 5 de junio, sin que se produjeran fisuras entre los partidos del Frente Popular que sostenían al Gobierno, que no querían que se produjera un nuevo caso mediático como el que ocurrió a raíz de los sucesos de Casa Viejas en enero de 1933, que ocasionó, en aquella época, un grave problema político para el gobierno republicano-socialista de Manuel Azaña.
31 DE MAYO – INCIDENTE ENTRE MILITANTES SOCIALISTAS EN ÉCIJA
El 31 de mayo, cuando Indalecio Prieto, en unión de Ramón González Peña, Belarmino Tomás, Juan Negrín y otros ilustres militantes socialistas, acuden a la plaza de toros de Écija, son abucheados, apedreados e incluso tiroteados, resultando herido Víctor Salazar, el secretario de Prieto. Los causantes, eran militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas que no querían que hablasen Prieto y sus compañeros, y daban vivas a Largo Caballero, y a Santiago Carrillo.
Me voy a limitar a trascribir dos artículos de prensa, que mejor que mis palabras, reflejan lo ocurrido ese día, y demuestran la gran confrontación existente dentro del seno del socialismo, entre los seguidores moderados de Indalecio Prieto y los radicales de Largo Caballero.
GRAVES INCIDENTES EN UNA CONCENTRACIÓN SOCIALISTA EN ÉCIJA.
SEVILLA, 1. Ayer, domingo, se celebró en Écija, organizada por la Agrupación Socialista local, una concentración en la plaza de toros, adornada con banderas de las Juventudes Socialista y Comunista. Antes de comenzar el acto, las Juventudes desfilaron cantando «La Internacional».
El acto comenzó con retraso y lo presenciaron, entre otras personalidades, el ex ministro de la Gobernación, don Amós Salvador y varios diputados socialistas.
Al llegar los periodistas de Sevilla a Écija, se informaron de que se habían repartido unas octavillas contra el acto que iba a celebrarse. Este ambiente de excitación se reflejó en la Plaza de toros media hora antes de comenzar el acto. Una fracción de muchachos de las Juventudes, con sus uniformes y banderas, dieron vítores a Largo Caballero y al periódico «Claridad».
Al llegar a la tribuna los señores Prieto, González Peña y Belarmino Tomás, fueron acogidos con grandes aplausos.
Empezó el acto con la intervención de don Manuel Barrios, diputado socialista por Sevilla. Dijo que la Agrupación Socialista de Écija había organizado el acto en memoria de aquellos camaradas suyos que supieron cumplir en Asturias con su deber. Elogió las figuras de Belarmino Tomás y González Peña, caudillos de la revolución.
El público aplaudió con entusiasmo, y terminó con vivas al Partido Socialista Español, y a la unión del proletariado.
A continuación se acercó al micrófono don Belarmino Tomás, quien dijo que era para él dolorosísimo el espectáculo que había presenciado a la entrada al acto, en que se daban gritos por una cuadrilla de camaradas esparcidos por la plaza, que ignoran o no sienten los ideales socialistas.
Esto—agrega—para mí sería respetable si obedeciera a una convicción; pero cuando esto obedece a una consigna de ir a provocar a nuestros actos, en donde... (De varios sectores de la Plaza parten gritos y vivas que no se perciben claramente).
A mí no me hacen callar las interrupciones, camaradas que interrumpís. Yo tengo que decirlo desde aquí: Cuando el partido Socialista, a cuya Juventud he pertenecido... (Nuevas interrupciones y vivas a Largo Caballero, y aplausos)
Yo os digo, fijaos bien, camaradas, que no hay nadie, ni vosotros, ni nadie, que aprecie al camarada Largo Caballero tanto como yo (Nuevos vivas a Largo Caballero, y aplausos).
Porque yo, compañeros, que he vivido con él los días de amargura, aquellos momentos en que llamarse socialista era algo peligroso, era algo que traía como consecuencia la prisión, el encarcelamiento y la deportación... (Nuevos gritos interrumpen al orador)
¡Ah! ¿Pero es que ahora, es que acaso, podéis discutir vosotros mi revolucionarismo? ¿Es que acaso podéis poner en duda mi espíritu revolucionario, yo que me he jugado la vida por defender a los trabajadores? (Grandes aplausos)
Y dichas estas palabras, no he de añadir otras porque yo traigo aquí la misión, no de contestar a más interruptores, sino cumplir el mandato de los trabajadores asturianos. Yo, camaradas, si algo aprecio el valor de los trabajadores asturianos... (Nuevo griterío).
¿Es que acaso no estamos aquí congregados formando parte de la familia socialista? Podemos pensar de diferente manera, porque dentro de nuestro partido jamás han pensado todos los socialistas de una misma forma, pero el partido Socialista, partido verdaderamente demócrata, permite a todo el mundo pensar y discurrir, y la mayoría, es quien traza la línea de conducta. Yo traigo para vosotros un recuerdo y un abrazo cariñoso de los trabajadores asturianos, pero cuando yo vuelva a Asturias y diga en la forma que me halléis recibido, ¿qué dirán los trabajadores asturianos? (Ovación)
Yo os digo, jóvenes socialistas todos y jóvenes comunistas y camaradas de la Confederación (dirigiéndose a unos grupos que interrumpen). ¡Cállense esos compañeros!.
