LA VISITA DEL MINISTRO DE OBRAS PÚBLICAS, INDALECIO PRIETO AL PANTANO DEL CHORRO

 



En una Crónica anterior, ya escribí sobre todo el proceso que llevó la construcción del pantano del Chorro, y la colocación de la última piedra por parte del rey Alfonso XIII.

https://cronicasdelvientosolano.blogspot.com/2022/12/la-colocacion-de-la-ultima-piedra-del.html

En esta Crónica voy a escribir sobre la visita que realizó, a principios de 1932, el entonces ministro de Obras Públicas, el socialista Indalecio Prieto, y de las impresiones que tuvo sobre esa gran obra, y sobre la falta de conclusión de los canales de riego que debían enriquecer la zona de la Hoya del Guadalhorce.

Estábamos en los primeros tiempos de la Segunda República, en plena crisis económica mundial por la caída de la Bolsa de Nueva York en 1929, y con un gran problema de paro agrícola por las malas cosechas habidas en los años de 1930 y 1931.

Para ponernos en contexto, voy a realizar un pequeño resumen de la construcción del pantano hasta su puesta en funcionamiento, y el estado del mismo a la llegada de la Segunda República.


EL PANTANO DEL CHORRO

A principios del siglo XX, el joven ingeniero sevillano Rafael Benjumea Burín (1876-1952), tenía en mente la construcción de un pantano en el río Turón para la regulación hídrica de dicho río, de forma que acumulara agua suficiente para garantizar la producción eléctrica, y para regar todo el valle del Guadalhorce.

Esta idea se pudo poner en marcha, cuando se aprobó la Ley de 7 de julio de 1911, de «Auxilios para Obras Hidráulicas», elaborada por el ministro de Fomento Rafael Gasset Chinchilla, que permitía una especie de colaboración público-privada entre el Estado y asociaciones y empresas para afrontar las costosas, pero necesarias, construcciones hidráulicas destinadas a regadíos.


En el articulado de esa ley puede leerse que «podrá otorgarse sin subasta previa, a una Comunidad de Regantes, Asociación de propietarios, Sindicato agrícola, etc., debidamente constituidos, que lo soliciten del Gobierno, la concesión de toda obra hidráulica, destinada a riego de terrenos de secano, con sujeción a un proyecto previamente redactado y aprobado por el Ministerio de Fomento, de acuerdo con las prescripciones de esta Ley, siempre que aquellas entidades representen debidamente a los propietarios de la mitad, por lo menos, de las tierras de la zona regable correspondiente».

Por la «Ley Gasset», que así se la conoció, Rafael Benjumea pudo conseguir que hasta el 50% del valor de las obras la costease el Estado. Pero para eso, fue necesario que el recién creado «Sindicato Agrícola del Guadalhorce» (19/11/1913), fuera quien solicitara las obras y aportase el 10% del coste de las mismas. En poco tiempo, Rafael Benjumea, fue capaz de realizar los trámites burocráticos necesarios para que, en 1914, el Estado y el “Sindicato Agrícola” firmaran la escritura de construcción del pantano del Chorro.

Aunque la palabra “Sindicato agrícola” remita a una organización de trabajadores agrarios, la sindicación en este caso fue de diversos propietarios, terratenientes y empresarios, interesados principalmente en llevar un suministro eléctrico seguro y de bajo coste a Málaga y su comarca, donde había una creciente demanda de energía para el alumbrado, las industrias y la red de transporte de tranvías. Baste decir que el Marqués de Larios fue hasta marzo de 1928, fecha en que presentó su dimisión, presidente de dicho Sindicato.

En definitiva, por esa ley, el Estado otorgaría al Sindicato el 50% del valor total de las obras, y le adelantaría, como préstamo, el 40% durante el período de ejecución, de manera que ellos sólo tendrían que abonar el 10% de los trabajos que fueran efectuando. Un trato más que ventajoso para la parte privada.

Una «Junta de Obras», perteneciente al ministerio de Fomento, se encargaría de administrar el dinero aportado por el Estado y el Sindicato, para la construcción del pantano.

El ingeniero malagueño D. Manuel Giménez Lombardo, ya había redactado en 1913 un proyecto de una presa de 39 metros de altura, que habría permitido el riego de 4.500 hectáreas.


Para asegurar y ampliar los riegos en la vega inferior del río Guadalhorce se proyecta construir un pantano de fábrica que embalse las aguas del río Turón. La presa se situará a unos 400 metros antes de la desembocadura de este río en aquél, tendrá 39 metros de altura sobre el lecho, siendo la capacidad del vaso de unos 27 millones de metros cúbicos, ocupándose 280 hectáreas de terreno en el término municipal da Ardales, provincia de Málaga, y llegando la cola del embalse algo más arriba de la confrontación del cortijo del Chico.
Las zonas donde se asegurarán los riegos miden aproximadamente 4.500 hectáreas, y están enclavadas en la citada provincia, términos municipales de Alora, Pizarra, Cártama, Alhaurín de la Torre y Málaga.
Las obras, valoradas en 1.633.338,82 pesetas, costarán algo más, por haberse dispuesto elevar dos metros más que la proyectada la altura de la presa, y que se estudie una galería de desagüe de fondo a través de dicha presa.
Madrid, 11 de Febrero do 1914.= El Director general, A. Calderón.
GACETA DE MADRID DEL 14 DE FEBRERO DE 1914

En 1914 se nombró director de las obras del pantano a Rafael Benjumea, quien modificaría y engrandecería notablemente el proyecto inicial de Giménez Lombardo, al frente del cual estuvo hasta febrero de 1925, cuando fue nombrado por el dictador Miguel Primo de Rivera, ministro de Fomento (08/02/1925-30/01/1930).

