FRANCISCO AYALA ARROYO, UN CAMPILLERO OLVIDADO

 

FRANCISCO AYALA ARROYO CON SU HIJO FRANCISCO

Francisco Ayala Arroyo, nació en Campillos el 28 de abril de 1878 en el número 18 de la calle San Benito. Sus padres fueron Vicente Ayala y Gignar, de Málaga, y Mª Dolores Arroyo Gavilanes, de Sevilla.

El padre, Vicente Ayala y Gignar, era funcionario judicial, y había sido destinado como Promotor Fiscal al juzgado de Campillos en agosto de 1877.

Promotor fiscal era la antigua denominación que daba la justicia española al funcionario que desempeñaba, en los juzgados de primera instancia, las funciones que actualmente están encomendadas al Ministerio fiscal.

En Campillos, solo estuvo destinado dieciséis meses, hasta diciembre de 1878, fecha en la que se marchó a la Audiencia de Sevilla.

En la Gaceta de Madrid, del 24 de junio de 1885, página 879, Vicente Ayala es nombrado Magistrado de la Audiencia de lo criminal de Sigüenza (Guadalajara), y en dicha Gaceta aparecen los “Méritos y servicios de D. Vicente Ayala Gignar”, que hicieron que le dieran ese puesto. Esto nos ayuda a conocer mejor al personaje.


Posteriormente fue nombrado Magistrado de las Audiencias de Cádiz (12/07/1886), de Baza (16/12/1889) y de Córdoba (5/09/1892). En Córdoba desempeñaba en 1895, el cargo de Presidente de la sección segunda de la Audiencia Provincial.

Vicente Ayala y Gignar, falleció el 2 de julio de 1895 en Granada, donde estaba con una licencia especial, pasando unos días recuperando su deteriorada salud.

Pues bien, durante esa corta estancia en Campillos, doña Dolores Arroyo dio a luz a Francisco Ayala Arroyo, que con el paso del tiempo sería el padre de Francisco Ayala García-Duarte (1906-2009), el gran escritor y jurista granadino, que fue Premio Nacional de las Letras Españolas en 1988, Premio Miguel de Cervantes en 1991 y Premio Princesa de Asturias de las Letras en 1998, entre otros muchos premios. En el año 2006 se le otorgó la Gran Cruz de Isabel la Católica.

Francisco Ayala García-Duarte

Esta eminencia de las letras españolas, era hijo de un campillero.

BREVE BIOGRAFÍA DE FRANCISCO AYALA ARROYO

De su infancia, no sabemos absolutamente nada, aunque es de suponer que la familia seguiría a su padre por las distintas localidades en las que ejerció sus funciones de fiscal y magistrado.

Cuando Vicente Ayala falleció en Granada en 1895, su hijo Francisco tenía diecisiete años. Estudió Derecho, licenciándose en dicha carrera, aunque nunca ejerció la profesión de abogado.

Era una familia acomodada, conservadora y muy católica. En sus memorias, Francisco Ayala García-Duarte escribió sobre ella, diciendo «que su estirpe estaba adherida al sistema de valores que los más arcaizantes estratos de la sociedad española preservaban con ahínco: orgullo de la propia posición, desprecio, no ya hacia el trabajo físico sino hacia cualquier actividad lucrativa (pues el comercio, la industria y cuanto no fuera la percepción de rentas o, a lo sumo, un cargo público dotado de autoridad, eran ocupaciones impropias de caballeros) y, por supuesto, un catolicismo enteramente acrítico».

Francisco Ayala Arroyo, en junio de 1905 se casó en Granada con María de la Luz García-Duarte González, una pintora granadina procedente de una familia muy liberal. Ambos tenían 27 años.

Como el padre de la novia acababa de morir, «la boda de mi madre se celebró sin demora, en familia, y con el triste recato impuesto por el luto. Lo cierto es que mi abuelo había procurado retrasar cuanto pudo el casamiento, poniendo como condición al novio, mi padre, que terminara sus estudios y, licenciado al fin en Derecho, se aplicara a algún trabajo profesional».

María de la Luz García-Duarte González había nacido en Granada el 27 de febrero de 1878. Era la hija menor del matrimonio formado por Josefa González Pérez y Eduardo García Duarte, catedrático de Medicina y rector de la Universidad de Granada entre el 27 de junio de 1872 y el 27 de febrero de 1875, falleciendo en 1905.