Yo puedo hablar tan alto como puede hablar el que más aquí. Porque mientras yo, que estuve quince días luchando con el fusil en la mano contra nuestros enemigos de toda España... (Una gran ovación cortó el párrafo del orador. En diversos sectores de la concurrencia se promueven discusiones)
¿Es que acaso, aunque no sea más que por eso, no soy digno de respeto? Yo os digo, camaradas, que ni aún pagados por la burguesía se puede hacer mejor lo que se está haciendo aquí. (Muy bien. Siguen las interrupciones)
Calma, calma, que ese compañero que interrumpe tanto, cuando llegue el momento, que venga a buscarme, que aquí estoy, para acompañarle a donde sea. (Aplausos. Se dan vivas a Largo Caballero)
Yo, camaradas, estoy de acuerdo con esos vivas y con esos gritos, pero cuando se dan impulsados por un sentimiento honrado y no obedeciendo a una consigna. Si lo permitís, cumpliré con mi misión de daros cuenta aquí de lo que fue el glorioso movimiento de octubre en Asturias. (Del grupo estacionado en el redondel parten gritos de ¡UHP!) Este grito es el nuestro. Hasta la consigna gloriosa de UHP la habéis desfigurado. No se pronuncia así. Compañeros, os traigo este saludo de Asturias y os digo: La clase trabajadora asturiana...
En este momento dejan de funcionar los altavoces por falta de corriente eléctrica. Mientras se arregla la avería y como los incidentes se siguen produciendo, sube a la tribuna el señor Barrios, y dice:
—Como veis se trata de un grupo de compañeros, que poco conscientes de su responsabilidad en estos momentos, quieren perturbar un acto organizado por la Agrupación Socialista más consciente de la provincia. Ya veis que protesta una minoría que no se da cuenta del grave daño que en estos momentos críticos hace al proletariado español. No creemos que nadie tenga más afecto a Largo Caballero que nosotros; pero no podemos permitir, camaradas y amigos, que el nombre de un camarada, por tantos conceptos respetable, sirva de bandera a un puñado de inconscientes para anular la labor del Partido Socialista Español.
El camarada González Peña, que se jugó la vida por las ideas, va a hablaros en nombre de Asturias.
Al levantarse el señor González Peña es acogido con aplausos.
—Camaradas, dos palabras (Vocerío e interrupciones). Dos palabras nada más, es lo menos que podéis permitirme: (Se hace un poco de silencio.) El 15 de febrero de 1935...
En estos momentos se promueve un serio incidente en un tendido, al sacar un espectador un arma de fuego. Sobre él se arrojan otros y todos juntos ruedan por los escalones del graderío, Se promueve un tumulto con gran confusión y desorden.
El presidente, señor Barrios, da por terminado el acto.
El sujeto de la pistola es furiosamente golpeado y corre peligro de ser linchado. Los ánimos están excitadísimos, y la confusión y el desorden crecen por momentos. Muchos individuos sacan a relucir armas de fuego, y un grupo de camisas rojas y azules (las azules claras eran de los jóvenes comunistas, y las rojas de los socialistas), que se habían distinguido en las interrupciones, se sitúa muy cerca de la tribuna e increpa a grandes voces a los oradores dando vivas a Largo Caballero.
En estos momentos se oyen disparos efectuados en los corrales de la plaza y en los alrededores de la misma que contribuyen a aumentar, la confusión y el desorden.
Los momentos son críticos y muchos correligionarios rodean a Indalecio Prieto y demás oradores para protegerles de una posible agresión. Los oradores, en la tribuna, esperan que se calmen los ánimos para abandonar la plaza.
Mientras se oyen fuera nuevos disparos de pistola. Un individuo herido en una pierna, es trasladado en brazos de varios compañeros a la enfermería de la plaza de toros, donde es curado de primera intención. En los tendidos las discusiones airadas se multiplican.
Por fin, Indalecio Prieto sale de la plaza rodeado de un grupo de correligionarios y de varios agentes de Vigilancia. El paso del tribuno socialista por el pasillo, entre la barrera y las gradas, se realiza con grandes esfuerzos y con evidente peligro para Prieto. Muchos exaltados intentaron agredirle, cosa que evitan con energía sus acompañantes. Engrosado el grupo de protección, y entre grandes increpaciones del gentío, don Indalecio Prieto tomó su automóvil, y en él se dirigió a Sevilla.
Después de la marcha del señor Prieto aún continuaban los grupos en las inmediaciones de la plaza de toros discutiendo en términos violentos los acontecimientos.
Belarmino Tomás, y González Peña salieron por una puerta distinta a la que utilizó don Indalecio Prieto.
Según las noticias que hemos podido recoger en la casa de socorro, situada en la plaza principal del pueblo, recibieron asistencia tres heridos por arma de fuego en la plaza de toros. Entre ellos se encuentra precisamente el practicante de dicho establecimiento benéfico.
La multitud se había estacionado en la plaza principal del pueblo, y su actitud era poco tranquilizadora; fuerzas de la guardia civil acudieron a la plaza de toros cuando ya había: desfilado el público.
19360602 01 y 02 El Liberal
DON INDALECIO PRIETO EXPLICA LAS AGRESIONES DE QUE FUE OBJETO EN ÉCIJA.
CÓRDOBA, 1.- Don Indalecio Prieto, acompañado de don Víctor Salazar, marchó esta noche en tren a Madrid.
