JUAN JOSÉ MINGOLLA GALLARDO, «PASOS LARGOS»

 


Parecía que con «Pasos Largos» volvíamos a los buenos tiempos de José María y Diego Corrientes, y que en el magnífico escenario de la serranía rondeña se aparecía un nuevo héroe popular de patillas de boca de hacha, sombrero de catite, bota de media caña y trabuco naranjero. La gente se interesaba por la vida y hazañas del flamante bandido; se movilizaba la Guardia Civil, disponiéndose a darle caza; algunos cortijeros, por sentimiento, por simpatía o por temor, protegían y amparaban al bandolero; la alarma cundía en muchos pueblos de la comarca andaluza... Y a todo esto, «Pasos Largos» aumentaba su fama, cimentaba su valentía, burlaba la persecución activísima de los guardias, y hoy dormía aquí para despertar mañana en otro sitio, cruzando cumbres y salvando riscos, ni más ni menos que si tuviera las botas de siete leguas del cuento famoso.
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Juan José Mingolla Gallardo había nacido el 4 mayo de 1873 en la venta del Puerto de los Empedraos, en el antiguo camino que iba de El Burgo a Ronda. Éste era un camino muy transitado por pastores, arrieros, caballistas, bandoleros y todo tipo de gentes que se movían entre el Valle del Guadalhorce y la Serranía de Ronda. Aquí explotaban sus padres Cristóbal Mingolla Ramírez, natural de Setenil, y su madre Ana Gallardo, natural de El Burgo, una pequeña venta. El padre había sido con anterioridad barbero en su pueblo.


La zona es un canchal de rocas calizas donde aún quedan las ruinas del ventorrillo en forma de cuatro piedras. A unos cincuenta metros, una pequeña oquedad es conocida como la Cueva de «Pasos Largos»; un poco más alejado de las ruinas, en plena subida junto al camino, se encuentra un pilón de aguas frías y limpias, se trata de la Fuente de La Alberquilla. La carretera actual discurre a unos centenares de metros de este lugar, a un nivel más bajo.


Al padre, cuando se trasladó al Puerto de los Empedraos, sus convecinos le pusieron el mote de «Pasos Largos», apodo que posteriormente heredaría su hijo Juan José.

De su infancia poco se sabe. Era el menor de los tres hijos que tuvo el matrimonio. Vivió por esos duros parajes, quizás cuidando con sus hermanos algunas cabras, jugando entre las pequeñas covachas, oyendo historias y fantasías de los arrieros y viajeros que por el ventorrillo pasaban, y sobre todo cazando.

Cuando Juan José tenía 17 años, la familia se va al cortijo "La Romerosa", que no estaba alejado del puerto de los Empedraos, en donde la familia se dedicó a la agricultura y la ganadería. Juan José nunca mostró el más mínimo interés por estos oficios, ni por ningún otro; tan sólo le interesaba la caza. Por estas fechas, aprendió a leer y escribir con la ayuda de los maestros rurales que acudían a los cortijos de la comarca.

En 1893 falleció su padre, y dos años más tarde, con veintidós años, es llamado a filas para ir a Cuba. En la isla caribeña permanece tres años, participando en la guerra que finalizó con la independencia cubana. Regresa a Ronda enfermo, sin haberse repuesto del desgaste físico de unas fiebres tropicales cogidas en la isla.

El panorama que encuentra en su casa es muy triste: su hermano mayor ha muerto, el segundo ha formado una familia y se ha marchado a Estepona. Juan José tiene que trabajar duro para subsistir junto a su anciana madre enferma.

Era hombre de pocas palabras, alto, muy delgado, de constitución enjuta, de aspecto mal encarado y tosco. Cuando 
en 1.901 muere su madre, Juan Mingolla se convierte en un ser desarraigado. La desmembración de su familia, de la que era un gran amante, lo convierte en una persona solitaria, cada vez más huraña e introvertida. 

Acabó marchándose de “La Romerosa”, y se fue a vivir a las afueras de Ronda. Allí no tardaron en darle el apodo paterno de «Pasos Largos», por su peculiar forma de caminar.

«Pasos Largos» se dedicó a realizar lo que para él era su trabajo, la caza furtiva. Muchas veces cazaba por encargo de los señoritos, que solo buscaban el trofeo. Era un maestro en el arte del trampeo, capaz de poner más de quinientas perchas (lazos para el zorzal) en un día, y cobrar más de trescientos zorzales en un solo día.

Con los resultados de la misma, bajaba a los cortijos y pueblos, para hacer la permuta de unas liebres y zorzales, por tabaco, por pólvora negra o por un capote.

En Cuba se había aficionado al juego de naipes. Le gustaba jugar a las cartas en Ronda, en el café de Antonio Sibajas, donde llevaba los trofeos que capturaba en sus cacerías. A cambio, le daban algunas monedas que, inevitablemente, se jugaba a las cartas. El juego le hacía perder, por lo que se involucraba constantemente en riñas y peleas.

Don Antonio Sibajas
A partir de 1905, y debido a la gran hambruna que hubo ese año, que empujó a muchas personas a buscar su subsistencia en el campo, con la rebusca en las zonas de cosecha y la caza furtiva, las cosas empezaron a cambiar. Los propietarios guardaban celosamente sus territorios de caza, y pusieron guardas en las fincas para evitar los hurtos; además gozaban de la protección de la Guardia civil.

«Pasos Largos» empezó a ser denunciado y perseguido por la Benemérita, porque seguía practicando la caza por libre, como cuando era un mozo antes de ir a Cuba, y las cosas habían cambiado.

DETENCIÓN DE «PASOS LARGOS» EN EL CORTIJO “EL CHOPO”

Una de las zonas que más frecuentaba y que mejor conocía, eran los alrededores del Puerto del Viento. Cuando marchaba a Ronda, con objeto de vender los frutos de la cacería, acostumbraba a dejar su escopeta en el cortijo “El Chopo”, en el término municipal de Arriate.

Estamos en el año 1907. El encargado del cortijo, que se llamaba José Guerrero Rodríguez (a) “El Tribunero”, sin duda por orden del dueño de aquellas tierras, don José Cantos, habían dado cuenta a la Guardia civil de las incursiones de «Pasos Largos» en sus zonas de caza.

Un día, “El Tribunero” se puso de acuerdo con la Guardia Civil para atrapar a «Pasos Largos», y cuando este volvía de Ronda para recoger su escopeta, fue detenido por la pareja, que le estaba esperando.

Lo llevaron esposado al cuartel de la guardia civil de Ronda, donde fue apaleado y castigado salvajemente, permaneciendo cerca de un mes en el hospital de Ronda. “Me condujeron al cuartel, donde me dieron una paliza que todavía me acuerdo”. Posteriormente estuvo encerrado en los calabozos municipales.

EL ASESINATO DE “LOS TRIBUNEROS”

Pasaron los años, y «Pasos Largos» siguió con su forma de vida centrada en la cacería, que alternaba con algún que otro trabajo esporádico que le surgía.

—Lo que sacaba de la caza se lo ganaban con trampas en los cafés... Es un infeliz...
La calentura del juego le arrastra a aventuras temerarias. Asalta las fincas de los alrededores de Ronda en pleno día, a la vista de los guardas. A uno que quiere resistirle le grita:
— ¡Algo más que conejos voy a matar, si te empeñas!
Y el guarda huye atemorizado.

De esa época debe ser sus relaciones con una novia que tuvo, y que lo dejo por otro. Algunos decían que se llegaron a casar, y que lo que pasó fue que ella se escapó a Buenos Aires con un amante.

A la pregunta que le hizo su abogado defensor en el juicio celebrado en la Audiencia de Málaga el 26 de julio de 1918, “¿Qué familia tiene el procesado?”, respondió: “No tengo padre ni madre, y mujer era mejor que no la tuviera”.