Aconsejado por un informe geológico desfavorable para el lugar inicialmente elegido por Giménez Lombardo, una de las primeras decisiones que tomó Benjumea, fue desplazar el emplazamiento de la presa aguas arribas del río.

En 1917 Benjumea decidió modificar de nuevo el proyecto, aumentando la altura inicialmente planteada hasta los 50 metros de altura, que si se suma a la altura de la cimentación, se obtienen alturas totales que en algunos puntos alcanza los 72 metros. Esto permitió aumentar la capacidad de embalsado desde 27 a 80 millones de metros cúbicos.

Las obras fueron inauguradas por el ministro de Fomento, D. Francisco J. Ugarte Pagés, el 31 de diciembre de 1914, realizándose un primer embalsamiento de agua de cinco millones de metros cúbicos en el verano de 1918. Al año siguiente, en 1919, se hizo un segundo embalsamiento de 25 millones de metros cúbicos, y el tercero de 42 millones en 1920. En el año 1921, hallándose la presa totalmente terminada, alcanzaba el volumen embalsado a 76 millones de metros cúbicos.


Las obras se dieron por finalizadas el 21 de mayo de 1921, cuando el rey Alfonso XIII colocó la última piedra de esta monumental presa. Se culminaba así una hermosa presa de gravedad y planta curva, de 72 metros de altura sobre cimientos, capaz de crear un embalse de 80 millones de metros cúbicos de capacidad.

Quedaba tan sólo construir los canales de regadío que conducirían las aguas del río Turón a los resecos campos de la Hoya de Málaga, una extensa y fértil vega de 50 kilómetros de longitud y 20 metros de anchura, situada en el valle bajo del río Guadalhorce.


Las obras del pantano y sus canales, importaron, en conjunto, 22 millones de pesetas. Del coste total de la obra abonó la mitad el Estado, debiéndose pagar el resto, o sea 11 millones por el «Sindicato Agrícola del Guadalhorce», dinero que había recibido en préstamo y que debía devolver.

Según las cuentas realizada por el Sindicato, esta última partida, debía salir principalmente del beneficio que produjera el aumento de energía eléctrica disponible para los aprovechamientos industriales, y del gran aumento de producción agrícola que se debía producir al convertir miles de hectáreas de secano en regadío.

Pero los números por parte del Sindicato agrícola no salieron, y dejó de cumplir sus compromisos, por lo que las obras de los canales de regadío se paralizaron. La Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, tuvo que abonar al Estado el 50 por 100 del importe total de las obras del pantano, que debía pagar el Sindicato, obteniendo de éste la autorización de que las aguas embalsadas, y únicamente durante el periodo de riego, podían pasar por las turbinas antes de distribuirse por los canales a los campos.

No fue hasta 1924, cuando comenzaron las obras de construcción del canal de riego de la margen derecha del Guadalhorce en el tramo comprendido entre la toma de El Chorro y el túnel del arroyo de Sabinal (Álora). Así lo conté en mi Crónica antes referida:

Después del té, Don Alfonso marchó a colocar la primera piedra para la obra de los canales de riego del valle inferior del rio Guadalhorce. En el sitio elegido se había colocado una mesa para firmar y un sillón regio, confeccionados con cañas dulces. El acta firmada por el rey estaba redactada en iguales términos que la de la piedra del pantano del Chorro. A pesar de la colocación de la primera piedra (1921), hasta 1924 no inició la construcción del canal de riego en la margen derecha del Guadalhorce.

El aumento de la producción agrícola al convertir miles de hectáreas de secano en regadío fue menor del esperado, ya que de las 16.000 hectáreas previstas inicialmente, al final no fueron más de 5.000 las que se beneficiaron del regadío.

LA SEGUNDA REPÚBLICA

Cuando llegó la Segunda República en abril de 1931, las obras de los canales de riego, que avanzaban muy lentamente, se paralizaron completamente por trámites burocráticos.

D. Emilio Baeza Medina, que había sido elegido diputado por Málaga en las elecciones celebradas el 12 de julio de 1931, en la sesión de las Cortes del 7 de agosto, tomó la palabra para realizar un ruego al ministro de Fomento D. Álvaro de Albornoz


D. Emilio Baeza Medina (1892-1980). Diputado en las primeras Cortes de la Segunda República (27 de julio de 1931-10 de septiembre de 1933). Abogado. Miembro del partido Radical Socialista de Marcelino Domingo. Primer alcalde de Málaga de la Segunda República, cargo que desempeñó hasta que fue elegido diputado.

DIARIO DE SESIONES 7 DE AGOSTO DE 1931 – PAG. 318
El Sr. BAEZA MEDINA: «Unos ruegos, señores Diputados, a los Sres. Ministros de Fomento y de Hacienda que he de hacer brevísimamente en interés general de la Cámara, y porque tengo aprendido que es un requisito indispensable para que ella se dé cuenta de ellos, la brevedad.
El del Sr. Ministro de Fomento afecta al pantano de El Chorro. Este pantano, que guarda intima relación con un político de triste recordación, el señor conde de Guadalhorce, se ejecutó en pocos años, y en Mayo de 1921 se colocó la última piedra.
Pero se requerían unas obras complementarias para que este pantano tuviese la debida efectividad, para que se regasen 16.000 hectáreas de terreno en las vegas de Cártama, Pizarra y Alora, y a pesar del tiempo transcurrido, estas obras complementarias no se han terminado, ni siquiera se riega todavía una hectárea de terreno con los canales de riego del pantano de El Chorro.
Es decir, que al Estado le cuesta el pantano de El Chorro una cantidad grande de millones de pesetas, y desde el año 1921 hasta la fecha no atiende a otra utilidad que a la privada de la Sociedad en que tiene intervención el conde de Guadalhorce, que instala centrales eléctricas en ese pantano y vende a 70 y 80 céntimos el kilovatio de fluido, en Málaga, en la provincia y aun en parte de la de Sevilla. Pero esas obras complementarias del pantano de El Chorro, aunque lentamente, se venían realizando, y hace poco tiempo, probablemente porque se agotaría la consignación de los trozos que venían ejecutándose, se han suspendido dichas obras.
Y el alcance de mi ruego al Sr. Ministro de Fomento es el siguiente: que a la mayor brevedad, con toda la diligencia que él suele poner, no en las cosas de interés privado que ponía algún antecesor suyo, sino en las obras de interés público, que son las que quedan por ventilar en el pantano de El Chorro, el del riego de toda esa extensa zona, ordene en cuanto sea posible la reanudación de las obras, y ello conducirá a estas dos finalidades: una, la inmediata de dar trabajo a centenares de obreros en toda esa zona, donde se atraviesa una crisis similar a la de toda la provincia de Málaga y gran parte de Andalucía; y otra, la fundamental, la de que realizadas las obras en esos trozos sucesivos, se irán regando con esos canales todas las hectáreas de terreno que el pantano de El Chorro todavía no ha querido regar por voluntad de antecesores del Sr. Ministro de Fomento».

