DIEGO GÓMEZ GARCÍA (A) “DIEGO EL DE LA JUSTA”
DIEGO GÓMEZ GARCÍA (A) “DIEGO EL DE LA JUSTA”
Nace en Ardales en 1887. Hijo de Antonio Gómez y
Josefa García. Siendo aún pequeño, sus padres se trasladaron a vivir a Teba, donde
estuvieron domiciliados en la calle Santiago nº 4. Diego estuvo casado con Carmen
Romero Arroyo, siendo padre de cinco hijos: María, Antonio, Diego, Carmen y
Dolores.
“Diego el de la Justa”, durante la Dictadura de Primo de
Rivera, había sido jefe del Somatén local, una milicia ciudadana organizada
para colaborar con la autoridad en la seguridad de los pueblos. Durante algún
tiempo fue trabajador temporero en el campo, lo que le llevó a conocer bien la
mayor parte de los cortijos de la comarca. Esto le había permitido tener buenas
relaciones con muchos cortijeros, ya que tenía fama de hombre trabajador y
servicial.
En el libro “Revolución de octubre de 1934 en Teba”, de Rafael Valero Herrera
(páginas 74 – 80), encontramos una información sobre Diego Gómez García:
El 19 de julio de 1931, se constituyó en Teba la sociedad
denominada “Sección Comunista de Teba”.
La sede de esta sociedad estaba en la calle Herradores, 27. La formaban
militantes procedentes del PSOE. Entre los vocales se encontraba Diego Gómez
García.
Este grupo comunista fue muy
minoritario; la inmensa mayoría de los obreros de Teba estaban afiliados al
partido socialista. Las relaciones entre ambos partidos no fueron buenas, hasta
el punto que las manifestaciones y fiestas del 1º de Mayo, las realizaban por
separado.
La “Sección
Comunista de Teba”, tuvo una corta vida, disolviéndose el 2 de agosto de
1934, dos meses antes de los sucesos que ocurrieron en dicho pueblo, en octubre
de 1934.
https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2022/10/octubre-de-1934-parte-primera-la.html
En
aquella época, abril de 1933, Diego Gómez, con 46 años, trabajaba de encargado
con el propietario Pablo Ramos Torres-Linero, siendo su hombre de confianza.
Pablo
Ramos, era el dueño de la “Fábrica de la luz”. Además de ser tratante de
ganado, era también propietario de un molino harinero.
MUERTE
DE PABLO RAMOS TORRES-LINERO
En
el libro “Mi vida entre bandoleros”
de José Lora Jiménez, en la página 164, podemos leer:
En
la huerta de la “Cuevecilla”, tenía
D. Pablo Ramos Torres-Linero unas propiedades, y entre ellas la "Fábrica
de la luz". Diego le pidió que le dejara un cerro que tenía en aquel paraje
sin cultivar, con el fin de meterlo en luz y sacarle algún provecho. D. Pablo
Ramos, se lo cedió sin renta, solo para que lo aprovechara y lo desmontara.
La
tarea no fue fácil, pero Diego logró plantar almendros, higueras, y otros
aprovechamientos del terreno.
Conseguir
todo esto le costó el esfuerzo de unos años. Pero cuando todo su esfuerzo
empezó a dar frutos, D. Pablo aconsejado por algunas personas del pueblo, quiso
cobrarle una renta. Diego que no se esperaba esta reacción, le dijo:
— ¿Cómo me quieres cobrar una renta
por una finca incultivable y que tanto trabajo me ha costado hacer? Yo no
pienso pagarte nada.
D.
Pablo, que era un hombre de genio, llevado por el amor propio, no quiso que se
quedara ni un momento más y le dijo:
— ¿Conque no quieres pagar renta eh?
Pues te vas a tener que marchar por las buenas o por las malas.
Desde
entonces empezaron las discordias entre los dos y aunque quisieron mediar
algunas personas, no hubo forma de arreglar el asunto.
Los
consejeros de D. Pablo, le habían calentado la cabeza, diciéndole que Diego se
estaba aprovechando de su finca y se estaba haciendo rico a costa de él.
En
el libro “Yo estaba allí”, coordinado
por Francisco Arcas, en la página 393, leemos una declaración de José Castaño
Ruiz (29/03/1921) de Cañete la Real:
Un señorito de Teba tiene
unas tierras. Ese hombre tenía seis fanegas de tierra, y a “Diego el de la Justa” les da unas
tierras y el dice: Mira, Diego me va a
sembrar estas tierras de olivos y de almendros, y te voy a estar seis años sin
cobrarte renta. Cogió sus olivos, cogió sus almendros, ahora cuando ya
estaban los almendros criados va… y por la renta le embarga las seis fanegas de
tierra.
YO ESTABA ALLÍ (393 y 394)
Vuelvo
al libro de José Lora Jiménez, página 165:
Desde
entonces se iban sucediendo las discusiones hasta llegar a la violencia. Los
dos eran buenos tiradores y temían un enfrentamiento. […] Diego que estaba en
una balanza sin saber a qué lado iba a caer, con un solo grano de arena, se le
inclinó la mencionada balanza justamente al lado de la tragedia, y temiendo que
el otro le cogiera la vez, lo esperó junto al río cerca de la presa, y con la
escopeta le disparó produciéndole la muerte. Este suceso ocurrió el día 30 de
abril de 1.933, teniendo D. Pablo Ramos 57 años de edad.
Se
conocen algunos detalles del crimen cometido en las cercanías de Teba. El dueño
de la fábrica de electricidad, don Pablo Ramos Torres, tenía pendiente un
litigio con el agresor, Diego Gómez García (a) “Diego de la Justa”, y en una
entrevista que celebraron para tratar de resolver la cuestión, Diego
apoderándose de un rifle de éste hizo un disparo, matándole. Continúa la
persecución del criminal, que armado del rifle y una pistola se internó en la
sierra.
ABC19330503 032
El Sol 19330503 007
Aun
no ha sido capturado Diego Gómez García, que dio muerte a don Pablo Ramos
Torres, dueño de la fábrica de electricidad de Teba. Se halla en una sierra que
enlaza con la de Ronda, y que es tan abrupta como ésta.
Fuerzas
de la Guardia civil de varios pueblos están realizando una acción conjunta para
su captura. En Málaga también se realizan pesquisas, pero con la casi seguridad
de que el criminal no ha podido entrar en la población.
Se
sabe que Diego Gómez, después de cometer el hecho, fue a su casa y se despidió
cariñosamente de su mujer y de sus hijos, diciéndoles que no le verían en mucho
tiempo.
El Sol 19330504 006
Málaga,
4. La Guardia civil de Campillos ha recibido una carta desde Ardales, escrita
por Diego Gómez García (a) “Diego el de la Justa”, autor del asesinato de don
Pablo Ramos Torres, propietario de la fábrica de electricidad de Teba.
Anuncia
en ella que se entregará si se le promete no matarle ni maltratarle.
El
jefe de la Guardia civil ha llamado a un hermano del fugitivo para que se
entreviste con éste y le asegure que nada le ocurrirá y que debe presentarse lo
antes posible.
No
obstante este propósito de Diego, la Guardia civil de varias demarcaciones lo
busca por la sierra.
La Libertad 19330505 003
El Sol 19330505 010
El
hermano fue a buscarlo a la sierra, pero ha regresado de ésta sin encontrar rastro
alguno de Diego.
La Voz 19330506 006
El Sol 19330507 007
Málaga
8 (3,15 t). Comunican de Teba que la Guardia Civil ha capturado a Diego Gómez
García (a) “Diego el de la Justa”, autor de la muerte del dueño de la fábrica
de electricidad de Teba, don Pablo Ramos. Parece que el criminal no opuso
resistencia y entregó en el acto de su detención el rifle de su víctima, del
que se apoderó al huir a la sierra.
La Voz 19330508 003
El Heraldo de Madrid
19330509 007
La Libertad 19330509 006
Luz 19330509 003
EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS SE HABLA DE “DIEGO EL DE LA JUSTA”
El diputado socialista por la provincia de Málaga en la primera legislatura
de la Segunda República, Antonio García Prieto (1892-1940), realizó una
protesta en la sesión de las Cortes del 1 de junio de 1933, por los abusos y atropellos de que son
víctimas los socialistas en muchos pueblos de la provincia de Málaga, entre
ellos cita a Diego Gómez García, que no era socialista como ya hemos visto.