Mientras esperaba la llegada del convoy habló con los periodistas, a los que hizo las manifestaciones siguientes con referencia a su accidentado viaje a Écija.
—Cuando tomaba el automóvil — dijo — en compañía de algunos amigos, hicieron varios disparos, algunos de los cuales alcanzaron al coche. Se multiplicaron los incidentes, pero al fin arrancó al coche. Los agresores lo persiguieron, arrojando piedras sobre los ocupantes de aquel.
A la salida de Écija las piedras rompieron el parabrisas del coche y contusionaron a uno de mis acompañantes. A unos tres kilómetros de Écija, aproximadamente, se detuvo el coche para curar al herido, y en aquel momento nos vimos rodeados de grupos de jóvenes que nos habían seguido y desplegándose por el campo nos cercaban. Tuvimos que apercibirnos a la defensa, y en aquel momento llegó un vigilante de carreteras, al que hicimos entrega de las armas.
Pero los grupos de agresores que rodeaban el coche empezaron a gritar que uno de los ocupantes, Víctor Salazar, taquígrafo, que asistió al acto y que me acompañaba, era fascista.
Y rodeado por los grupos, en compañía del vigilante motorista, fue trasladado a Écija. Por el camino, aquellos grupos decían a los que les salían al paso:
—«Ya lo traemos». «Ya lo traemos».
Y sobre el taquígrafo Víctor Salazar, condenado por los sucesos revolucionarios de octubre a doce años de presidio, y compañero de celda de González Peña, empezaron a llover piedras.
Como la pedrea se intensificara, poco antes de llegar a Écija huyeron los grupos que les rodeaban, y como se presentara una pareja de la Guardia civil, Salazar se dirigió a ella.
Esta pareja lo trasladó a la Casa Ayuntamiento y de allí, en el coche de los guardias de Asalto, llegado de Sevilla, se trasladó a Córdoba, donde ya me hallaba yo.
Durante la pedrea, que sufrimos a la salida de Écija, resultó herido en una ceja, por un cristal del coche, el propietario de éste, señor Umbría, odontólogo de Puente Genil.
En este punto la conversación, se dio la señal de salida del tren y el señor Prieto marchó a Madrid.
19360602 026 La Vanguardia
31 DE MAYO – INCIDENTE ENTRE MILITANTES SOCIALISTAS EN ÉCIJA
El 31 de mayo, cuando Indalecio Prieto, en unión de Ramón González Peña, Belarmino Tomás, Juan Negrín y otros ilustres militantes socialistas, acuden a la plaza de toros de Écija, son abucheados, apedreados e incluso tiroteados, resultando herido Víctor Salazar, el secretario de Prieto. Los causantes, eran militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas que no querían que hablasen Prieto y sus compañeros, y daban vivas a Largo Caballero, y a Santiago Carrillo.
Me voy a limitar a trascribir dos artículos de prensa, que mejor que mis palabras, reflejan lo ocurrido ese día, y demuestran la gran confrontación existente dentro del seno del socialismo, entre los seguidores moderados de Indalecio Prieto y los radicales de Largo Caballero.
GRAVES INCIDENTES EN UNA CONCENTRACIÓN SOCIALISTA EN ÉCIJA.
SEVILLA, 1. Ayer, domingo, se celebró en Écija, organizada por la Agrupación Socialista local, una concentración en la plaza de toros, adornada con banderas de las Juventudes Socialista y Comunista. Antes de comenzar el acto, las Juventudes desfilaron cantando «La Internacional».
El acto comenzó con retraso y lo presenciaron, entre otras personalidades, el ex ministro de la Gobernación, don Amós Salvador y varios diputados socialistas.
Al llegar los periodistas de Sevilla a Écija, se informaron de que se habían repartido unas octavillas contra el acto que iba a celebrarse. Este ambiente de excitación se reflejó en la Plaza de toros media hora antes de comenzar el acto. Una fracción de muchachos de las Juventudes, con sus uniformes y banderas, dieron vítores a Largo Caballero y al periódico «Claridad».
Al llegar a la tribuna los señores Prieto, González Peña y Belarmino Tomás, fueron acogidos con grandes aplausos.
Empezó el acto con la intervención de don Manuel Barrios, diputado socialista por Sevilla. Dijo que la Agrupación Socialista de Écija había organizado el acto en memoria de aquellos camaradas suyos que supieron cumplir en Asturias con su deber. Elogió las figuras de Belarmino Tomás y González Peña, caudillos de la revolución.
El público aplaudió con entusiasmo, y terminó con vivas al Partido Socialista Español, y a la unión del proletariado.
A continuación se acercó al micrófono don Belarmino Tomás, quien dijo que era para él dolorosísimo el espectáculo que había presenciado a la entrada al acto, en que se daban gritos por una cuadrilla de camaradas esparcidos por la plaza, que ignoran o no sienten los ideales socialistas.
Esto—agrega—para mí sería respetable si obedeciera a una convicción; pero cuando esto obedece a una consigna de ir a provocar a nuestros actos, en donde... (De varios sectores de la Plaza parten gritos y vivas que no se perciben claramente).
A mí no me hacen callar las interrupciones, camaradas que interrumpís. Yo tengo que decirlo desde aquí: Cuando el partido Socialista, a cuya Juventud he pertenecido... (Nuevas interrupciones y vivas a Largo Caballero, y aplausos)
Yo os digo, fijaos bien, camaradas, que no hay nadie, ni vosotros, ni nadie, que aprecie al camarada Largo Caballero tanto como yo (Nuevos vivas a Largo Caballero, y aplausos).