El Sr. Ministro de FOMENTO (Álvaro de Albornoz): «Este Ministro se preocupa de la situación verdaderamente excepcional de las obras públicas en Málaga. El caso del pantano del Chorro lo conoce de una manera directa, por haber hecho un viaje y haberlo visitado, comprobando, en efecto, que todos los millones que esa obra representa no han servido, hasta ahora, sino para mover la maquinaria de una fábrica de luz eléctrica, empresa en la cual está interesado mi antecesor el conde de Guadalhorce. Este Ministro se ha preocupado desde el primer momento en que se hizo cargo de su actuación de esas obras complementarias del pantano del Chorro, tomando las medidas oportunas para que se activen; el retraso de dichas obras en estos momentos no consiste precisamente en que no haya consignación, sino en que, en algunas de ellas, no están terminados los proyectos, habiendo adoptado este Ministerio las disposiciones adecuadas para que los proyectos se terminen y las obras se realicen cuanto antes».

Alvaro de Albornoz e Indalecio Prieto

En vista del poco éxito obtenido, seis meses después, D. Emilio Baeza vuelve a insistir sobre el tema, en el pleno del 28 de enero de 1932, ante el ahora ministro D. Indalecio Prieto, cuyo ministerio ahora había pasado a denominarse de Obras Públicas.

DIARIO DE SESIONES 28 DE ENERO DE 1932 – PAG. 3486
El Sr. BAEZA MEDINA: - «He pedido la palabra, Sres. Diputados, para formular unos ruegos a los Sres. Ministros de Hacienda y de Obras públicas, que considero de verdadero interés general
[…]
Y ahora, al Sr. Ministro de Obras públicas un pequeño ruego, que es grande para Málaga, y que encaja en su orientación respecto a obras hidráulicas. Hay en la provincia de Málaga un pantano, el pantano de El Chorro. En este pantano se han gastado 14 millones de pesetas; está terminado desde el año 1921, y a pesar de ello, habiendo transcurrido once años, el pantano todavía no rinde para Málaga, para las 16.000 hectáreas que habría de regar, utilidad alguna. El pantano de El Chorro, en la provincia de Málaga, solo sirve para mantener centrales eléctricas de compañías particulares que en toda la provincia de Málaga, y aun en la de Sevilla, cobran el kilovatio a 70 y a 80 céntimos. Esa es la utilidad pública que rinde el pantano de El Chorro en Málaga.
Se estaban construyendo los canales de riego que habían de regar esas 16.000 hectáreas y desde mediados de 1931 se encuentran esas obras en suspenso, a virtud de un plan reformado que hay que aprobar, y aquí entra mi ruego al señor Ministro de Obras públicas. Hace, por consiguiente, siete meses que ese proyecto está en el Ministerio de Obras públicas, antes en el de Fomento. Yo sé bien el interés extraordinario que los titulares de esa Cartera, el de antes con la antigua denominación y el de ahora con la nueva, tienen por cuanto significa fomento de la riqueza en España; pero me temo que luchen con una dificultad y una traba burocrática que haga que lleguen esos expedientes a la resolución del Ministro meses después de cuando debieran llegar.
Y ese es el caso, a mi juicio, de las obras de los canales del pantano de El Chorro, porque habiendo 1.500.000 pesetas, y esto es lo interesante, en la cuenta corriente del Banco de España a disposición de la Junta que rige ese pantano, no se pueden realizar esas obras, lo que dejó parados a varios centenares de obreros, de 400 a 500, en tiempos ya de la República, dándose la sensación, en esos pueblos inmediatos al pantano de El Chorro, de que es la República la que ha paralizado esas obras, cuando la República es, precisamente, la que ha de dar eficacia al pantano de El Chorro, procurando que se sobrepongan al interés particular del conde de Guadalhorce los intereses legítimos y generales de la Nación.
Yo me permito, pues, rogar al Sr. Ministro de Obras públicas que, no solo con la rapidez, sino con la energía que en él es peculiar y con la imposición a todo interés privado y a todo sentido burocrático, procure que sea una realidad la pronta construcción de los canales, con lo cual se conseguiría, de un modo inmediato, dar trabajo a 400 obreros, sin desembolso alguno para el Estado actualmente, puesto que hay 1.500.000 pesetas disponibles, y de manera mediata el riego de varios miles de hectáreas».