GARCÍA PRIETO
Autorizado por la
Presidencia, dijo:
El Sr. GARCIA PRIETO
(Antonio): Señores Diputados, estoy
convencido de la ineficacia de los ruegos e interpelaciones en esta Cámara,
porque cuantas veces me he levantado a hablar en defensa de los intereses de la
provincia de Málaga, que es la cenicienta de todas las provincias españolas, mi
palabra ha caído en el vacío y no se han tomado por quien corresponde las mis
indispensables medidas, para subsanar, siquiera sea en parte, aquellas
injusticias de mayor volumen.
Hay
un sector de Diputados que cree que se está gobernando en socialista; que es a
éstos a los únicos que se atiende por parte del Gobierno. Para contestar a los
que así argumentan, voy a denunciar a la Cámara el abandono en que, por parte
del Poder público, se tiene a aquellos pueblos donde hay organizaciones
sindicales y agrupaciones socialistas. Es tan grande el poder de los caciques
en la provincia de Málaga, enrolados en diferentes partidos republicanos, que
basta la más leve intervención de ellos para conseguir que la ley se vulnere,
se condonen multas a patronos, se encarcele a trabajadores inocentes, se
asesine a compañeros que militan en nuestras filas.
[…]
por ser socialista el pequeño colono Diego Gómez García le fueron secuestradas
las tierras que labraba en el término de Valdeteba
de Arrales por el patrono Pablo
Gómez Torres (Ramos Torres-Linero), que sobornó al juez de Campillos,
suscitándose entre ambos una riña, y al ser agredido por el patrono, el colono
Diego hizo uso de su escopeta, matando a aquel. A continuación marchó, huido, a
la sierra, y al ser requerido por sus familiares para que se entregara a la
Guardia civil, así lo hizo el día 8 del mes pasado, dándosele tan tremenda
paliza por el suboficial y comandante del puesto, Joaquín Simó, que a los pocos
días murió a consecuencia de los golpes recibidos, siendo oídos los lamentos
que este desgraciado daba a quinientos metros del cuartel donde era apaleado
por los sicarios y asesinos que han cometido este crimen.
DIARIO DE SESIONES DE LAS CORTES DEL 1 DE JUNIO 1933 – PÁGINA 13255
Lo de “Valdeteba
de Arrales”, es tal como viene escrito en el Diario de Sesiones. El nombre de
Pablo Ramos lo confunde, y el colmo de todo es la exageración y la demagogia
que utiliza para describir la “muerte” de Diego Gómez.
Seamos
benévolos, y digamos que el diputado socialista Antonio García Prieto, que en
febrero de 1936 sería nombrado alcalde de Antequera, estaba mal informado o que
no tuvo su mejor día.
EL JUICIO A DIEGO, DOS AÑOS Y MEDIO
DESPUÉS
MÁLAGA, 30 (10,30 n)
En la Audiencia ha terminado
a las nueve de la noche la vista de la causa seguida contra Diego Gómez García,
que el 30 de abril de 1933 se apostó en las cercanías del pueblo de Teba, cerca
de unas matas, y esperó el paso de Pablo Ramos Torres, rico hacendado y dueño
de una fábrica de electricidad de aquel pueblo y contra el cual disparó dos
veces, matándole.
Diego Gómez era
arrendatario de una finca del señor Torres, y éste había presentado diversas
demandas contra Diego a causa de una deuda. Diego Gómez registró las ropas del
cadáver y se apoderó de 3.300 pesetas que llevaba en la cartera. Después huyó y
fue perseguido durante bastante tiempo.
El fiscal pidió para el
procesado una condena de treinta años de prisión, petición a la que también se
sumó el acusador privado, letrado don Martínez Jiménez.
El defensor [...] don Benito Pavón, pidió una sentencia absolutoria.
El Jurado dictó veredicto
de culpabilidad contra Diego Gómez García, a quién el Tribunal de Derecho
condenó a veinticinco años de presidio por el delito de homicidio, en el que
concurren tres agravantes, y un año y un día, por el de robo.
Pero el Tribunal popular
le pareció excesiva la pena, por lo cual se incoará el correspondiente
expediente de indulto.
La Vanguardia 19351031 026
ABC 19351031 040
El Sol 19351031 008
MÁLAGA, 30.—El día 30 de
abril del año 1933 fue asesinado en las inmediaciones del pueblo de Teba el
rico hacendado don Pablo Ramos Torres por su colono Diego Gómez García, de cuarenta
y siete años, arrendatario de una finca del interfecto. Este había presentado
diversas demandas contra su arrendatario en diversas ocasiones.
El día mencionado Diego se
apostó en un lugar estratégico, y al paso del señor Ramos le hizo dos disparos
consecutivos, que le produjeron la muerte instantánea. Después se acercó al
cuerpo sin vida de su víctima y se apoderó de 3.300 pesetas que guardaba en una
cartera, así como de un rifle y una pistola, y huyó al monte. Más tarde se
entregó a la Guardia civil.
A las nueve de la mañana
comenzó la revisión de esta causa, que había despertado gran expectación.
Defendió al procesado el abogado de los Sindicatos, don Benito Pavón, y
actuaron de acusador privado el ex diputado radical socialista y actual
director del Instituto de Segunda enseñanza, don José María Martínez Jiménez, y
de fiscal don Francisco Checa.
De la prueba testifical se
dedujo que era persona tan apreciada el interfecto, que el día 1 de mayo, día
siguiente al del hecho y Fiesta del Trabajo, los obreros de Teba, socialistas
en su mayoría, al pasar en manifestación ante la casa en que don Pablo Ramos
vivía, pusieron un lazo negro a la bandera que llevaban y desfilaron en medio
de un silencio absoluto.
El Tribunal de Jurados
dictó veredicto de culpabilidad. El Tribunal de Derecho dictó sentencia, por la
que se condena al procesado a la pena de veinticinco años de presidio por
homicidio, con las agravantes de despoblado, premeditación y alevosía, y a un
año y un día por el delito de robo.
Al Jurado le pareció
excesiva la pena impuesta.
19351031 007 El Debate
De Diego Gómez “Diego
el de la Justa”, después de su condena e ingreso en prisión, no volvemos a
tener información alguna, hasta finalizada la guerra civil. Posiblemente
saliera de la cárcel, donde cumplía condena, cuando tras las elecciones de
febrero de 1936, el
Frente Popular comenzó su tarea de gobierno, concediendo una amplia amnistía a
todos los presos.
Es de pensar que "Diego el de la Justa",
al recuperar la libertad en febrero de 1936, volvería a Teba con su familia,
donde permanecería hasta el 15 de septiembre de ese año, fecha en que las
tropas sublevadas conquistan la población. No hay ninguna información que
indique que durante esos primeros días de la guerra, Diego actuara
violentamente contra las personas de derechas.
MANUEL DEL RÍO ARROYO (24/08/1920) TEBA
Sí, eso fue un asunto de tierras. Con el que tuvo problemas, era dueño de una fábrica de luz en la aldea. Y tuvo por lo visto… Le quiso quitar lo que ya tenía antes, arrendado, se lo quiso quitar, y por eso, por ahí vino la enemistad. Y luego de eso, él, Diego el de la Justa, lo mató y se tiró a la sierra, y luego después cuando vino el movimiento, seguía en la sierra y se agruparon unos pocos. Y después cuando terminó la guerra, pues quedaron en la sierra unos pocos.
YO ESTABA ALLÍ (397)
DIEGO SE MARCHA A LA SIERRA
En
aquellas fechas de la posguerra, había en cada pueblo un destacamento de moros,
además de la Guardia Civil. El hambre y la miseria, eran generales, a raíz de
la guerra civil. Las mujeres y los hombres, la inmensa mayoría vestían de luto;
rara era la familia que se libraba de tener a algún muerto en su casa. La
tragedia de la guerra se veía reflejada en todos los rostros. (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 51)
En esos primeros momentos, a Diego
le acompaña, José
Portillo Barba (a) el “Chanca",
que también huyó cuando las tropas nacionales entraron en Teba, pero regresó
al pueblo cuando finalizó la guerra, siendo detenido y encarcelado en
Antequera, de donde se
evadió en 1940, después de agredir a un centinela.
