LA PRESENCIA DE LAS MILICIAS DE CAMPILLOS EN LOS ATAQUES A LOS PUEBLOS DE SETENIL, OLVERA Y LA RODA
En Andalucía, al igual que en el resto de la Península, la sublevación militar del 18 de julio de 1936, tal y como había sido planificado por sus organizadores, resultó un gran fracaso. Los militares rebeldes sólo lograron imponerse en las capitales andaluzas de Sevilla, Córdoba, Cádiz y Granada; fracasaron en Málaga, Huelva (el 29 de julio pasó al control del bando sublevado), Jaén y Almería, y en la mayor parte de los pueblos de Andalucía, que permanecieron al lado del gobierno de Madrid. En aquellos primeros instantes, la delimitación de los frentes era muy incierta, sin una definición clara, cambiando incluso algunas poblaciones varias veces de mano en pocos días. En los pocos pueblos que triunfó el golpe, la situación era muy precaria, aislados de otros núcleos rebeldes, con poco personal al frente de la rebelión, generalmente los seis o siete guardias civiles del puesto con el apoyo de algún elemento civil. Eran pequeños puntos aislados, sitiados, casi sin esperanzas, faltos de i