LA PRESENCIA DE LAS MILICIAS DE CAMPILLOS EN LOS ATAQUES A LOS PUEBLOS DE SETENIL, OLVERA Y LA RODA


En Andalucía, al igual que en el resto de la Península, la sublevación militar del 18 de julio de 1936, tal y como había sido planificado por sus organizadores, resultó un gran fracaso. Los militares rebeldes sólo lograron imponerse en las capitales andaluzas de Sevilla, Córdoba, Cádiz y Granada; fracasaron en Málaga, Huelva (el 29 de julio pasó al control del bando sublevado), Jaén y Almería, y en la mayor parte de los pueblos de Andalucía, que permanecieron al lado del gobierno de Madrid.

En aquellos primeros instantes, la delimitación de los frentes era muy incierta, sin una definición clara, cambiando incluso algunas poblaciones varias veces de mano en pocos días.

En los pocos pueblos que triunfó el golpe, la situación era muy precaria, aislados de otros núcleos rebeldes, con poco personal al frente de la rebelión, generalmente los seis o siete guardias civiles del puesto con el apoyo de algún elemento civil. Eran pequeños puntos aislados, sitiados, casi sin esperanzas, faltos de información sobre lo que sucedía en el resto del país.

En las poblaciones en las que había fracasado la sublevación, las autoridades locales y los comités del Frente Popular se encargaron de organizar la defensa, y aunque carecían de los recursos humanos y materiales imprescindibles para poder oponer una resistencia seria a las columnas de los militares sublevados, armaron como pudieron a las milicias locales que defendieron, en forma totalmente descoordinada y autónoma, cada una de las localidades.

Transcurridas esas primeras jornadas en las que se definió el fracaso o el triunfo local de la rebelión militar, cada bando intentó extender sus respectivas zonas de operaciones, lo cual implicaba la ocupación física del terreno enemigo y la eliminación o la neutralización del adversario, dando lugar en ambas partes a todo tipo de represiones y asesinatos. Los principales objetivos que se marcaron, fueron la toma y ocupación de las poblaciones más cercanas que se encontrasen en poder del adversario. Las fuerzas de unos y otros, en esos primeros momentos, eran débiles y escasas.

Las pequeñas columnas de muy heterogénea composición y dotación, levantadas generalmente en las capitales de las provincias, o en los pueblos importantes, para ir a combatir a las poblaciones donde el golpe militar había prosperado, estaban lideradas en la mayoría de las ocasiones por dirigentes políticos o sindicales que carecían de los más elementales conocimientos de táctica militar. Eran por tanto, un conjunto de fuerzas heterogéneas e irregulares en su composición, carentes de cuadros y de disciplina, y sin más armas que fusiles viejos y escopetas.

Las acciones lanzadas desde la provincia de Málaga hacia determinadas poblaciones de la sierra gaditana o del sudeste sevillano, no buscaron ni estuvieron basadas nunca en una acción de conjunto, habiendo estado promovidas sólo por iniciativas personales de algunos dirigentes y mandos de las poblaciones limítrofes.

PARA DEFENDER LOS PUEBLOS LIMÍTROFES A LOS DE LA PROVINCIA DE MÁLAGA
El Gobernador civil de la provincia cursó ayer un telegrama dirigido al ministro de la Gobernación, en el cual se pedía material de guerra y municiones para defender aquellos pueblos limítrofes a los de la provincia de Málaga que se hallan en posesión de los elementos sediciosos y para los cuales salen constantemente columnas de hombres valerosos que, sonrientes, marchan a defender las libertades patrias.
19360725 004 El Popular

SALIDA DE LAS MILICIAS DE CAMPILLOS A LA RODA Y A OLVERA

Ya describí en una Crónica anterior, cómo milicianos de los pueblos del norte de la provincia de Málaga: Campillos, Almargen, Teba y Cañete, por orden del gobernador civil de la provincia, José Antonio Fernández-Vega, fueron a El Saucejo el 20 de agosto para hacer frente a los guardias civiles que se encontraban encerrados en el Cuartel.

https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2022/08/el-ataque-por-parte-de-las-milicias-de.html

Ésta no fue la única salida que se realizó desde Campillos a otros pueblos de Sevilla y Cádiz, limítrofes con la provincia de Málaga. Tal es el caso de las salidas que se hicieron a La Roda, a Setenil y Olvera.