Porque yo, compañeros, que he vivido con él los días de amargura, aquellos momentos en que llamarse socialista era algo peligroso, era algo que traía como consecuencia la prisión, el encarcelamiento y la deportación... (Nuevos gritos interrumpen al orador)
¡Ah! ¿Pero es que ahora, es que acaso, podéis discutir vosotros mi revolucionarismo? ¿Es que acaso podéis poner en duda mi espíritu revolucionario, yo que me he jugado la vida por defender a los trabajadores? (Grandes aplausos)
Y dichas estas palabras, no he de añadir otras porque yo traigo aquí la misión, no de contestar a más interruptores, sino cumplir el mandato de los trabajadores asturianos. Yo, camaradas, si algo aprecio el valor de los trabajadores asturianos... (Nuevo griterío).
¿Es que acaso no estamos aquí congregados formando parte de la familia socialista? Podemos pensar de diferente manera, porque dentro de nuestro partido jamás han pensado todos los socialistas de una misma forma, pero el partido Socialista, partido verdaderamente demócrata, permite a todo el mundo pensar y discurrir, y la mayoría, es quien traza la línea de conducta. Yo traigo para vosotros un recuerdo y un abrazo cariñoso de los trabajadores asturianos, pero cuando yo vuelva a Asturias y diga en la forma que me halléis recibido, ¿qué dirán los trabajadores asturianos? (Ovación)
Yo os digo, jóvenes socialistas todos y jóvenes comunistas y camaradas de la Confederación (dirigiéndose a unos grupos que interrumpen). ¡Cállense esos compañeros!.
Yo puedo hablar tan alto como puede hablar el que más aquí. Porque mientras yo, que estuve quince días luchando con el fusil en la mano contra nuestros enemigos de toda España... (Una gran ovación cortó el párrafo del orador. En diversos sectores de la concurrencia se promueven discusiones)
¿Es que acaso, aunque no sea más que por eso, no soy digno de respeto? Yo os digo, camaradas, que ni aún pagados por la burguesía se puede hacer mejor lo que se está haciendo aquí. (Muy bien. Siguen las interrupciones)
Calma, calma, que ese compañero que interrumpe tanto, cuando llegue el momento, que venga a buscarme, que aquí estoy, para acompañarle a donde sea. (Aplausos. Se dan vivas a Largo Caballero)
Yo, camaradas, estoy de acuerdo con esos vivas y con esos gritos, pero cuando se dan impulsados por un sentimiento honrado y no obedeciendo a una consigna. Si lo permitís, cumpliré con mi misión de daros cuenta aquí de lo que fue el glorioso movimiento de octubre en Asturias. (Del grupo estacionado en el redondel parten gritos de ¡UHP!) Este grito es el nuestro. Hasta la consigna gloriosa de UHP la habéis desfigurado. No se pronuncia así. Compañeros, os traigo este saludo de Asturias y os digo: La clase trabajadora asturiana...
En este momento dejan de funcionar los altavoces por falta de corriente eléctrica. Mientras se arregla la avería y como los incidentes se siguen produciendo, sube a la tribuna el señor Barrios, y dice:
—Como veis se trata de un grupo de compañeros, que poco conscientes de su responsabilidad en estos momentos, quieren perturbar un acto organizado por la Agrupación Socialista más consciente de la provincia. Ya veis que protesta una minoría que no se da cuenta del grave daño que en estos momentos críticos hace al proletariado español. No creemos que nadie tenga más afecto a Largo Caballero que nosotros; pero no podemos permitir, camaradas y amigos, que el nombre de un camarada, por tantos conceptos respetable, sirva de bandera a un puñado de inconscientes para anular la labor del Partido Socialista Español.
El camarada González Peña, que se jugó la vida por las ideas, va a hablaros en nombre de Asturias.
Al levantarse el señor González Peña es acogido con aplausos.
—Camaradas, dos palabras (Vocerío e interrupciones). Dos palabras nada más, es lo menos que podéis permitirme: (Se hace un poco de silencio.) El 15 de febrero de 1935...
En estos momentos se promueve un serio incidente en un tendido, al sacar un espectador un arma de fuego. Sobre él se arrojan otros y todos juntos ruedan por los escalones del graderío, Se promueve un tumulto con gran confusión y desorden.
El presidente, señor Barrios, da por terminado el acto.
El sujeto de la pistola es furiosamente golpeado y corre peligro de ser linchado. Los ánimos están excitadísimos, y la confusión y el desorden crecen por momentos. Muchos individuos sacan a relucir armas de fuego, y un grupo de camisas rojas y azules (las azules claras eran de los jóvenes comunistas, y las rojas de los socialistas), que se habían distinguido en las interrupciones, se sitúa muy cerca de la tribuna e increpa a grandes voces a los oradores dando vivas a Largo Caballero.
En estos momentos se oyen disparos efectuados en los corrales de la plaza y en los alrededores de la misma que contribuyen a aumentar, la confusión y el desorden.
Los momentos son críticos y muchos correligionarios rodean a Indalecio Prieto y demás oradores para protegerles de una posible agresión. Los oradores, en la tribuna, esperan que se calmen los ánimos para abandonar la plaza.
