PISTOLERISMO SINDICAL EN LAS CALLES DE MÁLAGA, LOS DÍAS 10, 11 Y 12 DE JUNIO DE 1936

 

Andrés Rodríguez González

Los dos sindicatos mayoritarios en el país, desde el inicio de la Segunda República, eran la UGT y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). En Málaga, en concreto, desde el 30 de abril de 1930, fecha en que el sindicato anarquista fue legalizado tras siete años de clandestinidad, se fue reorganizando, mostrando sus primeras señales de recuperación en el mitin que celebrarían en la Plaza de Toros malagueña, la tarde del 1 de mayo de 1931, recién inaugurado el régimen republicano, para conmemorar la Fiesta del Trabajo, el cual acabaría siendo un éxito, presentándose en ese momento como el sindicato más fuerte de la capital.

La CNT siguió exhibiendo su fortaleza durante el otoño de 1931, cuando se desarrollaron una serie de huelgas en la ciudad, impulsadas por dicho sindicato, demostrando que estaba bien organizado y que su implantación en la capital malagueña estaba bien asentada.

Sin embargo, la provincia estaba dominada por la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (FNTT), adscrita a la UGT, promotora a partir del verano de 1931 de la mayoría de las huelgas campesinas que se desarrollaron en el interior. Solamente en la Serranía de Ronda, en Marbella y en algunos pueblos del valle del Guadalhorce, el sindicato anarquista tenía una cierta importancia.

La CNT abogaba por la acción directa, su estrategia de movilización tendía a convertir las huelgas en revolucionarias, superando el ámbito de lo puramente laboral y entrando en el terreno político. En el mitin al que antes me he referido en la Plaza de Toros, pedían la “abolición de la pena de muerte”, “la desaparición de la Guardia civil”, “la confiscación de los bienes de la iglesia, y repartirlos entre el pueblo”, “el desarme de las fuerzas encubiertas afectas al régimen pasado y entregar dichas armas al pueblo”, etc.

Por su parte, la UGT, bajo la influencia del PSOE, siguiendo el modelo organizativo socialista, supeditaba las huelgas a lo estrictamente laboral, pero eso no impedía que sus agrupaciones recurriesen a la acción directa y al conflicto, cuando les parecía conveniente.

La CNT dio, en principio, un cierto margen de confianza a la joven República, aunque especificaba que, ante cualquier actuación gubernativa que fuera desfavorable al movimiento obrero, comenzaría una ofensiva contra la misma.

Coincidiendo con el cambio político que se produjo en febrero de 1936, que favorecía a las organizaciones obreras que apoyaban el Frente Popular, los conflictos y en particular las huelgas se incrementaron de una forma notable, tanto en su número como en su radicalismo. Por esas fechas, la CNT era mayoritaria en Málaga capital, sobre la UGT.

La CNT, contraria a las alianzas con los partidos, se mantuvo al margen de este cambio político, y pronto empezó a radicalizar sus posturas, con enfrentamientos cada más fuertes contra las autoridades republicanas, lo cual hizo que la central sindical anarquista, sufriera un desgaste enorme, y una dura represión, con la clausura de sus centros obreros, y la detención de los comités de huelga.

Los encontronazos entre ambas centrales sindicales se habían recrudecido. Dos semanas antes de los sucesos que voy a relatar, la mañana del domingo 24 de mayo de 1936, se celebró en la plaza de toros de Málaga, un acto de afirmación anarquista, en el que hicieron uso de la palabra Juan Santana Calero, por las Juventudes Libertarias de Málaga; Vicente Pérez (Combina), en representación de Solidaridad Obrera; Francisco Ascaso Abadía, de la Federación Anarquista; María Durán, por las Juventudes Libertarias de Barcelona, y José Juan Domenech, por la Regional del Centro. En dicho acto, se llegó a igualar al marxismo con el fascismo. María Durán dijo a lo largo de su discurso:

“No podemos aceptar el marxismo, nosotros que anhelamos la libertad, y porque la queremos íntegra, no podemos aceptar la opresión de un Estado, aunque éste sea proletario. Nos diferenciamos de los marxistas, y no aceptamos éste porque queremos la libertad plena de los trabajadores. Un fascismo no se combate con otro. Los puños en alto y gritando UHP cuando se les manda, no crea ninguna personalidad, vamos contra el fascismo, tenga el color que tenga”.

De izquierda a derecha, Vicente Pérez, Francisco Ascaso, María Durán, Santana Calero y José Juan Domenech

LA HUELGA DE LOS SALADEROS EN PESCADERÍAS

En Pescaderías, había un gremio de trabajadores, los saladeros, que estaban afiliados a la CNT, y por otro lado estaba el de los pescadores pertenecientes a la UGT. Los saladeros, tenían la función de preparar el pescado para su venta, distribución y consumo. El sábado 6 de junio, se planteó un conflicto en Pescaderías, cuando los saladeros se pusieron en huelga sin previo aviso, dejando sin poder trabajar a muchos obreros, entre ellos a los tripulantes de los barcos pesqueros.

Esto motivó un grave conflicto entre ambos sindicatos. Por una parte la UGT quería continuar con sus operaciones en el puerto, y que no se dificultara el desembarque y venta de pescado, mientras que la CNT se oponía. La tirantez fue muy grande, y se temía que pudiera producirse entre los afiliados de ambos sindicatos, algunos incidentes violentos. El gobernador civil José Antonio Fernández-Vega, llegó a entrevistarse con el secretario de la CNT, avisándole que la huelga que habían iniciado no tenía carácter legal, puesto que no había existido el correspondiente oficio anunciando la misma.

El origen de este conflicto parece que estaba en los «bolicheros». Los socialistas y los comunistas, que también estaban afiliados a la UGT, llevaban tiempo queriendo limitar este arte de pesca, porque estaba produciendo una destrucción de los caladeros, y les hicieron el boicot a los «bolicheros» que se había pasado a la CNT.

Reproduzco una nota que sacó en la prensa malagueña, el Sindicato de Pescadores perteneciente a la UGT, referente a la problemática que se había planteado:

Son los «bolicheros» embarcaciones que se dedican a la pesca de la cría, y a pesar de ser este arte de pesca considerado como ilegal, nuestro Sindicato, teniendo en cuenta que si se quitaban estos botes, se engrosaban las filas de las parados, nos dedicamos a su defensa quitando únicamente a los que poseen otros medios de vida, como son carabineros retirados, dueños de establecimientos, etc. a cuyos elementos no se perjudicaba en nada, ya que los obreros de esos botes fueron acoplados a los demás que quedaban pescando.