El Sr. Ministro de OBRAS PUBLICAS (Indalecio Prieto): «Para contestar concretísimamente al ruego del señor Baeza Medina.
El Ministro de Obras públicas se propone ir a ver el pantano de El Chorro, que será una de sus próximas visitas, quizás la más inmediata, y se propone también hacer que esa obra, en que tanto dinero se ha invertido, no quede frustrada.
Comparto con el Sr. Baeza Medina, y quizás con más títulos que S. S., la convicción de la pesadumbre que representa la maraña burocrática en el Ministerio de Fomento, y digo que con más títulos que S. S., porque lo estoy viendo desde más cerca. No es hora de abordar este problema; cuando haya de aplicarse el cauterio, porque esto es inevitable, y llegue aquí como ha de llegar, el eco de los quejidos, entonces hablaremos del entorpecimiento que supone para una gestión ministerial ágil, esa maraña burocrática del Ministerio de Fomento, a que S. S. alude
».
El Sr. BAEZA MEDINA: «Brevísimamente, para agradecer en primer término sus contestaciones a los Sres. Ministros de Hacienda y Obras públicas […] Al Sr. Ministro de Obras públicas he de decirle que con mucho gusto, si me lo permite, me sumaré a esa visita al pantano del Chorro»..
El Sr. Ministro de OBRAS PUBLICAS: «Muy honrado con la compañía».

El mismo día 28 de enero, día en que sucedió esta interpelación del diputado por Málaga D. Emilio Baeza al ministro de Obras Públicas, D. Indalecio Prieto, este último firmó una Orden ministerial, que aparece en la Gaceta de Madrid del 2 de febrero de 1932, por la que se crea en la provincia de Málaga una 
«Junta asesora de obras públicas», en la que estaría incluido como miembro de la misma, el alcalde de Campillos D. Cristóbal Barquero Reina, cuya misión sería la de ofrecer a la Dirección general de Obras Hidráulicas, "cuantas sugerencias estime oportunas al buen desarrollo de un plan hidráulico en la provincia”.

MINISTERIO DE OBRAS PÚBLICAS
ORDEN
Ilmo. Sr.: La necesidad en que se encuentra el Estado de atender a las exigencias del paro obrero, y el deseo del Gobierno de que los recursos que se empleen sean de seguro e inmediato rendimiento y pueda servir para acrecentar los medios de que el Estado dispone para interiores necesidades, impulsan a este Ministerio de Obras públicas a procurarse todos los elementos de información posibles, aceptando cuantas sugestiones puedan servirle para escoger trabajos de fructíferos resultados y que ocupen la mayor suma posible de mano de obra.
A tales efectos, y por ser la provincia de Badajoz una de las más afectadas por el paro, dispuso este Ministerio, con fecha 20 de los corrientes (enero 1932), que se constituyera en aquella provincia una Comisión integrada por los elementos que en aquella disposición se expresaban para que, con toda urgencia, enviase a esa Dirección una propuesta de obras hidráulicas que considerase beneficiosas para el interés general al objeto de que pudieran ejecutar inmediatamente el estudio y proyecto de aquellas que se considerasen más provechosas.
Y hallándose las provincias de Málaga y Granada en análogas circunstancias a la de Badajoz,
Este Ministerio se ha servido disponer:
Artículo 1°. Que con los fines expresados, se constituya en la provincia de Málaga una Junta presidida por el ingeniero jefe de Obras públicas D. Manuel Baena Caro y compuesta, además por los señores siguientes: Ingeniero D. Manuel Moriel (Sarriá), de la División Hidráulica del Sur de España; Abogados, D. Pedro Armasa Briales y D. Emilio Baeza Medina (ambos eran Diputados por Málaga), y como representantes de Ayuntamientos de la provincia, por D. Cristóbal Barquero (Reina), de Campillos, y D. José Sepúlveda (Domínguez), de Ardales.
Artículo 2º. Que igualmente, y con el propio objeto, se constituya en la provincia de Granada […]
Artículo 3°. Estas Juntas se mantendrán en constante relación con la Dirección general de Obras Hidráulicas, al efecto de colaborar a su gestión y ofrecerle cuantas sugerencias estime oportunas al buen desarrollo de un plan hidráulico en las provincias respectivas.
Lo que comunico a V. E. para su conocimiento y demás efectos.
Madrid, 28 de Enero de 1932.
INDALECIO PRIETO
Señor Director general de Obras Hidráulicas.
Gaceta de Madrid — 2 Febrero 1932

Cristóbal Barquero Reina

Cristóbal Barquero Reina (1901-1937?), estaba casado con Isabel Domínguez Hidalgo. Tenía cuatro hijos. Militante del partido socialista. Fue alcalde de Campillos desde el 5 de junio de 1931 hasta el 20 de mayo de 1932, cuando le sustituyó D. Pedro Velasco Olmo. La renuncia a su cargo vino motivada, parece ser, por la incompatibilidad que le suponía ejercer las labores de alcalde y, al mismo tiempo, regentar el bar del cual vivía. No se sabe nada sobre su muerte; se dio por desaparecido en febrero de 1937, cuando huía de Málaga en dirección a Almería.

No hay ninguna información sobre el funcionamiento de esa Junta asesora de la que formó parte D. Cristóbal Barquero, ni si se llegó a realizar alguna sugerencia a la Dirección general de Obras Hidráulicas. Quizás, debido a la disparidad de funciones y destinos de sus miembros, estas personas no llegaran a reunirse nunca. De hecho Barquero dimitió de alcalde, a los tres meses y medio, y D. Manuel Moriel, un mes más tarde, pasó de ser Ingeniero segundo en la División Hidráulica del Sur de España, a Ingeniero subalterno de la Jefatura de Obras públicas de Málaga, sin que nadie oficialmente les sustituyera.