A diferencia de la de El Saucejo, en que el mando de la columna de milicias que atacó al cuartel de la Guardia civil, estaba liderado por el alcalde de Campillos, Pedro Velasco Olmo, y el número más grande de milicianos procedían de nuestro pueblo, para el ataque a La Roda y a Olvera, la presencia de milicianos de Campillos fue reducida, y el mando de las columnas, para el primer caso venía de Málaga y para el segundo de Ronda.

1.- 20 Y 21 DE JULIO - LA RODA

La tarde del 18 de Julio, en La Roda de Andalucía, importante nudo ferroviario, se recibió la orden de la Comandancia militar de Sevilla de declarar el estado de guerra. El teniente de Carabineros, Florencio Campos Márquez y el teniente de la Guardia Civil, Víctor Carrasco Jiménez, destinados en este municipio, se pusieron de acuerdo para concertar sus actuaciones. El teniente Florencio Campos era además el jefe comarcal de Falange.

Aquella tarde. y tal como se les había ordenado desde Sevilla, también se concentraron en el cuartel de la Guardia civil, que se encontraba junto a la Estación de tren de La Roda, los guardias civiles de los puestos de Badolatosa, Casariche y Pedrera.

También se refugiaron en el cuartel, el general retirado de la Guardia civil, Ciriaco Iriarte Oyarvide, de 68 años que vivía en La Roda con su hermana Carmen, y su hijo Félix Francisco Iriarte Betancourt, de 30 años de edad, además de algún falangista y algunas personas de derechas. Ciriaco Iriarte, había sido alcalde de Osuna durante los dos últimos meses de 1931.

Ese mismo día, en la estación de ferrocarril de La Roda, había quedado detenido el tren Expreso de Málaga a Madrid, en el que iban los dos guardias civiles de seguridad del tren, Tomás López Oliver y Francisco Ortiz Ruiz, que inmediatamente se bajaron del mismo y se incorporaron a las fuerzas sublevadas.

Controlados los órganos de poder del pueblo, el teniente Florencio Campos del cuerpo de Carabineros, se hizo cargo del mando militar, por ser el más antiguo de los oficiales en activo. El bando de guerra fue leído por el teniente Campos a las 23.00 horas de ese día 18 de julio.

1.1.- Llegada de un primer tren de refuerzo

El control por parte de los sublevados se mantuvo en La Roda hasta que en la tarde del 20 de julio, se alteró con la llegada desde Antequera de un tren repleto de fuerzas del Frente Popular, principalmente obreros agrícolas a los que apoyaban efectivos de Carabineros, que, tras atacar a los guardias que se encontraban en el cuartel próximo a la Estación, intentaron ocupar el municipio.

La reacción de las fuerzas sublevadas de La Roda fue inmediata, repeliendo dicho ataque, por lo que los milicianos debieron retirarse en dirección a Casariche. Como resultado de aquel combate los guardias civiles tuvieron un muerto, el corneta Joaquín Rodríguez Peralta, de 20 años, y tres heridos.

1.2.- Segundo tren de refuerzo

A la mañana siguiente (21), desde el Gobierno civil de Málaga, fueron conminados los dos tenientes de la Guardia civil y Carabineros, que estaban al mando de los destacamentos de La Roda, a rendirse, advirtiéndoles de la llegada de un nuevo tren con fuerzas destinadas a ocupar la población, y que el tren iría acompañado de un avión que bombardearía el cuartel.

Todos los que encontraban en el cuartel, estuvieron de acuerdo en que la defensa del mismo era imposible.

Cuando ya era inminente la llegada del tren, los oficiales al mando del cuartel, decidieron abandonar el edificio para no ser hechos presos por los milicianos del Frente Popular, para lo cual se subieron en dos coches e intentaron dirigirse camino de Estepa.

El primer coche, por una confusión de los milicianos, pudo cruzar la línea de seguridad que habían montado para impedir su fuga. Cuando se dieron cuenta de su error, comenzaron a tirotear el coche, aunque no pudieron impedir que huyeran. El segundo coche no les sorprendió y consiguieron que no cruzara la línea de seguridad que habían montado en la salida del pueblo.

Al ver los Guardias civiles y Carabineros que estaban concentrados en el cuartel, la partida de alguno de sus compañeros, el hecho “provocó tal desorientación en la fuerza que poco después, sería sobre las 11 horas, cuando el personal en el cuartel salió atropelladamente sin que nadie hubiera organizado la debida resistencia”.

De esta forma, el 21 de julio de 1936, La Roda de Andalucía quedaba bajo el control del Frente Popular.