Al tornarse tal decisión por el sindicato de «bolicheros» de suprimir estos botes, sus dueños pidieron el ingreso en la CNT, y sin tener esta en cuenta la falta de razón de estos dueños, en su afán de destruir las organizaciones de la UGT, les dieron cabida, amparándoles en su pesca, enfrentándolos con los demás «bolicheros» de nuestra organización.

Siguiendo nuestro primer acuerdo, hoy hemos boicoteado a esos botes y la contestación de la CNT no se ha hecho esperar. Se declaran en huelga los obreros que descargan el pescado, agrupados en su organización, importándoles poco que por defender a diez y nueve patronos que disponen de otros ingresos, condenen al hambre a millares de pescadores.

Advertimos a los trabajadores de Málaga, que no estamos dispuestos a que un Sindicato que controla 9.000 afiliados (sin contar con los marinos y fogoneros, también de la UGT) se deje sorprender por los manejos de un grupo insignificante enrolados en la CNT, y que quieren imponer por la fuerza lo que por la razón no consiguen.

No estamos dispuestos a que 245 afiliados de la organización confederal traten de dar más días de hambre a los pescadores, como si ya fueran pocos los que este sufrido gremio lleva pasado, sólo por satisfacer un deseo de aniquilamiento de las organizaciones encuadradas en la Unión General de Trabajadores.

Nada más por hoy, pues con lo dicho basta para que la clase obrera, juzgue la actuación de unos y otros.

Por el Sindicato Provincial de Pescadores: El secretario. S. Lara.

19360607 004 El Popular

Según la versión de la Asociación Industrial Pesquera de Málaga:

Corno todos sabemos, el motivo del pasado conflicto partió a raíz de un boicot impuesto por el Sindicato Autónomo de Pescadores adscrito al Partido Comunista, a los humildes pescadores pertenecientes a once embarcaciones del arte llamado «boliche», o mejor aún denominado «bolichones», afiliados a la CNT. Y esto solo fue lo que originó la lucha.

19360619 002 La Unión Mercantil

La jábega o boliche, es una red de pesca de más de ciento cincuenta metros de largo, con forma de media luna, compuesta de un copo en la parte central, y dos bandas, de las cuales se tira desde tierra por medio de unos cabos muy largos. Un cabo de la red quedaba en tierra mientras que con una barca se trazaba un semicírculo y llegaba con el otro extremo a una distancia de 100 metros del primero. Ya en la playa, los pescadores o «bolicheros» iban recogiendo la red, tirando de ella. Este arte de red de cerco y tiro, fue muy utilizada en la costa malagueña, hasta su prohibición. También se conoce por jábega a la embarcación de remo que utilizaban para tirar la red, aunque en realidad se debería llamar embarcación de jábega.

MIÉRCOLES 10 DE JUNIO

Andrés Rodríguez González, de 32 años de edad, había sido elegido concejal del Ayuntamiento por el partido Comunista, en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, que trajeron la Segunda República a España. Tuvo una participación activa en la destrucción e incendio de edificios religiosos que se produjeron en Málaga el 11 y 12 de mayo de ese mismo año, motivo por el que estuvo en la cárcel de Sevilla durante un mes.

https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2022/09/madrid-malaga-y-campillos-la.html

En el verano de 1932, por desavenencias con la dirección abandonó el partido Comunista, aunque conservó su acta de concejal. Volvió al partido en enero de 1934, y el 10 de octubre de ese año, el gobernador civil de Málaga, por los sucesos revolucionarios que se dieron ese mes, destituyó a todos los concejales de izquierdas que había en el ayuntamiento malagueño, y nombró una Comisión gestora. Se clausuraron los centros obreros, y Andrés Rodríguez fue encarcelado.

A finales de 1935, el pequeño sindicato comunista "Confederación General del Trabajo Unificado" (CGTU), se integró en la UGT, quedando en manos de Andrés Rodríguez la presidencia del Sindicato Provincial de Pescadores, adscrito a la UGT.

El 22 de diciembre de 1935, ya como presidente del Sindicato, envía un escrito a Gil Robles, manifestándose en contra del arte pesquero de la “traíña”, y en el mismo dice que el sindicato tiene 3.000 afiliados en la localidad, y 20.000 en toda la costa.

El 21 de febrero de 1936, tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones generales, fue repuesto como concejal en el ayuntamiento. También fue designado por el Gobernador civil, Enrique Balmaseda, miembro de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial, en representación de Málaga capital.

El 10 de junio de 1936, a las seis de la mañana, Andrés Rodríguez salía de su domicilio en El Perchel, en calle Callejones 32 y 34, para dirigirse a Pescaderías. Cuando se encontraba en la calle Ancha del Carmen (entonces C/. Aida Lafuente), esquina a la del Conde de Aranda, fue agredido por la espalda por tres desconocidos que hicieron sobre él varios disparos. Uno de los proyectiles le hirió en la nuca. Su secretario y compañero Manuel Gutiérrez, que iba con él, pudo escapar y avisar a los compañeros que estaban en el puerto.

Calle Ancha del Carmen. Lugar probable donde fuera asesinado

Cuando acudieron diversas personas a auxiliarle era ya tarde. El proyectil tenía orificio de salida por la nariz. También le pudieron apreciar una herida en la frente, que se ocasionó al caer de bruces. Hacía tres semanas que se había casado.

La noticia, del asesinato, circuló rápidamente por toda la ciudad y produjo entre los elementos marxistas una enorme indignación. La UGT dio la orden de paro general, y al poco salieron por las calles de la ciudad los militantes y compañeros, invitando a la huelga. Esta era absoluta a las nueve de la mañana, cerrando todo el comercio, incluso el de alimentación.

A las nueve de la mañana se produjo un segundo suceso sangriento. Tres personas se acercaron a la calle de Balmes, 32, donde vivía Miguel Ortiz Acevedo de 38 años, dirigente de la CNT. Al salir éste al dintel de la puerta, con una hija suya de corta edad en los brazos, se la quitaron y, acto seguido dispararon sobre él. Recibió seis balazos, algunos de ellos en el bajo vientre. Los agresores huyeron, y Ortiz fue trasladado a la Casa de Socorro de la explanada de la Estación, donde el personal facultativo le apreció cinco heridas de bala en distintas partes del cuerpo. En una ambulancia fue trasladado al Hospital Noble. Dicho hospital debe su nombre al médico inglés Joseph Noble, fallecido en Málaga en 1861.