Desde que fue detenido por los guardias civiles, no había vuelto por las zonas cercanas al cortijo de “El Chopo”. Pero sus relaciones con la familia de “Los Tribuneros”, seguía siendo muy hostil. «Pasos Largos» había amenazado varias veces a la familia. Pensaba que por su culpa se encontraba perseguido continuamente por la Guardia civil.

Estando José Guerrero Ponce, hijo de “El Tribunero”, y otros amigos reunidos, al pasar cerca de ellos «Pasos Largos»: “porque el primero le pegó a una perra que le acompañaba, este le amenazó con su escopeta, no llegando a dispararla por la intervención de los presentes, que obligó a retirarse al Mingolla, diciendo que si no lo mataba en aquella ocasión, sería en otra”.

Según Juan Guerrero Ponce, hermano de José
, este “era hombre de pocos amigos, que le gustaba la pendencia y era poco respetuoso con su padre”

A primeros de mayo de 1916, habían pasado nueve años del incidente ocurrido en el cortijo “El Chopo”, avisaron en Ronda a «Pasos Largos» que le estaba buscando la Guardia civil por seguir practicando la caza furtiva. Se marchó de la población, ante el temor de que le prendieran, dirigiéndose al cortijo de “Las Limoneras”, donde comió y pasó la noche.

El día 6 de mayo, al salir del cortijo donde había pernoctado, vio dos perdices tras las cuales corrió en su persecución; fue cuando se encontró de repente con José Guerrero Ponce. Tras una discusión, le descargó dos balazos en la cabeza, tras lo cual lo remata "para que no sufra", con una especie de pequeña hoz que llevaba el hijo encima para cortar matorral, llamada en aquella zona “calabocillo”. Desde allí fue al cortijo, y en la puerta encontró al padre, Pepe “El Tribunero”, al que mató con el mismo “calabocillo”.

En el juicio celebrado en la Audiencia de Málaga el 26 de julio de 1918, así relata el encuentro:

Yo llegué al “Chopo” persiguiendo una perdices, cuando me encontré al Guerrero, con el que entablé una discusión acerca de una vez que me había denunciado a la guardia civil; él me insultó e intentó arrojarme a mí con una navaja de las llamadas del once, haciéndole yo el disparo, y como en todas las luchas uno gana y otro pierde, le tocó perder a él.

Así lo cuenta también el propio Juan Mingolla, en la entrevista que le realizan en el semanario ESTAMPA, y que se publica el 24 de febrero de 1934.

Así va a parar de nuevo cerca del cortijo de El Chopo, por donde, desde que le pegaron los guardias, no ha vuelto.
Una tarde le tira a un pájaro, y cuando va a recogerlo se alza entre unos árboles un hombre que está cortando leña.
— ¡Juaniyooo—le vocea zumbón—, a ver si te pillan otra vez los sivile de Arriate!
Es el Tribunero, el hijo del cortijero de El Chopo, que lo delató.
Corre el año 1916, y fue en 1907 cuando los civiles de Arriate lo cogieron, pero la voz del mozo aviva bruscamente en el corazón de Pasos Largos la apagada memoria de su humillación.
—¡Hombre—murmura con los delgados labios contraídos por una falsa sonrisa—, toavía t’acuerdas...!
Y cargando de nuevo su escopeta avanza hacia él.
—Yo procuraba — cuenta ahora — llevármelo a un homo de cal que había cerca para enterrarlo allí, pero se lo malició y no se quería mover, de manera que le tuve que tirar en donde estábamos...
El Tribunero cae con la cabeza destrozada, moribundo.
—Pero—sigue contando el bandido—zarpeaba, y pa que no penara más, cogí el calabocillo que le valía pa cortar la leña, y con él lo arrematé...
Después, con el calabozo en la mano, se va al cortijo, a buscar al padre, el señor Pepe, el Tribunero.
—Señó Pepe, ¿dónde está su hijo?
—Ahí ha subió, a cortar leña...
— ¿Con qué herramienta?
—Con un calabosillo...
— ¿Será éste—pregunta, con su mala sonrisa, Pasos Largos, mostrándole de pronto la ensangrentada hoz—. Casi no hizo falta que le diera con él—indica—, porque al verla se quedó blanco, blanco, como muerto... A los dos o tres golpes cayó redondo...
Aún intenta matar a la madre, pero la mujer consigue encerrarse, grita, y el asesino huye a la Sierra...

Al padre le ocasionó diez heridas, dos de ellas mortales de necesidad. Al padre y al hijo, les quitó el reloj y la cadena que llevaban. Después de cometer los dos asesinatos, «Pasos Largos» huyó a la sierra.


En un principio, se pensó que la muerte del padre, se trataba de un parricidio:

—Según averiguaciones de la benemérita de Arriate, resulta que no fue parricidio el horrible crimen cometido en el cortijo denominado «El Chopo», sino un doble asesinato, por haber encontrado a unos doscientos metros de la finca, el cadáver del hijo del guarda José Guerrero Ponce, quien presentaba cinco tremendas puñaladas y un tiro de escopeta. Estaba oculto el cadáver entre unos troncos de leña.
También ha averiguado la benemérita que aquella misma, mañana habían visto, hablando con el padre y el hijo, a un sujeto de malos antecedentes apodado «Pasos Largos»», con quien las víctimas tenían antiguos resentimientos, y sospechando que sea el autor de los terribles asesinatos, se ha dispuesto un servicio combinado en aquellos contornos para capturarle y evitar la evasión, pues se sabe que trata de marchar a Buenos Aires, teniendo la documentación arreglada.
LA VANGUARDIA 19160512 013

PERSECUCIÓN DE «PASOS LARGOS»

Perseguido por la justicia huye y se refugia en una sierra, que sus prácticas de caza furtiva hace que conozca a la perfección. La Guardia civil absolutamente despistada, no era capaz de verlo, fruto de los desplazamientos tan rápidos que hacía y del magnífico conocimiento del terreno que el bandolero poseía. El regocijo del pueblo era evidente y su fama continuaba en ascenso.

—Ha salido para Ronda el coronel de la guardia civil, con objeto de dirigir personalmente el servicio de captura del criminal «Pasos Largos», que dicen merodea por la Serranía de Ronda.
LA VANGUARDIA 19160517 013

Es ahora cuando se reúnen en «Pasos Largos», todas las circunstancias que acompañan a los bandoleros a la vieja usanza. Unos hechos serán realidad y otros serán producto de la imaginación popular. La leyenda lo presenta como un bandolero compasivo, noble y generoso, sobre todo con los niños. . Los pastores y los gañanes lo esconden, le dan de comer, espían y desorientan a los guardias...

En los cafés de los pueblos, los hacendados valientes sacan el pecho oyendo nombrar al bandido.

El propietario del cortijo “Santiago”, don José Gil, se acariciaba una canana nueva, y decía:
—La he comprado para «Pasos Largos»...
«Pasos Largos» se entera y le envía un recado:
—Mándeme esa canana, la escopeta, y, además, cien duros.
—No tengo dinero... la escopeta no está en casa...—le responde el cortijero.
Al día siguiente, «Pasos Largos» repite la orden.
—Necesito la escopeta y cien duros...
El labriego aún se hace el remolón, cuando el bandido, que acecha desde unos riscos próximos, empieza a disparar sobre la casa...
Pa darle miedo sólo—aseguraba después.
Un pastor llega corriendo del cortijo a traerle la escopeta, las municiones y todo el dinero que se ha podido encontrar: sesenta duros.
El amo huye a Ronda en un carro, escondido entre sacos...