Una vez aplacada la rebelión, lo primero que hicieron los forasteros que habían llegado en tren a La Roda, fue saquear la iglesia parroquial, destrozar todos los altares y sacar a la calle las imágenes sagradas para proceder a quemarlas. La iglesia de Santa Ana, del siglo XVIII, tenía valiosos retablos barrocos, con pinturas murales e imágenes de gran valor. Solo se salvó la imagen de Jesús Nazareno. La Iglesia fue utilizada posteriormente como depósito de alimentos.

A pesar de la escasez de información que tenemos sobre este asunto, por los testimonios de los milicianos encausados y por el de testigos, es casi seguro que en estos dos primeros trenes que llegaron a La Roda, el primero procedente de Antequera y el segundo de Málaga, no iba ningún miliciano procedente de Campillos, ya que en esas mismas fechas habían salido del pueblo varios camiones cargados de milicianos en dirección a Ronda, para ayudar a los rondeños a sofocar el intento de rebelión que allí se había iniciado.

https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2022/06/21-de-julio-de-1936-quema-de-las.html

Es más que probable que los milicianos de Campillos que fueron a La Roda, lo hicieran en los primeros días de agosto, como veremos más adelante.

2.- 27 DE JULIO SETENIL Y 28 DE JULIO OLVERA

En los primeros días de la guerra, Olvera se mantuvo fiel al gobierno de Madrid. Se recibían noticias confusas y contradictorias de lo que ocurría, pero cada vez parecía más claro que los militares rebeldes se habían impuesto en Sevilla, Cádiz, Jerez de la Frontera… El alcalde era José María Sánchez Reviriego, de Izquierda Republicana.

Olvera era cabecera de Línea de la Guardia civil. De ella dependían, además del puesto de Olvera, los puestos de Alcalá del Valle, Setenil y Torre Alháquime.

En ese momento, no había ningún oficial al frente de la cabecera de Línea, por lo que el sargento del puesto de Olvera, José Cortés Camacho, tomó la decisión de declarar el estado de guerra en el pueblo, y requirió al alcalde 
Sánchez Reviriego, para que se sumara al levantamiento militar.

Al negarse éste, a las cuatro de la tarde del día 20, se presentó el sargento en el ayuntamiento y destituye a toda la Corporación municipal, siendo detenidos y encarcelados el alcalde y los concejales. Designa como alcalde a Rafael Corrales Saborido, del partido Radical de Alejandro Lerroux, que ya fue alcalde desde octubre de 1934 hasta febrero de 1936.

Que el día veinte y consecuente con el ruego que hizo el sargento Cortés, fue detenido en unión de los componentes de la Corporación, permaneciendo detenido hasta la tarde del día veintisiete del mismo mes, en que fue puesto en libertad…

Sin embargo, los milicianos, que habían constituido un Comité de defensa, se mantuvieron fuertes y con el control de los barrios obreros de Olvera. Arrasaron la ermita de Nuestra Señora del Socorro, quemaron las imágenes, cuadros y demás ornamentos sagrados. La iglesia la dedicaron a economato, almacén y cárcel, donde estuvieron prisioneras algunas personas de derechas.

El día 22 de julio, trataron de asaltar el cuartel de la Guardia civil para neutralizar a los golpistas. Hubo unos tiroteos entre ambos bandos. Los guardias civiles y falangistas sublevados causaron dos muertos entre los milicianos por disparos de arma de fuego, y hubo un par de heridos en la guardia civil.

El 
jefe de Línea de Cádiz exterior, teniente de la Guardia civil Luis Salas Ríos, al tener conocimiento de este ataque al cuartel, ese mismo día 22 de julio salió para Olvera al frente de un grupo de Guardias civiles y de Asalto, y algunos elementos civiles.

En el trayecto, entraron en los pueblos de Arcos, Bornos y Villamartín, “levantando el ánimo de todos los afectos a la causa, organizando la defensa de los mismos, pernoctando en este último pueblo”.

El 23 de julio, continuó para Algodonales donde efectuó batidas por el campo en persecución de los marxistas, y enterado que el puesto de El Gastor estaba sitiado organizó una pequeña columna, compuesta con fuerzas del Cuerpo, Asalto y elementos civiles voluntarios, en dos camiones consiguieron entrar en el pueblo, no obstante haber cortado la carretera y el fuego que desde los montes le hacían, liberando a los Guardias del puesto, continuando la marcha hacia Olvera, donde llegó sin novedad, organizando la defensa del pueblo y regresando a Cádiz el día 24.