Hospital Noble delante de la Malagueta

Después de ser sometido a una delicada operación, quedó hospitalizado. Su estado era gravísimo, pero no falleció. Dos meses más tarde, el 22 de agosto de 1936, fue uno de los que dirigió la primera saca de la Prisión Provincial de Málaga, en la que fueron asesinadas 46 personas en el cementerio de San Rafael, entre ellas Salvador Hinojosa Carvajal, y sus hijos Francisco y José María Hinojosa Lasarte.

Casi a la misma hora que dispararon contra Ortiz Acevedo, grupos de comunistas y socialistas penetraron en el Centro social de la CNT y de la FAI, de la calle de Don Cristian nº 5, causando grandes destrozos en el mobiliario y en el archivo. Arrojaron después varias botellas de líquido inflamable, pero el fuego no tuvo mucho alcance. Cuando acudieron los bomberos, algunas personas en actitud violenta, les obligaron a retirarse.

A las nueve y media de la mañana, fue conducido el cadáver de Andrés Rodríguez al Ayuntamiento, que fue convertido en capilla ardiente. El féretro iba envuelto en una bandera roja. El Ayuntamiento y la Diputación, ya que también era gestor provincial, pusieron sus banderas a media asta, y con crespones negros. La mayoría de los balcones de El Perchel estaban enlutados.

Poco después, en la calle Ancha del Carmen, se produjo un choque entre elementos de la UGT y de la CNT. Se cruzaron más de cuarenta disparos, y uno de los proyectiles alcanzó a José Laborda Espinosa, de 37 años, que resultó herido en una pierna. Se trataba de un transeúnte que era completamente ajeno a la lucha.

Otros militantes marxistas penetraron en el Centro Racionalista, organización de la CNT, situado en la calle de Cañaveral 1, causando grandes daños. En el barrio del Perchel se produjeron diversos tiroteos, que afortunadamente no tuvieron consecuencias.

Durante la madrugada la Guardia civil y las fuerzas de Asalto, patrullaron por la calles, estableciendo una escrupulosa vigilancia en los puentes sobre el río Guadalmedina. También se vieron por las calles, jóvenes afiliados a los partidos socialista y comunista, que al parecer, cooperaron con los trabajos de vigilancia de las fuerzas de orden. De esto se quejaban los militantes de la CNT:

No queremos lucha entre hermanos. Pero los de la UGT provocan, cacheando en el Llano de Doña Trinidad pistola en mano. Se ha incendiado nuestro centro y han robado como vulgares «chorizos». Querernos unificación con los trabajadores de la UGT, no con sus líderes.

19360622 012 La Unión de Málaga

JUEVES 11 DE JUNIO

A las ocho de la mañana, grupos de anarcosindicalistas pertenecientes a las Juventudes Libertarias, intentaron asaltar la Casa del Pueblo, en el pasillo de Santo Domingo, siendo tiroteada la misma, defendiéndose desde dentro socialistas y comunistas. Intentaron incendiarla, pero no lo pudieron conseguir. No hubo víctimas, salvo algún que otro herido leve. La Guardia civil, al mando del teniente García Alted, acudió y puso en fuga a los agresores, para lo cual tuvo que hacer también algunos disparos.

Poco antes de las nueve de la mañana, salía de su domicilio Antonio Román Reina, situado en la calle del Cerrojo nº 12 en El Perchel. Era el presidente de la Diputación provincial de Málaga y destacado miembro del partido socialista. Se dirigía a su despacho en la Diputación, y a continuación, en unión del resto de la Gestora provincial, acudir al Ayuntamiento para presidir el entierro del concejal comunista Andrés Rodríguez, asesinado el día anterior.

Antonio Román Reina

En el puente de Santo Domingo se encontró con una de sus hijas, Igualdad de 18 años, perteneciente a las Juventudes del partido socialista, que regresaba de la plaza de hacer la compra del día. Conversó brevemente con ella, recomendándole que se fuera a casa, porque las cosas no estaban bien para que saliera a la calle.

Siguió su camino y al descender las escalinatas del puente de Santo Domingo, que dan al pasillo de Santa Isabel, unos individuos que se hallaban apostados cerca de allí, dispararon sobre Román Reina, que cayó mortalmente herido. Recibió un balazo que le penetró por la parte superior del hombro izquierdo y con orificio de salida por el quinto espacio intercostal.


El atentado estaba perfectamente premeditado y preparado, como lo demuestran los detalles que se recogieron en el lugar del suceso. Un desconocido siguió a la victima desde que ésta salió de su casa. Cuando el señor Román Reina entró en el puente, iba detrás de él un cabo de Infantería, que era su escolta. Temiendo que el cabo entorpeciera o estropeara el atentado, se acercó a él y le pidió que le encendiera el cigarro, pretextando que tenía un brazo lesionado y no podía hacerlo por sí mismo. De esta forma logró retener al cabo mientras el señor Román Reina se distanciaba, consumándose así la agresión sin el menor riesgo.

Se dio también el caso, que a unos metros del lugar, se hallaban varios guardias civiles, que fueron hostilizados por un grupo de desconocidos, sin duda para distraer a la benemérita mientras se cometía el atentado.

Cuando el señor Román Reina cayó al suelo, bañado en sangre, sus agresores huyeron en distintas direcciones, mientras los guardias civiles y el cabo de Infantería, con otras personas, recogieron al herido, y en una camioneta que pasaba por el lugar del suceso, le trasladaron al Hospital civil, donde falleció momentos después.

Antonio Román Reina era un antiguo militante socialista, barrilero de oficio. Natural de Benamargosa, tenía cincuenta y dos años, dejó viuda y tres hijas, a las que les puso el nombre de Fraternidad, Igualdad y Libertad. Además de presidente de la Diputación, era concejal socialista del Ayuntamiento.

Hombre de gran austeridad administrativa, de la que da idea el hecho de haber renunciado al empleo del coche oficial, porque con ella facilitaba un ahorro a la Diputación de mil pesetas mensuales.

El cadáver del señor Román Reina, fue trasladado a la Diputación provincial a las doce de la mañana por jóvenes socialistas. Inmediatamente fue colocado en un féretro y éste sobre un túmulo en el Salón de sesiones. Poco después el cuerpo estaba cubierto con una bandera roja y multitud de flores del mismo color. Esa tarde, eran numerosas las coronas acumuladas sobre el túmulo. Muchas personas desfilaron ante el cadáver durante el día y la noche.

Al poco tiempo del atentado, un coche de la Diputación provincial, salió en dirección a Campillos donde recogió a don Pedro Velasco Olmo, concejal del pueblo y vicepresidente de la Diputación, para que se hiciera cargo de forma interina de la presidencia de la Gestora provincial.

Pedro Velasco Olmo

Al circular por la capital la noticia de este nuevo asesinato, se produjo la alarma consiguiente; los ánimos estaban muy excitados y se temían nuevos desórdenes.