Eduardo García Duarte

La educación de Luz, fue la habitual de las jóvenes de familia burguesa en la época, enfocada a las labores domésticas y a su papel como elemento cohesionador del hogar.

Pronto demostró dotes para el dibujo. Con 19 años comenzó a exponer en certámenes granadinos sus pinturas, principalmente paisajes y jardines, logrando galardones y la aprobación de la crítica. Su trayectoria artística fue breve. A partir de 1905, su dedicación a la familia, condicionó que abandonara su actividad creativa.


Fruto del matrimonio nacieron 10 hijos, de los cuales siete llegarían a la edad adulta. Su primogénito, el escritor Francisco Ayala García-Duarte, explica en sus memorias que su madre se vio forzada a dejar la pintura a causa de sus obligaciones como madre y esposa.

Francisco Ayala García-Duarte nació en Granada el 16 de marzo de 1906, en la casa familiar, situada en el número 11 de la calle Canales, propiedad de su abuelo materno Eduardo García Duarte. Fue bautizado en la parroquia de los Santos Mártires Justo y Pastor el 11 de abril de 1906, por el cura párroco de dicha iglesia, Joaquín Urbano Vegas, con el nombre de Francisco de Paula Eduardo Vicente Julián de la Santísima Trinidad. Sus padrinos fueron don Pedro Arroyo Pineda y doña Blanca García-Duarte González, la hermana mayor de la madre.

Francisco Ayala con sus padres y sus hermanos José Luis, Eduardo y Vicente en 1913.

Aquella casa situada en el número 11 de la calle Canales vino a constituir, con el paso del tiempo, el paraíso de la memoria del escritor. En el libro de Francisco Ayala “El jardín de las delicias” dice: «A mi madre le gustaban mucho las flores y yo la acompañaba en su gusto. Siempre había tenido ella jardín y cuando alguna vez ya no lo tuvo procuraba suplir su falta con algunas macetas. En casa había un cuadro pintado por su mano donde se ve el jardín de la casa de mi abuelo, al que yo nunca hube de asomarme. Ese cuadro me serviría, corriendo el tiempo, como punto de partida para una especie de relato poemático titulado “Nuestro jardín”, el jardín inmortal de nuestras nostalgias».


Francisco Ayala dirá de ella en sus memorias “Recuerdos y Olvidos”: «Después de casada, apenas si pudo seguir pintando. Alguna vez, para encanto mío, sacaba el estuche de pinturas, la paleta, todos los instrumentos, e intentaba algo en mi obsequio; pero debía interrumpir la tarea a cada paso, hasta renunciar con enfado. Al fin terminó por abandonar completamente ese grato ejercicio en el que era bastante diestra, y en el que procuró adiestrarme a mí, que le tenía mucha afición y me quedaba horas viéndola pintar a ella. Entonces me decía: si te dedicas a ello en serio, para ti serán los avíos de pintar (...)».

Por la educación recibida en ambas familias, el matrimonio de Francisco y Luz, puede decirse que representaba dos ideas de vida completamente antagónicas. Y confiesa el escritor: «Mientras que mi padre, atenido a un concepto muy puntilloso del honor, podía tenerse por modelo de caballero, la delicadeza moral de mi madre era en ella casi como un instinto maravilloso (como un perfume sutil, diríase)»

Francisco Ayala Arroyo, heredó de su familia un carácter conservador, que a veces había de chocar con el liberalismo de la familia de su mujer, y también heredó un abundante patrimonio que fue pronto dilapidado en malos negocios e inversiones descabelladas.

La familia atravesó por situaciones económicas con muchos altibajos, por lo que tuvieron que deshacerse de la casa familiar, y marcharse a vivir de alquiler a la calle San Agustín número 14.

Posteriormente, la familia se trasladó al barrio granadino del Albaicín, a una vivienda ubicada en el «Carmen de la Cruz Blanca». Estamos en los años 1912 – 1914, donde se enmarcan los primeros recuerdos de niñez del escritor.

Del Albaicín pasa la familia a vivir en la calle San Miguel Baja número 18, cerca de la Puerta Real.

«Retrospectivamente, me veo jugando horas enteras a la pelota en el patio de aquella casa, el número 18 de San Miguel Baja.»

En 1922, las dificultades económicas empujaron a Francisco Ayala Arroyo a aceptar un puesto de trabajo en la sede madrileña de la naviera británica MacAndrews Co, que explotaba una línea marítima entre Gran Bretaña y puertos españoles.