El alférez Guillermo Torres Pons, jefe de Línea de Algodonales, y que tenía también el mando accidental de la Línea de Olvera, el 26 de julio con fuerzas del Cuerpo y milicias voluntarias, se trasladó a Olvera donde batió a los milicianos del Frente Popular que aún quedaban por el pueblo.

Ese mismo día, las milicias de Olvera, al verse derrotadas por la guardia civil de Algodonales, se pusieron en contacto con Ronda y Málaga para pedir ayuda.

Al día siguiente (27), el alférez Guillermo Torres se dirigió a Setenil para intentar ocuparlo, cosa que no pudo realizar como ya veremos un poco más adelante.

2.1.- 27 DE JULIO, SALIDA DE LAS MILICIAS DE CAMPILLOS PARA SETENIL

En el Diario personal manuscrito por Rafael Segura, existente en el Archivo Histórico de Campillos, podemos leer: /…/ tuvimos una llamada, de que había peligro que desde Olvera atacaran a Ronda, como así pasó. Así que a la mañana siguiente (27), salimos las milicias de Campillos en camiones y dejamos a los Carabineros en el pueblo.

Don Jacobo Lanzas Orellana, médico de Campillos, se vio sorprendido en la mañana de ese 27 de julio cuando pasaba consulta médica en la Clínica Municipal de Urgencia, en la calle Santa Ana, número 36, por una orden escrita y firmada por el alcalde de Campillos, en la que se le exigía preparase un botiquín para incorporarse a la columna que debía ir a Olvera.

La orden se le dio en un papel que le fue entregado mientras hacía las visitas, sellado por el Comité y que decía: “Sírvase preparar un botiquín para ir al frente”. Según él, delegó en el practicante don Francisco Ruiz, para que preparara el material necesario.

Puso toda clase de dificultades para librarse de ir en la expedición, a cuyo fin trató de organizar una manifestación de mujeres que pidiera que no fuera al frente. Al obligarme conminándome con la muerte, no tuve más remedio que ir. Pensando y deseando que se pudiera pasar a terreno liberado, se puso de acuerdo con el chófer José Rodríguez Escobar.

Pedro Velasco Olmo, alcalde de Campillos, declaró en la Causa 6.113 seguida contra él:

Que en la que se formó para atacar la localidad de Olvera, no tuvo participación alguna en la misma, pues un tal (Cristóbal) Barquero le manifestó que los habían telefoneado con el fin de ir a aquella villa, pero le dijo que convendría que fuese un médico con ellos, y a este respecto, recomendó se designase a Jacobo Lanzas Orellana, no recordando si mandó o no un escrito a dicho médico conminándole para que se incorpore a la columna; niega por lo tanto ser cierto haya empleado tonos de violencia a dicho médico con el fin de obligarle a que prestase sus servicios sin excusa alguna.

Como hemos visto, Rafael Segura afirma en su diario que salieron varios camiones de milicianos de Campillos. Estos se dirigieron a Setenil, para unirse en ese punto a la columna de Ronda que iba a atacar Olvera.

Solo he podido averiguar la presencia de cuatro personas, además de Rafael Segura, del médico Jacobo Lanzas y el chofer José Rodríguez Escobar, entre los ocupantes de los camiones:
  • FRANCISCO AGUILERA PEREZ (a) AGUILERILLA
  • JUAN SANCHEZ PADILLA (a) PICHITA
  • FRANCISCO GONZALEZ ESCALANTE (a) El Picaillo
  • FRANCISCO ESCOBAR VALLE
Don Jacobo Lanzas Orellana, declaró que: Al pasar por Peñarrubia y enterarse de que al médico don Juan Trujillo del Río, lo tenían preso los marxistas, con el fin de libertar al mismo, alegó que el solo no era bastante para atender a toda la expedición y necesitaba otro compañero que le auxiliara, consiguiendo con ello que liberaran al médico, el que por este medio escapó de una muerte segura, ya que todos los que estaban con él en la cárcel los asesinaron.

A la columna que salió de Campillos, se unieron también milicianos de otros pueblos de la comarca. Al menos sabemos que fueron de Almargen y Cañete.