Antes del traslado del cadáver de Román Reina a la Diputación, a las diez de la mañana tuvo lugar el acto de trasladar al Cementerio de San Rafael el cadáver de Andrés Rodríguez González.

De Madrid habían llegado varios diputados malagueños, entre ellos el diputado comunista Cayetano Bolívar, para asistir al entierro del concejal Andrés Rodríguez.

Desde las ocho de la mañana, comenzaron a recibirse en el Ayuntamiento numerosísimas coronas, y a las diez, hora señalada para la organización del entierro, el número de aquellas era incontable. La organización de la comitiva realizada por elementos pertenecientes a las juventudes socialista y comunista, les llevó mucho tiempo debido a la gran masa de público que deseaba acompañar al cadáver de Rodríguez hasta el cementerio.

La comitiva se puso en marcha en medio de un silencio impresionante, y con muchos puños en alto. La abría la guardia municipal montada; con traje de gala y crespones negros; seguía un numerosísimo grupo de milicias socialistas y comunistas uniformadas, vistiendo pantalones azules, camisetas azules o rojas y corbatas rojas también. Detrás, las banderas de todas las Agrupaciones sindicales, comisiones de muchachas y niños, con coronas de claveles rojos. Seguía un coche con muchísimas coronas, con sentidas dedicatorias y emblemas de las Asociaciones remitentes. A continuación, el féretro, cubierto con una bandera roja y llevado a hombros por correligionarios íntimos de la víctima. Luego, un modesto coche fúnebre, sin cruces; los caballos llevaban cubiertos sus penachos con otras banderas comunistas.

En la cabeza de la presidencia marchaba el Ayuntamiento, bajo mazas, en unión del diputado comunista, Cayetano Bolívar; el diputado socialista, Luis Dorado y el de Unión Republicana, Eduardo Frápolli. Asimismo iban en la misma, representaciones de los partidos políticos que componían el Frente Popular, la Banda municipal, sin los instrumentos, y, finalmente, una interminable masa de concurrentes.

Como anécdota, en la prensa se cuenta que durante el velatorio del concejal, se estuvo recogiendo un fondo de ayuda, pero fue robado antes de entregárselo a la familia.

Comitiva fúnebre de Andrés Rodríguez

A las tres de la tarde, en un tiroteo habido en la calle Carril en el barrio de la Trinidad, entre elementos anarcosindicalistas, socialistas y comunistas, murió una niña de once años llamada Francisca Manzanares de la Cruz. Jugaba en la calle con su hermana, en el momento que se originó un tiroteo entre un grupo de jóvenes apostados en una esquina, y otro que ocupaba un automóvil gris con matrícula de Sevilla. La niña era sordomuda, hija de un militante de la CNT.

Cuando acudieron las fuerzas de Asalto, los contendientes se dieron a la fuga. La niña fue llevada a la Casa de Socorro del Llano de Doña Trinidad, donde ingresó muerta. Tenía un balazo en el cuello, con salida por el pómulo derecho, mortal de necesidad. Al decir de algunos vecinos, debieron de haber resultado heridos algunos más de ambos bandos.

Casa de Socorro

El paro en la capital fue absoluto, eran muy escasas las personas que transitaban por las calles, presentando las mismas un triste aspecto de soledad.

El gobernador civil, José Antonio Fernández-Vega de Izquierda Republicana, que llevaba una semana en el cargo, celebró una reunión con las personas más representativas del Frente Popular y con los diputados a Cortes que se encontraban en Málaga, con el fin de acordar qué se había de hacer para cortar esa situación.

Una de las primeras medidas que adoptaron fue el cierre del Centro Sindicalista de la calle de Don Cristian. La guardia civil se personó en el mismo y procedió a dicha clausura. Por la noche, todos los centros de la CNT habían quedado clausurados, habiendo sido detenidos algunos de sus dirigentes. Otros desaparecieron, y se tuvo la sospecha de que uno, que pudiera haber participado directamente en las agresiones, había huido en automóvil hacia Antequera. A dicha localidad marchó una camioneta con guardias de Asalto a los que acompañaron algunos individuos que conocían bien al fugitivo.

Otra de las medidas que se acordaron, era recobrar la normalidad en las calles, para lo cual solicitaron a la UGT que finalizara la huelga general que había declarado. Después de las cuatro de la tarde, dicho sindicato, hizo circular unas hojas ordenando la reintegración al trabajo. Más tarde, dio por radio Málaga (EAJ9), una orden, dirigida a los obreros para que volvieran al trabajo. Después de circular el aviso, se fue poco a poco restableciendo la normalidad. A primera hora de la noche, ésta era casi completa. Todos los cafés y bares abrieron sus puertas.

De otras provincias, llegaron bastantes fuerzas de la Guardia civil y de Asalto, de refuerzo. Se requisaron bastantes automóviles que ocuparon guardias de Asalto, los que estuvieron todo el día recorriendo la ciudad en distintas direcciones. La vigilancia fue extremada a partir de la tarde, practicándose numerosos cacheos.

Durante la noche y la madrugada, se practicaron registros y detenciones. En una casa de la calle Puente, en El Perchel, domicilio del anarquista José Rodríguez Carrasco, fueron detenidos dieciséis individuos que celebraban una reunión clandestina. A algunos se les encontraron armas. Todos fueron encarcelados, y puestos a disposición del Tribunal de Urgencia.

Otra anécdota contada por la prensa, fue que la cartera, que con su documentación personal llevaba el señor Román Reina cuando fue asesinado, fue encontrada unas horas más tarde, en el salón del Ayuntamiento, momentos después de ser sacado el cadáver del concejal don Andrés Rodríguez. Se supone que alguno de los que condujeron al señor Román Reina al Hospital, le extrajo la cartera, y después de sacarle el dinero, si es que lo había, la dejó escurrir entre la gran cantidad de personas reunidas en dicho salón.

VIERNES 12 DE JUNIO

En los primeros momentos de la mañana, la normalidad era completa en todos los trabajos. Se abrieron los talleres, se reanudaron las obras, circularon los tranvías y finalmente abrió el comercio.

Sin embargo, a las nueve menos cuarto, cuando iba a comenzar el trabajo en los muelles del puerto, se produjo en la Acera de la Marina, un choque sangriento entre grupos de marxistas y sindicalistas. A consecuencia del intensísimo tiroteo que hubo, se produjo un muerto y un herido, ambos de la CNT.