EL SECUESTRO DE DIEGO VILLAREJO MORENO

Su afición al juego continúa y por más dinero que consiga más pierde, así pues sigue extorsionando y chantajeando a los hacendados rondeños, llegando incluso a amenazar y presionar al propio alcalde de Ronda, Juan Peinado Vallejo.

«Pasos Largos», se había enterado de que un rico propietario de Cuevas del Becerro, Diego Villarejo Moreno, había hablado despectivamente de él en una venta del pueblo.

La mañana del domingo, 16 de julio de 1916, le esperó en el camino al cortijo de “La Zaharilla”. Le hizo descender del caballo y, como no llevaba dinero encima, mandó avisar al aperador y lo envía a recoger 10.000 reales a su casa en Ronda.

Mientras esperaban en el mirador de la cancha Cantarranas, cerca de Cuevas del Becerro, «Pasos Largos» y Villarejo conversan y comparten algunos cigarros. Pese al serio peligro que corría su vida, Diego Villarejo se mostró entero en todo momento, gesto que «Pasos Largos» admiró en lo que valía.

Cuando llegó el aperador, sólo a caballo, le ordenó que le diera el dinero. Satisfecho el rescate, les dejo marchar, quedándose con su escopeta, con el reloj de bolsillo y la cadena de oro.

Así lo cuentan en la revista ESTAMPA:

—Ese Pasos Largos, ¡valiente tipo! ¡Mira que tenerle miedo a eso!...
Pasos Largos se esconde en la Cancha de Cantarranas, y una tarde que el señor Villarejo vuelve a caballo de su cortijo de Zaharillas, salta de pronto en medio del camino.
—Don Diego, es menester que se venga usted conmigo.
Don Diego, que no es un cobarde, intenta resistirse, pero apoyándole en el pecho los cañones de su escopeta, Pasos Largos lo lleva hasta un escondido rincón de la Sierra, la Cañada del Almendro.
Allí le dicta sus condiciones:
—De aquí no sale usted vivo si no me da cuarenta mil reales...
Don Diego no dispone en aquel momento más que de diez mil, que están en su casa de Ronda.
—Bueno, pues sean diez mil, concede el ladrón, magnánimo.
Avisan a un aperador de don Diego y lo mandan a Ronda a buscar el dinero.
La carrera de este hombre para librar a su señor ha dejado memoria en la Sierra.
—Anduvo seis leguas en tres horas—cuentan todavía loa campesinos.
Mientras el criado cumplía ese maratón, el señor Villarejo y el bandido conversaban casi amistosamente. Pasos Largos le quitó el reloj a su prisionero, pero, en cambio, le obsequió liberalmente con sus provisiones.
Cuando el aperador llegó con las dos mil quinientas pesetas, se despidieron como si nada hubiera pasado.
—Ea, con Dió, don Diego...
—Adiós, hombre...

Al ser la víctima Diego Villarejo Moreno, un personaje influyente en la provincia malagueña, el suceso llegó a oídos de las más altas esferas del país, que convierten su busca y captura en una cuestión prioritaria.

“Ya nadie se considera seguro. Todos esperan ser en cualquier momento, víctimas del bandido. Llueven protestas sobre las autoridades. Clama la prensa pidiendo que terminen tan bochornosos hechos. Aquel tardío rebrote del bandolerismo debe ser cortado rápidamente”.

El ministro de la Gobernación, haciéndose eco de varias quejas de personalidades de la provincia de Málaga, relativas a la actuación de un bandido apodado «Pasos Largos» en aquella provincia, pidió información al gobernador de Málaga, el cual ha contestado al Sr. (Joaquín) Ruiz Jiménez en los términos siguientes:
“Contestando al telegrama de V.E., y según informes adquiridos, he de manifestarle que la acción de «Pasos Largos» se reduce a huir, protegido muchas veces por los cortijeros de la serranía de Ronda, que le proporcionan albergue y comida.
Cuanto se dice sobre atracos y amenazas es, hasta hoy, una pura fábula.
El trabajo por la Guardia civil, a las órdenes del teniente coronel, para capturar al delincuente, es digno del mayor encomio, lamentando que hasta ahora no haya dado el resultado apetecido.
Pido al teniente coronel de la Guardia civil informes detallados, que transmitiré a V.E. tan pronto como los reciba”.
ABC 19160807 013

Como vemos, el Gobernador civil de Málaga, le resta importancia a las fechorías de Juan José Mingolla, y que “…cuanto se dice sobre atracos y amenazas es, hasta hoy, una pura fábula”

La respuesta dada no gustó nada a los propietarios de Ronda, que mandaron a los medios de comunicación este telegrama:

—De Ronda recibimos un telegrama, firmado por varios propietarios, en el cual se dice lo siguiente, respecto al bandido llamado «Pasos Largos»:
«La información oficial de que el bandido «Pasos Largos» se reduce a huir, protegido por los cortijeros de ésta serranía, es una información equivocada. Rogamos, en honor de la verdad, que se restablezca ésta, que no es otra que la de que los labradores y propietarios no se atreven a salir de Ronda, ante el temor de ser secuestrados o asesinados por el tristemente famoso bandido.
Actualmente se está instruyendo sumario por un juez militar, con motivo del secuestro del Sr. Villarejo, y el juez de instrucción de éste partido incoa varias causas por amenazas del «Pasos Largos» a muchos labradores, exigiéndoles crecidas sumas.
Hemos dirigido una solicitud al director general de la Guardia Civil, suscrita por el alcalde, concejales y todos los propietarios de éste término municipal, relatando los hechos y pidiendo protección.»
LA ÉPOCA 19160809

Las noticias que publican estos días los periódicos de los hechos más espeluznantes que ha realizado el bandido «Pasos Largos» han causado gran alarma en los pueblos más próximos a la comarca, en que éste bandido ha sentado sus reales, campando por sus respetos.
La prensa local comenta, poco favorablemente para éste gobernador, la información oficial que dirigió al ministro, acerca de las fechorías del famoso bandido.
Hoy han sido dadas en éste centro oficial, mayores facilidades a los periodistas, para recoger cuantas noticias se reciben, relacionadas con éste criminal, desde que realizó el doble asesinato en el mes de Mayo último.
Entre los realizados después, el que más sensación ha producido ha sido el secuestro del vecino de Ronda D. Diego Villarejo, por cuyo hecho el Juzgado de instrucción sigue causa.
A pesar de estar perseguido el bandido por más de 200 guardias civiles, se desconoce su paradero desde hace cerca de un mes.
HERALDO DE MADRID 19160811