Mientras se oyen fuera nuevos disparos de pistola. Un individuo herido en una pierna, es trasladado en brazos de varios compañeros a la enfermería de la plaza de toros, donde es curado de primera intención. En los tendidos las discusiones airadas se multiplican.
Por fin, Indalecio Prieto sale de la plaza rodeado de un grupo de correligionarios y de varios agentes de Vigilancia. El paso del tribuno socialista por el pasillo, entre la barrera y las gradas, se realiza con grandes esfuerzos y con evidente peligro para Prieto. Muchos exaltados intentaron agredirle, cosa que evitan con energía sus acompañantes. Engrosado el grupo de protección, y entre grandes increpaciones del gentío, don Indalecio Prieto tomó su automóvil, y en él se dirigió a Sevilla.
Después de la marcha del señor Prieto aún continuaban los grupos en las inmediaciones de la plaza de toros discutiendo en términos violentos los acontecimientos.
Belarmino Tomás, y González Peña salieron por una puerta distinta a la que utilizó don Indalecio Prieto.
Según las noticias que hemos podido recoger en la casa de socorro, situada en la plaza principal del pueblo, recibieron asistencia tres heridos por arma de fuego en la plaza de toros. Entre ellos se encuentra precisamente el practicante de dicho establecimiento benéfico.
La multitud se había estacionado en la plaza principal del pueblo, y su actitud era poco tranquilizadora; fuerzas de la guardia civil acudieron a la plaza de toros cuando ya había: desfilado el público.
19360602 01 y 02 El Liberal
DON INDALECIO PRIETO EXPLICA LAS AGRESIONES DE QUE FUE OBJETO EN ÉCIJA.
CÓRDOBA, 1.- Don Indalecio Prieto, acompañado de don Víctor Salazar, marchó esta noche en tren a Madrid.
Mientras esperaba la llegada del convoy habló con los periodistas, a los que hizo las manifestaciones siguientes con referencia a su accidentado viaje a Écija.
—Cuando tomaba el automóvil — dijo — en compañía de algunos amigos, hicieron varios disparos, algunos de los cuales alcanzaron al coche. Se multiplicaron los incidentes, pero al fin arrancó al coche. Los agresores lo persiguieron, arrojando piedras sobre los ocupantes de aquel.
A la salida de Écija las piedras rompieron el parabrisas del coche y contusionaron a uno de mis acompañantes. A unos tres kilómetros de Écija, aproximadamente, se detuvo el coche para curar al herido, y en aquel momento nos vimos rodeados de grupos de jóvenes que nos habían seguido y desplegándose por el campo nos cercaban. Tuvimos que apercibirnos a la defensa, y en aquel momento llegó un vigilante de carreteras, al que hicimos entrega de las armas.
Pero los grupos de agresores que rodeaban el coche empezaron a gritar que uno de los ocupantes, Víctor Salazar, taquígrafo, que asistió al acto y que me acompañaba, era fascista.
Y rodeado por los grupos, en compañía del vigilante motorista, fue trasladado a Écija. Por el camino, aquellos grupos decían a los que les salían al paso:
—«Ya lo traemos». «Ya lo traemos».
Y sobre el taquígrafo Víctor Salazar, condenado por los sucesos revolucionarios de octubre a doce años de presidio, y compañero de celda de González Peña, empezaron a llover piedras.
Como la pedrea se intensificara, poco antes de llegar a Écija huyeron los grupos que les rodeaban, y como se presentara una pareja de la Guardia civil, Salazar se dirigió a ella.
Esta pareja lo trasladó a la Casa Ayuntamiento y de allí, en el coche de los guardias de Asalto, llegado de Sevilla, se trasladó a Córdoba, donde ya me hallaba yo.
Durante la pedrea, que sufrimos a la salida de Écija, resultó herido en una ceja, por un cristal del coche, el propietario de éste, señor Umbría, odontólogo de Puente Genil.
En este punto la conversación, se dio la señal de salida del tren y el señor Prieto marchó a Madrid.
19360602 026 La Vanguardia
2 DE JUNIO. HUELGA AGRÍCOLA. CAMPILLOS
En Antequera, a finales de mayo, se había declarado la huelga de obreros del campo, que amenazaba con extenderse a otros pueblos de Málaga, como así ocurrió en los primeros días del mes de junio. Reclamaban unas nuevas Bases de Trabajo de carácter provincial. La huelga fue la mayor que se había producido hasta entonces a nivel provincial.
En Antequera, a finales de mayo, se había declarado la huelga de obreros del campo, que amenazaba con extenderse a otros pueblos de Málaga, como así ocurrió en los primeros días del mes de junio. Reclamaban unas nuevas Bases de Trabajo de carácter provincial. La huelga fue la mayor que se había producido hasta entonces a nivel provincial.
Aquí, en ésta Crónica, solo quiero hacer el apunte de dicha huelga campesina de la cual me ocuparé en pocas semanas.
De lo ocurrido en esa huelga en Campillos, llegó a hablarse en una Sesión de las Cortes, pocos días después.
10 Y 11 DE JUNIO. ASESINATOS EN MÁLAGA
La rivalidad sindical entre afiliados de la CNT y la UGT de Málaga, había desembocado en unos días de pistolerismo y varios muertos, incluido un concejal comunista y el presidente de la Diputación Provincial, socialista.