Acera de la Marina y plaza de Augusto Figueroa

El muerto se llamaba Carlos Santiago Robles, de 32 años, soltero, natural de Cútar, jornalero del muelle, del Sindicato de Transportes de la CNT, con domicilio en la calle de Balmes, 36. Al ser recogido se le trasladó a la Casa de Socorro del Hospital Noble, donde se le apreciaron catorce heridas de bala: seis en el pecho, dos en el vientre, tres en la espalda, una en un muslo y dos en el brazo izquierdo. Registradas las ropas del cadáver, se encontró una pistola «Star», calibre 9, de las que usa el Cuerpo de Carabineros. El arma tenía el número limado, por lo que se supuso que era una de las sustraídas a individuos de dicho Cuerpo. El cadáver fue llevado al depósito del cementerio de San Rafael.

El herido era Esteban León Mateos, de 47 años, soltero, jornalero, domiciliado en la calle Salitre, 24. De la misma filiación y perteneciente al mismo sindicato que el muerto. Presentaba una herida por bala en la pierna izquierda, con orificio de entrada y salida, de pronóstico grave. Quedó hospitalizado en el mismo centro hospitalario.

La policía practicó un reconocimiento en algunas tabernas próximas al lugar del hecho, y en el establecimiento denominado “La Parra”, encontró una pistola del calibre 9. Posteriormente, fuerzas de Carabineros y Asalto, procedieron a la detención de un individuo, que había sido sorprendido en los alrededores de la estación de ferrocarril, y que al darle el alto, emprendió la huida. Resultó ser el conocido comunista Miguel González Mesa, «el Químico», de 28 años, soltero, carpintero, con domicilio en la calle Huerto de los Claveles, 16. Se le ocupó un revolver sin número de fabricación. El arma estaba con su carga completa. Además llevaba en un bolsillo catorce proyectiles de repuesto. El detenido hizo entrega de una licencia expedida en el Gobierno civil el día 10 de junio actual.

El Químico

Entre los detenidos figuraban Alfonso Millar García, de 31 años, que llevaba una pistola sin número, cargada; y una mujer llamada Amalia Pérez Jiménez, que llevaba también, en el pecho, una pistola de un joven comunista que la seguía, y sabía que iba a ser cacheado.

También fueron detenidos como supuestos partícipes en los atentados últimos, varios comunistas y anarquistas, entre ellos Francisco Rodríguez Villodres «El Metralla», Rafael Sánchez Anguita, Enrique Hucha Gómez, estos dos últimos, conocidos por el «Anguita» y el «Hucha», eran de la guardia personal del concejal Andrés Rodríguez. Ambos tenían licencia concedida por el Gobernador, para usar las armas que les fueron ocupadas.

Miguel González Mesa, «el Químico» y Rafael Sánchez Anguita «el Anguita», estuvieron el 18 de agosto de 1936 en Campillos, y fueron los que asesinaron, según declaración de Benito Luna, al secretario del Ayuntamiento Francisco San Martín Moreno.

Francisco Rodríguez Villodres «el Metralla», de tan solo 19 años, al igual que «el Químico», estaba en la cárcel cuando estalló la Guerra civil. El 4 de septiembre de 1936, resultó gravemente herido, cuando al volar un puente de la vía férrea que va a Granada, cerca de Montefrío, justo cuando pasaba un tren militar que conducía fuerzas de refuerzo a la capital granadina, fue alcanzado por el disparo de un superviviente de dicho tren. Trasladado a Málaga, murió poco después. En su honor se formó un batallón de milicianos que se llamó «Batallón Metralla»

Esta mañana, la policía, después de activas gestiones, ha procedido a la detención del guardia municipal Enrique Hucha Gómez, de 30 años, habitante en la calle de Haza núm. 53, pues Antonio Aragonés López, que iba anoche con el herido, Joaquín Montoya, acusó a aquel como uno de los individuos de los que formaban el grupo agresor.

19360604 012 Diario de Málaga

19360605 027 La Vanguardia

A las once de la mañana partió de la Diputación, la comitiva del entierro del que fue presidente de la misma. Abría la marcha la Guardia municipal montada, y en la presidencia del duelo figuraban el alcalde accidental, José Molina Moreno, socialista, y los diputados Vicente Sarmiento, Antonio Acuña y Luis Dorado, socialistas; Cayetano Bolívar, comunista, y Eduardo Frápolli, de Unión Republicana. También, en el ejercicio de la presidencia de la Gestora provincial, el vicepresidente, Pedro Velasco Olmo. El paso de la comitiva, que desfiló por el centro de la capital, fue presenciado por una enorme muchedumbre.

El número de coronas sobrepasaba las cincuenta, todas de flores rojas, especialmente claveles, con símbolos e inscripciones de los partidos Socialista y Comunista. Las organizaciones obreras iban agrupadas tras las coronas que iban dedicadas, y que eran llevadas especialmente por muchachas, en su mayor parte con el uniforme de las milicias.

El féretro iba envuelto en una bandera roja y fue llevado a hombros de jóvenes marxistas. La carroza fúnebre era tirada por cuatro caballos, sin cruz ni cubierta. Una enorme multitud acompañó el cadáver hasta el cementerio de San Miguel.

En el cementerio, mientras se daba sepultura al cadáver, se pronunciaron por los dirigentes vibrantes discursos, exaltando las bondades de la víctima y condenando estos crímenes.

Las entidades marxistas repartieron un manifiesto en el que llamaban traidores a los elementos que en nombre de la CNT asesinan a los proletarios. Se añadía que sólo servían a los intereses fascistas y actuaban bajo las órdenes del fascio. Terminaba el manifiesto diciendo que ya no se puede hablar de unificación, con estas palabras: «El abismo que nos separa no se puede salvar. Esto sería el fascismo, y esto lo ha hecho posible la CNT».

El gobernador civil señor Fernández Vega, condenó los hechos que se estaban produciendo en Málaga, y manifestó que éstos tienen su origen exclusivamente, en la pugnas de carácter sindical entre la CNT y la UGT. Mandó fijar un bando en el que ordenaba la inmediata entrega en la Comisaría y cuarteles de la Guardia civil, de todas las armas, incluso con licencias y guía, sin excluir las concedidas en los últimos días. Al propio tiempo, la fuerza pública tenía órdenes terminantes de cachear a todos los transeúntes, pues pretendía un desarme general. También el gobernador levantó la clausura, que había ordenado la noche anterior, de todos los centros de la CNT, y ordenó que fueran puestos en libertad los anarquistas detenidos esa noche en la calle Puente, cuando celebraban una reunión clandestina. Quería demostrar que la autoridad no se inclinaba a favor de ninguno de los bandos en pugna.