—La fantasía de estas gentes sencillas, ha convertido a «Pasos Largos», de vulgar criminal en bandolero campante de la serranía rondeña. Y, claro está, el asesino Juan Mingolla ha resucitado la leyenda del bandolerismo andaluz, de ese bandolerismo fugaz, que dio nombre a «Vivillo», «Pernales», «Mola», protegido por la ausencia de moral y de valor cívico de cortijeros y lugareños.
No ha faltado periódico que publique sueltos, en los que se mencionan actos espeluznantes cometidos por el ya célebre malhechor, coreando de éste modo las leyendas que forjan espíritus cerriles.
Ya tenemos un nuevo salteador de caminos a quien la fama comienza a popularizar, rodeándole de una aureola de grandeza, cuando solo se trata de un desgraciado que burla a la justicia, escondiendo sus delitos en las cavernas montañosas y en los repliegues de los picachos, favorecido por cortijeros amedrentados, que abren sus despensas al asesino.
Acerca de «Pasos Largos», son contradictorios los informes.
Unos dicen que es un terrible forajido, que ha sembrado el terror en campos y ciudades, con sus fieras amenazas, sus secuestros y asesinatos; otros aseguran que es un pobre diablo inofensivo, que anda por sendas y barrancos, huido y hambriento. El caso es que con unas cosas y otras, ya tenemos a «Pasos Largos» convertido en bandido famoso, y en camino de pasar a la posteridad, como tantos sujetos de la misma calaña, cuyas aventuras han merecido los honores de una profusa y gratuita divulgación.
Es cosa segura, que unos sujetos desaprensivos, habían llevado a cabo ciertos hechos punibles, tomando para ello el nombre del célebre criminal. Restan por enumerar algunos hechos que dicen que cometió «Pasos Largos», y sobre los cuales aun nada se sabe de cierto, ya que pertenece al secreto de los sumarios.
Según informes de los centros oficiales, el «Pasos Largos», a pesar de estar perseguido diariamente por más de 200 guardias civiles, hace más de un mes que no se sabe ciertamente donde se puede albergar, pues no hay noticia alguna con él relacionada.
También el gobernador civil ha manifestado que, según le participa la Guardia civil, el criminal perseguido no realiza hechos punibles de ningún género, limitándose únicamente a huir.
El Juzgado militar instruye diligencias sobre el secuestro de Villarejo, del que tanto se ha hablado, y que solo se ha sabido por relato del interesado, y sobre el que afecta a las amenazas que, usando el nombre de «Pasos Largos», hizo a don Antonio Corro un criado suyo.
Se ha comprobado que el criminal ha sido amparado y protegido por muchos cortijeros, quienes le han facilitado comida y albergue.
También se instruye sumario a varios individuos, de los cuales uno se encuentra ya en la cárcel, que aparentaban haber sido sorprendidos y robados por el «Pasos Largos», lo cual ha resultado incierto.
No existe tampoco el pánico que se supone entre los cortijeros de aquella comarca, ni el criminal violó a mujer alguna, ni cometió fechoría de ninguna clase. El desgraciado se contenta con huir a la persecución de la justicia, y es muy probable que no tarde mucho en caer en poder de ella, a responder de sus errores.
LA ACCIÓN 19160812 003

—El ministro de la Gobernación telegrafió al gobernador civil de Málaga, para que se hiciera objeto, al citado bandido, de una incesante persecución hasta lograr su captura, llevando la tranquilidad a los moradores de los pueblos enclavados en la zona en que el «Pasos Largos», campando por sus respetos, había logrado infundir el terror, realizando todo género de crímenes, algunos después de los dos asesinatos cometidos, como el del secuestro del Sr. Villarejo, vecino y propietario de Ronda.
Con posterioridad a nuestra denuncia, fue reforzada ésta por el diputado a Cortes por Antequera D. Diego Salcedo (Durán), el que visitó no hace muchos días al señor Ruiz Jiménez en su despacho oficial, confirmando cuanto nosotros habíamos publicado, añadiendo detalles reveladores del terror que reinaba entre los vecinos de los pueblos del distrito de Ronda.
A las terminantes órdenes del ministro de la Gobernación al gobernador de Málaga, para que se redoblase la persecución del «Pasos Largos», contestó aquel con un telegrama, que fue facilitado a los periódicos en Gobernación y publicado en el mismo día, en el cual se desmentía totalmente nuestra información, y a vueltas de distintas contradicciones se aseguraba que era una absurda patraña cuanto aseguraban los propietarios y vecinos de Ronda, respecto a las amenazas de que diariamente venía haciendo a muchos de ellos objeto, el mencionado bandido con el fin de sacarles dinero.
Afirmaba en su telegrama el gobernador de Málaga, que el citado bandido, del cual no se tenía conocimiento hacía más de un mes, se limitaba en sus correrías a huir por la serranía, protegido y amparado por los cortijeros y aperadores de la persecución de la Guardia civil.
El ministro de la Gobernación, no obstante las terminantes manifestaciones de su representante en Málaga, puesto de acuerdo con el director de la Guardia civil, el que había recibido una especie de súplica, que firmaban los mayores contribuyentes de Ronda, el alcalde y la mayoría de los concejales, rogándole dictase medidas para lograr la tranquilidad, que no disfrutaban, y la seguridad en sus propiedades, reiteraron sus órdenes a sus subordinados en los términos más precisos y categóricos para lograr la captura del bandido.
EL HERALDO DE MADRID 19160816 001 

EL ENFRENTAMIENTO CON LA GUARDIA CIVIL EN EL CERRO DE MURES

«Pasos Largos», en sus recorridos huyendo de los guardias civiles, buscó un lugar para esconderse y creyó haberlo encontrado en la choza de unos pobres cabreros situada en la ladera del cerro de Mures. Dicho cerro es un picacho calizo que parece actuar como el cierre natural de la depresión de Ronda por el oeste; por sus proximidades, y aprovechando el curso del arroyo Cupil y el cañón esculpido por él, discurre la carretera de Ronda a Sevilla.


La esposa del cabrero, fingió acogerle, aceptaba su dinero y le daba de comer.

—María Gamero se llamaba—, le cuenta sus miserias, le pide que le ayude, le da cincuenta duros para que vaya a comprarle víveres y cartuchos...
María Gamero se muestra maternal y solícita.
—Lo que quieras, hombre. Lo probe mos tenemo q’ayudá,.. Descansa tranquilo...

La mujer, que buscaba la recompensa que por él ofrecían, junto a la guardia civil, idearon una trampa para capturarlo. Consistía en que la cabrera, echaría en el café una planta llamada adormidera, y cuando el bandolero se quedara profundamente dormido, los civiles podrían capturarlo sin dificultad.

El 14 de agosto de 1916, después de tomar el café, «Pasos Largos» se quedó postrado somnoliento, pero cuando llegaron los guardias, el bandolero despertó y perforó con sus manos la pared de paja del chozo, consiguiendo huir. 

La Guardia civil dispara contra él, entablando un tiroteo en el que «Pasos Largos» resultó herido en el brazo y la pierna izquierda. Sin desprenderse de su dinero, saltó por una cortadura de diez metros, permaneciendo inconsciente en el fondo de la misma durante varias horas.

PASOS LARGOS SE ENTREGA A LAS AUTORIDADES EN RONDA

Cuando recobra el conocimiento, las heridas causadas por la bala y las contusiones de la caída, obligaron al bandolero a entregarse al día siguiente en Ronda, en el café de Antonio Sibajas, donde solía jugar a menudo a las cartas.

Al amanecer de hoy, el bandido denominado «Pasos Largos», en cuya persecución trabajaba hace tiempo la Guardia civil, se presentó en Ronda y se dirigió a un café de ésta ciudad.
Cuando se presentó el dueño del establecimiento, señor Sibajas, el «Pasos Largos» se dio a conocer, y pidió que le protegiera pues venía herido.
El señor Sibajas hizo pasar al herido a una habitación, y avisó al sargento de la Guardia civil, el cual acudió presuroso y se hizo cargo del bandido, conduciéndole a la Casa de Socorro.
El médico forense le hizo allí la primera cura de una herida de bala que sufría, y después el bandido fue trasladado a la cárcel.
«Pasos Largos» recorrió el trayecto de la Casa de Socorro a la prisión, seguido de numeroso gentío, que se había congregado ante el establecimiento benéfico para conocer al temible bandido. La noticia de su presentación, ha causado gran conmoción en toda la ciudad.
La herida le fue producida a «Pasos Largos» en la lucha que mantuvo con los guardias civiles, que se hallaban apostados en el puesto de Mures.
Uno de los guardias, Enrique Bravo resultó también ligeramente herido.
19160816 01 y 02 EL HERALDO DE MADRID