Diego
se quedó en la sierra junto con Francisco Rosado Quirós (a) el
“Tobalo", que con solo 28 años, se unió a “Diego el de la Justa”,
después de haber realizado labores de contacto y enlace, suministrándole
alimentos, ropa y noticias de su familia.
Francisco Rosado Quirós (a) el
“Tobalo" (1912), natural y vecino de Teba,
hijo de Cristóbal Rosado Carrión y de Encarnación Quirós. Durante la guerra civil fue acusado de participar en el asesinato de varias personas en Teba, como José Lora Galán que con solo 19 años, fue asesinado el 14 de agosto de 1936.
EL TOBALO
Cuando el “Chanca"
se evadió de la cárcel, huyó
de nuevo a la sierra y se unió a “Diego
el de la Justa” y al “Tobalo”.
Los tres, estuvieron sin realizar actividad delictiva alguna, durante un largo
periodo de tiempo.
José Portillo Barba (a) el “Chanca"
(1906), natural y vecino de Teba, hijo de Juan y de María,
domiciliado en calle Alta, sin número. Casado con Carmen Hueso Sevillano. A
pesar de estar escondido en la sierra, los contactos con su esposa fueron frecuentes, hasta tal
punto de dejar a su mujer embarazada, la cual dio a luz a una niña llamada Dolores. A el "Chanca" se le acusó de la detención de José Galán Escalante el 22 de agosto de 1936, el cual sería asesinado el 28 de agosto por los milicianos del grupo de "Pancho Villa" de Málaga
EL CHANCA
LOS ENLACES
DE LOS “HOMBRES DE LA SIERRA”
La
peregrinación laboral de "Diego el de la Justa",
en su época de jornalero, como ya comenté con anterioridad, le había permitido
tener buenas relaciones con muchos cortijeros, lo cual le iba a permitir más
tarde disponer de muchas ayudas y de puntos de apoyo durante los algo más de
nueve años de vida clandestina en la sierra.
CARMEN PARADA (18/08/1926) TEBA
De la sierra, cuando venían había
que darles de comer, pan o lo que fuera, había que dárselo y ya está. Mi padre
estuvo preso nueve meses a consecuencia de esto.
Mi padre, cuando eso le daba de
comer al que le pedía, no se lo iba a negar… Y mi padre decía: Han llegado y yo se lo he dado. Con su
conciencia tranquila de decir: Bueno, yo
si me piden un pan o me piden comida… Dos personas que vienen con sus fusiles y
sus cosas, ¿no se lo voy a dar? Pues eso, lo tengo que dar, eso cualquiera,
¿no? Y con eso lo tenían bastante para meterlo en la cárcel. El que se
encuentra en un campo y vienen a pedirle, y le ponen… eso (un fusil), pues le
tiene que dar lo que pida. Porque una vida… La vida vale mucho, todo el mundo
apreciamos la vida y ellos creían que la vida no la apreciaban nada más que
ellos.
YO ESTABA ALLÍ (396)
SALVADOR ROSADO NIEBLA (17/02/1929). CUEVAS DEL
BECERRO
La vida de la gente de la sierra era muy mala, muy
rastrera, eso sería espantoso, porque ellos estaban perseguidos por la Guardia
civil. La comida se la tenían que llevar los trabajadores, los enlaces que
tenían, ellos vivían de los atracos que daban para poder sobrevivir, tenían que
pagar los enlaces, sus familiares, el armamento que compraban, que les costaba
una barbaridad, y todo eso lo tenían que ir llevando, estaban ocultos de la
Guardia civil, porque si no los cogían. Ese primo mío dio tres atracos un día
en el pueblo él solo.
YO ESTABA
ALLÍ (391)
“El Chanca” como todos ellos, tenían sus enlaces
y colaboradores, y estos fueron los que verdaderamente disfrutaron de los
dineros que ellos robaron.
Por la circunstancia en la que se encontraban, no tenían más remedio que pagarlos bien y todos menos sus familiares, aprovecharon el fruto de sus atracos. Algunos se enriquecieron a costa de la “gente de la sierra” (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 182)
Pagaban al
doble de su precio los favores que recibían, como los remiendos y lavado de
ropa, comidas y encargos de compras; con lo que se ganaban la complicidad de
los campesinos, bastante necesitados por aquellos tiempos.
En estos días de
tanta actividad “bandoleril”, la Guardia Civil hacían detenciones a los
familiares de estos. Una de las veces, detuvieron a la señora de “Diego el de la Justa”, y la llevaron a
Campillos para interrogarla. Cuando le preguntaron si veía a su marido, ella
dijo que no se encontraba por esta zona, mostrándole una carta con el
matasellos de Algeciras.
Esta carta había sido
llevada por una "matutera" y echada al correo para despistar.
Mientras la señora
estaba en Campillos, "Diego el de la
Justa", estaba escondido en una casa de la calle Real, desde donde
presenció el traslado cuando la conducían para Antequera.
En Campillos, como en todos los pueblos de la comarca, los bandoleros tenían sus enlaces, que los ponían al corriente de todo, e incluso les aconsejaban a quien tenían que secuestrar. (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 144)
1942
Las primeras noticias de la estancia
de Diego en la sierra, la tenemos en
los primeros años de la década de los cuarenta, por la zona de Cañete, Cuevas del Becerro y Teba.
En
el mes de mayo de 1.942, los hijos de D. Javier Martín de la Hinojosa, labraban
la finca de su propiedad la "Cacería"
del término de Cañete la Real. Un día venía el administrador de la finca,
acompañando a los dos hijos de D. Javier, Alberto e Ignacio, de repasar los
campos, montados cada uno en un caballo.
Al
cruzar un arroyo cercano a la finca, les salió al paso la banda de "Diego el de la Justa"; que
les echó el alto. Al administrador le entregaron una carta donde le exigían a
la madre de Alberto e Ignacio, doscientas cincuenta mil pesetas por el rescate
de uno de sus hijos.
Doña
Ignacia, viuda de D. Javier, residía en Osuna, y allí fue el administrador
montado en un caballo para hacerle entrega de la carta, la cual detallaba el
modo y el sitio por donde tenía que pasar para hacerle entrega del dinero.
La operación tuvo una duración de tres días. Cuando volvió de Osuna el administrador, llevó el dinero al sitio indicado y rescató a su patrón sano y salvo. (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 54 y 55)
1943
En
los últimos días de mayo de 1943, cuando Antonio Moriel venía del cortijo “La Puente”, le salieron al paso tres
hombres, que estaban escondidos en el trigo. Eran “Diego el de la Justa”, el “Tobalo”
y el “Chanca”.
Le
echaron el alto, pero Antonio Moriel emprendió una veloz carrera con el caballo.
Se encajó entre los olivos, agachando la cabeza pegada al albardón del hato,
haciendo algunas maniguetas entre los olivos, para esquivar los disparos. Así
pudo conseguir quitarse de en medio. El caballo, recibió algunos impactos de
bala en el cuello y en la culata. El albardón del hato, también lo tenía
atravesado, saliendo Antonio ileso del tiroteo. Al momento la Guardia civil
salió a realizar rastreos en toda la zona, sin éxito ninguno.
Sobre el tiroteo de Antonio Moriel había muchas versiones. Unos opinaban que iban a por él para matarlo, por el mero hecho de haber sido jefe de Falange en la guerra, y otros decían que lo que pretendían era sacarle el dinero. Posiblemente fuera por lo segundo. Después recibió varios anónimos, con amenazas, pidiéndole un dinero que nunca dio (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 57 y 58).
La
banda de “Diego el de la Justa”, durante
ese tiempo, tomó contacto en Cuevas del Becerro con otros bandoleros. Allí
conocieron a José García González (a) “Mandamás” y su cuadrilla, como también a
Francisco Brescia Burgos (a) el “Rubio
Brescia”, jefe de otra partida.
El “Rubio Brescia” hizo su aparición en la
sierra el año 1941, con varios compañeros. Su primera zona de actuación fue en
torno a Coín. Al poco tiempo se unió al “Mandamás”
de Alhaurín de la Torre, que tenía formada otra banda.