A las cuatro de la tarde, el comercio, que había cerrado a la hora del entierro, abrió, y salieron los autobuses, trenes y tranvías. A las cuatro y media de la tarde, elementos de la CNT recorrieron las calles y obligando a retirarse a los tranviarios y a cerrar algunos comercios. La mayor parte de los gremios estaban en paro completo.

Ese 12 de junio, se celebró una sesión en el Ayuntamiento de Málaga. Se acordó hacer constar el sentimiento de la Corporación por la muerte de los compañeros Andrés Rodríguez González y Antonio Román Reina; costear los gastos de entierro del primero, ceder nichos a perpetuidad para ambos, y lamentar los luctuosos sucesos acaecidos en la capital; deseando que se termine el estado de intranquilidad existente. La sesión se levantó en señal de duelo, después de aprobar unos asuntos urgentes.

SÁBADO 13 DE JUNIO

Paulatinamente, a lo largo de la mañana, se fue restableciendo la tranquilidad en la capital. Comenzaron a funcionar la casi totalidad de los comercios. Algunos no abrieron las puertas por completo; pero se estuvo trabajando en el interior. La vida de la ciudad fue recobrando poco a poco su aspecto normal. A primera hora de la tarde, se pudo considerar normalizada la situación en Málaga, reanudando el trabajo los obreros de todos los oficios, excepto los de la construcción y los del puerto, afiliados a la CNT. En cafés y bares se trabajaba normalmente. Los tranvías y algunos autobuses, circularon custodiados por la fuerza pública.

No se volvió a repetir atentado alguno; únicamente se registraron algunas coacciones, rápidamente reprimidas por la fuerza pública, la cual se distribuyó por los lugares donde es era densa la presencia de obreros, Centros, sindicales, etc. Se recogieron numerosas armas y se continuó con los registros domiciliarios y con los cacheos, sobre todo en los barrios habitados por los extremistas, con objeto de conseguir un desarme general. Se practicaron algunas detenciones.

La UGT dio a conocer un manifiesto, condoliéndose de la lucha que había ensangrentado el historial obrerista de Málaga. En el documento decía, que tan proletarios son los de la CNT como los de la UGT, y que lo que había que hacer es ahuyentar de las organizaciones a los vividores.

A las tres de la tarde, se verificó el entierro de Carlos Santiago Robles, de la CNT, muerto el día anterior en la Acera de la Marina. El cadáver había sido trasladado desde el cementerio de San Rafael al de San Miguel, atravesando toda la capital por el centro de la misma. Esta conducción había ido unida a la del cadáver de la niña Francisca Manzanares de la Cruz, muerta por una bala perdida en la calle Carril. Los dos, dada su condición de solteros, iban dentro de cajas blancas.

La comitiva desfiló con perfecto orden. Figurando numerosas coronas rojas con lazos rojos y negros. Los féretros, que iban envueltos en la bandera roja y negra, fueron llevados a hombros por elementos de la Juventud Libertaria. Detrás iban las carrozas y finalmente una larga comitiva de obreros.

Los taxistas afiliados a la CNT, fueron con sus coches, formando una doble fila, a uno y otro lado del acompañamiento. Durante el paso de la manifestación, todos los establecimientos permanecieron cerrados.

De Barcelona y de Madrid, llegaron varios delegados de la CNT, que esa noche del sábado, se entrevistaron en un centro obrero de la UGT, con destacados elementos de este sindicato. Los delegados venían alarmados ante las características de los acontecimientos que estaban ocurriendo en Málaga, que podían señalar el comienzo de una lucha interminable. La entrevista terminó con la impresión de que los dramáticos hechos pasados, no se repetirían, ni podrían producirse en ninguna otra parte, porque en previsión de que así pudiera suceder, se adoptarían las medidas necesarias. Así, pues, las dificultades que a partir de aquí surgieran entre ambas sindicatos, se llevarían al terreno de la razón por medio de las palabras.

DOMINGO 14 DE JUNIO

Ésa mañana se registró en el muelle del puerto, correspondiente a Pescaderías, un incidente entre un grupo de comunistas de la UGT, que se presentó allí para ayudar a los pescadores al desembarque y a las operaciones subsiguientes del pescado capturado, y otro de la CNT, que se opusieron a que se realizara dicha labor. Hubo un cruce de disparos entre ambos grupos, que motivó la presencia de fuerzas de Asalto, que tuvieron que disparar también.

Al producirse el enfrentamiento, varios de los beligerantes se arrojaron al mar, de donde fueron saliendo por distintos lugares. Uno embarcó en un velero, que en aquel momento salía para la pesca; los que no se lanzaron al agua, fueron detenidos e ingresaron en la Comisaría, y se les puso después a disposición del Juzgado. En el muelle se encontraron varios revólveres, que en su huida abandonaron sus poseedores.

Los guardias de Asalto tuvieron que proteger a dos de los detenidos que se habían refugiado en un vagón del ferrocarril, y que iban a ser agredidos por el grupo contrario. Por fortuna, en éste incidente no hubo que lamentar ninguna víctima.

Tanto la UGT como la CNT, publicaron octavillas en las que mutuamente se dirigían durísimos ataques. El semanario «Vanguardia», órgano de las juventudes marxistas, condenó los crímenes cometidos en general, haciendo la salvedad de que los ataques, que en sus manifiestos había dirigido la UGT, no iban especialmente contra la CNT, sino contra los que, tomando el nombre de ésta, rompieron las hostilidades con la muerte de Andrés Rodríguez.

Ese día seguían detenidos y a disposición de la autoridad judicial los presuntos participantes en los atentados de esos días, la cual proseguía sus diligencias para llegar al esclarecimiento de los sucesos. El gobernador civil manifestó que seguía la acción preventiva de la fuerza pública, y que los cacheos se intensificaban. En cuanto a los heridos, continuaba gravísimo el sindicalista Miguel Ortiz Acevedo.

LUNES 15 DE JUNIO

Málaga había recobrado la tranquilidad y su habitual alegre fisonomía. Los paseos estaban repletos, los centros de recreo concurridísimos. Los elementos que se hallaban en pugna, circulando sin temor alguno por las calles. Existía la plena sensación de que había bajado la temperatura febril que tan mortífera se presentó.

MARTES 16 DE JUNIO

La Asociación Industrial Pesquera de Málaga (patronal), publicó en la prensa malagueña una nota.

Hoy martes hemos vuelto a trabajar en Pescadería. Después de diez días de paro, Pescadería ha recobrado de nuevo ese animoso aspecto comercial que desde muy antiguo tan bien caracterizado tiene, y, con él, la compenetración habitual que constantemente existe entre los que pertenecemos a este trajín del pescado. Y quieran las circunstancias favorecernos para que no se repitan más estos casos, por un sentido racional que exige el bienestar común. […]

Además somos los primeros en lamentar, con nobles sentimientos, la fatalidad de ciertos dolorosos hechos, impropios del respeto que nos debe merecer la vida humana, ya que todos los conflictos tienen solución sin llegar a extremos de violencia.