—Dice el gobernador de Málaga que, según le comunica el capitán de la benemérita de Ronda, el bandido «Pasos Largos», acosado por la guardia civil, se ha presentado en la ciudad, entregándose en un café a las autoridades municipales, herido en un brazo y en el costado izquierdo por balas de máuser. Estas heridas se las había producido un grupo de guardias civiles apostado en el peñón de Mures, formado por Antonio Guerrero, Andrés Rasero y Enrique Bravo, resultando éste herido en el dedo anular de la mano derecha, por los disparos hechos por el criminal desde la choza en que fue descubierto.
Ha ingresado en la cárcel de Ronda a disposición del juzgado.
19160816 010 LA VANGUARDIA
19160816 009 y 010 ABC

Se conocen detalles de la prisión en Ronda del bandido «Pasos Largos».
Se hallaba éste entregado al sueño en una choza, cuando oyó un ruido y advirtió que se aproximaba una pareja de la Benemérita. Los guardias dieron el alto, y el bandolero disparó contra ellos.
Entablada la lucha entre «Pasos Largos» y sus perseguidores, resultó herido uno de los civiles; pero al salteador se le agotaron las municiones y huyó campo traviesa.
Una hora después llegó a Ronda. En el café Sibajas, consumió una copa de vino y desde el establecimiento marchó a entregarse a las autoridades.
Aunque era conocido en Ronda, nadie se había percatado de su presencia en la ciudad.
Dice el preso que de haber conservado municiones, no se hubiera entregado. Ha renacido la tranquilidad en la serranía.
ABC 19160817 009

—Siguen recibiéndose detalles en Ronda de la presentación del criminal «Pasos Largos». Este logró burlar la vigilancia de la guardia civil, y aprovechando sendas ocultas y extraviadas, entró en la población acosado por la persecución, presentándose en el café de Sibajas, a quien entregó diez mil reales que le restaban del dinero que tomó como rescate de un secuestro. Seguidamente se entregó a la guardia municipal.
LA VANGUARDIA 19160818-010

Según informes de Ronda, al ser conducido desde la Casa de Socorro a la cárcel, el bandido «Pasos Largos», tuvo que rodearle la fuerza pública, en vista de la actitud del numeroso público que pretendía acercarse a las voces de “¡Viva «Pasos Largos»!” y “¡Ponerlo en libertad!”.
Fueron detenidos dos sujetos de los más exaltados, a uno de los cuales se le ocupó una navaja abierta.
ABC 19160819 019
LA VANGUARDIA 19160818 007

—En vista de que Juan Mingolla era experto conocedor de la serranía, hallándose refugiado en las alturas de la sierra y en puntos donde podía dominar muy bien los movimientos de la benemérita, dispuso en la visita recientemente girada por el teniente coronel, que no fuera el «Pasos Largos» el que esperase a las fuerzas y burlase su persecución, sino los guardias los que esperasen al asesino, evitando así sus ardides. Y los resultados han sido admirables, como se ha visto comprobados por el éxito.
La benemérita esperó pacientemente, y el asesino, como en la sierra también hay pasos obligados, tuvo al fin que bajar hasta una choza. Entonces fue visto por tres guardias civiles que había apostados tras unos peñascos, y al darle la voz de alto, el infeliz Mingolla, que según decían se limitaba a huir, comenzó a hacer fuego contra la benemérita, con tan buena puntería, que a pesar de hallarse los guardias bien ocultos, a uno hirió, siendo milagroso que no lo matase. El tiroteo fue nutridísimo.
Los guardias no cesaron en el tiroteo hasta que vieron caer herido al criminal; pero éste, rápido y repuesto bien pronto, arrojose por un precipicio, y escondido entre la maleza pudo evitar la captura.
El «Pasos Largos», que se había dado cuenta exacta de su situación y sabía perfectamente que en los últimos días de la semana última, se habían iniciado la nueva forma de persecución, comprendió perfectamente que era inútil toda tentativa de evasión. Se espero a que los guardias desaparecieran, y entonces, por sendas ocultas y extraviadas, emprendió el camino de Ronda, donde llegó a las siete de la tarde.
«Pasos Largos» llegó a la ciudad y a nadie infundió sospechas, porque iba afeitado y la ropa estaba en buen uso. Cuando apenas llevaba andados algunos pasos, se encontró con el señor Riquelme, al que conocía de haberle acompañado a algunas excursiones de caza, y se abrazó a él conmovido. Le preguntó el señor Riquelme que adónde iba, y contestó sencillamente: “Aquí, a Ronda”, y saludándole siguió su camino, dirigiéndose al café de don Antonio Sibajas.
«Pasos Largos» entró en el café del señor Sibajas y pidió, según dicen, una copa, después de haber saludado al dueño y de haberle manifestado que venía dispuesto a entregarse a la Guardia municipal.
Parece que algún cliente se apercibió de la vista y se corrió la voz, y el pánico y la sorpresa fueron muy regulares.
Juan Mingolla dijo que venía herido en el costado, mostrando la herida y pidiendo que lo llevaran a curarse. Antes de ser conducido a curarse, el criminal entregó al señor Sibajas diez mil reales. Ésta cantidad era lo que quedaba de los once mil reales que obtuvo del labrador señor Villarejo, por su rescate.
Entonces se presentó el inspector de Policía señor Fernández, al que se entregó sin resistencia «Pasos Largos», dejándose cachear. Dicho inspector le ocupó un revolver, una navaja pequeña y cuarenta pesetas.
El señor Sibajas, apenas tuvo en su poder el dinero, trasladándose al Juzgado de instrucción militar, que es el que entiende en el secuestro, haciendo entrega de las dos mil quinientas pesetas al señor juez.
LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA 19160819 004

—Dicen de Ronda que ha mejorado notablemente el criminal «Pasos Largos», siendo trasladado desde el Hospital a la cárcel. Parece que se muestra arrepentido de haberse entregado, asegurándose que ha proferido amenazas para el día en que recobre la libertad. Estos rumores deben tener algo de verdad, porque coinciden con las medidas adoptadas por el juzgado, que ordenó su incomunicación completa y que se tomen precauciones con las personas que van a la prisión para llevarle comida.
LA VANGUARDIA 19160825 011


Málaga 12, 1 tarde. Ha llegado, procedente de Ronda, el célebre bandido «Pasos Largos», conducido por dos parejas de la Guardia civil. Inmediatamente ingresó en la cárcel, quedando a disposición de las jurisdicciones civil y militar, pues ambas deben intervenir en el proceso.
«Pasos Largos» da muestras de gran tranquilidad. Ha nombrado como su abogado a don Rafael Durán.
ABC 19160912 015
EL IMPARCIAL 19160912

CONSEJO DE GUERRA EN MÁLAGA

De las dos jurisdicciones que debían intervenir, la primera en hacerlo fue la militar, que lo juzgó en Consejo de Guerra en mayo de 1917 por la agresión a la Guardia civil, que produjo heridas a uno de sus miembros (Enrique Bravo), y también por el secuestro del propietario de Cuevas del Becerro, Diego Villarejo Moreno.

El 1 de mayo de 1917 tuvo lugar en el Cuartel de la Trinidad la reunión del Consejo de Guerra para ver y fallar la causa instruida por agresión a fuerza armada y secuestro contra «Pasos Largos».
19170502 003 El Regional

En la prisión de Málaga, y mientras espera la sentencia del Consejo de Guerra, tiene un enfrentamiento con otro recluso.