Allí se trasladó la familia al completo: los padres, Francisco y sus hermanos José Luis (1908), Eduardo, Vicente (14/12/1911), Rafael (1917) y Enrique (1922). Vivieron en una casa cerca del Retiro, en un piso en el entresuelo del número 2 de la calle Lope de Rueda, donde al poco tiempo nació la hermana pequeña, María de la Luz (1925).

«Aunque solo he pasado en Granada los primeros dieciséis años de mi vida siento que soy muy radicalmente granadino en la rara mezcla de despego y nostalgia que compone mi actitud hacia la ciudad.»

La familia Francisco Ayala Arroyo y Luz García-Duarte, residió en Madrid hasta 1931, cuando se trasladaron a Burgos, donde Francisco había sido contratado como administrador de los Patronatos del Monasterio de Huelgas y Hospital del Rey. Vivieron en la calle Laín Calvo número 18.

«Con referencia al asunto de la cesión de los bienes del Real Patronato al Ayuntamiento, participa el arquitecto, señor Salvador, que por acuerdo de la Comisión nombrada para administrar provisionalmente los Patronatos de la extinguida Real Casa ha tomado posesión de los establecimientos, Monasterio de las Huelgas y Hospital del Rey de esta capital, entregando la administración a don Francisco Ayala Arroyo, que le ayudará en cuantas investigaciones sean necesarias para proporcionar un informe detallado a la Comisión de la que es miembro.
Esa Comisión compuesta de abogados, médicos, directores de Sanidad, Administración, Enseñanza, Registros, representantes del Colegio de Abogados y Academia de Jurisprudencia etc., determinará en su día lo que proceda hacer con todos los Patronatos, labor compleja y difícil puesto que, cada uno se rige por normas fundacionales diferentes y administraciones complicadas para cuyo estudio se necesita trasladar toda la documentación de la oficina del antiguo Palacio Real al Ministerio de la Gobernación donde se está habilitando un local para esos trabajos
».
19310601 04 Diario de Burgos


Francisco Ayala Arroyo y Luz García-Duarte, en el jardín de su casa de Burgos. Era el año 1932.



La madre, María de la Luz García-Duarte, falleció en Burgos, el 7 de octubre de 1935 a la edad de 57 años, debido a una septicemia.

LA GUERRA CIVIL

El éxito de la sublevación militar y golpe de Estado del 18 de julio de 1936 fue inmediato en la ciudad de Burgos, ya que en la madrugada del 19 de julio salieron las fuerzas militares de los cuarteles, armándose también a los falangistas, que comenzaron a realizar las detenciones, sacas y ejecuciones.

La Guerra Civil tuvo trágicas consecuencias para la familia Ayala Arroyo, tal como cuenta Francisco Ayala en sus memorias. El escritor perdió a su padre, que fue fusilado, y a su hermano Rafael, que también fue ejecutado tras un Consejo de Guerra.

«... Llevado al presidio de Burgos (4 de agosto de 1936) con dos de sus hijos (mis hermanos José Luis, que, casado ya, vivía con él, y Vicente, que se hallaba de paso visitándolo), a mi padre le había tocado entrar cierto día en una de las cotidianas sacas de presos y había sido asesinado junto con los demás infelices (8 de octubre de 1936). A mi hermano Rafael, reclutado por el ejército a los diecisiete años de edad, lo habían fusilado como desertor».

Francisco Ayala Arroyo, fue detenido el 4 de agosto de 1936, y la noche del 8 al 9 de octubre de 1936 se produjo una saca de la Prisión Central de Burgos, de una lista de 24 presos entre los que estaba el nombre de Francisco.

Fueron trasladados, fusilados y arrojados a una de las fosas comunes del monte Estépar, situado a unos veinte kilómetros de la capital burgalesa. Tenía 58 años.


FRANCISCO AYALA ARROYO

Sobre la saca del 8 de octubre de 1936, en la que fueron asesinadas 24 personas, he encontrado un artículo en el Diario de Burgos del 9 de octubre de 2011, firmado por A.S.R. en el que relata ese suceso, contando la historia de Antonio José Martínez Palacios, un compositor burgalés de solo 34 años, que fue asesinado ese día y que pasó por las mismas circunstancias que Francisco Ayala Arroyo.