ALMARGEN
  • Declaración de Ana Torres Morgado.- En los primeros días del Movimiento, Aurelio Jurado Flores fue a su casa a pedir comestibles para la columna que iba a Olvera.
  • Declaración de Andrés Fernández Torres.- En otra ocasión, cuando decían que iban a tomar Olvera, le exigió por la violencia, dos jamones y varios quesos.
CAÑETE
  • Expedición de sesenta milicianos a Olvera en unos camiones. Entre ellos iban, Francisco Baca Gallego (en su establecimiento se reunían los milicianos a beber y charlar), Francisco Baca Trujillo, Francisco Serrano Baca, Francisco Solís Domínguez, Manuel Pérez Baca, Rafael Morón Romero, José Pimentel Romero.
Rafael Segura cuenta en su diario: Llegamos a Ubrique (aquí Rafael se confunde, ya que se refiere a Setenil) por la tarde. Esperamos allí a las fuerzas que venían de Málaga y Ronda. El mando lo tomaban los hermanos Trujillo, que eran oficiales de Carabineros.

Esta columna a la que se refiere Rafael, estaba al mando del brigada de Carabineros Sebastián Trujillo Rodríguez que salió de Ronda. En Setenil confluyó con la columna que venía de otros pueblos de Málaga: Campillos, Almargen, Cañete.

Ese día 27 de julio, cuando llegaron a Setenil, detuvieron a los guardias civiles que estaban encerrados en el cuartel:

El capitán de Carabineros del puesto de Ronda llamó ayer, telefónicamente, al señor gobernador civil de la provincia, para comunicarle que acababa de tomar Setenil, donde había vencido, valerosamente, a diez camiones de civiles y fascistas.
Asimismo comunicó al señor Fernández Vega que tenía decidido propósito de avanzar sobre Olvera, pueblo que habría de oponerle escasa resistencia. […]
19360728 005 El Popular

Como ya comenté con anterioridad, el alférez Guillermo Torres Pons, jefe de Línea de Algodonales, después de tomar Olvera, el día 27 de julio, se dirigió a Setenil para ocuparlo.

Antes de llegar a dicho pueblo, se encontraron con la columna que al mando del brigada de Carabineros Sebastián Trujillo, que procedente de Ronda y de pueblos de Málaga, se dirigía a Olvera. Esta columna, mucho más numerosa, estaba formada por alrededor de ochocientos hombres con todo tipo de armamento, que viajaban en veintiséis o veintisiete camiones.

Así lo cuenta el alférez Guillermo Torres:

El 27 de Julio al mando de fuerzas del Cuerpo y Milicias voluntarias se dirigió a Setenil que estaba en poder de los rojos, intentando tomar dicho pueblo sin conseguirlo, debido a las escasas fuerzas de que disponía y la gran superioridad de los revoltosos en número y armamento.

El alférez Guillermo Torres, viendo la fuerza miliciana que se aproximaba, regresó a Olvera, a donde llegó a última hora de la tarde, continuando hacia Villamartín, donde estaba la cabecera de la 3ª Compañía de la Guardia civil.

Dada la reducida plantilla de personal con que contaba el sargento José Cortés, así como las características y emplazamiento del acuartelamiento de Olvera, el sargento valoró que sus capacidades de defensa eran nulas, y también 
tomó la decisión de replegarse ese mismo día, con sus guardias y familias, sobre el puesto de Algodonales, “al tener conocimiento de que los marxistas en gran número y bien pertrechados se aproximaban”.

2.2.- 28 DE JULIO, OLVERA

La columna del brigada Sebastián Trujillo, pasó por Torre Alháquime, de donde salió sobre las dos de la noche del día 28. Cuando llegó a Olvera, se encontró con que toda la guardia civil había abandonado el pueblo y se había marchado a Algodonales. Las milicias locales, de inmediato, se unieron a ellos.

Saquearon por completo la Iglesia Parroquial, prendiendo fuego en la plaza contigua a la iglesia, a todas las imágenes, ornamentos, vasos sagrados, cuadros y demás objetos del culto, salvándose únicamente de las llamas la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.

También la Iglesia de la Victoria la desvalijaron por completo, quemando todas sus imágenes y demás objetos de culto sagrado en el Paseo de Fermín Galán (actual Plaza de Andalucía).

La mayor parte de la población de derechas, que aún quedaba en el pueblo, 
huyó. Fueron saqueadas varias viviendas, llevándose todos los objetos de valor que encontraban en las mismas y destrozando todos los muebles.

DIARIO DE RAFAEL SEGURA. Cuando todo estuvo listo, aprovechamos la noche para tomar posiciones en las cercanías de Olvera. El ataque empezó por la madrugada, y a las cuatro horas tomamos el pueblo. Cuando entramos, dejamos que fueran las gentes del pueblo los que se hicieran cargo, y nosotros regresamos cada uno a nuestro punto de partida.