El refugio
preferido de la banda lo tenían en el “Parador
Chico” de Cuevas del Becerro, donde se reunían ocho o más forajidos. Sus
encuentros con la partida de “Diego el de
la Justa” eran frecuentes, llegando a reunirse once o doce bandoleros.
En 1943 la banda de “Mandamás”, por discrepancias y razones de mando, se separa de la
banda del “Rubio Brescia”,
marchándose el primero para sierra Bermeja, quedando el segundo en
el “Parador Chico” de Cuevas del Becerro.
1944
El
día 29 de mayo de 1944, apareció asesinado en Guadalteba, D. Rafael Quirós
Sevillano, de 45 años de edad. Fue en el camino de la loma del Cuerno, del
cortijo “Los Destrozos”.
Las
sospechas recayeron inmediatamente en los fugitivos de la sierra, con un
colaborador del pueblo. La guardia civil hizo investigaciones, interrogando a
los trabajadores de “Los Destrozos”,
y entre ellos al mulero Antonio Aguilera Castillero, alias el “Magnate”, que se encontraba la noche
del crimen en la misma haza de tierra donde fue transportado el cadáver. El
había presenciado el hecho y reconocido a los autores, pero en las
declaraciones que hizo a la Guardia Civil, negó haber visto nada.
No
obstante en el cortijo, se le ocurrió decir, que si las fuerzas del orden lo
volvían a molestar, le contaría todo de “pe a pa”, y lo mismo se le ocurrió
decir en el pueblo. Seguramente lo oyó algún enlace y la noche del 21 de agosto
del mismo año, cuando guardaba los mulos en el rastrojo, se acercaron unos
hombres, que primero se encontraron con el guarda de la finca, le preguntaron
por el mulero y este en principio no les quiso decir nada, pero en vista de las
amenazas que recibió, les indicó, donde guardaba los mulos, recibiendo ordenes
amenazantes para que se retirara y no volviera por allí.
Al
poco rato se oyeron unos disparos que fueron los que acabaron con la vida del
mulero a los 55 años de edad.
La muerte de éste tenía un móvil, pero de la de Rafael Quirós Sevillano, nunca se supo nada (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 62)
1946
En 1946, secuestran a Rafael Lora Galán, hijo de
Francisco Lora Vera (asesinado el 31 de julio de 1936), cuando venía del cortijo Vaca Blanca y se dirigía a Teba
montado a caballo, en compañía de su primo Antonio Lora Jiménez. Los
secuestradores eran José Portillo Barba (a) “Chanca” y Francisco Rosado Quirós (a) “Tobalo”, que los llevaron ante la presencia de “Diego el de la Justa”.
Cuando se
pusieron de acuerdo con los secuestradores en la cantidad de dinero que tenían
que entregarles para la libertad de Rafael Lora, su primo fue a Teba por el
dinero. Los secuestradores se llevaron 100.000 pesetas, más otras 5.000 que
llevaba Rafael encima en el momento del secuestro.
Ese año, se unieron la banda del “Rubio Brescia” y la de “Diego
el de la Justa” para perpetrar el secuestro de José Lora Jiménez, hijo de
José Jesús Lora Vera, en
el cortijo del Mayorazgo situado a dos kilómetros de Peñarrubia.
- · Diego Gómez García (Diego el de la Justa) de Teba
- · José Portillo Barba (El Chanca) de Teba
- · Francisco Rosado Quirós (El Tobalo) de Teba
- · Francisco Brescia Burgos (El Rubio Brescia) de Alhaurín el Grande
- · Diego Sánchez Ortega (El Tormenta) de Cuevas del Becerro
- · Rafael Bermúdez Rosado (El Recluta) de Cuevas del Becerro
- · Ramón Rosado Ponce (El Moreno) de Cuevas del Becerro
José Lora Jiménez, que
en el momento del secuestro, contaba con solo doce años, escribiría en el año
2001 el libro “Mi vida entre bandoleros”, editado por él
mismo. De él he entresacado mucha de la información con la que hago ésta
Crónica
CORTIJO MAYORAZGO
El 18 de febrero de 1946, en el
cortijo del Mayorazgo, secuestran al niño
José Lora Jiménez. Los ejecutores materiales del secuestro fueron el
“Rubio Brescia” y Ramón el “Moreno”. Cuatro bandidos más quedaron
fuera del cortijo observando los movimientos de los trabajadores del mismo (el “Recluta”, el “Tormenta”, el “Chanca” y
el “Tobalo”).
El mismo José Lora, de su puño y letra
escribió a sus padres una carta que el “Rubio
Brescia” le dictó. Esta carta y otra que ya tenía escrita el “Rubio”, donde pedía la cantidad del
rescate, fueron entregadas al casero del cortijo, Rafaelito el de la
“Chiculina”, para que la hiciera llegar a sus padres. “Diego el de la Justa”, desde la lejanía había estado observado
toda la operación con los prismáticos.
José
Lora estuvo secuestrado nueve días en unas cuevas existentes en la sierra de
los Merinos, cerca de El Burgo. El trato que recibió el niño de los
secuestradores fue afable y cariñoso.
El buen trato que me habían dado,
sobre todo el “Recluta”, que fue mi compañero de cama mientras permanecí en la
sierra.
Cuando llevábamos seis o siete días, las muestras del cariño que constantemente me demostraban, no eran fingidas. Los que se ausentaban por la mañana, cuando volvían, me echaban el brazo por el hombro y me apretujaban como muestras de afecto. (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 172)
Antonio García González, (a) el “Zaragata” fue el enlace que recogió el rescate,
y entregó al niño a la familia. Según algunas informaciones el rescate fue de 100.000 pesetas,
y según otras de 60.000.
Antonio
García
González, (a) “Zaragata” (1910), era natural y vecino de Teba, era uno de los enlaces que tenía la partida de “Diego el de la Justa”. Al enterarse que
la guardia civil de Teba le buscaba por ser colaborador de los bandidos, huye a
la sierra para unirse a ellos. La banda de Diego, pasó a estar compuesta por
cuatro miembros, con el “Chanca”, el “Tobalo” y el
“Zaragata”
Cuando
los bandoleros entregaron a José Lora a un tío de este, se refugiaron en “El Parador
Chico" de Cuevas del Becerro. Estando allí, se separaron las dos bandas,
por un lado el “Rubio Brescia”, con el
“Recluta”, el “Tormenta” y el “Moreno”,
que se quedaron en Cuevas del Becerro, mientras que “Diego el de la Justa” y los otros tres de Teba se marcharon a las cercanías
de su pueblo.
JOSÉ LORA JIMÉNEZ
EL RECLUTA
Rafael
Bermúdez Rosado (a) el “Recluta”, (1923)
hijo de Juan y de Josefa, 25 años, soltero, natural y vecino de Cuevas del
Becerro, con domicilio en la calle General Varela. Profesión albañil. Era alto,
fino y muy ágil. Alegre y muy charlatán.
Al
ser movilizado su reemplazo, a mediados de mayo de 1943, se incorporó al
Regimiento de Infantería Extremadura nº 15, de guarnición en Algeciras, y al
terminar el periodo de instrucción, se alistó voluntario a la División Azul, a
la que marchó en agosto del mismo año (1943), regresando a España el 8 de
febrero del año siguiente, procedente del Hospital de Riga, en el que estuvo
herido.
En octubre
de 1945, volvió nuevamente a su Regimiento de Infantería, donde permaneció hasta
el día 25 de enero 1946, en el que por los malos tratos recibidos de un
sargento apellidado Camacho, desertó llevándose consigo un mosquetón, correaje
y municiones, dirigiéndose a su pueblo natal, y en las inmediaciones de este,
permaneció oculto hasta que se unió a la partida capitaneada por “Diego el de la Justa”, con el cual
estuvo 20 días aproximadamente, marchando después a la del “Rubio Brescia”, que se separaron por
disgustos habidos entre ambos jefes.
Según
declaraciones del propio “Recluta”,
el mosquetón con el que desertó, se lo quedó el “Rubio Brescia”, cambiándoselo por la escopeta que él tenía. “Diego el de la Justa”, llevaba un
mosquetón y una pistola de 9 mm corto, y el “Chanca” llevaba un fusil y una pistola pequeña.