«Hacia las doce de la noche del jueves 8 de octubre, un grupo de Falange Española uniformado y armado llega a la Prisión Central, como en noches anteriores, con una orden del gobernador civil disponiendo la “libertad” de veinticuatro detenidos. Los funcionarios recorren las distintas brigadas ordenándoles bajar al patio. Al entrar uno de los funcionarios en la tercera brigada, llama a Antonio José Martínez. Nada más oír éste su nombre, serenamente se incorpora, se arregla la ropa y el pelo, y se despide de sus compañeros.
Entre el patio y la puerta principal en la entrada de vehículos de la Prisión, se colocan unas mantas en el suelo y se les ordena a los veinticuatro detenidos a echar en ellas todo cuanto posean. Entonces comprendió Antonio José, como el resto de sus compañeros, que no les trasladarían a otra prisión por mayor higiene o seguridad, como se decía, ni menos aún se les pondría en libertad, sino que irían directamente a la muerte y sin juicio previo.
[...]
El camión con los veinticuatro detenidos y la fuerza de Falange sale del penal, cruza el río Arlanzón y gira a la derecha en dirección a Valladolid. La escasa media hora que tardará en recorrer los veinte kilómetros hasta llegar a Estépar se les hará inacabable a las víctimas. […]
Al llegar a Estépar, el camión tuerce nuevamente a la derecha en dirección a Villanueva de Argaño. A pocos metros, se detiene en el monte. Los falangistas les obligan a bajar y a colocarse delante de una fosa ya cavada. En la madrugada del viernes 9 de octubre, a los 33 años, Antonio José cae asesinado junto a sus compañeros. Desde entones su restos yacen en alguna fosa común del carrascal de Estépar, sagrado camposanto de tantas víctimas inocentes».
DIARIO DE BURGOS 9 de octubre de 2011


Cuando fue detenido Francisco Ayala Arroyo, en su domicilio estaban también sus hijos José Luis y Vicente. El primero, con 28 años, trabajaba con su padre en Patrimonio, y vivía junto con su mujer en el domicilio paterno. Vicente, 24 años, trabajaba de auxiliar de oficinas en la Marina civil en Santander, y había ido a pasar unos días con su padre. Ambos fueron detenidos y acompañaron a su padre a la cárcel.

José Luis Ayala, era tesorero del partido Acción Republicana. Permaneció en la Prisión Central de Burgos encarcelado durante toda la guerra. Fue liberado el 1 de mayo de 1939, marchándose al exilió a Chile.

Vicente Ayala, lo excarcelaron de la Prisión Central de Burgos para que luchara en el bando nacional en la batalla del Ebro. Según él, fue su manera de salir con vida del penal de Burgos.

Poco después de acabar la guerra se marchó desde Barcelona a Argentina, gracias a su hermano Francisco que le facilitó la salida de España.«El cónsul de Argentina en Barcelona, un alemán que no hablaba siquiera bien el español, retrasó mucho mi entrada en Argentina y puso multitud de trabas». Finalmente, en mayo de 1940, mediante la intercesión de un ministro argentino, amigo de Francisco, logró un visado para él y para Carmen, su esposa. Francisco también les pagó el pasaje en el barco “Oceanía”.

El primogénito consiguió un préstamo y con su hermano Vicente, fundaron la librería “Ayala”, aún existente en Buenos Aires. Aquellos primeros años fueron duros.«Yo trabajaba 18 horas diarias en la librería junto a mi mujer y dormíamos en la trastienda para ahorrar gastos, el local era alquilado», rememoró Vicente.

Rafael Ayala, el otro hermano al que se refiere Francisco, era estudiante y había sido miembro de la ejecutiva de las Juventudes Socialistas de Burgos. Estuvo en la Prisión Central de Burgos desde el 23 de julio de 1936 al 1 de abril de 1938. Fue reclutado por el ejército nacional, desertando y huyendo dos veces al bando contrario. Estuvo en el Campo de concentración de Santa Eulalia (Teruel). Tras un Consejo de Guerra, fue fusilado el 20 de octubre de 1938. Tenía 21 años.

Otro hermano, Eduardo Ayala, luchó en el lado republicano. Era capitán del Cuerpo Jurídico militar.

FRANCISCO AYALA GARCÍA-DUARTE

Haré una muy pequeña biografía de Francisco Ayala García-Duarte, pero dejando a un lado la parte literaria, de la que el interesado podrá encontrar abundante información, en artículos, libros y en internet.