Durante las pocas horas que Olvera fue recuperada por los milicianos, fusilaron a once personas (seis falangistas, dos guardias civiles, un soldado y dos paisanos)

La entrada de la columna malagueña en Olvera se recogió tanto en la prensa de Málaga como en el diario “UHP”, portavoz de los comités de defensa y abastecimiento de la comarca de Ronda, que en su edición de 13 de agosto dice:

Procedente de Ronda, llega una columna. La Guardia Civil y algunos fascistas se habían marchado. El pueblo empieza a hacer justicia. Mueren diez o doce fascistas (no sé de qué enfermedad).

Declaraciones ante el Juez del alcalde José Mª Sánchez Reviriego, en Olvera el 20 de agosto de 1940:

Hizo su entrada en Olvera la Columna Roja que era esperada tiempo antes, siendo aproximadamente las dos y media o las tres de la madrugada. Que una vez parados los camiones y el tiroteo que formaron al entrar, se llegó un grupo de los componentes de la Columna al dicente y el señor Merino cuando estos abrieron la puerta del domicilio, los que una vez encañonados y puestos con los brazos en alto procedieron a desarmar al dicente y al señor Merino, a quienes ocuparon un revólver Smith y una pistola automática, armas que fueron imposible recuperar más tarde.
Que encontrándose en el interior del Cuartel, se llegó al brigada Trujillo un individuo desconocido el cual le dijo, no lo bastante quedo para que el dicente no pudiera oírlo, que se acercaba a esta población una Columna compuesta por Fuerzas Nacionales, y que este brigada ordenó que se cargasen en un camión unas cajas de dinamita, que en el interior del Cuartel se encontraban.
Le comunicaron que si había estado allí arriba, dando a entender con esto la calle Llana, y como respondiera el dicente que hacía bastante rato que se encontraba abajo, en el Calvario, estos le contestaron que no subiera, dándole a entender estos individuos que habían empezado los fusilamientos, en los que no tomó parte el dicente ni directa ni indirectamente, y como quiera que el dicente se alterara, le dijeron que a sus familiares no les pasaba nada, pero que no subiera arriba para nada.
Que entonces se dirigió al Cuartel de la Guardia Civil, en donde comunicó a Trujillo, jefe de la Columna, los trágicos sucesos que estaban ocurriendo en la parte de arriba del pueblo y que si no había forma de acabar con aquellos crímenes, a lo que el Trujillo contestó que aquello lo hacía el pueblo y que era imposible dictar contra ellos por considerarse impotente; y que no olvidara que le habían dicho al dicente que querían fusilarlo en cuanto se opusiese a la voluntad del pueblo.
JOSÉ MARÍA SÁNCHEZ REVIRIEGO, ALCALDE DE OLVERA - Juan Antonio del Río Cabrera.

Momentos después de los fusilamientos, al amanecer del 28 de julio, un avión de los sublevados procedente del aeródromo de Tablada (Sevilla), bombardeó el pueblo y arrojó unas octavillas demandando la rendición del mismo. Solo causó una víctima, pero hizo cundir el pánico.

JACOBO LANZAS ORELLANA. Ya que en Olvera había médicos, consiguió junto con los demás médicos, que los jefes de la Columna dejaran regresar a los sanitarios, ya que no había necesidad de ellos. Se volvió alrededor de media hora antes de que se presentara la aviación Nacional. En Olvera la Columna de marxistas cometieron barbaridades.

Se nos manifestó en el Gobierno civil que se había logrado tomar el pueblo de Olvera, sin ninguna baja, a pesar del intenso bombardeo de un avión enemigo, que soportaba el avance de las fuerzas leales, las cuales lograron apoderarse del pueblo, haciendo al enemigo las siguientes bajas: dos guardias civiles, tres fascistas y un soldado, todos muertos. Además han caído en poder de las fuerzas leales 16 cajas de dinamita, correajes y municiones, 40 bombas, una moto y seis caballos.
19360729 08 El Popular

Las fuerzas nacionales que se acercaba esa mañana a Olvera, de la que informaron en el cuartel de la Guardia civil al brigada Trujillo, se trataba de una columna mixta procedente de Villamartín, mandada por el capitán de Infantería Mariano Gómez de Zamalloa, que el día anterior había conquistado Ubrique.