VISITA AL PANTANO DEL CHORRO

Tal como dijo Indalecio Prieto en la sesión de las Cortes del 28 de enero, dos días más tarde, la noche del sábado 30 de enero, tomaba en Madrid el tren expreso en dirección a Málaga para visitar el pantano de El Chorro. Le acompañaban su hijo D. Luis Prieto Cerezo (1904) y los directores generales de Caminos, señor Antonio Fernández-Bolaños, y de Obras hidráulicas, señor Antonio Sacristán Colás, además de los diputados D. Pedro Armasa Briales, D. Amós Sabrás Gurrea y D. Antonio García Prieto.

Sus planes eran visitar, el domingo 31 de enero, el pantano del Chorro y el de los Aviones o Andrade, en Ardales, y pernoctar en Ronda. Al día siguiente, 1 de febrero, viajar a Jerez de la Frontera para visitar el pantano de Guadalcacín, desde donde regresaría a Madrid en el tren nocturno Algeciras-Madrid, a donde llegaría la mañana del 2 de febrero.

Su llegada a Málaga la realizó en el antiguo apeadero de tren de “El Coscojal”, entre las estaciones de Gobantes y del Chorro, donde fue saludado por el gobernador civil de Málaga D. Miguel Coloma Rubio, el ingeniero de la División Hidráulica, y muchos amigos.

Hago a continuación un extracto de diversos periódicos de la época, en los que se relata la visita del ministro el día 31 de enero de 1932, al pantano del Chorro y las visitas que recibió de diversas representaciones de los pueblos:


Una comisión del ayuntamiento de Álora le saludó, exponiéndole las necesidades del pueblo y las soluciones que proponen para remediar la crisis de trabajo.
Luego, en una gasolinera, recorrió el pantano El Gaitanejo y visito el célebre balconcillo, desde el que admiró el soberbio panorama. Otra vez volvió a embarcar, llegando hasta la presa del El Chorro. Después visito el túnel.
A continuación se dirigió a la casa de la Administración, donde fueron obsequiados con un almuerzo. El ingeniero jefe de la División Hidráulica mostró al señor Indalecio Prieto los planos detallando las obras que se necesitan para que el pantano cumpla el fin para que fue construido.
El señor Indalecio Prieto telegrafió al presidente del Consejo de Obras Públicas para que en el plazo de breves días, se apruebe el proyecto reforzado de construcción de los canales de la cuenca inferior del río Guadalhorce, que han de llevar el agua a toda la extensa zona regable, para cuyos trabajos precisarán alrededor de mil obreros.
El ministro recibió comisiones de los pueblos de Pizarra, Peñarrubia, Fuengirola y Ardales. Esta última le pidió la terminación del pantano de Andrade para regar más de dos mil hectáreas de terreno. La comisión de Pizarra le entregó una instancia solicitando la desviación de la carretera de Málaga a Alora.
El señor ministro dijo que es muy optimista respecto a la solución del problema obrero de Andalucía. Añadió que le había producido gran impresión el estado de miseria de los campesinos malagueños.
A las cuatro de la tarde, el señor Indalecio Prieto marchó a Alora donde fue recibido con aclamaciones y vítores. A la vuelta, sobre las siete y media, pasó por Peñarrubia.
Al pasar, ya de noche, por Cuevas del Becerro, requerido por el vecindario, dirigió la palabra desde el balcón del Ayuntamiento. El señor ministro dijo que no se dejarán seducir por las frecuentes campañas adversarias, que conducían a España a una anarquía. Añadió que había que trabajar sacrificándose si era preciso, para conseguir en día próximo implantar las reivindicaciones sociales. Fue muy aplaudido.
El ministro de Obras Públicas, acompañado de su hijo, del diputado antequerano señor García Prieto y del presidente del pantano de El Chorro, llegó ya de noche, en automóvil a Ronda, para pernoctar.
El señor Indalecio Prieto fue cumplimentado en el hotel donde se hospedó por el alcalde de Ronda, recibiendo también a diversas comisiones.
Una comisión de socialistas de Cañete la Real protestó ante el ministro contra el último decreto de laboreo de la tierra, aconsejándoles el diputado señor García Prieto, que se dirigieran a la minoría socialista para que lleven esa queja al salón de sesiones.
El ministro después de recorrer la población acompañado por el alcalde, marchó por la mañana para Jerez, donde visitaría también el pantano de Guadalcacín.



En el semanario “La Razón” de Antequera, fundado en 1930, y que era el “órgano de la Agrupación Socialista y Sociedades Obreras. Defensor de los intereses del pueblo”, en su número del 7 de febrero de 1932, Cristóbal Domínguez Galán, socialista de Peñarrubia, escribió el siguiente artículo:

UNA EXCURSIÓN MINISTERIAL
Ya era hora que a este rinconcito de Andalucía, feudo que fue de Bergamín y comparsa, girara una visita de excursión un ministro de la República.
El día 31 del pasado enero tuvimos la satisfacción de tener entre nosotros breves momentos al ministro de Fomento, nuestro camarada Indalecio Prieto.
Desde las primeras horas de la tarde el pueblo trabajador, en correcta manifestación se estacionó en las inmediaciones del cruce de la carretera de Álora con el camino que conduce al pueblo, y allí esperó hasta bien entrada la noche la llegada de su representante en el Gobierno, para darle la bienvenida.
Digno es de mencionar ese grupo de valientes compañeros, los que nunca faltan a ningún acto de los que celebramos, que no acordándose muchos de ellos que desgraciadamente no habían comido, estuvieron firmes y sin abandonar su puesto hasta las siete y media de la noche.
Una vez más ha dado prueba este pueblo honrado y trabajador de su educación societaria, pues sin ocurrir ningún incidente acompañó hasta la casa Ayuntamiento a su ilustre camarada que requerido por las autoridades, se dignó honrarla con su .presencia.
Allí ministro, autoridades y obreros cambiaron breves pero amistosas palabras, haciéndole reclamación de la traída de aguas tan necesaria a este pueblo que no teniendo otra, la bebe del río que más bien pudiera llamársele cloaca.
Mientras unos hablaban al ministro, otros estrechábamos la honrada mano de nuestro diputado a Cortes camarada Antonio García Prieto (antequerano y director de La Razón), el que nos prometió que muy en breve nos haría una visita, la que celebraremos sea pronto: así podrá llevar al Congreso nuestras justas peticiones, y tendrá tiempo de ver que este pueblo conserva todavía algo de cuando era una semicabila.
[…]
CRISTÓBAL DOMINGUEZ GALÁN.
Peñarrubia, febrero 1932.