En 1923, Francisco Ayala terminó el Bachillerato en el Instituto San Isidro de Madrid, y en 1924, empieza a cursar la licenciatura de la carrera de Derecho.

A principios de noviembre de 1929, con 23 años, recién obtenida la licenciatura de Derecho, viajó a Berlín con una beca de la facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, de la que ya era Ayudante en la cátedra de Derecho político, para ampliar su formación.

En los dos años que estuvo en la capital alemana, asistió al surgimiento del nazismo. En Alemania se encontró con “una sociedad de masas que, bien manipulada por los nuevos medios de control ideológico, estaba derivando en el totalitarismo nazi”.

Allí conoció a Etelvina Silva Vargas (1908), una estudiante chilena con la que contrajo matrimonio el 19 de enero de 1931. Tras la boda, se instalan en Madrid. Francisco tenía 25 años y ella 23.

Doctor en Derecho por la Universidad de Madrid en 1931. En junio 1932 aprobó las oposiciones a Letrado de las Cortes, y en enero de 1935, también aprobó las de una cátedra de Derecho Político en la Universidad de La Laguna (Tenerife), y de la que nunca llegó a tomar posesión.

Viaja a Sudamérica en 1936 junto a su mujer para impartir conferencias, y visita Uruguay, Argentina, Paraguay y Chile.

El estallido de la Guerra Civil le sorprendió al escritor dando unas conferencias en Chile. Al principio cree que va a ser una crisis más de las que vivió la República, y que se iba a solucionar fácilmente, como otras intentonas militares, pero decide volver a España, para reincorporarse a su puesto de funcionario.

Durante la guerra civil, Ayala desempeñó diversas tareas para el gobierno de la República. En el mes de octubre de 1936, es nombrado presidente de la Comisión para la depuración de los letrados de las Cortes en Madrid, con el fin de separar del servicio a aquellos que pudieran apoyar al bando franquista.

Ayala fue nombrado decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid el 6 de octubre de 1936. Aceptó a regañadientes porque pensó que una implicación institucional de este tipo podía tener consecuencias familiares. Pero tomó posesión el 8 de octubre en la Facultad de Derecho, y, quizás fuera casualidad, pero en la saca de la Prisión de Burgos de ese mismo día, su padre fue fusilado.

En Valencia firmó el manifiesto del periódico Fragua Social de 1937, denunciando los crímenes del franquismo, diciendo que el bando franquista ha roto todos los límites, no ya humanitarios en épocas de paz, sino también crueles en épocas de guerra.

En junio de 1937 fue destinado a la Embajada española en Praga, como secretario consejero del embajador Luis Jiménez de Asúa. A su vuelta en mayo de 1938, siguió trabajando para el gobierno republicano en Barcelona.

Ante la inminencia de la derrota republicana, el 23 de enero de 1939, parte hacia el exilio. En su pasaporte se registra la salida ese día desde La Junquera y su entrada en Le Perthus, Francia.

Pasa algunas semanas en París, hasta que el 4 de abril de 1939, se embarca hacia La Habana desde Saint-Nazaire. Le acompañan su mujer, su hija y dos de sus hermanos, Enrique (al que había rescatado del campo de concentración de Argelès-sur-Mer) y Mari Luz. En La Habana permanecerá hasta junio, cuando viaja a Chile.

Francisco se afincó en agosto en Buenos Aires, en el número 441 de la calle Defensa, cerca de la Casa Rosada. Mantenía a su primera esposa y a la hija de ambos, Nina, con su sueldo de profesor y haciendo traducciones.


El largo exilio de Francisco Ayala, lo llevaría a Argentina, Brasil (1944), Puerto Rico y Estados Unidos. Desde 1956 vive en Nueva York, donde fue profesor de literatura.

En el verano de 1960, con 54 años, el escritor volvió a España por primera vez desde el final de la guerra civil, con visado de turista. El viaje también supuso el retorno a su Granada natal, a la que no había vuelto desde su adolescencia.

Desde entonces fueron habituales los viajes veraniegos a España, hasta que, tras su jubilación, y ya muerto el dictador e iniciado el proceso de transición a la democracia, Ayala regresó a definitivamente.



Francisco Ayala García-Duarte, falleció en Madrid el 3 de noviembre del 2009, a los 103 años de edad.




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