“… constituida por su Unidad (Regulares), 2ª Compañía del 1º Tabor, una Sección de Ametralladoras del mismo y fuerzas de la Guardia Civil, emprende la marcha con el fin de batir una columna enemiga y ocupar varios pueblos. Ocupa Algodonales y Olvera, este último punto a las doce horas después de sostener un fuerte y duro combate.”

Hacia las doce de la mañana del día 28 de julio, se retiraron huyendo los milicianos malagueños en dirección a Torre Alháquime, pero al sobrevolar el casco urbano de dicho pueblo el avión de Tablada disparando de nuevo contra la columna, también les hizo abandonar ese pueblo. Esto provocó, que también gran parte del vecindario abandonase la población, que quedó prácticamente desierta.

Por la tarde, la gente empezó a regresar a Torre Alháquime. Las milicias propias, volvieron a establecer los servicios de vigilancia, pero dicho pueblo se había convertido en un objetivo fácil para las fuerzas nacionales que ya estaban en Olvera, a escasos seis kilómetros.

Los milicianos de la caravana de Ronda, siguieron en su huida hacia Setenil, donde asaltaron el cuartel de la Guardia Civil.

Gómez de Zamalloa, una vez que reorganizó los servicios de Olvera, dejando de refuerzo una Sección de la 2ª compañía de Regulares, la sección de ametralladoras y cuarenta guardias civiles, al mando del alférez del cuerpo Guillermo Torres Pons, emprendió el regreso a Villamartín.

Una pequeña columna formada por guardias civiles y falangistas, mandada por el alférez de la Guardia civil Francisco Gavira Parra, comandante del puesto de Bornos, la tarde del 31 de julio ocupó finalmente Torre Alháquime.

Ese tarde noche del día 28 de julio, llegan los milicianos a Campillos con la noticia de que había caído Olvera en poder de los nacionales. Al día siguiente reciben la noticia de que también había caído La Roda.

Desde Málaga 
el comité de Campillos, recibe órdenes para que los milicianos disponibles ayuden a la reconquista de éste último pueblo, en las columnas que se estaban formando.

3.- 29 DE JULIO, LA RODA CAE EN MANO DE LOS REBELDES

La mañana del 28, por la carretera de Écija, llegaba a Osuna una columna al mando del comandante de la Legión Antonio Castejón Espinosa y del comandante de la guardia civil Gregorio de Haro Lumbreras, éste como segundo jefe.

Venía con la misión de someter al dominio “rebelde” la zona de Estepa, Puente Genil y La Roda de Andalucía. Esta fuerza, de más de 500 hombres, contaba con una batería de artillería de cuatro piezas de 75 mm, dos carros blindados y una ambulancia.

Esa misma tarde tomaron la pequeña localidad de Aguadulce y siguieron hacia Estepa, donde entraron cuando ya era noche cerrada, asegurando la posesión del pueblo, donde los guardias civiles habían logrado mantener, no sin esfuerzo, el dominio del mismo.

Tras pernoctar en este pueblo, a la mañana siguiente, muy temprano emprendieron la marcha hacia Lora de Estepa.

Algunos de los habitantes de Osuna y Estepa, que huyeron en dirección a La Roda contaron lo sucedido en sus pueblos, y la potencia de la columna que se dirigía hacia dicho lugar.

Como ya se oía el cañoneo cercano, y además, los milicianos no tenían muchas esperanzas de poder resistir, en La Roda se prepararon unos trenes para evacuar a Málaga a las mujeres y a los niños, y por supuesto a los milicianos que irían como escolta. Los restantes hombres del pueblo escaparon a pie o con los medios de que dispusieran, a otros pueblos, en dirección este y sur.

El día 29 de julio, fuerzas del bando nacional compuestas por una Bandera de la Legión, al mando del comandante Castejón, entraron en La Roda por la carretera de Estepa, ocupándola sin apenas resistencia, ya que la mayoría de sus habitantes habían huido a Málaga.

MÁLAGA, 30.
En la madrugada pasada, llegaron en tren procedentes de La Roda, casi todos los vecinos de dicho pueblo, huyendo de la barbarie facciosa.
En esta capital fueron acogidos con manifestaciones de cariño. Se alojan en la Casa de Pueblo y particulares.
Cuentan que el pueblo ha quedado casi destruido.
19360731 011 La Vanguardia

3.1.- Tercer envío de refuerzos a La Roda

El comandante Castejón consiguió hacer desaparecer los núcleos, marxistas que existían entre Écija, Puente Genil y La Roda. Supo a su llegada a La Roda que habían salido unos camiones con marxistas y un tren para ayudar a los núcleos de revolucionarios que estaban en las cercanías de La Roda.
19360731 013 ABC