—El célebre bandido «Pasos Largos», que se encuentra en la cárcel de Málaga en espera de que sean juzgados sus delitos, ha reñido con el recluso Emilio Jiménez Cuenca, asestándolo una puñalada con un pincho. La herida es de pronóstico reservado. El director ordenó que «Pasos Largos» ingrese en una celda de castigo, sin perjuicio de poner el hecho en conocimiento del Juzgado.
LA VANGUARDIA 19170516-013
EL LIBERAL 19170516

—El Juzgado militar se ha personado hoy en la cárcel para comunicar al bandido «Pasos Largos» la sentencia del Consejo de guerra por el que se le condena a treinta años de prisión por el delito de secuestro, y a seis años por agresión a la fuerza armada. Tiene además pendiente en la Audiencia otra causa por doble asesinato.
El bandido «Pasos Largos» se halla actualmente en una celda de castigo por ciertos actos de matonismo realizados recientemente en la cárcel, por los que le condenó la Audiencia a varios meses de arresto.
EL IMPARCIAL 19170524
ABC 19170523 014 y 015

INGRESA EN EL PENAL DE FIGUERAS

Con cuarenta y cuatro años, y condenado por treinta años por el secuestro de Diego Villarejo y por otros seis años más por la agresión a la Guardia civil, es trasladado al penal de Figueras (Gerona), que estaba ubicado en el castillo de San Fernando, a cumplir la condena. Aún le quedaba por pasar el juicio en la jurisdicción civil por el asesinato en el cortijo “El Chopo”, del padre y el hijo apodados los “Tribuneros”.

Siete meses más tarde del ingreso en el penal, volvía de Figueras a Málaga para la celebración de dicho juicio.

—Procedente del penal de Figueras, y conducido por la benemérita, ingresó hoy en la cárcel de Granada el bandido rondeño de «Pasos Largos». Será trasladado a la cárcel de Málaga para responder en diversas causas que se le siguen.
EL SOL 19180131

En la cárcel de Málaga

—Ayer a las once continuó la vista de la causa seguida contra «Pasos Largos», haciendo el resumen el presidente del tribunal, don José García Valdecasas.
Los jurados después de larga deliberación, emitieron veredicto de culpabilidad, de acuerdo con la tesis mostrada por la defensa.
Abierto el juicio de derecho, el ministerio fiscal interesó para el procesado por cada uno de los delitos de homicidio declarados en el veredicto, 17 años y cuatro meses de reclusión temporal, y veinte días de arresto menor, más la indemnización de 5.000 pesetas. Idéntica petición hizo el acusador privado.
El defensor, por el contrario, solicitó catorce años, ocho meses y un día de igual reclusión, accesorias legales y costas.
La sección de derecho dictó sentencia condenando a Juan Mingolla Gallardo a la pena pedida por el ministerio fiscal.
EL POPULAR 19180728-004

Con arreglo al anterior veredicto, el Tribunal de Derecho, condenó a Juan Mingolla Gallardo (a) «Pasos Largos», a la pena de 17 años y 4 meses de reclusión temporal por cada uno de los delitos, y 13 días de arresto por dos faltas incidentales de hurto.
19180728 003 El Regional

Una vez finalizada la vista de la causa en la Audiencia de Málaga contra «Pasos Largos», éste fue devuelto al penal de Figueras.

—Procedente de Málaga y de paso para el penal de Figueras, ha pernoctado en la cárcel de Granada, el célebre bandido Juan Mingolla «Pasos Largos». Los periodistas, al enterarse de la llegada de «Pasos Largos», fueron a la cárcel y conversaron con el bandido.
Juan Mingolla comenzó por decir que estaba muy disgustado con la prensa, porque ésta ha ganado muy buenas pesetas con la publicación de informaciones relacionadas con sus famosas hazañas, sin que hasta la fecha haya recibido de ningún periódico el más modesto regalo.
Añadió que iba a Figueras a cumplir nada menos que cuatro cadenas perpetuas. También se lamentó de que la Audiencia de Málaga le condenara a cadena perpetua por el hecho de secuestrar a un señorito durante unas horas, y de haberle sustraído un reloj y unas miles de pesetas.
Refiriéndose a los crímenes que cometió durante su actuación de bandidaje, expuso: “Es cierto que he “despachao” a algunos hombres; pero bien sabe Dios que lo hice en defensa propia, porque si yo no los hubiera “echao” a ellos al otro mundo, ellos me hubieran “echao” a mí”.
Al decir esto, mostró a los periodistas una cruz que llevaba colgada al pecho y a la que cree Mingolla que debe el haber salido ileso en todas las contiendas que tuvo con los que le perseguían.
El capellán de la cárcel regalo a «Pasos Largos» una medalla con la efigie de la Virgen de las Angustias. El bandido se la colgó al pecho después de haberla besado repetidas veces, y luego se echó a llorar amargamente, mientras se recriminaba por los hechos que tendrá que purgar en el presidio durante toda su vida.
EL IMPARCIAL 19180815
ABC 19180815 017


Pasos Largos en 1925, en el Penal de Figueras

En el penal de Figueras, observó una buena conducta hasta el año 1925, en que con otros presidiarios, el Niño de los Brillantes, Caraquemada y otros, protagonizó un violento intento de fuga en el que se vio muy comprometido el personal penitenciario.

Su prolongada estancia prisión, y las duras condiciones en que se desarrolló, le causaron un gran quebranto físico. Enfermo de tuberculosis pulmonar, pasó largas temporadas en la enfermería de la cárcel.

CON LA LLEGADA DE LA SEGUNDA REPÚBLICA, INGRESA EN EL PENAL DEL PUERTO DE SANTA MARÍA

Con cincuenta y nueve años, en marzo de 1932, y con la perspectiva de la clausura del penal de Figueras, se le trasladó al gaditano del Puerto de Santa María, a donde van a parar los tísicos y los ancianos.

—Barcelona 4, 12 noche. Ayer por la mañana, procedente del penal de Figueras, donde se hallaba cumpliendo condena, y de paso para el del Puerto de Santa María, llegó a Barcelona el famoso bandido andaluz «Pasos Largos», siendo conducido por unas parejas de la Guardia civil a la prisión Celular de Barcelona, donde permanecerá hasta hoy.
El «Pasos Largos» ofrece un aspecto lamentable, pues se encuentra enfermo de tuberculosis.
LA VANGUARDIA 19320305 005
ABC 19320305 027

—Procedente de Figueras, y para extinguir condena llego al penal de Puerto de Santa María el famoso bandido Juan Mingolla «Pasos Largos», quien hace años, dio que hablar con sus correrías por la sierra de Ronda.
ABC19320318 023
LA VANGUARDIA 19320319 022

EN LIBERTAD CONDICIONAL

A propuesta de la Comisión Asesora Central de Libertad condicional, y debido a su buena conducta y a su mal estado de salud, en la Gaceta de Madrid del 27 de mayo de 1932, aparece la concesión por parte del Consejo de Ministros de la República, de la libertad condicional a Juan Mingolla Gallardo. Tenía cincuenta y nueve años y “era un hombre seco, acecinado, blanca la cabeza y con la piel pegada a los huesos”. Había pasado quince años en la cárcel.

Cuando salió de cárcel y regresa a Ronda, no encuentra ningún tipo de trabajo para poder vivir, y fue el mismo Diego Villarejo Moreno, aquél hacendado al que secuestró, el que viéndolo torpe, viejo y enfermo le ofrece trabajar como guarda en una de sus fincas.

Los campesinos, con la llegada de la República, invadían el cortijo sin miedo al antiguo bandolero. Ofendido en su dignidad de hombre temible, «Pasos Largos» no aguantó mucho, y a los pocos meses, harto de guardería, acabó dejando el trabajo. Cuando se le acabó el dinero pensó en buscarse la vida como cazador, pero como ya no tenía condiciones, tuvo que desistir. Desde entonces vivía de lo que le deban algunos cortijeros, por miedo a su antigua fama de matón.

La entrevista que le realizaron a primeros de 1934, para el semanario ESTAMPA, a que anteriormente me he referido, se realizó en la cárcel de Málaga. 