De este relato, también me ocuparé en una próxima Crónica
11 DE JUNIO. PRORROGA DEL ESTADO DE ALARMA
Mediante sucesivas prórrogas, desde el 17 de febrero de 1936, un día después de las elecciones generales, estaba declarado en todo el territorio nacional el Estado de Alarma en base a la Ley de Orden Público de 28 de julio de 1933.
Recordemos, porque ya lo he referido en otras Crónicas, que durante los Estados de Alarma, los artículos 40 a 43 de la Ley de Orden Público permitían a la autoridad civil, incluyendo a los alcaldes, ordenar detenciones preventivas, imponer el cambio de domicilio o el destierro forzoso a personas que considerasen «peligrosas» o contra las que existieran «sospechas de participación en actos contra el orden público», así como decretar registros sin mandamiento judicial. La proclamación del Estado de Alarma, restringía la libertad de prensa, imponía la censura de la misma y el derecho de reunión.
Este Estado de Alarma, a pesar que se habló inicialmente de limitarlo a solo ocho días, mediante sucesivas prórrogas, se mantendría vigente durante casi tres años, cubriendo casi en su totalidad la duración de la Guerra civil. Esta persistencia del Estado de Alarma, habla por sí misma de la calidad democrática de la democracia republicana.
El 11 de junio de 1936, el gobierno de Casares Quiroga, llevó al Parlamento una propuesta para prorrogar por otros treinta días, dicho Estado de Alarma. Ese día tomó la palabra el diputado de la CEDA, Geminiano Carrascal, para justificar la negativa de su grupo a conceder dicha prórroga:
El gobierno, no obstante haber dispuesto de esas medidas de excepción, no había logrado hasta entonces un estado de normalidad en la situación social y política por la que atravesábamos, y que se había dado el caso de que a organizaciones y a elementos políticos que se movían dentro de un área de completa legalidad se les venía atropellando, coaccionando y encarcelando, como si esas organizaciones se hallasen fuera de la ley, equiparándolas a otras que están en situación ilegal contra las cuales no se adoptan esas medidas que el Gobierno debía adoptar, en los casos de excepción y de alarma, cuando se producen determinados hechos.Desde que este Gobierno se constituyó, […] no solo no ha cesado el estado de violencia, sino, que se extiende por todas las regiones de España, por todas las provincias de España, por todos los pueblos de España.Es interminable la serie de atropellos, de coacciones, de detenciones arbitrarias, de heridos y de muertos, de saqueos; de explosión de bombas y petardos, de incendios de iglesias que ocurren en España. El estado de excepción o sirve para cortar eso o no sirve para nada.Fallan los resortes de mando y las autoridades subalternas dependientes del Ministerio de la Gobernación; que los gobernadores, en muchas ocasiones, en la mayoría de ellas, no hacen caso del Ministro de la Gobernación; que los alcaldes actúan al margen de los gobernadores; que los dirigentes del Frente Popular no hacen caso tampoco de los alcaldes, y que la masa, a su vez, rebasa constantemente a los dirigentes del Frente Popular, y por eso, estamos sufriendo esta situación caótica de España.
16 DE JUNIO. INTERVENCIÓN DE GIL ROBLES Y CALVO SOTELO EN EL PARLAMENTO
El 11 de junio de 1936, treinta y cuatro diputados de la CEDA, presentaron en la Mesa del Congreso una proposición no de ley, en la que pedían al gobierno “la rápida adopción de las medidas necesarias para poner fin al estado de subversión en que vive España”.
En el pleno del 16 de junio, Gil Robles defendió la proposición, denunciando ante las Cortes la situación del país tras la llegada del Frente Popular al gobierno. Lo que paso a describir, es un extracto de lo que está recogido en el Diario de Sesiones de ese día, entre las páginas 1372 a 1412.
Aunque os sea molesto, Sres. Diputados, no tengo más remedio que leer unos datos estadísticos. No voy a entrar en el detalle, no voy a descender a lo meramente episódico. No he recogido la totalidad del panorama de la subversión de España, porque, por completa que sea la información, es muy difícil que pueda recoger hasta los últimos brotes anárquicos que llegan a los más lejanos rincones del territorio nacional.Desde el 16 de Febrero hasta el 15 de Junio, inclusive, un resumen numérico arroja los siguientes datos:Iglesias totalmente destruidas, 160.Asaltos de templos, incendios sofocados, destrozos, intentos de asalto, 251.Muertos, 269.Heridos de diferente gravedad, 1287.Agresiones personales frustradas o cuyas consecuencias no constan, 215.Atracos consumados, 138.Tentativas de atraco, 23.Centros particulares y políticos destruidos, 69.