Para terminar sólo nos resta añadir que ya que Pescadería recobró su plenitud comercial (tan quebrantada estos últimos meses) sería conveniente no surgiesen más perturbaciones, y que tanto los obreros corno los patronos, los embarcados como los que quedan en tierra, veamos nuestras sanas aspiraciones cumplidas dentro de la labor de cada cual, y, en .conjunto, deduzcamos que solo la plena convivencia permitirá el desarrollo de nuestro ramo y, a la vez, sirva de estímulo a nuestra querida Málaga.

Que los sinsabores pasados y los dolores producidos (grandes por cierto) sirvan de experiencia para que no se repitan hechos lamentables que desmerecen del renombre altísimo de nuestra Patria chica.

19360619 002 La Unión Mercantil

Ese martes 16 de junio, se celebró en el Congreso de los Diputados, un importante debate, fruto de una proposición no de ley en la que se pedía al Gobierno, «la rápida adopción de las medidas necesarias para poner fin al estado de subversión en que vive España», en la que intervinieron José María Gil-Robles, el socialista Enrique de Francisco, José Calvo Sotelo, el presidente del Consejo de ministros Casares Quiroga, Dolores Ibárruri, entre otros, y en la que intervino el diputado por Zamora, José María Cid, uno de los líderes del partido Agrario, el cual haciendo referencia a lo que había ocurrido en Málaga capital, dijo:

[…] Es lo cierto que a partir de aquel día, aun en los rincones más tranquilos de España ha caído la gente asesinada y se viene presenciando el espectáculo de que en muchas ciudades españolas se desencadene un rosario macabro de muertes entre unos y otros, y que el entierro del que fue muerto el día anterior, sirva de ocasión para producir un nuevo asesinato, cosa que vienen tolerando los ciudadanos españoles, porque se da el triste caso de que los agresores se imponen, unas veces por abandono del Poder público y otras por cobardía ciudadana. Y no es esto solo, sino que esa lucha va revistiendo cada día caracteres de mayor ferocidad; ya no se limitan los hechos al atentado que surge en la calle o a la pugna entre un bando y otro; sino que vemos casos, como el de Málaga, donde se da un encadenamiento macabro de asesinatos, llegando la ferocidad hasta el punto de que se va fríamente a la casa en que habita el jefe de uno de los bandos, y al encontrarle con una niña en brazos se separa a la niña y se le mata a él. Este es un hecho que yo he leído en la prensa de Málaga, porque no tengo otra fuente de información que la Prensa. Esa lucha y esa caza entre ciudadanos españoles ya no es entre derechas e izquierdas; es un espectáculo de cabila, como el que se ha dado en Málaga, entre elementos de izquierda, que causan víctimas inocentes en una pugna salvaje. Yo soy el primero en respetar las luchas en que se trata de reivindicaciones sociales; pero ya no se busca en la huelga la solución de un conflicto con bases normales, sino que todo se resuelve por medio de la pistola para forzar la solución de una huelga en una dirección determinada, y no se vacila en imponer el terror a todo el vecindario para conseguir lo que desean. Todo eso supone una verdadera cobardía en los ciudadanos que lo toleran.

DIARIO DE SESIONES (páginas 1401 y 1402)

De esta sesión en el Congreso, ya me ocupé en la Crónica «LA PRIMAVERA TRÁGICA DE 1936»

https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2024/04/la-primavera-tragica-de-1936.html

En el discurso, José María Cid habla de la muerte de Ortiz Acevedo, cosa que hemos visto que no sucedió, y dice que lo ocurrido “es un hecho que yo he leído en la prensa de Málaga”, lo cual no puede ser cierto, ya que desde el 8 de junio no se publicaban los cuatro diarios locales (Diario de Málaga, El Popular, La Unión Mercantil y La Unión de Málaga), por una huelga de los obreros de los periódicos que pedían una subida de salarios. La huelga duró hasta el 19 de junio.

Para poder escribir esta Crónica, al no disponer de la local, he tenido que basarme en lo escrito en la prensa nacional, principalmente en los diarios El Socialista, La Vanguardia, ABC, El Sol y Pensamiento Alavés.

ANTONIO ROMÁN REINA

Antonio Román Reina tuvo un breve mandato al frente de la Diputación Provincial de Málaga. Fue nombrado integrante de la Comisión Gestora que regiría la institución provincial por el gobernador civil, Enrique Balmaseda, el 5 de marzo de 1936:

Ha sido designada por el gobernador civil señor Balmaseda, la nueva Comisión Gestora de la Diputación Provincial. Su composición es la siguiente:

Por Málaga: D. Domingo del Río Jiménez (Unión Republicana), D. Antonio Román Reina (socialista) y D. Andrés Rodríguez González (comunista).

Por Estepona - Gaucín: D. Leocadio Pérez de Vargas (Unión Republicana).

Por Torre - Vélez Málaga: D. Manuel López Atencia (Izquierda Republicana)

Por Ronda - Campillos: D. Benito Luna Anoria (socialista)

Por Colmenar - Archidona: D. Rodrigo Lara Vallejo (comunista)

Por Antequera - Álora: D. José Portales Álvarez (Izquierda Republicana).

Por Coín - Marbella: D. Cristóbal Fernández García (Izquierda Republicana).

Todos ellos son concejales y ex concejales, excepto D. Rodrigo Lara.

19360305 028 El Siglo Futuro

19360306 026 La Vanguardia

Un día después, Román Reina tomó posesión, junto al resto de integrantes de la gestora. La mesa de edad la presidió Benito Luna, que anunció una votación en papeleta para elegir al presidente de la Comisión gestora de la Diputación. Antonio Román Reina logró cinco votos a favor y hubo uno en blanco.

En su toma de posesión pronunció las siguientes breves frases de salutación y gratitud:

«Yo soy hombre de pocas palabras. Soy inculto porque mis padres no me pudieron dar otra educación, ni yo me la pude lograr, y que soy hombre de taller, con callos en las manos. Dejé ayer mismo las herramientas para entrevistarme con el gobernador.

Un saludo al Gobierno que con acierto incalculable actúa en el poder, y un saludo a todos en nombre del partido socialista, a donde pertenezco hace muchos años.