Como estaba previsto, la mañana del día 1 de febrero, Indalecio Prieto regresó en tren a Madrid, procedente de Jerez. Ese mismo día había Consejo de Ministros, por lo que se debió marchar directamente de la estación de Atocha a dicho Consejo. Para el mismo, el ministro, durante el viaje de regreso, había elaborado un informe sobre el viaje, que iba a someter al conocimiento y la deliberación de sus compañeros de gabinete.

INFORME DE INDALECIO PRIETO ACERCA DE SU VIAJE

El señor Indalecio Prieto, que regresó el lunes por la mañana de Andalucía, informó al Consejo de ministros de su viaje en los siguientes términos:


IMPRESIÓN GENERAL.- Las zonas recorridas ahora en las provincias de Málaga y Cádiz acusan una honda crisis de trabajo, quizás más intensa que la advertida en las comarcas cordobesas y sevillanas visitadas en nuestra excursión anterior. “¡Agua y pan!”, gritaban multitudes de campesinos que en los pueblos salían a nuestro paso, dando a la petición tonos de dramática angustia. Y la misma súplica constituía el lema de cartelones y banderas izados por los manifestantes, que, respetuosos y esperanzados, formaban entusiastas escoltas de la representación del Poder público. Ese grito de ¡Agua y pan! puede reducirse a una sola palabra: ¡Agua! Porque allí el agua habrá de trocarse en pan para todos.
La crisis de trabajo tiene en Andalucía positivos caracteres endémicos, aunque esta vez se presente, por diversas causas, más agudizada.
El sistema de cultivo que, por falta de riego, impera en tierras fácilmente regables, determina paralizaciones periódicas en las faenas del campo, empujando hacia el hambre a grandes muchedumbres de braceros, cuya condición social puede mejorarse sensible y rápidamente, transformando en regadío grandes extensiones de secano.
PANTANO DEL CHORRO.- Nuestra primera visita fue al pantano del Chorro; tal como se concibió ésta obra hidráulica, resultará enormemente cara, una de las más costosas. Su embalse es de unos setenta y dos millones de metros cúbicos. Para completarlo se ha construido un canal, que aporta las aguas del Guadalteba, en el que se han invertido más de dos millones y medio de pesetas, siendo forzoso gastar aún millón y medio más. La zona de riego, muy distante, es de acceso dificilísimo, por lo cual los canales de distribución han de ser excesivamente costosos, pues recorren varias leguas sin irrigar tierra alguna y han de atravesar, según el proyecto primitivo, un túnel de cinco kilómetros, para cuya perforación surgen evidentísimas dificultades.
El pantano no parece construido para el regadío, sino simplemente para servir de regulador a las dos centrales eléctricas que, aguas abajo, obtuvo en concesión y explotación la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro. La impresión que se obtiene en la visita es que el regadío no ha sido motivo sino pretexto. El pantano está ya concluido; mas no sucediendo lo propio con los canales, apenas si se consiguió hasta ahora otra cosa que mejorar algo los regadíos antiguos. No obstante los defectos apuntados, es indispensable completar la empresa en forma de obtener el rendimiento posible, que hoy es totalmente nulo. Se comenzarán las obras de complemento por la parte más sencilla, de riego más fácil, con los canales de la margen izquierda, imprimiendo a los trabajos la máxima velocidad y proporcionando ocupación inmediata a 3.550 braceros.
PANTANO DE LOS AVIONES EN ARDALES.- Aguas arriba del Guadalhorce, a muy pocos kilómetros del Chorro, está a medio construir y abandonado el pantano que se denomina de los Aviones o de Andrade. Constituye aquello un lamentable espectáculo. Carriles, vagonetas, grúas y motores se enmohecen en el abandono. Desde hace más de tres años nadie trabaja allí, y el material mecánico se va inutilizando. La construcción de éste pantano comenzó mucho antes que la del Chorro. Cuando éste fue planeado disminuyó la actividad en el de Ardales. Luego el desprendimiento de unas rocas en el punto de la margen izquierda, donde debía estribarse la presa, originó la completa paralización. Los vecinos de Ardales atribuyen éste abandono a influencias poderosísimas de quienes patrocinaban el pantano del Chorro. Una comisión técnica se trasladará en seguida a Ardales para determinar si el terreno ofrece garantías de solidez para levantar la presa y si el caudal del río es suficiente para alimentar los dos embalses, el inmediato del Chorro y el de los Aviones. Éste dictamen técnico servirá de base para decidir la continuación del pantano de los Aviones o el definitivo desistimiento de su obra, aprovechando en otras el material que allí se inutiliza.
Heraldo de Madrid 19320202 010
La Época 19320202 001

Por lo que se puede leer en los artículos de prensa que cubrieron el viaje, y siguiendo una cronología del mismo, saco la conclusión que no es posible que el ministro visitara el pantano de Ardales, por lo que el informe que elaboró sobre esa obra fue en base a los comentarios recibidos por sus acompañantes.

Cuando el informe fue publicado en la prensa, el presidente de la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, D. Jorge Silvela y Loring, viendo algunas declaraciones realizadas por el ministro, en las que afirmaba que las obras del pantano de El Chorro, habían sido enormemente caras, y que el regadío no había sido el motivo de su construcción, sino el pretexto, escribió un artículo contestando al informe del ministro, que fue ampliamente difundido por la prensa del momento.