Ídem asaltados, 312.Huelgas generales, 113.Huelgas parciales, 228.Periódicos totalmente destruidos, 10.Asaltos a periódicos, intentos de asalto y destrozos, 33.Bombas y petardos explotados, 146.Recogidas sin explotar, 78.Diréis, Sres. Diputados, que esta estadística se refiere a un periodo de agitación y de exacerbación de pasiones, a la cual, en su discurso primero en esta Cámara, se refería el Sr. Azaña cuando presidia el Gobierno. Podréis decir que posteriormente, al calmarse el fervor pasional, al actuar los resortes del Poder, al acabar los primeros momentos, ha venido un instante de tranquilidad para España. Me va a permitir la Cámara que brevemente haga una estadística de cuál es el desconcierto de España desde que el Sr. Casares Quiroga ocupa la cabecera del banco azul. Desde el 13 de Mayo al 15 de Junio, inclusive:Iglesias totalmente destruidas, 36.Asaltos de iglesias, incendios sofocados, destrozos e intentos de asalto, 34.Muertos, 65.Heridos de diferente gravedad, 230.Atracos consumados, 24.Centros políticos, públicos y particulares destruidos, 9.Asaltos, invasiones e incautaciones, as que se han podido recoger, 46.Huelgas generales, 79.Huelgas parciales, 92.Clausuras ilegales, 7.Bombas halladas y explotadas, 47. […]Un día, Sr. Presidente del Consejo de Ministros, son los ingenieros de una mina, alguno de ellos extranjero, que durante diecinueve días están secuestrados y encerrados en el fondo de la mina, sin que el Gobierno tenga fuerza suficiente para acabar con ese conflicto y concluir con esa vergüenza. Otro día, o todos los días, son los asaltos, las detenciones de los coches y automóviles que circulan por las carreteras, para exigirles el pago de una contribución para el Socorro Rojo Internacional, sin que haya una autoridad que evite ese ejemplo bochornoso que no se da en ninguna nación del mundo. Otras veces, Sr. Presidente del Consejo de Ministros, el desorden y la anarquía se traducen en vergüenza para nosotros como españoles. Ahí está la circular dictada por el Automóvil Club de Inglaterra, diciendo que no se garantiza a ningún coche que entre en el territorio español. […]Pero, además, Sr. Casares Quiroga, permítame que se lo diga, es que esas medidas que ha anunciado y esa energía verbal que despliega no han servido absolutamente para nada. El viernes pasado ha hecho el Gobierno esa declaración categórica; ese mismo día, o el siguiente, nos ha dicho la Prensa que el Gobierno ha cursado órdenes enérgicas a las autoridades dependientes de él. Pues bien, en las ultimas cuarenta y ocho horas han ocurrido en España nada más que los siguientes incidentes: unos heridos en Los Corrales de Buelna (Cantabria); un afiliado a Acción Popular herido gravemente en Suances (Cantabria); un tiroteo al polvorín de Badajoz; una bomba en un colegio de Santoña (Cantabria); cinco heridos en San Fernando; un guardia civil asesinado en Moreda (Asturias); un dependiente muerto por las milicias socialistas en Villamayor de Santiago (Cuenca); […] dos elementos de derecha muertos en Uncastillo (Zaragoza); un tiroteo en Castalla (Alicante); un obrero muerto por sus compañeros en Suances; unos fascistas tiroteados en Corrales de Buelna (Cantabria); varios cortijos incendiados en Estepa; un directivo de Acción Popular asesinado en Arriondas (Asturias) ; un muerto y dos heridos gravísimos, todos de derecha, en Nájera; un muerto y cuatro heridos, también de derecha, en Cárchel (Jaén); insultos, amenazas, vejaciones a las religiosas del Hospicio de León; cuatro bombas en varias casas en construcción, en Madrid. He aquí, en las últimas cuarenta y ocho horas, el producto de la energía puramente verbal de las órdenes del Sr. Casares Quiroga.
Julián Zugazagoitia, en referencia a la intervención de Gil Robles, testimoniaría años después, en su libro “Guerra y vicisitudes de los españoles”, tomo 1, página 25:
La tarde de ese discurso fue uno de los días en que mayor preocupación observé en Prieto. A su inquietud se unía una suerte de sorda irritación. «Ésta es una Cámara sin sensibilidad. No sé si es que estamos sordos o que lo fingimos. El discurso que ha pronunciado Gil Robles esta tarde es de una gravedad inmensa. […] Cuando detrás de mi banco oía risotadas e interrupciones estúpidas, no podía evitar el sentirme abochornado. Gil Robles, que tenía conciencia de lo que estaba diciendo, debía considerarnos con mezcla de piedad y desprecio. Recuerde que el jefe de la CEDA nos ha dicho que su fuerza política, después de madurado examen, había venido desarrollando su actividad en el área de la República, y que él personalmente no sabía si había cometido una ligereza culpable al aconsejar a sus amigos esa conducta, pero que, en todo caso, cada día era menor su autoridad para convencerlos de que no se debía romper con ella. “Esa merma de mi autoridad procede, decía, de la conducta de la República y de la disminución de mi propia fe en que pueda acabar siendo un cauce legal y una voluntad nacional”. Y todavía ha añadido: "Condeno la violencia, de la que ningún bien me prometo, y deploro que amigos muy queridos y numerosos se acojan a esa esperanza como única solución." La interpretación de esas palabras no puede ser más diáfana. La propia CEDA está siendo absorbida por el movimiento que, en connivencia con los militares, están preparando los monárquicos. Con una suerte de desánimo fatalista, Prieto añadió: "Una sola cosa está clara; que nos vamos a merecer por estupidez la catástrofe"».
Tras la intervención, contestando a Gil Robles, del diputado socialista De Francisco, Calvo Sotelo, el líder de Renovación Española, pronuncia un tremendo discurso con el que se convertiría en el blanco del Frente Popular.