El “Parador Grande” era propiedad de don Salvador
Sánchez Martín, y estaba situado en la carretera de Ronda a Gobantes, en el
kilómetro 22,250. En él paraba una línea de carruajes que partiendo de Ronda y
pasando por Cuevas del Becerro, llevaba pasajeros con destino a la estación
ferroviaria de Gobantes.
PARADOR GRANDE
Después del secuestro de don Salvador
Sánchez, por parte de la banda del “Rubio
Brescia”, en el “Parador Grande”, por el que consiguieron 100.000 pesetas,
y de un encuentro a primeros de junio de 1946, con la Guardia civil en el alto
de “El Mojón” en el que hubo un herido leve, la banda del “Rubio Brescia”, se
marcha de Cuevas del Becerro, y ubica su base en el Valle de Abdalajís, donde
buscan refugio en el cortijo el “Granadino”, en la casa de la “Rosenda”, donde
Francisco Brescia se emparejó con la hija de la casera. Allí establecieron el
cuartel general, para el lavado
de ropas y comer algo caliente, todo con el beneplácito de la madre de su
novia.
El 27 de junio de 1946, el grupo
de “Diego el de la Justa” asesinan al
médico de Ardales, D. Antonio
Ferreras
Valencia en el
cortijo “Los Polvillares”, que era de su propiedad. Al médico le
habían mandado un anónimo, al que hizo caso omiso. Fue el bautizo de sangre del
“Zaragata”,
que fue quien le asesinó.
POLVILLARES
A último de 1946, la partida de “Diego el de la
Justa”, sorprenden a Antonio Cantos Berlanga y a su sobrino José Cantos
Cantos, cuando venían de la finca “Los Balazos”, acompañados del encargado de
la finca. Los bandoleros entregaron una carta al encargado para que se la
entregara a la familia, pidiendo 50.000 pesetas, cantidad que les fue
entregada.
Ese mismo año la partida de “Diego el de la
Justa”, detienen cerca de la estación de Gobantes al administrador del
cortijo “Ortegícar”, Antonio Arnau, que venía en tren de Málaga. Solicitaron
para liberarlo una cantidad de dinero, que la familia pudo reunir con la ayuda
de varios amigos de la familia.
MUERTE DEL “RUBIO BRESCIA”
Dos parejas
de la Guardia civil, realizaron el 3 de diciembre de 1946, una visita de
inspección al cortijo “El Granadino”, perteneciente
a Valle de Abdalajís, donde se
encontraba la banda de el “Rubio Brescia”
después de marcharse de Cuevas del Becerro. Era habitual que parase la patrulla en este cortijo, al igual que
en muchos otros, para descansar y tomar café con un rato de charla; pero ese
día iban con la orden de registrar todas las casas del cortijo.
Según
declaraciones del “Recluta”, estaban “ajustando cuentas con
uno de los dueños del cortijo El Granadino, referente a la compra de víveres
que había sido efectuada en Málaga”.
Al llegar a
la de La Rosenda, dijeron que querían hacer una inspección en la casa.
La dueña puso cierta oposición, pero al final tuvo que acceder. Al llegar a
cierta puerta, la oposición fue mayor, lo que provocó la sospecha de los
guardias que intentaron entrar con la máxima precaución.
Aquel día,
después del almuerzo, dormían en la cámara alta de la vivienda el “Rubio
Brescia” y el “Recluta”. Los dos hombres, atentos a lo que abajo
sucedía, cogieron sus armas, una pistola cada uno, y bajaron las escaleras
buscando la salida.
Al abrir el
primer guardia la puerta de acceso a la planta alta, aparecieron los dos
hombres que bajaban la escalera a la carrera y disparando sus armas cortas, sin
dar tiempo a los guardias a reaccionar con sus armas largas, con lo que cayó
muerto el primer guardia civil. Tras salir de la casa, en el patio cayeron un
segundo y un tercer guardia.
A
continuación atravesaron la cuadra y salieron a la calle a toda prisa, buscando
la protección de la sierra. El “Recluta” corría el primero, seguido de
cerca por el "Rubio"; pero poco antes de llegar a la carretera, distante
unos 20 metros de la casa, este último pensó que no había más guardias, y que sería
fácil apoderarse de las armas.
Volvió a la casa con esta
intención, pero cuando, ya en el patio, se disponía a recoger el fusil del
último de los caídos, el cuarto guardia civil, aunque malherido, pudo
dispararle; disparo que le atravesó el cuello, pero que aún le permitió correr
unos pocos metros antes de caer. Sólo le dio tiempo de llegar a la puerta de
salida, donde le faltaron las fuerzas y cayó sobre el alto escalón de piedra
que la franqueaba, con una mano en el cuello, medio cuerpo dentro y medio
fuera. Tenía treinta y tres años de edad.
Los tres guardias civiles muertos
eran:
- · Mariano Berlanga de la Peña, jefe de la fuerza
- · Félix Luján Izquierdo
- · José Esparraguera González
ENTIERRO DE LOS TRES GUARDIAS CIVILES
1947
- 1948
El “Recluta” consiguió huir, regresando a las
inmediaciones de Cuevas del Becerro, donde permaneció oculto, recibiendo ayuda
de su hermano Salvador Bermúdez Rosado.
Tenía
pensado marcharse a Tánger, para lo cual necesitaba dinero y con tal motivo, la
tarde del 16 de febrero de 1947, salió al encuentro de su convecino Salvador
Villarejo Sánchez, cuando este se dirigía al cortijo de su propiedad, "La Lozanilla”,
y después de mantenerlo retenido, mandó al encargado del cortijo en busca de un
hermano del dueño, llamado Rafael Villarejo, que le entregó la suma de nueve
mil pesetas, las cuales le sirvieron para pasarse a Tánger un mes más tarde. En
Tánger entró en contacto con miembros de la resistencia antifranquista.
Al
poco tiempo volvió por Algeciras (6 de agosto de 1947) con la intención de
contactar con la partida de “Diego el de
la Justa”, portando armas para la banda. Al llegar a la costa, fue apresado
sin que le diera tiempo a defenderse. En la barca con la que arribó,
encontraron el armamento que traía para los compañeros. Ingresó en la
prisión del partido de San Roque.
SALVADOR ROSADO NIEBLA (17/02/1929). CUEVAS DEL
BECERRO
Había uno solo que era primo hermano mío. Ese estaba
haciendo el servicio militar y se puso en complot con la gente de la sierra en
un permiso que vino, y se trajo el fusil y las pistolas, y se presentó en su
casa, y ya lo presentaron la gente de la sierra y le pusieron “el Recluta” porque iba vestido de soldado,
y ese fue muy afamado, Rafael Bermúdez Rosado. Y ese se pegó aquí con ellos en
la sierra, todas las sierras que rodean el pueblo, ésta que está aquí, una
montaña que llaman Piedras de Molino, que es donde más paraban.
Luego también estaban por la parte de Mojón Gordo, que
le dicen, por Ortegícar, la sierra Ortegícar. Estaba uno que era oriundo de
Teba, le dicen "Diego la Justa", ese estaba con un grupo, y uno que
le decían el “Rubio de Brescia”, ese estuvo con otro grupo aquí, que lo mató en
el Valle la Guardia civil.
YO ESTABA
ALLÍ (391)
Siguiendo con las
acciones de “Diego el de la Justa”, el 5 de mayo de 1947 realizan
el secuestro de Juan Bernal Martos, hijo del colono del cortijo “El Morisco”,
entre Teba y Ardales, lo que le reporta a Diego 75.000 pesetas.
El 20 de junio de
1947, asesinan en Campillos a Juan Luis Martín Machuca, arrendatario del cortijo “La Herriza”. Con anterioridad le
habían mandado un anónimo, al que hizo caso omiso. El procuraba salir al campo
lo menos posible, pero cuando lo hacía tenía la mala costumbre de hacerlo siempre
por el mismo sitio.
De los cuatro que pasamos por la
carretera de Almargen, Manuel Recio y Rafael Escalante en auto, yo en el
Cabriolet y Juan Luis Martín que labra La Herriza en un caballo, eligen a éste,
para lo que se entre trigo y olivo que está junto volador del pozo y esperan su
paso montado en la bestia. Le dan el alto, pero este retrocede, da media vuelta
y espolea al caballo, en cuyo momento un tiro de escopeta con postas le
destroza el vientre.