El periodista V. Sánchez-Ocaña dice que... Luego lo condenaron a ocho meses de prisión por no sé bien qué; creo que por uso ilegal de armas. Estando cumpliéndolos, hace poco en la cárcel de Málaga, lo vi yo...


Aquí tiene usted a José Mingolla—dice el administrador de la Cárcel de Málaga, señalándome a un hombre que se ha deslizado silenciosamente en su despacho.
Es un tipo alto, flaco, canoso. Plantado ante mí me examina altivamente, casi hostilmente. ¡Qué espléndida cabeza tiene! Una cabeza descarnada, huesuda, de aguilucho, con unos ojos verdes que le deben de brillar en la obscuridad...
— ¿Pasos Largos?—le pregunto, iniciando una sonrisa amable.
El sonríe también, al precisar:
—José Mingolla Gallardo, por mal nombre Pasos Largos,
— ¿El de la Sierra de Ronda?
—El de la Sierra de Ronda.
Se ve que no tiene muchas ganas de charlar. Me responde lacónicamente, mientras me inspecciona con su mirada viva y recelosa, de gato.
19340224 ESTAMPA

VUELVE A LA SIERRA

Después de salir de la cárcel, «Pasos Largos», con más de sesenta años, viéndose viejo y agotado, decide volver definitivamente a la sierra y reanudar su viejo oficio de cazador. Sin causas pendientes con la justicia, con poco más que pequeños hurtos que lo habían llevado en varias ocasiones a la cárcel municipal. Se intuye que dada su naturaleza y raza, prefería morir en la sierra, su hábitat natural, que entre los muros de una prisión.

Estando en el cortijo de “Lifa” situado entre El Burgo y Ronda, donde se le dio albergue por una noche, robó una magnifica escopeta, cartuchos y una manta. Al salir, pretendió agredir con un cuchillo a cuantos intentaron cortarle el paso.

Vuelve de nuevo al furtivismo, con su antigua fama de bandolero y con el miedo que aún inspira a los grandes propietarios.

El dueño del cortijo de “Lifa”, Francisco Vela, dio parte del incidente a la Benemérita. Viendo los antecedentes de «Pasos Largos», y en previsión de males mayores, el Teniente Coronel de la Comandancia de la Guardia civil de Málaga, don Aquilino Porras Rodríguez, de acuerdo con el Gobernador civil en la provincia de Málaga, don Alberto Insúa, dieron órdenes precisas al capitán de la Compañía de Ronda, don Rodrigo Hernández Gutiérrez para que iniciase a las acciones pertinentes para localizar al citado bandolero,

El capitán de la Guardia civil y el teniente de línea don José León Tardán, elaboraron un plan para la captura de «Pasos Largos». Desde varios puestos de la guardia civil de la zona, poco a poco fueron estrechando el cerco.

—Comunican de Ronda que a primeras horas de la madrugada de hoy han marchado para la sierra fuerzas de la Benemérita de los puestos de Ronda, Igualeja, Arriate y El Burgo para aislar al bandido «Pasos Largos» y evitar que se una a Pedro Flores Jiménez, sobrino de Flores Arocha, que sigue al fugitivo. Hasta ahora las noticias que llegan del campo no acusan ninguna fechoría por parte de «Pasos Largos».
LA VANGUARDIA 19340209-025

—La guardia civil de Ronda, auxiliada por la de El Burgo, Serrato, Cuevas del Becerro y Estepona, realiza activas gestiones por el campo para averiguar el paradero de Juan Mingolla «Pasos Largos».
Se conocen perfectamente sus últimas andanzas. El primero sustrajo una escopeta de fuego central, una caja de municiones y una manta en el cortijo en que se le había dado albergue. Luego estuvo en otros cortijos y pidió tabaco y comida. Después en Ronda compró municiones. A partir de este momento no se ha vuelto a saber de él.
Ha cumplido diversas condenas por robo, doble asesinato, agresión a la benemérita y. tenencia de armas. Aunque es gran conocedor de la sierra, como tiene 61 años, sus fuerzas físicas se han aminorado .No está bien de la vista y se espera alcanzarlo.
LA VANGUARDIA 19340211-024

—Dicen de Ronda que se ignora dónde está «Pasos Largos». Se dice que ha sido visto hace dos días […] acechando el paso al labrador […] a quien hace años, sacó 11.000 reales, de los cuales, diez mil, le fueron ocupados al ser detenido por la Guardia civil, que los restituyó a su dueño.
Ahora «Pasos Largos» dice que son suyos y que cuando los recoja se irá a Orán. El terreno en que se mueve dista mucho del que está escondido el sobrino de Flores Arocha.
Se cree que «Pasos Largos» no tardará en ser capturado.
Comunican de Cuevas de Becerro que a la una de la madrugada, aprovechando la ausencia de la. Benemérita que le persigue, Se presentó «Pasos Largos» en un café donde tranquilamente se sentó y pidió café y copa. Tomó el café con la escopeta entre las piernas. Pagó y se fue en dirección desconocida.
LA VANGUARDIA 19340213-026

MUERTE EN LA CUEVA DE SOPALMILLO

El 17 de marzo de 1934, el capitán de la compañía de la Guardia civil de Ronda, recibió unas confidencias en que ubicaban a «Pasos Largos» en las proximidades de la cueva de Sopalmillo, situada en sierra Blanquilla, entre El Burgo y Ronda, por lo que ordenó al sargento Antonio Gil Ramírez que se dirigiese a la citada zona. Este suboficial en unión de los Guardias civiles, Miguel Ortega Molina y Manuel Gil Ramírez, este último hermano del sargento, partieron hacia la citada zona en la cual estuvieron realizando batidas con el auxilio de un perro.

Los guardias civiles que mataron a Pasos Largos. En el centro el sargento Antonio Gil Ramírez. A su derecha, su hermano Manuel

En la tarde-noche del sábado 17 de marzo, los guardias llegaron al cortijo “La Breña” con la intención de pernoctar para proseguir la búsqueda en la jornada siguiente. Una vez allí, tuvieron noticias de que «Pasos Largos» había estado en aquel lugar, por lo que decidieron, aún a pesar del evidente peligro que suponía deambular de noche por los agrestes terrenos de la serranía, salir a las tres de la madrugada para continuar la búsqueda, apoyándose en las capacidades del perro.

Éste siguió el rastro del fugitivo por las numerosas cuevas y oquedades de sierra Blanquilla, escudriñando las mismas, para finalmente conducirles hasta las proximidades de la Cueva de Sopalmillo, donde una columna de humo evidencia la presencia humana. Eran las 6 y media del 18 de marzo de 1934.