Quiero decir al Sr. Presidente del Consejo de Ministros que, puesto que existe la censura, que puesto que S. S. defiende y utiliza los plenos poderes que supone el estado de alarma, es menester que S. S. transmita a la censura instrucciones inspiradas en el respeto debido a los prestigios militares. Hay casos bochornosos de desigualdad que probablemente desconoce S. S., y por si los desconoce y para que los corrija y evite en lo futuro, alguno quiero citar a S. S. Porque, ¿es licito insultar a la Guardia civil (y aquí tengo un artículo de “Euskadi Rojo” en que dice que la Guardia civil asesina a las masas y que es homicida) y, sin embargo, no consentir la censura que se divulgue algún episodio, como el ocurrido en Palenciana, (12 de junio) pueblo de la provincia de Córdoba, donde un guardia civil, separado de la pareja que acompañaba, es encerrado en la Casa del Pueblo y decapitado con una navaja cabritera?
En ese momento, desde los escaños de la izquierda, se producen grandes protestas. Algunos diputados gritan: ¡Es falso; es falso! Calvo Sotelo se reafirma en lo que ha dicho y añade que lo acaba de leer en “Le Temps”, de Paris, y que ha circulado por toda España. Wenceslao Carrillo, padre de Santiago Carrillo, desde su escaño, calificó lo que había dicho Calvo Sotelo de ¡Canallada!, lo que dio lugar a un enfrentamiento entre el presidente de las Cortes y Calvo Sotelo.
Lo denunciado por el líder de Renovación Española, ocurrido en Palenciana (Córdoba), es cierto, y lo podemos encontrar en alguna prensa de la época. Ocurrió el 12 de junio de 1936, a cinco semanas del inicio de la Guerra civil.
Fue anoche (12), como a las nueve y media o diez, cuando se provocó el suceso alevoso y repugnante, que vamos a relatar. A esa hora, volvían del campo, de servicio de correrías, tres guardias civiles del puesto de Palenciana. Marchaban formando triángulo, como es habitual en ellos. Es decir, que un guardia iba en cabeza y dos le seguían.Cuando llegaban los guardias a la altura de la Casa del Pueblo, paso obligado para dirigirse a su cuartel, salió del edificio social un grupo de hombres, que se arrojó sobre el guardia que marchaba en cabeza, Manuel Sauce Jiménez, y le arrebataron el fusil, arrastrándolo de los correajes al interior del centro obrero.Inmediatamente cerraron las puertas del mismo, ante el estupor de los guardias que acompañaban a Manuel Sauce, tan inopinadamente raptado.En el interior de la Casa del Pueblo, tuvo lugar el hecho repugnante a que nos referimos. Un individuo, provisto de una navaja barbera, asestó en el cuello un tremendo corte al guardia Sauce, causándole la muerte.Los guardias que acompañaban a Manuel Sauce, reaccionaron ante la sorpresa que les causó el rapto de aquel, y se lanzaron contra la puerta de la Casa del Pueblo, disparando sobre ella.Los “ayes” y la confusión en el interior del edificio, demostraron que las balas de los guardias habían causado víctimas. Insistieron los guardias en su ataque, logrando por fin forzar la puerta del edificio, encontrando en el mismo el triste cuadro de su compañero muerto de una tremenda cuchillada.Los individuos, que había en el edificio, habían huido por los tejados, incluso los heridos. […] Las huellas dejadas por la sangre de los heridos, llevó las investigaciones hacia varias viviendas.19360614 015 La Voz
Hubo tres heridos, que por su gravedad fueron trasladados a Córdoba e ingresados en el Hospital de Agudos. Además hubo más de diez personas que sufrieron contusiones, al huir por los tejados, todos ellos de pronóstico leve. El alcalde del pueblo fue detenido cuando huía hacia Benamejí.
El panorama era ciertamente alarmante y la sesión de las Cortes de ese día, fue de una dureza extraordinaria. La intervención de Calvo Sotelo es constantemente interrumpida con gritos y gestos agresivos de los diputados de izquierdas, que son contestados por los de derechas. Siguió con su discurso Calvo Sotelo:
El Gobierno ha reiterado su propósito de mantener el orden: para ello han sido precisos doscientos cincuenta o trescientos cadáveres, mil o dos mil heridos y centenares de huelgas. Por todas partes desorden, pillaje, saqueo, destrucción. España no cree en vuestras promesas.
A continuación, en respuesta, el presidente del Consejo de ministros, Casares Quiroga, pronuncia unas palabras de resonancia histórica:
Yo no quiero incidir en la falta que cometía Su Señoría, pero sí me es lícito decir que después de lo que ha hecho S. S. hoy ante el Parlamento, de cualquier cosa que pudiera ocurrir, que no ocurrirá, haré responsable ante el país a Su Señoría. (Fuertes aplausos)
Calvo Sotelo, abandonó ese día, la sede parlamentaria con una amenaza sobre su cabeza, que no tardaría en convertirse en realidad.
Me doy por notificado de la amenaza de S. S.. Me ha convertido S. S. en sujeto, y por tanto no solo activo, sino pasivo, de las responsabilidades que puedan nacer de no sé qué hechos. Bien, Sr. Casares Quiroga. Lo repito, mis espaldas son anchas; yo acepto con gusto y no desdeño ninguna de las responsabilidades que se puedan derivar de actos que yo realice, y las responsabilidades ajenas, si son para bien de mi patria y para gloria de España, las acepto también. ¡Pues no faltaba más! Yo digo lo que Santo Domingo de Silos contestó a un rey castellano: “Señor, la vida podéis quitarme, pero más no podéis.” Y es preferible morir con gloria a vivir con vilipendio.
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