Aún así logró huir y fue
a refugiarse a "La Herriza”. Los operarios, al verlo llegar herido, lo
recogieron y cerraron todas las puertas por indicación suya, para que no
pudieran entrar los bandoleros que le iban siguiendo. Estos al comprobar que no
podían entrar, le prendieron fuego al portón principal, con taramas y otras
materias combustibles que encontraron al alcance.
El humo delató el
incendio cuando casualmente pasaba por allí, D. Manuel Recio, que se dirigía a
su finca en el coche. Al ver el humo desvió el camino y llegó a "La Herriza”
ignorante de lo que había sucedido. Los bandoleros, al oír el ruido del coche,
se quitaron de en medio creyendo que podía ser la Guardia Civil. Cuando D.
Manuel llegó a la puerta se la encontró cerrada y en vivas llamas. Al no
poderse acercar, comenzó a dar voces hasta lograr que los de dentro lo oyeran y
reconocieran su voz. Pero estos no le abrieron hasta que comprobaron que estaba
solo.
Al entrar se encontró que D. Juan Luis
estaba todo bañado en sangre y muy malherido. De momento lo metió en su coche y
lo trasladó a Campillos donde dio conocimiento y sin perder tiempo se dirigió
al hospital de Antequera. (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 145)
En la madrugada siguiente muere Juan
Luis en el Sanatorio de los Remedios de Antequera, siendo después trasladado a
Estepa, su tierra natal, para recibir sepultura.
Días antes, dando yo un paseo a
caballo por el cortijo del Puerto, vi desde lo alto de la bestia en el
espesísimo trigo de la Loma del Caballo, tres redondeles de mies achancadas
formando camas que quedaban ocultas al paso de personas. No me explicaba este
destino del trigo, ni la finalidad de esas camas, pero ésta muerte me dio la
explicación, viendo que era el refugio de ellos mientras maquinaban éste
secuestro, ya que era un sitio oculto y estratégico para desde allí comunicarse
con Teba por medio de luces e incluso de personas. Gracias a Dios a que cuando
yo pasé, o no estaban o se corrieron por el trigo al sentir el ruido de la
bestia, aunque ellos sabían que yo usaba una pistola del 9 largo, de la que
hacía ostentación para que a sus oídos llegara y por consiguiente supieran que
iba preparado y que conmigo teníamos que jugarnos la vida y así hacia inútil
intentar mi secuestro, ya que veían el firme propósito de no entregarme. Lo
único que podían hacer era matarme; pero lo que a ellos les interesaba era el
dinero del secuestro; aunque en este sentido la historia de estos desgraciados
es bastante calamitosa, pues con Ferreras y Juan Luis fallaron, como hemos
visto, y en el que hicieron a Manuel Anaya (Risco), que se llevaron a la sierra
de Gobantes, se desconectaron con la familia y cuando creían recoger el dinero
encontró uno la muerte (Tobalo)y los otros, disgustados entre sí y desmoralizados,
pronto fueron muertos por la Guardia Civil.
DIARIO DE
FEDERICO MANZANO SANCHO (132/133)
Yo recuerdo de aquel
día que las campanas tañían a fuego, y que los Guardias entraban en los bares
de la Plaza, donde por casualidad yo me encontraba y veía como estos
alertaban y solicitaban la ayuda de los
parroquianos que jugaban al dominó o al tute, y montaban en el camión de
Currito Torres. Esto sucedía, creo recordar, sobre las 16 o 18 horas de aquel
fatídico día.
Ildefonso Felguera - MISCELÁNEA CAMPILLERA – 361
El 16 de julio, la
partida de “Diego el de la Justa”,
secuestró a Pedro Carabantes Cardoso, en la huerta de Turón, del término de
Ardales por el que recibieron 125.000 pesetas. Así decía la carta en la que
pedían el rescate:
“Su esposo está en manos de los guerrilleros de la
sierra, si no entrega usted la cantidad de 30.000 duros, su esposo será matado
a machetazos. Si usted no manda el dinero completo, su esposo será matado a
machetazos. Si usted hace la torpeza de dar cuenta a la guardia civil u alguna
otra fuerza del estado, su esposo será matado a machetazos y toda su familia.
Si usted le pone alguna señal al dinero que entregue, su esposo será matado a
machetazos.
Itinerario a recorrer para la entrega del dinero. Saldrá de Ardales para Ronda a las 10.00 horas de la noche por la carretera de El Burgo con un mulo blanco. Si al llegar a Ronda no le han salido, pasará todo el día en Ronda y a las 10.00 horas de la noche regresará por el mismo camino".
El 18 de abril de 1947 se publicó en
el BOE el Decreto-ley de Bandidaje y Terrorismo, con el que se pretendía acabar
con los bandidos y guerrilleros de la sierra, que atentaban contra el orden
franquista establecido. Se endurecieron las penas y se amplíó la tipificación de
delito político a todos los que prestaban ayuda a los “criminales”.
En sus primeros artículos decía lo
siguiente:
Artículo primero.--Los que
para atentar contra la seguridad pública, atemorizar a los habitantes de una
población, realizar venganzas o represalias de carácter social o político o
perturbar la tranquilidad, el orden o los servicios públicos, provocasen
explosiones, incendios, naufragios, descarrilamientos, interrupción de
comunicaciones, derrumbamientos, inundaciones o voladuras o empleasen
cualesquiera otros medios o artificios que ocasionen grandes estragos, serán
castigados:
Primero. Con la pena de muerte, si
se produjese la muerte de alguna persona.
Segundo. Con la de reclusión menor a muerte en los
demás casos.
Artículo segundo.--La mera
colocación o empleo de substancias, materias o artificios adecuados con los
propósitos a que se refiere el artículo anterior, será castigada con la pena
señalada en su número segundo, aunque no se produzca la explosión, incendio o
efecto pretendido.
Artículo tercero.--Los que
para cometer un robo o con motivo u ocasión del mismo atracasen o intimidasen a
las personas con armas de fuego, serán castigados:
Primero. Con la pena de muerte, si
produjesen la muerte de alguna persona.
Segundo. Con la pena de reclusión mayor a muerte:
a) Si el
malhechor o malhechores hubiesen sorprendido a los moradores de algún lugar
habitado, asaltado algún establecimiento industrial o mercantil, o persona
profesionalmente encargada de la custodia o transporte de fondos o valores, ha
detenido viajeros en despoblado.
b) Si alguno de los malhechores esgrimiese arma de
guerra.
Artículo cuarto.--Los que
secuestraren a alguna persona serán castigados:
Primero. Con la pena de muerte, si
produjesen la muerte, mutilación o violación de la persona secuestrada o
desaparecida ésta, no dieren razón de su paradero.
Segundo. Con la pena de reclusión mayor a muerte en
los demás casos.
Este Decreto-ley, fue
la herramienta legal de la que se dotó a las fuerzas de seguridad del
franquismo para acabar con los guerrilleros y los bandoleros de la sierra. Para
ello recurrieron, si era preciso, a los malos tratos de las familias y presuntos
«colaboradores» de las montañas y de las zonas rurales. A las torturas y a los
fusilamientos extrajudiciales de los bandidos y guerrilleros, a veces aplicando
la «ley de fugas».
Así ocurrió con uno
de los miembros de la banda del “Rubio
Brescia”, Ramón Rosado Ponce (a) el “Moreno”, al que la Guardia civil dio muerte el 11
de octubre de 1948 en la sierra del Hacho, término de Álora. Tenía 24 años.
1949
LA CAÍDA DE
LA BANDA DE “DIEGO EL DE LA JUSTA”
En el término de
Antequera, lindando con Mollina, en los primeros meses de 1949, secuestran a D.
Manuel Anaya Risco, en el cortijo “Zarcos” y
le exigen 200.000
pesetas
de rescate.
Solo pudieron recoger
65.000
pesetas,
quedando con la familia que en el verano, cuando recogieran la cosecha,
entregaría el resto.
En aquellos días, “Diego el de la Justa”, tuvo una gran discusión con el “Tobalo” y el “Chanca” por motivo de faldas. El disgusto llegó al extremo de
tenerse que separar definitivamente, el “Tobalo”
con el “Chanca”, y Diego con el “Zaragata”, quedando la banda dividida
en dos. (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 150)
A último de mayo, D. Manuel Anaya
recibe una carta del “Tobalo” y del “Chanca”, pidiéndole el resto del dinero
que no habían entregado meses antes, cuando le raptaron. En la carta le
indicaban con detalle el camino que tenía que hacer el portador del dinero.