“El señor ministro de Obras Públicas, en el informe que ha sometido al Consejo de ministros como resultado de las impresiones recibidas en su reciente viaje a Andalucía, y que hoy publica la prensa, hace varias afirmaciones respecto al pantano del Chorro, que no están justificadas.
Como seguramente no está en el ánimo del señor ministro extraviar a la opinión, ni agravar a nadie sin motivo, me atrevería a solicitar de su buen criterio que esas impresiones de un viaje rápido y que forzosamente han de ser superficiales, fueran contrastadas por un informe técnico de su departamento, pues no es justo queden flotando en el ambiente insinuaciones que afectan a la honorabilidad, al crédito y al prestigio de entidades y personas que siempre han obrado con la más estricta pulcritud, teniendo siempre a gala que todos sus actos puedan ser examinados a la luz pública sin temor de que en ellos se encuentre la menor tacha.
Por ésta razón, y aunque soy naturalmente reacio a enviar rectificaciones a la prensa, me veo obligado a ello en cumplimiento de mi deber como presidente de la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, y como las rectificaciones, para que surtan efecto, deben ser breves y contundentes, me limitaré a afirmar:
Primero: Que el pantano del Chorro es una de las obras hidráulicas más baratas que se han ejecutado en España y, desde luego, es la que con notable diferencia sobre todas las demás ha producido mayores rendimiento al Estado, en forma tal, que éste, no solamente se ha resarcido ya de cuánto ha costado la obra, sino que sigue obteniendo por el capital totalmente amortizado, un rendimiento anual que supera el 15 por 100.
Segundo: Que no es cierto que en las obras del canal llamado Guadalteba sea preciso gastar millón y medio más. Esas obras están completamente terminadas y su coste ha sido aproximadamente de dos millones de pesetas.
Tercero: Que el pantano del Chorro no se ha construido simplemente para servir de regulador a las centrales eléctricas de la Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, siendo el regadío un pretexto y no un motivo. Mucho antes de que existiera la Sociedad Hidroeléctrica constituía una aspiración constante de todos los propietarios regantes del valle inferior del Guadalhorce poder asegurar los riegos eventuales y muy problemáticos la mayor parte de los años. El pantano se construyó al amparo de la ley de 7 de julio de 1911 (ley Gasset).
Empezaron los trabajos en el mes de diciembre de 1914, y el verano del año 1917 estaba regularizado el río, salvándose la cosecha de aquel año y de los dos siguientes, de extraordinaria sequía, en todos los regadíos existentes en las vegas de Álora, Pizarra y Cártama. Esto solo hubiera justificado su construcción, pues esas cosechas importan aproximadamente cinco millones de pesetas anuales.
La Sociedad Hidroeléctrica del Chorro, a cambio de abonar al Estado el 50 por 100 del importe total de las obras del pantano – sustituyendo en ésta obligación al Sindicato Agrícola -, ha obtenido de éste sindicato la autorización de que las aguas embalsadas, y únicamente durante el periodo de riego, pasen por las turbinas antes de distribuirse por los campos. Esto permite a la Sociedad Hidroeléctrica abastecer de fuerza al mercado industrial de Málaga durante los meses de verano, y que el precio del Kwh. sea de los más baratos que existen en Andalucía.
Cuarto: Que no es exacto que el rendimiento del pantano para fines agrícolas sea hoy totalmente nulo. Aparte del aseguramiento de la cosecha de los regadíos existentes, se han plantado en éstos cuatro últimos años 1.700 hectáreas de remolacha, cultivo antes desconocido en esa zona, que producen actualmente 50.000 toneladas anuales, lo cual supone un ingreso anual para el Estado, solo por éste concepto, de un millón y medio de pesetas.
Quinto: Que los vecinos de Ardales, que atribuyen el abandono de las obras del pantano llamado de Andrade a influencias poderosísimas de quienes patrocinaban el pantano del Chorro, faltan a sabiendas a la verdad.
Si las obras de ese pantano fueron abandonadas se debe única y exclusivamente a que después de dieciocho años de trabajos y de haberse gastado el Estado más de tres millones de pesetas, se convenció la Administración de que el proyecto era descabellado, pues esas obras son un ejemplo típico de las muchas que se han emprendido sin previo estudio y con el solo objeto de dar trabajo y preparar elecciones.
Cuantas afirmaciones hago estoy dispuesto a probarlas documentalmente, y solicito de la buena fe y rectitud del señor ministro de Obras Públicas que se abra un expediente para que todo ello quede debidamente comprobado y cada cual en el lugar que le corresponde.- Jorge Silvela.
La Época 19320203 001
La Nación 19320203 01 02

Jorge Silvela y Loring (Madrid, 1881-Madrid, 1936), era hijo de Francisco Silvela y de Amalia Loring Heredia, procedente de una familia de industriales malagueños. Abogado. Diputado a Cortes desde 1905 a 1923. Compatibilizaba la política con los negocios. Durante la guerra civil fue sacado de su vivienda en Madrid, el 19 de agosto de 1936, apareciendo el cadáver al día siguiente en Moncloa.

En una entrevista realizada para el semanario "Nuevo Mundo", publicada el 12 de febrero, el ministro Indalecio Prieto, responde al artículo de Jorge Silvela.