Para el cargo que he sido designado, comprendo que no tengo condiciones. Prometo ostentarlo con la mayor honradez, haciendo honor a la justicia que se debe hacer en los pueblos: La justicia que hicieron Sancho Panza y Panco Villa»

19360307 025 ABC

19360307 011 La Unión Mercantil

El lunes 9 de marzo, fue elegido vicepresidente Benito Luna Anoría, que a los pocos días presentaría su dimisión por incompatibilidad de ese cargo, con el que desempeñaba en la administración local.

Fue elegido vicepresidente de la Diputación el socialista D. Benito Luna, quien en breves palabras, expresó su gratitud a sus compañeros.

19360310 003 La Unión Mercantil


Se dio cuenta de la renuncia presentada por el gestor don Benito Luna en la creencia de que es incompatible por su empleo en la Administración local. Se acuerda admitir la renuncia, dándose conocimiento de ella al gobernador civil, al objeto de que proceda al nombramiento de otro que le sustituya.

19360314 012 Diario de Málaga


Benito Luna Anoría

Benito Luna, en esos momentos, desempeñaba los cargos de interventor interino de fondos municipales en el Ayuntamiento de Campillos, y también la asesoría jurídica en los Ayuntamientos de Archidona y Ronda.

El 28 de marzo de 1936, siendo aún concejal de Campillos, Pedro Velasco Olmo, ocupó la vicepresidencia de la Diputación de Málaga, al ser nombrado por el gobernador civil, sustituto de Benito Luna como representante del ayuntamiento de Campillos.

A continuación se dio lectura a un oficio del gobernador civil, por el que se nombra al concejal del ayuntamiento de Campillos, don Pedro Velasco Olmo, gestor provincial, ocupando la vacante de don Benito Luna.

19360328 012 Diario de Málaga

19360329 006 El Cronista

Tres semanas después, el 17 de abril, Pedro Velasco es nombrado, de nuevo, alcalde de Campillos. Era su segundo mandato como alcalde. Anteriormente lo había sido durante veintiún meses, entre el 29 de mayo de 1932 y el 17 de febrero de 1934.

La última sesión de la Diputación que presidió Antonio Román Reina, fue la del 6 de junio. Se había fijado un pleno para el día 13 de junio, que no se llegó a celebrar por su asesinato, y se pospuso al día 16 de ese mes, el cual ya estuvo presidido por el vicepresidente Pedro Velasco, que quedó como presidente interino. Esa interinidad duraría ocho meses, hasta la entrada de las tropas nacionales en Málaga el 8 de febrero de 1937. Nunca fue nombrado oficialmente Presidente de la Diputación.

MI CARTA A UN CADAVER

Quiero finalizar ésta Crónica, con un emotivo artículo que Indalecio Prieto escribió a la muerte de su amigo Antonio Román Reina, con el título «Mi carta a un cadáver». ¡Qué distinta hubiera sido la historia de España si Indalecio Prieto hubiera aceptado la presidencia del Gobierno, que el presidente de la República, Manuel Azaña le ofreció el 11 de mayo de 1936!

Largo Caballero no creía en la república burguesa, ni deseaba que se consolidara. En su opinión, cuanto antes fracasara el experimento de colaboración de los socialistas con la izquierda burguesa, antes se produciría el triunfo de la revolución marxista. Si Prieto deseaba presidir el gobierno, no tendría otra opción que romper el partido socialista. Y Prieto, leal al PSOE, no quiso romperlo.

Dice Stanley Payne sobre Prieto que, «su buen sentido y su patriotismo habían atraído la atención de otros líderes en el centro e incluso en la derecha moderada». Indalecio Prieto y José Antonio Primo de Rivera, sentían entre ellos una mutua admiración.

Finalmente, ante la negativa de Prieto a formar gobierno, Manuel Azaña encomendó esa misión a Santiago Casares Quiroga, de Izquierda Republicana, el partido de Azaña, que aceptaría el encargo «por lealtad», y de cuya gestión se puede decir que fue una catástrofe.

Madrid 11 de junio.- Ayer, pasada la media noche, luego de haber transmitido por teléfono esta mi nota cotidiana a «El Liberal», eché un vistazo a la correspondencia y encontré entre ella una carta sentidísima de Antonio Román Reina, veterano socialista malagueño, presidente de aquella Diputación provincial. Protestaba indignado este camarada contra las agresiones de que nos habían hecho víctimas en Écija (31 de mayo) y en frases de hondo afecto me testimoniaba su solidaridad.

Le contesté agradeciéndole vivamente esta prueba de compañerismo y mientras redactaba la respuesta me acordé mucho de Málaga. Me acordé de mis dos viajes a la bella ciudad andaluza durante la campaña electoral de noviembre de 1933. La primera vez, a mi arribo, los ferroviarios afiliados al anarcosindicalisrno me silbaron y apostrofaron en la estación a cuenta de la actitud en que hube de colocarme meses atrás, siendo ministro de Obras Públicas, frente a la amenaza de una huelga en los ferrocarriles. Por la noche se intentó asaltar la Casa del Pueblo, donde estaba dispuesto el mitin. Sonaron a la puerta varios disparos, y allí cayó un hombre muerto.

Como en Écija, hace once días, el cortarse el hilo de los altavoces se frustró el acto. Antonio Román Reina era uno de los que valerosamente me dieron escolta ante el temor de un atentado. Aquella noche, dos Carabineros de servicio en la playa; velaron voluntariamente mi sueño, al pie mismo de la ventana de mi habitación.

Prometí volver a Málaga y volví, pronunciando el domingo anterior a las elecciones uno de los discursos más emocionados de mi vida.

De todo esto me iba acordando cuando redactaba mi carta, en respuesta a la suya, para Antonio Román Reina. ¡Quién me iba a decir que no llegaría a recibirla!

Mientras mi pliego afectuoso marchaba hacia Málaga, Antonio Román Reina, luego de otro intento de asalto a la Casa del Pueblo, como el de noviembre de 1933, caía mortalmente herido a pocos metros del domicilio social de los trabajadores, quizás en el mismo sitio donde entonces sucumbió otro hombre, víctima de las luchas fratricidas entre el proletariado español, dentro del cual se alzan barreras teñidas de sangre.

Yo escribí una carta a un hombre, y la carta la va a recibir un cadáver. Todas las reflexiones que se me ocurren acerca de esta circunstancia macabra las callo, porque quiero que las mate el silencio, cual si el silencio fuese otra bala como la que ha matado hoy a mi amigo y como otras que si no atravesaron mi cuerpo, me alcanzaron en el alma matando muchas ilusiones.

Acaso por esto, donde florecía el anhelo se me van enraizando los yerbajos del desengaño.

INDALECIO PRIETO

19360808 003 SEMANARIO JUSTICIA SOCIAL


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