Corté la carretera y el ferrocarril. Dispuse mis puestos de emboscada y a esperar. Efectivamente, poco después caían en nuestras manos dos camiones llenos de rojos, con magnífico armamento y mucha munición. Los del ferrocarril no fueron tan incautos.
DE SEVILLA A MADRID. RUTA LIBERTADORA DE LA COLUMNA CASTEJÓN.- Cándido G. Ortiz de Villajos

Parapetados en determinados sitios un grupo de requetés con boinas rojas, y en otro sitio unas piezas de artillería, los marxistas, desde lejos, al ver las boinas de los requetés, creyendo que eran marxistas como ellos, comenzaron a gritar, dando vivas al comunismo, e inmediatamente los requetés y la artillería comenzaron a hacer fuego, causándole numerosas bajas.
19360731 013 ABC

Tras la ocupación de La Roda de Andalucía, el comandante Castejón obligó al jefe estación ferroviaria a que mandara un mensaje, diciendo que la columna había evacuado La Roda, y que el pueblo estaba otra vez libre y propicio para recibir a los que tan aprisa se habían marchado. Su objetivo estaba bastante claro: que parte de la población y milicianos del Frente Popular regresaran al pueblo y fueran apresados en su vuelta.

3.2.- Cuarto envío de un tren a La Roda

El 3 de Agosto, muy de mañana, un tren procedente de Málaga cargado de milicianos y Carabineros, llegó con la intención de reconquistar el pueblo. El tren se había detenido cerca del pueblo. Atacaron a pie por la parte sur, tomando la estación del ferrocarril.

Con un disparo de cañón derribaron parte de la torre de la Iglesia, siendo defendido el centro urbano por falangistas locales, una sección de caballería y algunos guardias de asalto y civiles. Los atacantes, creyendo que la guarnición era mucho más numerosa de lo que les habían informado no se atrevieron a entrar en el pueblo.

Sobre las tres de la tarde, desde Puente Genil, llegó a La Roda la columna del comandante Rafael Corrales Romero, quedando liberados los sitiados, y huyendo los atacantes en el mismo tren que les sirvió para el ataque.

También voy a comunicarles la acción de la columna que envié esta mañana a La Roda. Como sabéis, la población de La Roda, como la de Puente Genil, fue tomada por nosotros y duramente castigada. Esta mañana tuve noticias de que en varios trenes y en gran cantidad de camiones acudían fuerzas de Málaga para atacar a La Roda. Dispuse inmediatamente la salida de una columna, aparte de la que se encontraba en Puente Genil, y con el refuerzo enviado desde aquí, de Sevilla, se rechazó de una manera violenta al enemigo, haciéndole bastantes bajas, cogiéndole ametralladoras y prisioneros. El enemigo huyó a la desbandada por todas partes. La Aviación ha cooperado admirablemente, colocando algunas granadas en las concentraciones marxistas, y ha podido observar perfectamente quedar hombres tendidos en tierra.
CHARLAS DE QUEIPO DE LLANO
19360804 003 ABC

3.3.- Quinto envío de un tren a La Roda con apoyo de la aviación gubernamental.

Posteriormente, el día 6 del mismo mes, volvieron a repetir el ataque, pero esta vez las fuerzas de guarnición habían sido reforzadas con una compañía de Regulares. Con esto, casi se puede decir que la guerra se acabo en La Roda.

Y un intento, con alientos de la capital malagueña, desde la que se envió un tren con mil hombres, para apoderarse de La Roda. Combate y dispersión. Los rojos son destrozados; pero su aviación, que tantas infamias ha ido dibujando bajo el cielo de esta Andalucía ensangrentada, venía una y otra vez a bombardear la población civil.
Como obedeciendo a una consigna, aprovechan un nuevo bombardeo de sus aviadores para entrar en el pueblo. Será inútil esta segunda locura de trescientos hombres armados y de la que escapan harto mal, porque el castigo es duro. Ya no volverán. Será el último intento, y todas aquellas voluntades dispersas tienden a refugiarse en Málaga, capital que hasta última hora sigue clamando su rebeldía.
19360821 010 ABC

Entre los vecinos de Campillos que fueron a La Roda, podemos citar a:
  • FRANCISCO AGUILERA PEREZ (a) AGUILERILLA
  • JUAN SANCHEZ PADILLA (a) PICHITA
  • FRANCISCO GONZALEZ ESCALANTE (a) El Picaillo

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