He leído una nota de don Jorge Silvela en los periódicos sobre el pantano de El Chorro y el de Árdales, en respuesta a unas declaraciones de usted...
—Precisamente—me ataja rápido—he dictado una orden ministerial nombrando una Comisión para que vaya a ver el pantano de Ardales. Esta Comisión está compuesta por hombres tan competentes como don Manuel Lorenzo Pardo—agregado actualmente a la Dirección de Obras Hidráulicas—, por el ingeniero jefe de la División Hidráulica del Sur de España, el ingeniero director del pantano de El Chorro y un representante del Instituto Geológico, el ingeniero de minas señor Sampelayo.
Esta Comisión ya mentada tiene por objeto dictaminar sobre esto:
Primero. Si la constitución del terreno permite la construcción de la presa con garantías.
Segundo. En caso afirmativo, si ha lugar a construir el pantano, una vez construido el de El Chorro, que está muy próximo al de Ardales.
Y se pregunta el ministro:
— ¿Puede haber agua para los dos embalses?
— ¡El pantano de Ardales—arguye el señor Prieto, moviendo la cabeza con pesadumbre—. ¡No tiene usted idea de la incuria, del abandono en que ha tenido el Estado aquello! Es para verlo. Motores eléctricos, grúas, una cantidad de material perdido, abandonado... Se han gastado allí tres o cuatro millones de pesetas durante unos años para poner sólo de evidencia que la realización de estas obras ha sido presidida por el desbarajuste; y en la lentitud o en la preferencia con que se han llevado a cabo, se puede afirmar que ha predominado siempre el interés particular sobre el general o colectivo.
Y esto no debe ser, ni puede ser. Hay que hacer un plan de obras públicas atendiendo siempre—de manera inexorable—a las obras de mayor beneficio general.
[...]
Yo no he afirmado que la obra de El Chorro fuera totalmente improductiva. En cambio, no se puede rectificar el que terminado el pantano no se haya logrado su aprovechamiento integral, precisamente por las grandes dificultades y elevado costo de sus obras de canales, las que dieron lugar a que esta empresa sea muy costosa en relación con las hectáreas que riega y provecho que de ella puede obtener el Estado.
[...]
— ¿Es cierto, señor Prieto, que los campesinos salían al paso de su coche y hacían que se llegara usted a los pueblos?
—Las gentes del campo, como conocían la ruta que llevábamos, nos aguardaban en la carretera—allí estaban seis y siete horas—y nos detenían para llevarnos al Ayuntamiento o a la Casa del Pueblo de los lugares por donde pasábamos. ¿Cómo negarse? Pero estas paradas continuas hacían mi viaje interminable. Yo me valí de una treta: me metí en un coche que iba alejado del automóvil oficial, y así despisté a los que me aguardaban.
JULIO ROMANO
19320212 010 y 011 Nuevo Mundo

Dos meses más tarde, en la Gaceta del 14 de abril de 1932, el ministerio de Obras Públicas promulgaba la ley de «Obras de Puesta en Riego», con la que buscaba la colonización de amplias zonas de Andalucía mediante la construcción de acequias o canales secundarios e interiores, trabajos de nivelación de terrenos, caminos de servicio, etc. y cuantas obras fueran necesarias para la explotación del regadío.

En dicha ley, el Estado se comprometía a acometer la realización de los trabajos necesarios para la puesta en riego de las zonas dominadas por las siguientes obras hidráulicas:

Canal del valle inferior del Guadalquivir.
Pantano y canal de riegos del Guadalmellato en Córdoba.
Pantano y canales del Guadalcacin en Cádiz.
Canales del Genil.
Pantano del Chorro.

A cambio de la ayuda oficial, los propietarios se comprometían a poner en explotación sus tierras según el plan de economía agraria de regadío, que el Gobierno tendría formado con anterioridad a la terminación de las obras. En este sentido, el Plan de Urgencia elaborado un año después por el "Centro de Estudios Hidrográficos", preveía la puesta en explotación de más de un millón de hectáreas de regadío.

Pero a pesar de las buenas intenciones del ministro, no se hizo nada, y no fue hasta la década de los cuarenta del siglo pasado, con la dictadura de Francisco Franco, cuando por parte de los “Servicios Hidráulicos del Sur de España”, se continuó con los trabajos del canal de riego de la margen derecha, con la ejecución del túnel del arroyo Sabinal de 5 km de longitud, se estudió y ejecutó el tramo del canal desde el túnel del arroyo Sabinal hasta el río Fahala, y se empezó el canal de la margen izquierda en su primer tramo hasta el arroyo del Buho.

Finalizadas las obras, el canal de la margen derecha, con sus más de 100 km de longitud concluía en Torremolinos, y el de la margen izquierda conducía al río Campanillas, facilitando el riego entre este punto y Málaga.

El número de municipios que se benefició de estos riegos incluye a Pizarra, Álora, Cártama, Casarabonela, Coín, Alhaurín, Churriana, Torremolinos y Campanillas

Ésta obra sería retomada en 1956, cuando la Hoya del Guadalhorce se incluye entre las tierras seleccionadas por el "Instituto Nacional de Colonización", y declarada de “alto interés nacional”, retomando el proyecto original de 1914 por el Ministerio de Agricultura con el nombre de “Plan Guadalhorce”, pero ampliando hasta 22.000 hectáreas la superficie a poner en regadío e incluyendo ahora el abastecimiento de agua a la ciudad de Málaga.

Esto llevó aparejado un conjunto de transformaciones que la planificación aplicada por éste preveía: reestructuración de la propiedad y de la parcelación, y la creación de poblados de nueva planta para albergar a los colonos (Nueva Aljaima, Zalea, Cerralba, Villafranco del Guadalhorce, Torrealquería).

Comentarios

Entradas populares de este blog

CAÑETE LA REAL, VERANO DEL 36

SIERRA DE YEGUAS, VERANO DEL 36

LA CANTINA ESCOLAR

JUAN MARÍA PÉREZ AVILÉS (1784-1845), CURA Y POLÍTICO. SEGUNDA PARTE

LA GUERRA DE INDEPENDENCIA EN CAMPILLOS. 18 DE MARZO DE 1810