Uno de los guardias dirigiéndose a la entrada de la cueva gritó con todas sus fuerzas: «Alto a la Guardia civil». A los pocos segundos apareció en la boca «Pasos Largos», que por toda contestación comenzó a tirotear a los guardias. En el primer acto, se arrojaron al suelo y después tomaron posiciones. «Pasos Largos»» cayó alcanzado por dos balazos, uno de pistola en el pecho, disparo del sargento, y otro de máuser en el vientre, ambos mortales de necesidad.
Los guardias reconocieron la cueva, encontrando un montón de papeles que le servía de lecho, gran cantidad de balines y cartuchos, la mayoría de éstos cargados con vidrio. Costó enorme trabajo arrancarle la escopeta de las manos, pues «Pasos Largos» murió agarrotado fuertemente al arma.
Un detalle de lo reñida que fue la lucha es que uno de los máuseres de la Guardia civil presenta nueve impactos de metralla utilizada por el bandido. El terreno donde se ha desarrollado el dramático suceso es un macizo montañoso de tan difícil andadura, que sólo los pastores y «Pasos Largos» eran capaces de recorrerlos.
Seguidamente se cursaron noticias a Ronda, saliendo para el lugar del suceso el juez de instrucción. El cadáver llegó ayer a las tres de la tarde a Ronda sobre una caballería. Esta mañana se practicó la autopsia del cadáver y esta tarde se verificará el entierro.
La víctima no tenía más familia que un hermano, con quién, por vivir en la costa, no se trataba.
LA VANGUARDIA 19340320 026

Málaga 19, 3 tarde. Como se recordará Juan Mingolla Gallardo, «Pasos Largos», tristemente famoso bandido, autor de dos asesinatos cometidos en las personas de los cortijeros José Guerrero Rodríguez y José Guerrero Ponce, en el año 1916, sufrió condena por estos delitos, y después, por haberle alcanzado algunos indultos, salió de presidio hace tres años.
Desde entonces vivía en Ronda, como ciudadano pacífico, y hasta llegó a ejercer cargos de guarda jurado, pero hace próximamente dos meses «Pasos Largos» penetró en un cortijo, robó una escopeta y municiones, y subió de nuevo a la sierra, no sin antes decir que tenía que cobrarse una deuda con la Benemérita.
La guardia civil salió en su persecución, ante el temor de que llevara a cabo nuevas fechorías, y fuerzas de los puestos de El Burgo, Serrato, Ronda y Cuevas del Becerro, y algunos otros puntos, venían dando batidas por toda aquella comarca serrana.
Durante los días últimos, la guardia civil había dado un gran impulso a los trabajos de persecución de «Pasos Largos». El capitán de la guardia civil don Rodrigo Hernández, había tenido conocimiento de que Mingolla había sido visto merodeando por las inmediaciones de Sierra Blanquilla, en actitud poco pacífica. Inmediatamente destacó a aquel punto al sargento (Antonio) Gil Ramírez y a los guardias segundos (Miguel) Ortega y (Manuel) Gil, los tres pertenecientes al puesto de Ronda.
Se habían adoptado todas las precauciones para evitar una sorpresa y se tendía a capturar a «Pasos Largos», sin necesidad de disparar sobre él, y por eso se procuraba evitar que pudiera agredir a los guardias civiles.
En la noche del sábado (17) llegó el grupo formado por el sargento Gil y los guardias Ortega y Gil al cortijo “La Breña”. Allí les aguardaba una noticia importante: «Pasos Largos» había estado en la finca y después había desaparecido en dirección que los cortijeros no pudieron precisar.
Como en aquel sitio existen varias cuevas, suponiendo que el fugitivo podía haberse escondido en alguna de ellas, las fuerzas se dirigieron, siempre guardando las naturales precauciones, a explorar el terreno así como los demás sitios donde Juan podía haber encontrado lugar propicio para ocultarse a la vista de sus perseguidores.
A todo esto, había ido avanzando la madrugada, y clareaba ya el día (18), cuando el grupo compuesto por el sargento y lo dos números llegaban frente a la cueva denominada “Sopalmillo”. Eran las seis y media.
Es ésta cueva, una de las más grandes grutas naturales abiertas sobre la piedra viva, de las muchas que existen en la serranía. No es de mucha profundidad, pero, en cambio, tiene en el centro una gran mole de piedra que sirve de admirable parapeto, y la convierte en una verdadera fortaleza.
Al llegar la fuerza a unos diez metros de distancia, «Pasos Largos», que seguramente había oído pisadas de los que se acercaban, asomó la cabeza, presentándose. Fue un momento emocionante. El sargento y los guardias se refugiaron en los peñascales y desde allí encañonaron al bandido, intimándole la rendición:
—«Pasos Largos», entrégate y no seas tonto.
Pero la respuesta del bandolero fue terminante:
—Me cogeréis muerto, mas no vivo.
Seguidamente Juan Mingolla echose la escopeta de caza a la cara y abrió fuego contra la guardia civil. A partir de aquel momento, se generalizó el tiroteo.
El bandido se mostraba dispuesto a no entregarse vivo, y a resistir todo lo posible a los de la Benemérita, que tampoco cedían, ni querían dejar escapar la ocasión de coger a «Pasos Largos». Se cruzaron más de cincuenta disparos, hasta que el sargento, señor Gil Ramírez, decidió poner fin a tan insostenible situación. Aún a trueque de quedar al descubierto, abandonó el parapeto y, dando un rodeo, subió a la peña donde está abierta la gruta, y desde allí volvió a intimar al bandido:
— Entrégate «Pasos Largos». Mira que vamos a tener que matarte
Pero Juan, aun encontrándose entre dos fuegos, no se entregó. Por el contrario, siguió resistiendo y disparando, Entonces el señor Gil Ramírez atacó por un flanco, y al ver que «Pasos Largos» iba a disparar sobre él, casi a quemarropa, hizo uso de su pistola y ganó la delantera al bandido. Uno, dos balazos, y «Pasos Largos» cayó hacia atrás, dentro de la cueva, mortalmente herido. Cuando el sargento y los dos números penetraron en aquella, todavía con las naturales precauciones, recogieron el cuerpo de «Pasos Largos», ya sin vida. Los balazos habían sido mortales de necesidad.
Para dar idea de la intensidad del tiroteo y de la acometividad de «Pasos Largos», baste decir que el fusil del guardia civil Ramírez, presentaba ocho impactos en la caja y en el guardamanos. Fue, por tanto, providencial que éste guardia escapara con vida.
En las últimas horas de la tarde, una vez cumplidos los requisitos judiciales, se dispuso el cadáver del bandido fuera trasladado a Ronda. En efecto, colocado el cuerpo de «Pasos Largos» sobre una caballería, en idéntica forma que se hizo con Flores Arocha, se emprendió el camino hacia Ronda.
Horas después llegaba la comitiva a Ronda y el cadáver quedaba depositado en el departamento judicial del cementerio, donde hoy le será practicada la autopsia.
ABC 19340320 013

La autopsia determinó que el motivo de la muerte fueron dos disparos, una de fusil y otro de pistola. En la autopsia participó el Juzgado de primera instancia de Ronda y el Juzgado militar de Málaga.

—Existe el propósito de pedir una recompensa para el sargento jefe del puesto de Ronda, don Gil Ramírez y para los dos guardias que le acompañaron en el arriesgado servicio de buscar al «Pasos Largos».
LA VANGUARDIA 19340321-026

Varios meses después, los guardias fueron condecorados: “Por su brillante comportamiento en la persecución y muerte del bandido Juan Mingolla Gallardo «Pasos Largos» en Sierra Blanquilla, término de Ronda (Málaga), el día 18 de Marzo de 1934.

Cruz de plata del Mérito Militar, con distintivo blanco, pensionada con 25 pesetas mensuales durante el tiempo de servicio activo o ascenso a Oficial.
Distinguido, Sargento 1° D. Antonio Gil Ramírez.
Cruz de plata del Mérito Militar, con distintivo blanco, pensionada con 12,50 pesetas mensuales durante el tiempo de servicio activo.
Distinguido, guardia Miguel Ortega Molina.
Ídem, id. Manuel Gil Ramírez.
GACETA DE MADRID 21 de julio de 1934

Esta que he contado es la versión oficial, según la cual «Pasos Largos» murió en un tiroteo con la Guardia civil. Según la creencia popular fue traidoramente asesinado; así lo cuenta Isidro García Cigüenza en su libro "Bandoleros en la Serranía de Ronda", y así se lo contó a él, Manuel Torres, de apodo "Galán", un pastor que sacó el cadáver de la montaña. Según Manuel Torres, «Pasos Largos» fue asesinado la tarde antes por unos tramperos, y ofrecido su cadáver a la guardia civil a cambio de favores en la caza furtiva y la protección de los poderosos.

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