El señor Anaya le entregó la carta a
la guardia civil, que organizó un dispositivo de vigilancia para detener a los
bandidos cuando se hiciera la entrega del dinero. Para ello se sirvieron de un
antiguo bandolero que se encontraba en la cárcel, y al que prometieron la
libertad si se prestaba a ir al encuentro de los bandidos.
Cuando éste último llegó a un arroyo,
le salió al paso el “Tobalo” para
recoger el botín. El bandolero encargado de la misión, que iba con un arma
oculta, no le fue difícil sacarla y disparar, hiriendo en una pierna a el “Tobalo” que cayó al arroyo, donde los
civiles le dispararon y le dieron muerte. Mientras tanto el “Chanca”, que iba con él, huyó sin que
pudiera auxiliar a su compañero. Este suceso ocurrió el 2 de junio de 1949. Francisco
Rosado Quirós (a) “Tobalo”, tenía 37
años.
MUERTE
DE “DIEGO EL DE LA JUSTA”
En 1949, gracias a las herramientas
que le proporcionó el Decreto-ley del 18 de abril de 1947, la Guardia civil
había llegado a la culminación de descubrimientos de los enlaces y de contactos
que la gente de la sierra habían mantenido con algunas personas del pueblo.
Uno de los enlaces de Diego, se puso
al habla con el teniente D. Juan Domínguez Rojo e informó con todo detalle,
indicándole el sitio exacto de la sierra de Ortegícar, donde se encontraba “Diego el de la Justa” y el “Zaragata”. El teniente preparó a todas
las fuerzas, provista de bombas de mano y fusiles ametralladores.
Al llegar al sitio indicado, rodearon
la cueva, tomando los sitios más estratégicos para que no tuvieran escapatoria.
Ellos no estaban en ese momento dentro de la cueva, porque ésta no era lo
suficientemente cómoda como para permanecer en ella. El “Zaragata” fue el primero que se dio cuenta que lo estaban rodeando
y le dijo al compañero.
-
¡Diego, estamos copados!
Se metieron en la cueva y esperaron
que se acercaran los guardias para disparar si era necesario. El teniente y un
guardia se situaron debajo de la cueva, proponiéndoles que salieran con los brazos
en alto. La respuesta fue otra, una sarta de disparos. El teniente y el guardia
civil, cubiertos por los demás, fueron acercándose y desde lejos les volvió a
proponer que depusieran las armas y se entregaran, que no iban a disparar
contra ellos, si así lo hacían.
El teniente en vista que no hacían
caso, ordenó a su acompañante arrojara una bomba.
Al mismo tiempo que lanzaron la
granada, avanzaron tan pronto que quedaron heridos los dos, al querer
aprovechar la humareda para acercarse aún más a la cueva.
En esta confusión, Diego y el “Zaragata”, salieron disparando a diestro
y siniestro. Diego, que conocía la sierra a la perfección, burló a los guardias
que estaban en primera línea, pero uno de los que se encontraba en la
retaguardia lo esperó y le disparó, hiriéndolo. Trató de huir y otro de los
guardias lo cogió al descubierto, y con el "avispero" le disparó una
ráfaga, matándolo.
Mientras tanto a "Zaragata", al que prestaban menos
atención, huyó por otro sitio, herido de un tiro de postas en el trasero, disparo
que fue hecho por un familiar del teniente, que llevaba una escopeta.
Este suceso tuvo lugar el día 30 de Julio de 1.949 a las 5 de la tarde. Diego tenía 62 años de edad.
A Diego lo transportaron desde la
sierra de Ortegícar a Teba en un mulo, que amarraron en la puerta del cuartel.
Al pasar por las calles del pueblo,
unos aplaudían y otros callaban. Algunos de los que aplaudieron, lo hicieron
hipócritamente para dar a entender que se alegraban de su muerte. Otros que
permanecieron impasibles, fueron quizá los que en realidad se alegraron. Porque
de la muerte de Diego, dependió su porvenir, ya que manejaron los dineros que
ellos obtuvieron con sus atracos.
Para ver al mítico Diego desfiló una
multitud durante toda la tarde, y metida ya la noche. El pueblo se había
quedado sin luz eléctrica.
Estaba
sobre un mulo, como un costal con la cabeza para abajo. Había tanta gente que
se hacía difícil llegar a él. (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 161 y 162)
SIERRA ORTEGÍCAR
"Don Enrique Cazenave Acosta, Teniente de la
Guardia Civil perteneciente a la 137 Comandancia, actualmente Jefe de la Línea de Pizarra, Juez Instructor
de las presentes diligencias tiene el honor de exponer:
Que habiendo tenido conocimiento el Teniente Jefe de
la Línea de la
Guardia Civil de Teba Don Juan Domínguez Rojo de la presencia en la Sierra de
Ortegícar, término de Teba, de los bandoleros Diego Gómez García (a) Diego el
de la Justa y Antonio García González (a) Zaragata, dispuso dar una batida a la
referida sierra con las escasas fuerzas que de momento disponía consistente en
seis Guardias 2º, al mando del Teniente Domínguez.
Al llegar al pie de la Sierra de Ortegícar distribuyó sus fuerzas
procurando ocupar las posibles salidas de la misma, reservándose el Oficial el
lugar más sospechoso y en el cual había más posibilidades de que permanecieran
estos dos forajidos, este lugar es conocido por "Cancho del
Esquilón".
Y a él se dirigió acompañado del Guardia 2º Antonio
Ramos Quirós, lanzando desde unas alturas dominantes tres granadas de mano para
ver si con la explosión los bandoleros daban señales de su existencia.
Al asomarse ambos por el filo del tajo, los
bandoleros que se hallaban ocultos en un ángulo muerto del terreno les lanzaron una granada
de fabricación rudimentaria que al explosionar hirió al Oficial y al Guardia
Ramos, este último de más gravedad por lo que el Teniente Domínguez le obligó a
ser evacuado.
Con esta explosión los forajidos se dieron a la fuga iniciándose una
rápida persecución tras ellos y dando como resultado positivo la muerte de uno
de ellos que tomó dirección a donde se encontraba apostado el Guardia Felipe
Morales Navas, no habiendo dado resultado positivo las batidas que se han
realizado con posterioridad para la captura del otro.
El bandolero muerto se llama Diego Gómez García, nacido en Teba, de
edad de 62 años, es hijo de Antonio y de Josefa, de estado casado, con Carmen
Romero Arroyo, de cuyo matrimonio deja cinco hijos llamados María, Antonio,
Diego, Carmen y Dolores, los cuales se encuentran en la actualidad en Lérida.
Este individuo era de instintos perversos y
criminales como lo demostró durante su permanencia en la sierra en el transcurso de quince años
que estuvo en ella.
Durante el Glorioso Alzamiento Nacional fue Jefe de
una Brigada que llevó su
nombre, interviniendo en innumerables asesinatos y hechos vandálicos difíciles
de reseñar.
Al acabarse la guerra de liberación organizó una partida, realizando igualmente
hechos vandálicos, entre los cuales podemos reseñar el asesinato del médico de Árdales, señor Ferreras,
asesinato del dueño del Cortijo Las Herrizas del término de Campillos, el
secuestro de un hijo del colono del cortijo "El Mayorazgo " del
término de Peñarrubia, secuestro de D. Rafael Lora y el del colono del cortijo
"Vaca blanca" percibiendo por los mismos 200.000 pesetas, secuestro
del vecino de Ardales Juan Bernal Martos, por cuyo rescate percibió 80.000
pesetas, etc., etc., por lo que este individuo estaba considerado como el
elemento más sanguinario y feroz de la partida. Por todo lo expuesto el Oficial
que suscribe al constituirse en Juez Instructor practicó cuantas diligencias
previene el art. 523 del vigente Código de Justicia Militar desprendiendo de
las mismas que no existe responsabilidad a juicio del relatante, para la fuerza
que ha intervenido en los hechos que nos ocupa si no por el contrario, que ha
sabido cumplir e interpretar bien y fielmente en todo momento sus reglamentos dejando alto el honor del Cuerpo al dar
muerte en la Cañada de Albalana a uno de los bandoleros más temibles que tenían
sembrado el terror en toda la comarca, por lo que considerando
terminadas estas diligencias en todas sus partes tiene el honor de elevarlas a
la superior Autoridad V.E. para la resolución que a su vista mejor proceda.
Pizarra, 3 de agosto de 1949. El Teniente Juez Instructor"
LA
DETENCIÓN DEL “ZARAGATA”
El
“Zaragata”, fue detenido el 29 de
agosto de 1949, aproximadamente un mes después de la muerte de Diego. La
Guardia civil sospechaba donde se escondía, y una mañana muy temprano, rodearon
el domicilio de su padre. Uno de los guardias penetró en la casa dirigiéndose a
la cuadra directamente y dentro de un pesebre, estaba el “Zaragata” acostado.
Al
padre no le dio tiempo para avisarle por la rapidez del guardia al adentrarse.
Sacó la pistola y poniéndosela en la cabeza le dijo:
—No te muevas que te mato.
Sin
ninguna resistencia se levantó y lo condujo al cuerpo de casa donde lo
esperaban otros dos civiles. Le pusieron las esposas y se lo llevaron directo
al cuartel de la guardia civil.
Uno
de los civiles llegó a mi casa mandado por el teniente para que subiera, con el
fin de que lo viera. Cuando llegué estaba esposado y así me echó los brazos por
la cabeza y abrazándome llorando me decía.
—Por ti me encuentro en esta situación.
—Por mí no, le dije. Por tu mala cabeza. Si
tú no te hubieras ido a la sierra y no hubieses hecho nada no tenías por qué
temer, pero así estaría escrito. Porque tu conciencia no estaría lo
suficientemente limpia.
Después se
lo llevaron a Málaga y como le probaron dos o tres muertes a su cargo, lo
condenaron y lo ejecutaron. (MI VIDA ENTRE BANDOLEROS - 175)
MANUEL DEL RÍO ARROYO (24/08/1920) TEBAY claro, pues los iban un día, otros días otros, hasta que los fueron eliminando. El último al que eliminaron fue Diego el de la Justa, y otro muchacho, que ese muchacho no tenía pero… De Zaragata, ese que se fue con él. Porque ese empezó llevándole suministros a la sierra, y luego después terminó quedándose con ellos. Molestaban al padre, molestaba… Y la final lo cogieron, y lo mataron. Ese me parece que se llamaba Antonio Zaragata.YO ESTABA ALLÍ (397)
Un mes más
tarde de la detención del “Zaragata”,
el 27 de septiembre de 1949, como consecuencia de la sentencia que se dictó
contra él, el “Recluta” fue fusilado
en la explanada del cementerio de San Rafael. Había sido procesado el día 18 de
febrero de 1948. Causa número 176/47
LA MUERTE DE EL “CHANCA”
José Portillo Barba (a) el “Chanca”, con 44 años, estaba oculto,
prácticamente desde la muerte de Diego Gómez, en un refugio construido en el
pajar que existía en la parte alta de la casa de la calle Santiago nº 55, de
Teba.
El
“Chanca” llevaba tiempo oculto en una
de las casas del barrio (las Pilas), y debido a la presión que la guardia civil
ejercía sobre los enlaces, estos delataron donde se encontraba. Tenía un sitio
preparado para pasar desapercibido, pero el delator, dio pelos y señales para
que no tuviera escapatoria.
Detrás
de cada murito de la calle había un civil. La trasera de las casas que daban a
la sierra, estaban todas ocupadas por otros guardias. Los vecinos de la
barriada, temerosos del posible tiroteo, se encerraron en sus casas.
El
cerco estaba perfecto, pero aún así, cogieron a su hija de rehén y parapetado
con ella, la asomaron a la boca del hueco para exigirle que se entregara. Al
momento se oyeron unos disparos, y sacaron a la niña llorando y gritando.
En realidad
no se supo si el “Chanca" fue
abatido o se quitó la vida. Lo que sí es verdad, que hubo duras
recriminaciones, por el hecho de coger a la niña como rehén para que sirviera
de parapeto, y a su corta edad presenciara la muerte de su padre, quedándole
ese trauma para el resto de su vida. (180)
En
los cinco meses que fueron de junio a noviembre de 1949, cayeron todos los
miembros de la banda de “Diego el de la
Justa”.
BANDOLEROS O GUERRILLEROS
Tras la guerra civil, grupos de guerrilleros realizaban ataques a pequeña escala contra el régimen de Franco con el objetivo de debilitarlo mediante una guerra de desgaste. Estaba liderada por el PCE, y fueron mucho más abundantes en el norte de la península que en el sur. Sus tácticas pueden incluir emboscadas, sabotajes a infraestructuras, saqueos, corte de las líneas de suministro, incendios provocados, secuestro o asesinato de enemigos importantes e interceptación de las comunicaciones.
Los guerrilleros generalmente utilizan su mejor conocimiento del terreno y el apoyo de la población local, para actuar de una manera oculta, rápida y sorpresiva. Fundamentalmente, es un tipo táctico de guerra que lo subordina todo al hostigamiento, por lo cual se busca la larga erosión del enemigo, pero sin una confrontación directa.
La diferencia fundamental entre bandolerismo y guerrilla está en sus orígenes y en sus objetivos. Mientras que el primero tiene como fin prioritario la supervivencia y está desprovisto de contenidos, la guerrilla pretende una transformación política. Las raíces del bandolerismo suelen ser socioeconómicas, mientras que las de la guerrilla son políticas.
Sólo en algunos aspectos guardan similitudes: su actuación al margen de la ley, el recurso a formas de violencia tales como el homicidio, el secuestro o el robo.
Hay mucha literatura que define a “Diego el de la Justa” como un guerrillero antifranquista, así como al “Rubio Brescia” y a sus compañeros de partida. Yo no voy a entrar en la calificación del personaje.
“Por sus obras los conoceréis”, es uno de los mensajes que dejó dicho Jesús en el sermón de la Montaña. En esta Crónica he intentado exponer la obra de Diego Gómez García. Dejo al lector que lo catalogue como bandolero o guerrillero.
Es de justicia poner en cuestión los testimonios del libro de Lora. Aunque es un referente a la hora de conocer la mayoría de los hechos, también está lleno de inexactitudes que le restan rigurosidad. Hay muchos yerros, sobre todo en lo que a fechas se refiere. Por otro lado, los guerrilleros estaban encuadrados en unidades militares de la resistencia y tenían sus códigos disciplinarios. Es cierto que los grupos mencionados gozaban de mucha independencia, pero no se les puede tachar de delincuentes, sencillamente porque el contexto donde desarrollaron sus actuaciones era en si mismo criminal. La explotación de los jornaleros, la humillación de los que defendieron la democracia era tal, que su actividad era un punto de esperanza para muchos. Otra cosa es la degeneración que fue tomando con el tiempo, pero la crueldad con que fueron tratados es merecedora de estudio. Saludos. Manuel Toscano.
ResponderEliminarGracias Manuel por su comentario.
EliminarHe repasado mi Crónica sobre Diego Gómez, y en ningún momento he tachado de delincuentes a esas personas, pero es que tampoco de ladrones, asesinos o secuestradores. Me cuidé mucho de poner calificativos a sus actos. Sencillamente, y en eso estoy de acuerdo con usted, porque entendía el contexto de hambre y miseria en el que desarrollaban sus actuaciones.
Usted los llama guerrilleros, y sobre eso quiero añadir que, como es obvio, se define a un guerrillero como aquel que realiza actos de guerrilla, que pueden ser emboscadas, sabotajes, saqueos, incursiones, guerra relámpago, corte de las líneas de suministro, incendios provocados, secuestro o asesinato de enemigos importantes e interceptación de las comunicaciones. Nada de esto realizaron esas personas de las que hablo en la Crónica.
En una nota de prensa publicada en México haciendo referencia a una refriega ocurrida el 5 de junio de 1946, con la guardia civil, se refiere a los grupos de Diego la Justa y el Rubio Brescia como los grupos 15 y 32 de la segunda compañía del sexto batallón de guerrilleros antifranquistas. Saludos.
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